Capítulo 4

Salí de mi oficina y cerré la puerta tras de mí, intentando mantener la compostura. La conversación con Xander aún resonaba en mi cabeza, sus palabras tan firmes y su forma de ver mi empresa como si fuera simplemente una pieza en su tablero personal. Necesitaba despejarme, tomar un respiro lejos de su presencia. Lo último que quería era enfrentarme con su arrogancia, y, sin embargo, me encontraba cediendo una vez más. Esa actitud suya de creer que siempre tenía la razón me exasperaba.

Su intensidad, su forma de deslizar sus decisiones como si fueran leyes inamovibles, me dejaban en un estado de tensión constante. Era agotador, y la sola idea de pasar otro día discutiendo cada detalle con él hacía que una punzada de frustración me recorriera.

Respiré hondo, tratando de calmarme, cuando sentí la vibración de mi teléfono en el bolso. Lo saqué y vi en la pantalla el nombre de mi madre. Suspiré. Las llamadas de mi madre no eran precisamente una fuente de consuelo; al contrario, solían ser un recordatorio de todo lo que ella consideraba que yo estaba haciendo mal.

Apreté los labios antes de contestar, preparándome mentalmente para la conversación.

—Hola, mamá —respondí, intentando sonar neutra.

—Ivy, cariño, ¿cómo estás? —La voz de mi madre sonaba dulce, pero ya conocía demasiado bien ese tono. Era el preludio de una conversación que probablemente no quería tener.

—Bien, mamá. Un poco ocupada, como siempre. Estoy trabajando en un proyecto importante en Hart Tech —respondí, enfatizando el nombre de mi empresa con orgullo, aunque sabía que eso no haría ninguna diferencia para ella.

—Ah, sí… Hart Tech —repitió, y pude imaginar su ceño fruncido al otro lado de la línea. En su mundo, “Hart Tech” era sinónimo de “pérdida de tiempo” y “desperdicio de potencial.” Mi familia siempre había esperado que siguiera el camino seguro, algo más “digno” de la familia Hart, como ella decía.

—¿Por qué ese tono, mamá? Sabes que este proyecto es importante para mí. Estoy trabajando duro para que crezca —dije, intentando sonar calmada, aunque la conversación ya comenzaba a exasperarme.

—Cariño, entiendo que estés entusiasmada con… bueno, con esto. Pero sabes que tu padre y yo tenemos nuestras dudas. No entendemos por qué te empeñas en un negocio tan… ¿cómo decirlo? Volátil —su voz tenía ese tono condescendiente que me recordaba cuán diferente era nuestra visión del éxito.

—Es una startup, mamá. Sí, es arriesgado, pero también tiene muchísimo potencial. No es como si estuviera haciendo algo sin sentido. —Intentaba defenderme, pero sabía que, para ella, mis palabras eran solo excusas de alguien que estaba desperdiciando su vida. Pasé una mano por mi cabello, intentando contener el impulso de colgar

Ella suspiró, y pude sentir el peso de su desaprobación, incluso a kilómetros de distancia.

—Ivy, querida, tu padre y yo solo queremos lo mejor para ti. Sabes que esta no es la vida que imaginamos para ti. Siempre pensamos que, con tu inteligencia y tus conexiones, podrías hacer algo más estable, algo que honrara el nombre de la familia. Heart Mech… bueno, eso no es precisamente lo que teníamos en mente.

Mordí el interior de mi mejilla, intentando contener mi frustración. ¿Honrar el nombre de la familia? Para ellos, eso significaba seguir sus instrucciones y casarme con alguien que pudiera “cuidarme” en lugar de arriesgarme con una empresa que consideraban una pérdida de tiempo.

—Hart Tech. —Le corregí. 

—¿Cómo, querida?

—El nombre de mi empresa, mamá, lo dijiste mal.

— Ay, ¿sí? Bueno, es que es tan difícil de recordar.

No, no era difícil de recordar. Era literalmente el nombre de nuestra familia. Contuve la respiración unos segundos para evitar gritarle al teléfono. 

— Mamá, ya hemos hablado de esto. Estoy haciendo lo que quiero, lo que me apasiona. No necesito que ustedes lo entiendan, solo necesito que lo respeten —dije, con la voz más firme de lo que esperaba.

—Oh, cariño, no te pongas a la defensiva —replicó ella, con esa condescendencia que siempre me hacía sentir como si tuviera diez años de nuevo—. A propósito, hablando de estabilidad… tu viejo amigo Adrian estará en tu ciudad esta semana. ¿No es maravilloso? Va a asistir a ese evento importante de tecnología, el mismo en el que estarán empresas como la tuya, según nos contó. ¿Tú irás?

Me mordí los labios con fuerza. El universo estaba conspirando en mi contra. ¿Cómo iba a decirle a mi madre que no tenía planeado ir a ese evento sin que eso implicara hacerle creer que le estaba dando la razón? 

—Sí, mamá. —respondí sin mucho ánimo.

—Qué bueno, querida. Él me dijo que planeaba verte, y pensé que sería la oportunidad perfecta para que se reencuentren. Deberían salir a tomar algo fuera de ese evento, ¿sabes? No todo en la vida es trabajo.

Apreté los dientes. Claro, esto no era una llamada casual; había una razón oculta. La idea de que Adrian estuviera aquí para el evento y de que mi madre viera en él la oportunidad perfecta para que yo “dejara de trabajar tanto” me molestaba. Para mis padres, Adrian siempre había sido la opción ideal: exitoso, respetable y, sobre todo, alguien que ellos podían “aprobar.”

—Adrian y yo somos amigos, mamá. No es necesario que intentes… —Busqué las palabras, intentando mantener la calma—. No es necesario que intentes emparejarnos cada vez que hablas conmigo.

—Oh, Ivy, no exageres. Solo pienso que sería lindo que pasen tiempo juntos. Él siempre ha sido un buen amigo para ti, ¿verdad? Alguien que entiende tu mundo y que podría ser una influencia positiva para ti. Después de todo, también trabaja en el área de tecnología y sabe lo que implica. Sería bueno para ti estar con alguien que pueda… orientarte.

Sabía que lo último que mi madre quería era que Adrian me orientara en lo profesional. Lo que buscaba era que él me convenciera de dejar todo y llevar una vida más acorde con sus expectativas. Adrian siempre había sido el “favorito” de la familia, alguien en quien mis padres confiaban y, en algún momento, también lo fue para mí. Pero yo no era la misma de antes.

—Sí, mamá, claro. Veré a Adrian, pero no porque necesite orientación o porque… bueno, ya sabes a qué me refiero. Lo veré porque es un amigo. Eso es todo —respondí, intentando mantener la paciencia.

—Como quieras, cariño —dijo mi madre, aunque su tono dejaba claro que no estaba convencida—. Solo piensa en lo que te he dicho. Tal vez es hora de que dejes de trabajar tanto y consideres otras opciones. Adrian siempre ha sido tan… comprensivo contigo. Es una persona seria, alguien en quien podrías apoyarte, no como esas personas impulsivas y controladoras que, según he escuchado, abundan en el mundo de las startups.

Solté un suspiro, recordando a Xander y cómo la descripción de mi madre le venía perfectamente. No pude evitar sentir una pequeña ironía en sus palabras, ya que, en el fondo, sabía que Xander era la clase de hombre que mi madre menos aprobaría.

—Gracias, mamá, lo tendré en cuenta. Pero ahora mismo tengo que volver al trabajo. Nos vemos pronto —dije, decidida a cortar la conversación antes de que se convirtiera en una discusión abierta.

—Está bien, Ivy. Solo piensa en lo que te he dicho, ¿sí? Nos preocupamos por ti. Sabes que tu padre y yo queremos que encuentres algo que te haga feliz… realmente feliz

—Lo sé, mamá. Hasta luego.

Colgué el teléfono, sintiendo una mezcla de frustración y cansancio. Era como si no importara cuánto me esforzara, para mi familia nunca sería suficiente, nunca estaría a la altura de sus expectativas. “Estabilidad”, “honrar el apellido”, “dejar de trabajar tanto”: eran palabras que usaban para disfrazar su deseo de control. Y ahora, con la llegada de Adrian, ese deseo parecía resurgir.

Miré por la ventana del pasillo que conectaba las oficinas, sintiendo una extraña mezcla de emociones. Adrian había sido alguien importante en mi vida, alguien que siempre me había apoyado, a diferencia de mis padres. Pero también era parte de ese mundo que había decidido dejar atrás para crear mi propio camino. No quería que su presencia me hiciera dudar, pero no podía ignorar el hecho de que verlo removía viejos sentimientos.

Y ahora, con el evento de Silicon Valley acercándose, tendría que enfrentar no solo a los inversores y a Xander, sino también a Adrian… y a todas las expectativas de mi familia. Un suspiro escapó de mis labios. Definitivamente, el camino que había elegido no era fácil, y parecía que estaba a punto de complicarse aún más.

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