Finalmente habían llegado a la manada Luna prohibida.

El viaje había sido largo, cansado y agotador.

En medida de lo posible, los guerreros pertenecientes a la manada habían cargado en su lomo a licántropos heridos, así mismo dentro del auto se encontraban Elisa, Miel y Andro con la pequeña loba en sus brazos, negándose a soltarla en ningún momento.

Todos los licántropos rescatados del cautiverio eran bien recibidos en el castillo del Alfa Líder.

Sin embargo al momento de pasar las calles de la aldea, fue inevitable para todos observar que se encontraba prácticamente vacía, con un ambiente lúgubre y sin vida.

Al llegar al castillo Braham se encontró con los concejales reunidos a la espera de su arribo y comenzó a dar indicaciones para resguardar a todos y cada uno de los recién llegados, debía informarse a cada una de las manadas a las que pertenecían que ellos habían sido rescatados y se encontraban finalmente a salvo.

—Pero señor— dijo uno de los concejales con mayor antigüedad, él h