Elisa abre los ojos confundida ante el movimiento que siente.

Después de un encuentro tan apasionado con su ahora pareja, había caído rendida ante el cansancio.

Había sido su primera vez y jamás pensó que podría deshacerse y volverse a reunión en una sola pieza.

— ¿Qué sucede?— cuestiona ella confundida.

Pero su cabeza recargada en almohada fuerte y caliente, agregando el latido de un corazón que alcanzaba a escuchar perfectamente, le dijo dónde se encontraba.

—Tranquila —la voz profunda, segura y sensual de Braham la envolvió para tranquilizarla— haremos un viaje imprevisto.

—Puedo caminar—dice Elisa aunque cierta parte de ella le decía que se quedara en silencio que no abriera la boca, que lo dejara cuidarla.

—Ya estamos por llegar, no te preocupes — en ese momento ella enfocó bien el lugar en el que se encontraban.

Era una especie de túnel, pero rústico sin todos los acondicionamientos de la vez anterior, las paredes eran de tierra y la iluminación solo era la que cada quien llevaba