El amor de su vida, la pequeña chispa de esperanza que había estado esperando, nacería nuevamente en pocas horas. Ella ya lo sabía. La certeza que emanaba de su interior era irrefutable. El universo había conspirado para que todo lo que había sido destruido pudiera ser restaurado.-Ahora sí, todo estará bien -se dijo a sí misma, mientras sus pasos la llevaban hacia el lugar donde todo comenzaría de nuevo. Aunque las líneas del destino habían sido alteradas, el amor seguía siendo un faro que brillaba, esperando ser encontrado de nuevo.Ella sabía que, como todo en este mundo, el amor estaba destinado a renacer.-¿Lista? -preguntó el creador, sonriendo mientras la observaba bajar las escaleras con su cabello atado en una coleta. Ignoraba el nuevo color de el, pero asintió.-Más que nunca -respondió, con entusiasmo, aunque un sentimiento de tristeza le nublaba el corazón. Sabía que esta sería una despedida definitiva hacia él y hacia todos aquellos que hasta ahora habían sido su vida.-B
Todo, absolutamente todo, había sido complicado desde que salí de la manada. Nunca imaginé que todo lo que conocía, todo lo que daba por sentado, se desmoronaría tan rápido. Los libros que había tomado me ayudaron a comprender una historia mucho más compleja de lo que había imaginado. Me hablaban de la verdadera creación, de las líneas que separaban a los mundos y de los dioses o gobernantes que los regían, seres tan poderosos que su presencia misma parecía afectar la realidad. No era solo una historia, era una verdad oculta, algo que había estado esperando a ser revelado, y yo, sin quererlo, era la pieza clave de ese rompecabezas. Los sueños con Garret, el creador, se hicieron más frecuentes. A veces sentía que no era solo un sueño, sino una especie de comunicación más profunda. Él me guiaba, me ayudaba a despejar las dudas que los libros no podían responder, me enseñaba lo que era necesario para entender todo lo que me rodeaba. Había algo en su presencia que me inquietaba, una sensa
"Si tu me recuerdas todo estara bien. Al menos de eso quiero convencerme, todo el tiempo que pienso en ti" Fumiko Ibars Caminaba por el bosque, envuelta en una maraña de pensamientos que no dejaban de cruzar mi mente a la velocidad de la luz. ¿Qué haría si no era esa chica? Me había convencido a mí misma de que sí lo era, de que tenía que serlo. Le había escrito a Oshin en la carta, con todo el peso de mis emociones, que sí, que yo era esa chica. Pero... ¿y si no lo era? ¿Y si todo lo que creía sobre mí misma, todo lo que había llegado a entender de mi existencia, no era más que una gran mentira tejida por las circunstancias? No estaba preparada para pensar en eso. De alguna manera, todo había sido tan sencillo antes. Si no era, simplemente le diría que iba a dar un paseo mientras él regresaba o algo por el estilo. No era difícil. Después regresaría con él, como si nada hubiera cambiado. Podría saltar de alegría, convencida de que nada se complicó más de lo que ya estaba. Pero esa
Reí un poco, tomé las mochilas y lo seguí mientras masticaba una manzana de las que había traído. El sonido crujiente de la fruta rompía el silencio de nuestro caminar. Después de unos minutos, llegamos a una pared enorme que bloqueaba el paso, cubriéndola varias plantas que colgaban pesadamente, como si la naturaleza quisiera reclamarlo todo. Las ramas verdes y frondosas se entrelazaban, creando una capa impenetrable, dejando entrever apenas la textura de la piedra oculta por debajo. Algunas enredaderas tenían flores blancas que parecían brillar levemente a la luz del sol que se filtraba entre las hojas. Connor se detuvo y, como si supiera exactamente lo que yo sentía, me miró con esos ojos fijos y penetrantes, ladeando la cabeza. Esperaba algo de mí. Sin pensarlo demasiado, sentí el miedo apoderándose de mí. —Oh, no me mires así, como si supiera qué hacer —me quejé, haciendo un puchero mientras lo miraba—. ¿Qué quieres que haga?, ¿Que me tire contra la pared como si fuera a abrirse
"Les pedi que me salvaran y los vi salvar su culo Huyendo de los problemas dejándome enfrentarlos a mi... ¿Esto era mi destino o sólo era un juego más?" Fumiko Ibars Una gota de agua cayó en mi rostro, mojándome y sacándome de mi sueño. Abrí los ojos con pesadez, sin poder evitar que mi mente se llenara de confusión. —Oshi, tu cuarto tiene goteras —dije en voz baja, mientras me sentaba en la madera fría de la cabaña y restregaba mis ojos. Mis pequeños segundos de olvido me abandonaron y suspiré con pesadez—. No estoy en casa... —murmuré con tristeza. Froté mi rostro, limpiando el agua de él, mientras la lluvia seguía cayendo sin cesar. Miré mejor a mi alrededor y, al fin, me di cuenta de que no estaba en mi casa ni cerca de ella. Estaba en una cabaña, aislada en medio de la nada, rodeada por el lago de agua cristalina que parecía envolverla por completo. El agua era tan clara que podía ver cada reflejo, cada movimiento. A diez metros de cada lado, altas paredes se alzaban, adorna
Me levanté, tomando todas mis cosas, y me adentré en la cabaña. Connor ya estaba adentro, recostado tranquilamente, y me quedé anonadada por lo enorme que era el lugar. Por fuera, solo parecía una cabaña acogedora, pero por dentro… era una mansión. Había varias puertas, escaleras dobles que conectaban el primer y segundo piso, muebles elegantes, y una interminable cantidad de repisas llenas de libros de todos los géneros posibles. Sin embargo, uno en particular llamó mi atención: un libro con el lomo dorado y líneas rojas. Me acerqué un poco, intrigada, pero me detuve antes de tomarlo. No quería saber qué podía contener ese libro. Supuse que después me arrepentiría si me adentraba en su contenido. De todas formas, dejé de lado mi curiosidad y decidí ignorarlo por el momento. Mi mirada se desvió hacia Connor, que estaba echado con las patas hacia arriba, como un cachorro, con su cabeza colgando de un lado del sofá de cuero. Me reí al verlo, parecía un perrito pequeño esperando a que s
"El eco de la lluvia suena en la tormenta del alma, mientras la distancia crece y la impotencia consume al que espera sin respuestas." Oshin Itreque Estaba desesperado, ya habían pasado días desde que ella escapó de la casa. La hemos buscado por todos lados, incluso se me ocurrió preguntarle a las otras razas por medio de las líneas de comunicación que teníamos, obviamente ocultando el detalle de que ella era ella, porque si no, la buscarían para matarla, como siempre lo planeamos. Pero ya no sé qué hacer al no tener respuesta sobre su ubicación. Suspiro pesado, frotando mi cara. Riu se fue a su manada ayer a buscar entre los lugares que ellos frecuentaban antes de que viniera aquí, donde vivían antes también, para preguntarle a los padres adoptivos de ella si sabían algo... Cuando se conocían allá, donde vivía antes. Me frustra saber que él puede encontrarla y yo no puedo hacer absolutamente nada. Mi mente está llena de pensamientos contradictorios. Quisiera estar ahí con él, enfr
La puerta del despacho fue tocada tres veces. Metí la cadena en el bolsillo de mi pantalón mientras daba autorización para que entraran. La puerta se abrió lentamente y, sin previo aviso, mi hermana entró al despacho. Su expresión era la de un muerto viviente. Había ojeras profundas bajo sus ojos, y su rostro, que solía estar lleno de luz, se veía apagado, casi como si la felicidad que había encontrado por fin al reencontrarse con su mate se hubiera esfumado por completo. Me dio la impresión de que, en este momento, su alma había sido drenada, como si todo lo que la hacía sonreír se hubiera esfumado en un instante. Un pesado silencio llenó la habitación, y yo me quedé allí, observándola, esperando que hablara. Sentí cómo mi pecho se comprimía a medida que ella se acercaba, pero no podía dejar de pensar que lo peor estaba por venir. —Tenemos otro problema... —murmuró, con voz tan débil que apenas pude escucharla. Sus ojos estaban casi completamente bajos, y su cuerpo parecía agotado,