Renzo subió al avión privado, junto con Walter, y respiro con alivio cuando vio a la pequeña Lizbeth allí.
— Hola hermosa. — saludo el castaño y la rubia lo acribillo con la mirada.
— Walter hazme el favor y por una vez en la vida actúa como mi hermano mayor y haz que tu amigo desaparezca de mi vista. — lo odiaba, con todas sus fuerzas, no importaba que hubiera pasado un año detrás de ella, ni sus estúpidas flores, ni que le rogara frente a todos en la universidad, Lizbeth jamás lo perdonaría y Renzo lo sabía por más molestia que le causara. — ¿Podrías comportarte como la adulta que se supone que eres? — refuto quitando la sonrisa de su bello rostro para ver a la joven con dureza, al tiempo que se sentaba frente a ella, Walter solo suspiro y se largó a la habitación que el avión privado poseía, ver discutir a esos dos lo estresaba, en especial porque Walter consideraba a ambos sus hermanos, aunque Renzo no tuviera ningún vínculo sanguíneo con ellos. — Oh, créeme, Renzo, demasiado adulta soy, debí dejar que mi padre te despedazara. — la joven no mentía, los errores que Renzo cometió fueron tantos y tan graves que incluso casi le costó la amistad a sus padres. — ¿Cuántas veces quieres que te lo diga? Si el cobarde de tu prometido te dejo no fue porque lo golpeara, fue por el dinero que le deposité en su cuenta bancaria, comprende Liz, te hice un favor, él solo te queria por nuestro dinero y poder. — Lizbeth achico sus ojos con verdadero odio, antes de quitarse el cinturón de seguridad y sacar a su hermano de la recamara, para terminar, cerrando la puerta con fuerza. — A veces me sorprende la facilidad que tienes para cagarla aún más, es como que sabes que estas en arenas movedizas y aun así te mueves tanto como una serpiente, pero que pesara lo mismo que un elefante. — Dalia lo veía de lado y solo entonces se percató que su hermana estaba allí. — ¿Y el milagro que vengas por nosotros se debe a…? — la castaña suspiro con fuerza, odiaba ser la niñera de Renzo y Lizbeth, ella era la más madurade todos, debería estar trabajando codo a codo con su madre Linda, pero en cambio la habían obligado a ir en el jet solo para cuidar a esos tres niñatos. — A que eres un idiota y Walter un estúpido que siempre te sigue en todo los líos en los que te metes y Lizbeth… — se detuvo en ese pensamiento, sabía lo que le molestaba a la joven, eso que tanto le dolía y que Renzo no alcanzaba a comprender, quizás al ser hombre y que no quisiera nada serio con nadie, salvo con Liz, aunque Dalia lo conocía, Renzo estaba atrás de un espejismo, un capricho, el típico niño que no quiere algo, hasta que otro lo toma, eso era lo que sentía por Liz, solo fijación, veía en ella un reto a conquistar o dominar. — ¿Aun no lo comprendes Renzo? Después de todos estos años ¿aun no entiendes porque Lizbeth te odia? — lo dijo con sorpresa, porque en verdad en el fondo creía que su hermano era inteligente. — No fue por los golpes que la abandonó… — Ella lo sabe, idiota, tú se lo dejaste claro, le dejaste ver que jamás va a poder confiar en un hombre, porque solo la ven por su dinero, felicidades, Renzo, tú te encargaste de que Lizbeth sepa que carga con la maldición de ser una Bach. — dejo salir su frustración, porque ella también cargaba con esa maldición, salvo que Dalia era más intuitiva, era como su madre Linda, muy difícil de engañar, pero eso solo la hacía estar cada vez más sola. — ¿Maldición? — Sí, maldición, porque mientras a ustedes “los hombres de la familia” el dinero y poder les sirve para tener a cuanta mujer se les antoja dispuesta y mojada esperándolos en la cama, para nosotras el dinero y poder significan solo una cosa… nunca nadie nos vera por lo que somos, sino por lo que tenemos. — y en esta ocasión fue Dalia quien se puso de pie y marcho a hacerle compañía a su amiga. — Realmente tienes un don para que las personas huyan de ti. — dijo Walter, tomando asiento a su lado. — No todas las personas, solo mi hermana y tu hermana, las dos son tan… — Inteligentes. — acoto Walter y Renzo giro a verlo incrédulo. — Podría usar muchas palabras, pero inteligente, definitivamente no, ¿acaso no escuchaste que insinuó que nuestras conquistas son solo por nuestro dinero? — Renzo, Dalia tiene razón, puedo decir sin pecar de arrogante que tenemos lo nuestro, feos no somos, pero tampoco somos deidades, sabemos seducir es verdad, nuestros padres nos enseñaron bien, pero… una cosa es que lleves a la cama alguien luego de dos, tres citas a no ser que sea algo de una noche fogosa y que luego, yo si te vi no me acuerdo, pero las mujeres literalmente se nos tiran encima, para que las llevemos a un hotel y luego, se nos quieren pegar como goma de mascar, incluso debemos ser tan precavidos como para votar nuestros preservativos al retrete para que luego no nos hagan una jugada como la de tomar el preservativo y hacerse una inseminación. — Eso es imposible. — ¡Renzo! Escucha, puede que tu ego se sienta herido, pero las cosas son así, nos buscan por nuestra fortuna, no porque nos aman, salvo que alguien duerma contigo sin saber tu nombre o que no te conozca de nada, solo así quizás, tal vez, realmente sea un amor real.Las palabras de Walter pusieron a Renzo a pensar y las conclusiones que estaba sacando no le gustaban para nada, la realidad duele y mucho.
Tierra de los Zhao:
Mei dejo salir un suspiro pesado al ingresar a la villa Zhao, veía el jardín oeste y recordaba las tardes en las que caminaba con su abuelo Sug, mientras Shen veía el jardín Norte, quizás esperando ver el espíritu de su abuelo darle la bienvenida a su hogar, pero allí no había nada.— Huang, se supone que soy la que debería llorar en silencio, no tu. — regaño de manera dulce Mei, era la menor, la mujer de la familia, pero en sensibilidad Huang le ganaba y por mucho.
— Perdón, no lo puedo evitar, extraño al abuelo. — Shen apretó los dientes, conocía cada gesto de sus hermanos, sabía que las lágrimas de Huang eran de pena, dolor, agonía, pero no eran por su abuelo, estaba seguro, algo le había pasado a Huang, algo que solo se lo contaría a su confidente, y ese por desgracia ya no estaba. — Huang, sea lo que sea que te suceda, siempre puedes confiar en nosotros, no creo que poseamos la sabiduría del abuelo, pero no te dejaremos solo. — él los cuidaría, sería la garra más fuerte del tigre y destrozaría las cabezas de quienes hicieran sufrir a sus hermanos, de eso no había dudas. — Lo se hermano, lo se. — aseguro bajando su cabeza. — ¿Entonces? — indago Mei, la paciencia no era lo suyo. — No me sucede nada, solo extraño al abuelo.Mentía, sus hermanos lo sabían y eso no solo los preocupaba, también los enfurecía, porque si Huang se reusaba a confesar que le sucedía solo podía ser por dos razones, él había cometido un error que ponía en riesgo su bienestar, o alguien que él apreciaba lo había traicionado, solo por eso guardaría silencio, pues en cualquiera de los dos casos sus hermanos desatarían el infierno.
La familia Zhao podía ser muy diferente a la familia Bach, mientras los orientales obtenían su fortuna mediante negocios nada legales y su poder radicaba en la destreza de acabar a sangre fría con sus enemigos, los Bach gozaban de una fortuna tan grande que les serviría para mantener a cien generaciones más, sin necesidad que trabajaran, y su poder lo obtenían de favores que brindaban, para algunos los Bach eran reyes, otros los consideraban dioses que ayudaban en el momento preciso, y para algunos eran el mismo diablo tentándolos a darles lo que desearan a cambio de que les debieran un favor, uno que ellos cobrarían como y cuando quisieran; pero, había algo en lo que ambas familias eran iguales y eso era el amor a sus hijos, mientras Linda y Rene se propusieron aprovechar las vacaciones de sus hijos para tratar de unirlos una vez más como cuando eran niños y poseían esa alegría y camaradería, Jade y Loan estaban dispuestos a aprovechar ese tiempo para guiar a sus hijos, ahora sabían qué lugar ocuparía cada uno en la organización, y debían darse a la tarea de que sus hijos lo aceptaran, pero muchas veces lo que uno planea, no es precisamente lo que sucede.Nueva York:— Mi Ángel, mi amor, solo tú, lo has sido todo para mi… — el aire ingresaba con dificultad, mientras su mano ensangrentada acariciaba su cabellera. — Sin ti, nunca hubiera sabido lo que es el amor. — se estaba despidiendo y ella lo sabía, sus ojos celestes brillaban con fervor, no se veían como los ojos de un moribundo, Matt jamás podría lucir así.— Si alguna vez me hubieran dicho que el Ángel de la muerte tenía un lado tan cursi, no lo hubiera creído. — el pelirrojo se hinco a su lado, Melody, quien estaba con la cabeza recostada en las piernas del afamado asesino Matt Ángel, su esposo, tuvo la intención de disparar, pero apenas sostuvo su arma, sintió la diferencia de peso, claro que sí, ella era la susurradora, ella era igual que su esposo, sabía que las balas se habían terminado y ni ella, ni Matt tenían la fuerza para matarlo con sus manos.— Verdugo. — susurro llena de odio, no podía irse aún, no cuando cargaba la información que en ese momento le estaba quemando el
Mei Leing Zhao apenas tenía 19 años, sus rasgos orientales resaltaban ante sus ojos verdes, su cabellera negra parecía un cielo nocturno, y a pesar de que estaba en un velorio, más de uno no pudo evitar de ver con descaro a la joven.— Si no fuera por respeto a Melody y su esposo, ya habría matado a más de uno. — la voz de Shen era más que de molestia, Mei podía jurar que su hermano se parecía más a un dragón que arroja fuego por su boca que a un tigre que se agazapa para cazar.— Querido hermano, estas tan pendiente a mí que no prestas atención a nuestro hermoso trueno. — Shen acomodo sus lentes antes de ver con disimulo a su hermano, el rubio de pelo largo no se había movido de su lugar, hacia dos horas que estaba al lado del féretro de Melody, y sus lágrimas caían silenciosas, su llanto se comparaba al de Alma, demostrando de esa manera que los Zhao apreciaban a la asesina como si realmente fuera su abuela.— Huang es demasiado sensible, no lo puedes culpar por no poder guardar su
— Les pido disculpas en nombre de la familia Bach, es vergonzoso reconocer que el hijo de mi prima no sabe que tu vestimenta es la de un guerrero, estoy tan apenada. — los cuatro jóvenes Bach no daban crédito a lo que oían, menos a lo que veían, Lucero no solo se estaba disculpando con alguien menor que ella, también había bajado su cabeza, ella, la señora de la familia se mostraba sumisa ante el clan oriental.— En nuestras tierras, a una persona tan inculta, se la mataría de hambre, o se la desmembraría, si quieres puedo explicarte como llevar adelante tu puesto en tu clan. — acoto Mei viendo con superioridad a Lucero.— No puedes hablarle de ese modo. — Dalia sentía sus manos picar, no solo ante la impotencia de haber visto como Renzo fue abofeteado, sino que tampoco soportaba la forma en la que una niña, le estaba hablando a la señora de la famili
Mei veía a su alrededor, cualquier lado era mejor que ver la fosa donde Melody y Matt estaban siendo colocados, el dolor que reflejaba el rostro de Candy y Amir se asemejaba al que ella y sus hermanos tenían el día que su abuelo Sug Zhao murió.Mientras que el rostro de Hades y su familia solo dejaba ver la sed de venganza que los recorría, a un lado estaban los hijos de Candy, los mayores se notaban imperturbables, aunque sus ojos dejaban en claro la pena que cargaban, luego estaban los quintillizos, de los cuales dos llamaban la atención de la joven oriental; la asesina conocida como la joya maldita, que no era otra que Ámbar Zabet, se veía demasiado feliz como para estar en un sepelio, sus ojos brillaban como gemas cada vez que veía a Huang, mientras el Don de Chicago, actual novio de Ámbar, se aferraba a su brazo, como queriendo impedir que la rubia fuera por Huang, más que parecerle raro le mole
Dalia paso tan rápido por entre los asientos que ni Walter ni Liz se dieron cuenta de su estado, las lágrimas que corrían por su rostro y el odio que crecía en su alma, odio a ella misma, por ser fea, o al menos así se sentía la castaña, era tanto el desespero que sentía que no escucho el pedido del piloto de que todos regresaran a sus lugares y abrocharan el cinturón, ya que se les venía encima un grupo de nubes tormentosas; estaba a punto de tocar la puerta del baño cuando esta se abrió, dejando a Shen frente a la regordeta mujer.— Lo siento. — ni siquiera sabía porque se estaba disculpando, quizás por el hecho de que un hombre tan lindo como él, la viera con la cara empapada en lágrimas.— ¿Qué…? — Shen no pudo preguntar que le sucedía, ya que una sacudida envió a Dalia sobre el delg
Loan Zhao no solo era un buen líder, el mafioso era aún un mejor padre y esposo, conocía el alma de sus hijos, sabía que tanto él como su esposa habían dado lo mejor de ellos en su crianza, pero también sabía que el destino era el destino, y el hecho que los jóvenes Bach estuvieran en sus tierras, no cambiaba nada o eso creía.— Su hogar es muy hermoso señores Zhao. — Lizbeth tenía una voz suave, y un rostro aniñado, era imposible no sentir dulzura al verla.— Gracias Lizbeth, e invertido mucho tiempo en que sea lo que es. — y claro que Jade lo había hecho, luego de que Sug matara a su concubina Sakura, Jade se encargó de remodelar la casa grande.— Disculpe mi curiosidad señora Zhao, pero… ¿dónde están sus hijos? — Dalia tenía su misión marcada a fuego, y su an
La mañana siguiente encontró a los jóvenes Bach, de la misma forma en la que habían llegado, perdidos, caminando en arenas movedizas, pues Walter y Renzo no tenían idea cual era la misión de Dalia, por lo que estaban a ciegas, mientras que las jóvenes sabían lo que debían conseguir, pero no tenían idea de cómo, no podían solo ingresar a los cuartos de los jóvenes Zhao y pedir su cepillo, ni siquiera sabían si Shen usaba peine, ya que el rubio tenía el cabello sumamente corto, quizás con Huang se les hiciera más fácil conseguir un par de cabellos si tenían la suerte de acercarse lo suficiente como para tomar una hebras del largo y rubio cabello del joven y, se encontraban igual con Mei, la pelinegra gracias si les dirigió un par de palabras, era como si no les importara para nada relacionarse con ellos.— Renzo, tienes que convencer a Dalia de irnos. — pidió con desespero Walter mientras le daba una calada al cigarrillo, poco sabían estos hombres de la cultura oriental, y poco le había
Huang tomo su lugar en la larga mesa, al tiempo que dejaba escapar un pequeño suspiro de entre sus labios, no había pasado la mejor de las noches y no era para menos, tener a Renzo Bach en sus tierras le ponía los nervios de punta, se notaba de lejos lo estúpidamente altanero que era, un ser que no cargaba responsabilidad alguna, un hombre que nace con poder y sin disciplina es un peligro y uno muy grande, Huang se preguntaba cuanto tiempo le llevaría al castaño decir algo que lo ponga en evidencia frente a sus hermanos o padres, cuando eso sucediera el rubio estaba seguro que una guerra se desataría, podía imaginar la forma en la que su familia acabaría con el joven Bach y cuando eso ocurriera… seria el fin. Otro suspiro salió de él y Jade lo vio con preocupación.— ¿Qué le sucede a mi hermoso trueno este día? ¿Qué es lo que te preocupa? — ¿Por qué rayos su madre lo conocía también? Se preguntó ahogando un grito.— Nada importante madre, solo me cuesta estar aquí… por el abuelo. — ex