Después de haber perdido el control, Elisa siente un par de manos grandes y firmes rodearla al mismo tiempo una voz femenina le susurra al oído:

—Señora… tranquila… todo estará bien, escuche lo que tengo que decirle, afuera— dice Carla con seriedad y una tranquilidad contagiosa — estamos siendo atacados necesito que se mantenga siempre detrás de mí, mientras el auto se encuentre en una sola pieza usted permanecerá a salvo.

—Está bien, solo dime qué debo hacer y considéralo hecho —declara ella segura.

Ser la futura Luna era un lugar que no había buscado pero que sí estaba dispuesta a ganarse.

En ese momento se escucharon unos chirridos estridentes, provocando que Elisa colocara sus manos en los oídos para no escucharlos más.

El ruido de las garras de los atacantes en el metal del auto era ensordecedor.

La guerrera se colocó sobre el cuerpo de la humana, cuidando de mantener su propio peso sin generarle incomodidad.

Carla está en posición, en el momento justo en el que la pieza que esta