Las imágenes de lo que rodea a Elisa se quedan borrosas, como si tuviera una especie de tela impidiéndole ver con claridad.

—Lo siento Alfa Breiman, pero aun no comprendo todo esto— esa voz se le hizo conocida, era ella Elisa giró la cabeza y alcanzó a ver finalmente a su madre, ese rostro ese cuerpo, esa voz que muchas veces había imaginado y no había podido recordar.

Ahora la tenerla frente a ella a pesar de no ser una imagen clara la reconocía, en el fondo de su corazón sabía que era la correcta, que ella era su madre.

A un lado de ella se encontraba un hombre muy parecido a Braham, solo que mayor y con otra voz.

—Comprendo Aralia, comprendo tu reticencia —dijo el licántropo al mismo tiempo que trataba de acercarse de manera sutil a su madre— pero también sé que sin importar cuánto guarde este secreto, Elisa siempre correrá riesgos, no soy el único que está en su búsqueda, y lamentablemente no es para algo bueno, te garantizo que yo velaré de igual manera por su bienestar como por