Capítulo 61.
Miel se encuentra acomodando de manera diferente el cuerpo de Elisa para que no se le entuman las extremidades.

— Es importante para el cuerpo estar cómodo para que se recupere pronto. — Le susurró como si Elisa estuviera despierta.

Ya había oscurecido y la luna se encontraba en lo alto del cielo anunciando que la mitad de la noche ya era parte del pasado.

Miel intentaba mantenerse ubicada en el presente pero al tener tantos aromas de distintos remedios naturales rodeándola la hacían recordar cuando estaba en su manada en un día cualquiera.

— ¡Mamá!— le gritó un pequeño cachorro de no más de diez años, ese pequeño que había sido la adoración de Miel desde el momento en que supo de su existencia— ¿puedes darme de ese jugo que huele a frutas?

La cara de travieso del pequeño con una sonrisa de complicidad hacía que el corazón de Miel se derritiera.

—No, Darren entiende, es medicina.

—Pero huele súper delicioso mamá— decía el niño una y otra vez —porfa dame tantito, mira me duele mi panza
Alana Aguilar

Ahhh!!! gritos de loca !! de verdad me encantó este capitulo, bueno por lo menos el final.

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