Dalia paso tan rápido por entre los asientos que ni Walter ni Liz se dieron cuenta de su estado, las lágrimas que corrían por su rostro y el odio que crecía en su alma, odio a ella misma, por ser fea, o al menos así se sentía la castaña, era tanto el desespero que sentía que no escucho el pedido del piloto de que todos regresaran a sus lugares y abrocharan el cinturón, ya que se les venía encima un grupo de nubes tormentosas; estaba a punto de tocar la puerta del baño cuando esta se abrió, dejando a Shen frente a la regordeta mujer.
— Lo siento. — ni siquiera sabía porque se estaba disculpando, quizás por el hecho de que un hombre tan lindo como él, la viera con la cara empapada en lágrimas.
— ¿Qué…? — Shen no pudo preguntar que le sucedía, ya que una sacudida envió a Dalia sobre el delg
Loan Zhao no solo era un buen líder, el mafioso era aún un mejor padre y esposo, conocía el alma de sus hijos, sabía que tanto él como su esposa habían dado lo mejor de ellos en su crianza, pero también sabía que el destino era el destino, y el hecho que los jóvenes Bach estuvieran en sus tierras, no cambiaba nada o eso creía.— Su hogar es muy hermoso señores Zhao. — Lizbeth tenía una voz suave, y un rostro aniñado, era imposible no sentir dulzura al verla.— Gracias Lizbeth, e invertido mucho tiempo en que sea lo que es. — y claro que Jade lo había hecho, luego de que Sug matara a su concubina Sakura, Jade se encargó de remodelar la casa grande.— Disculpe mi curiosidad señora Zhao, pero… ¿dónde están sus hijos? — Dalia tenía su misión marcada a fuego, y su an
La mañana siguiente encontró a los jóvenes Bach, de la misma forma en la que habían llegado, perdidos, caminando en arenas movedizas, pues Walter y Renzo no tenían idea cual era la misión de Dalia, por lo que estaban a ciegas, mientras que las jóvenes sabían lo que debían conseguir, pero no tenían idea de cómo, no podían solo ingresar a los cuartos de los jóvenes Zhao y pedir su cepillo, ni siquiera sabían si Shen usaba peine, ya que el rubio tenía el cabello sumamente corto, quizás con Huang se les hiciera más fácil conseguir un par de cabellos si tenían la suerte de acercarse lo suficiente como para tomar una hebras del largo y rubio cabello del joven y, se encontraban igual con Mei, la pelinegra gracias si les dirigió un par de palabras, era como si no les importara para nada relacionarse con ellos.— Renzo, tienes que convencer a Dalia de irnos. — pidió con desespero Walter mientras le daba una calada al cigarrillo, poco sabían estos hombres de la cultura oriental, y poco le había
Huang tomo su lugar en la larga mesa, al tiempo que dejaba escapar un pequeño suspiro de entre sus labios, no había pasado la mejor de las noches y no era para menos, tener a Renzo Bach en sus tierras le ponía los nervios de punta, se notaba de lejos lo estúpidamente altanero que era, un ser que no cargaba responsabilidad alguna, un hombre que nace con poder y sin disciplina es un peligro y uno muy grande, Huang se preguntaba cuanto tiempo le llevaría al castaño decir algo que lo ponga en evidencia frente a sus hermanos o padres, cuando eso sucediera el rubio estaba seguro que una guerra se desataría, podía imaginar la forma en la que su familia acabaría con el joven Bach y cuando eso ocurriera… seria el fin. Otro suspiro salió de él y Jade lo vio con preocupación.— ¿Qué le sucede a mi hermoso trueno este día? ¿Qué es lo que te preocupa? — ¿Por qué rayos su madre lo conocía también? Se preguntó ahogando un grito.— Nada importante madre, solo me cuesta estar aquí… por el abuelo. — ex
¿Cuán diferentes podían ser las culturas del oriente? ¿o quizás solo era la familia Zhao?, Dalia no lo sabía, o mejor dicho no queria saberlo.— Aún estoy alucinada. — murmuro Lizbeth a su lado, mientras disfrutaba del aire limpio y del bello paisaje que las tierras del tigre le ofrecían.— Creo que no eres solo tú, yo estoy… no puedo creer que aún se practique la estupidez de que los padres escojan marido a sus hijas. — la castaña estaba escandalizada y eso se notaba de lejos.— Y a sus hijos, no te olvides ese detalle. — la rubia estaba triste, por un segundo pensó que tendría, aunque sea una oportunidad de conquistar a Shen.— Con mayor razón eso es tan…— Antiguo. — Huang se había acercado a las jóvenes, no por gusto, aunque no tenía nada en contra de las damas, pero con los hermanos que se cargaban prefería mantener la distancia y lo hubiera hecho, si no fuera que diviso que las féminas se estaban acercando peligrosamente a los límites del bosque, uno que guardaba miles de leyend
Mei camino con elegancia, hacia lo que sería su primer batalla, la voz suave de Melody Ángel zumbaba en sus oídos, era como si su maestra estuviera allí, a su lado, como si en lugar de enfrentar a la muerte, solo estuviera entrenando una tarde más en Nueva York.— Camina, nunca corras, la muerte espera por ti después de todo, no es necesario adelantarse.— Gracias por tu voto de confianza. — Mei la vio casi con molestia y Melody sonrió.— Debes ser consiente mi pequeña niña, que, en esta vida, lo único seguro es la muerte, no le temas, se su amiga, porque un día te tocara verle la cara, y no hay peor castigo para un asesino que sentir miedo al verla. — no podía negar que tenía miedo, y eso que solo estaba entrenando.— Comprendo.— No, no lo haces, pero con mi ayuda lo harás, muchos piensan que es fácil tomar una vida y luego continuar como si nada… debes saber que no es el caso, no importa si es un santo o un demonio con el que acabas, porque al final del día, la sangre en tus manos
— Yo no voy a obedecer a una niña… — Renzo, por supuesto, Huang pensó que ese hombre solo era atractivo con la boca cerrada.— Renzo Bach, Mei podría torturarlos si así lo quisiera y ni mis padres o los suyos podrían hacer nada, están en nuestras tierras y ella es la cabeza del clan, ¿lo entiendes? — de pronto toda la frustración del pelilargo estaba saliendo, para él también era la primera vez que mataba y no lo estaba tomando tan bien como sus hermanos. — No creas que si yo no he arrancado tu cabeza mis hermanos no lo harán, será mejor que te acostumbres que si Mei dice, salta, tu debes preguntar qué tan alto, o juro que cuando te torture, confesaras demasiadas cosas y no me apetece tener tu muerte también en mi conciencia. — Huang avanzaba y Renzo retrocedía, y Walter solo rezaba que no lo arrojara en el piso de un momento a otro, al menos si el delgaducho lo tenía en brazos no podría matar a su amigo ¿verdad?— ¿Qué rayos hiciste Renzo? — inquirió preocupada Dalia.— Nada — respon
Huang acomodo su cabello con una dedicación casi ridícula, ¿era vanidoso? Claro que no, solo era el hecho de no querer pensar en nada más que no fuera en que su cabello lacio y rubio se mantuviera en su lugar, la ducha caliente había ayudado a que la contractura de sus músculos desapareciera de su cuerpo, mas no a aplacar su mente. ¿Qué estaba pensando su madre? ¿Qué sabia su padre? No lo comprendía, ni mucho menos lo podía sospechar, ¿Por qué sus progenitores habían ordenado a Renzo Bach mudarse a su acogedor hogar?, ese que se encontraba casi a un kilómetro de la casa grande, era su peor pesadilla, hecha realidad, literalmente dormiría con el enemigo, o al menos bajo el mismo techo, ¿lo molestaba? No, lo torturaba y cada vez estaba más convencido que sus padres planeaban algo, ¿y como había llegado a esa conclusión? Fácil, no era solo el hecho de tener a Renzo bajo su techo, Shen tenia a las jóvenes Bach como huéspedes y Mei debía hacerse responsable de Walter, realmente su madre ha
¿Cómo debía vestirse? Dalia no tenía idea de que ponerse para la ocasión, con una gran desilusión vio el vestidor una vez más, todo lo que allí había eran trajes que usaría en la empresa, por un segundo se recordó que no era su culpa no saber que vestir, se suponía que ningún Bach tenía permitida la entrada a China, además, ¿Qué tan diferente podía ser de un continente a otro? Pero la verdad que por lo poco que había visto si eran muy diferentes, o tal vez los Zhao eran tradicionalistas para vestirse, no importaba, Dalia solo sabía que haría el ridículo una vez pusiera un pie fuera de la habitación, no podía pedirle nada a Lizbeth, el cuerpo de su amiga era de muñeca Barbie, mientras ella… sus ojos se empañaron al ver los malditos flotadores, como ella los llamaba, respiro con profundidad, y tomo la faja que mejor la ayudaba a moldear un poco su asqueroso y mantecoso cuerpo, en el fondo lo que más admiraba de su madre, era el hecho de que a Linda Bach su cuerpo no la hacía dudar en na