En medio de uno de los pasillos menos concurridos del castillo, Andro estaba buscando alguna sección oculta donde guardaran mensajes confidenciales.

Después de la partida de los consejeros traidores, habían descubierto tres lugares distribuidos en el castillo donde las rocas de las paredes estaban desmontadas, por lo tanto podían dejarse mensajes sin dejar rastro ni huella alguna.

Los mensajes anteriores habían sido obstruidos y cambiados, por el momento estaban manejando el avance de la información.

— Debe haber por aquí algo que nos ayude— Susurraba concentrado, necesitaba dar con algo que lo ayudara con la pócima para revertir a los desertores.

Un grito desesperado y aterrado llegó a sus oídos. Podría ser algún ataque de los traidores.

El eco del pasillo le impedía identificar exactamente qué distancia se encontraba, pero el terror en cada uno de ellos que se repetía de manera constante, era claro, alguien estaba sufriendo.

Sin pensarlo dos veces Andro corrió con toda la rapidez de