Alex había pasado estos últimos meses reflexionando sobre todo lo ocurrido, amaba a Nathe, nunca sintió algo así por alguien, todo lo que pasó, todo lo que le hicieron, y todo de lo que se enteró fueron una bomba directo a su corazón, aquella noche cuando se fue tomó la firme decisión de pensar las cosas, necesitaba encontrar a su verdadera familia, aquella noche le contó todo a Caroline y ambas hermanas estaban dispuestas a todo, pero sobre todo la menor, ella quería ver feliz a Alex, por eso mismo, después de un tiempo, buscó a escondidas a Nathe, cuando Alexandra salía a buscar trabajo, ella aprovechaba esa ocasión para llamarle a Nathe, incluso algunas veces se quedaban de ver, él le preguntaba muchas cosas y Caroline las respondía con toda seguridad, aunque nunca le decía dónde estaban, sabía que su hermana mayor necesitaba tiempo.
Pero al cabo de unos meses, se dio cuenta de que las pesadillas de Alex iban en aumento, y por supuesto ella veía la tristeza en sus ojos, así que aquel día habló con Nathe, quien había acepado todas sus condiciones de no buscarla hasta que estuviera lista, y según Caroline, era el momento perfecto.
Hace meses, cuando Nathe se despertó y no vio a Alex a su lado, se volvió loco, y ahora estaba ahí, frente a ella, ver sus ojos azules, sus labios carnosos, y esas pecas que lo derretían, sin pensarlo se lanzó a sus brazos y la envolvió en un inmenso calor, Alexandra estaba anonadada, pensaba que era un sueño, desde que se alejó de él soñaba con ese momento, Nathe la rodeó con los brazos y ella se quedó paralizada en el tiempo.
—Alex, no vuelvas a desaparecer de mi vida, por favor —le susurra Nathe con ternura.
—Nathe... —Alex se aleja de él rápidamente, estaba confundida—. ¿De verdad eres tú?
—Claro que soy yo —Nathe insiste y se acerca a ella para darle un beso en los labios, esos que había anhelado cada segundo y que por fin ahora los probaba, capturando ese breve momento en las memorias de su alma—. Te he extrañado tanto, y estoy enojado contigo, te pudo haber pasado algo malo, o...
— ¿Cómo me encontraste? —Alex vuelve a retroceder poniendo distancia entre ellos.
—Es mi culpa Alex, no de Nathe.
Alexandra se sorprendió al escuchar la voz de su hermana, volteó y sus ojos repasaron de manera fría a su patito, Caroline se acercó a ella y pasando de largo le aventó una sonrisa cómplice a Nathe, pero antes de salir se dirigió a su hermana.
—Espero que me puedas perdonar, no soportaba verte así todas las noches, de verdad espero que no dejen que algo tan absurdo arruine su relación —Caroline observa la hora en su reloj de mano—. Alex, saldré, pasaré por la biblioteca principal, los guardias de Nathe me llevarán, y de paso pasaremos a comer un helado, no te preocupes, estaré bien, tienen el departamento solo.
—No creo que... —dice Alex pero ya es demasiado tarde, Caroline se había marchado cerrando la puerta.
—Alex, tenemos que hablar, yo no puedo seguir así y tú tampoco.
Ella hizo caso omiso, por el contrario, solo se dio la media vuelta y caminando lentamente se dirigió al pequeño sillón que estaba en la estancia principal, mil cosas rondaban por su mente, jamás pensó que su hermana haría algo como esto, pero se sentía inmensamente feliz de volver a ver a Nathe, de sentir sus labios. Nathe sintió miedo de hacerla recapacitar, él la amaba y no iba a perderla por un mal entendido.
—Alex, quiero que me perdones si te he hecho algo malo, yo...
— ¿Has localizado a Brandon? —ella evade con una pregunta.
Nathe frunce el ceño y en su interior siente una chispa de celos que poco a poco consume todo su cuerpo, aunque trata de tranquilizarse, ya que lo que menos buscaba era hacerla enfadar y que termine por correrlo y no volverla a ver.
— ¿Eso es realmente lo que te preocupa? —Nathe toma asiento a su lado—. Después de no vernos por unos meses es todo lo que me dices, eh... quiero decir que está bien pero...
—Lo pregunto porque es tu amigo —Alexandra guarda silencio unos segundos—. Tú mejor amigo.
—Lo sé, pero no lo he podido localizar, al principio no me contestó las llamadas ni los mensajes de texto y parece ser que ha cambiado de número, por esa razón no lo he podido encontrar, se supone que su celular tenía un chip de rastreo como el mío.
— ¿Mi celular...? —pregunta Alexandra.
—No, el tuyo no tiene un chip de rastreo, al principio pensé en ponerlo pero confío en ti, y no pensé que podía llegar a usarlo algún día, aunque pensándolo bien, me arrepiento de no hacerlo —Nathe suspira—. De esa forma te hubiera encontrado más fácil.
—Entiendo —contesta Alex con voz gélida y distante.
—Alex, esto me está matando, sé que cometí un error con Brandon, pero no pude evitar sentir celos y miedo cuando lo vi besándote, no quiero perderte a ti también, dame una nueva oportunidad...
—He pasado unos días horribles, he buscado trabajo pero tal parece que no puedo encontrar, te he extrañado tanto, y entiendo lo que sentiste, pero es tu amigo, debes encontrarlo y arreglar las cosas, yo también hablaré con él.
—Haré lo necesario, he movido cielo, mar y tierra para encontrarlo, en unos días el detective que he contratado me dará informes en tres días sobre su paradero.
Alexandra sintió un alivio al escuchar esa noticia, se sentía muy culpable por su separación.—Eso es bueno.—Sí.Nathe se pone de pie y comienza a pensar que hacer, ya le había pedido perdón, pero no tenía idea de cómo pedirle que las cosas fueran como antes, una ola de miedo envuelta en nerviosismo se cruzó por todo su cuerpo, los latidos de su corazón comenzaron a acelerar su paso, incluso se podía dar el lujo de afirmar mentalmente que le sudaban las manos, pero al verlas comprobó que solo era imaginaria aquella sensación.— ¿Entonces podremos ser novios de nuevo? —Alexandra se atrevió a dar el paso prim
Brandon no sabía que hacer al principio, quiso desaparecer por el bien de su mejor amigo y de la chica de la que estaba enamorado, pero cada día que pasaba lejos sin escuchar la voz de Alexandra, sin ver sus ojos azules, todo eso lo estaba matando, la quería para él, pero no quería perder la poca amistad que aún le quedaba de Nathe, ¿por qué tuvieron que enamorarse de la misma chica? ¿Por qué se fijó en ella?, ¿por qué no puede enamorarse de alguien más? Siempre se preguntaba eso, no pensaba en otra cosa que no fuera en Alexandra.Desde que tomó la decisión de alejarse de todos, y mudarse por un tiempo a París, se dedicó a conocer a nuevas chicas, su manager lo regañaba constantemente por su actitud, pero no le importaba, necesitaba un tiempo de introspecci
Alexandra estaba muy contenta con aquel mensaje, por fin Nathe podría arreglar las cosas con su mejor amigo, y por supuesto le dejaría muy claro que ella solo quería a Nathe, que no podía permitirse sentir algo más por él, solo una simple amistad. Guardó su celular al tiempo que Caroline observaba con sus ojos muy abiertos, aquel encuentro afuera del auto.— ¿Quién será esa chica tan...? —Caroline guardó silencio al ver mejor a la chica que estaba hablando con Nathe—. Es un poco guapa, pero...Alexandra no prestaba atención a lo que decía su hermana menor, ni a lo que estaba haciendo Nathe afuera con aquella desconocida, no sabía sentir celos, ella amaba, cuidaba, y confiaba, lo que significaba que confiaba en Nathe, deb&i
El resto del trayecto fue de lo más incómodo para todos, excepto para Alex, quien solo se dedicó a pensar en lo que le iba a decir a Brandon cuando lo viera. No reparó en que María no dejaba de ver a Nathe de una forma insinuante, y de que Caroline la observaba con ojos de odio.Cuando llegaron al dichoso restaurante y todos bajaron, Nathe detuvo a Alexandra unos momentos.—Sigan adelante, necesito unos momentos con mi novia —Nathe dice sin quitarle la mirada de encima a Alexandra.— ¡Me parece bien, de esa forma podremos conocernos un poco más! —chilla María dirigiéndose a Caroline, quien por su rostro, se veía que no estaba cómoda con aquella situación, pero sabía que lo
Al llegar al lugar en donde María había propuesto, Nathe sintió el peso del pasado sobre sus hombros, y aquellos recuerdos lo bombardeaban sin perdón. Era un lago hermoso que a la luz de la luna se veía mágico, alrededor estaba lleno de pasto verde y margaritas por todos lados, Alex se sentía fascinada al ver todo aquello, y Caroline de inmediato sonrió y comenzó a quitarse la ropa quedándose en ropa interior, Alex al ver eso sabía lo que significaba.Cuando eran más pequeñas solían escaparse por la noche y cerca de su casa, a unos veinte minutos estaba un río, acostumbraban jugar y mojarse, era como un ritual, aquella añoranza hizo que Alexandra también comenzara a desvestirse, solo que ella se quedó con una blusa de tirantes color blanca, que traía por de
La luna estaba por lo más alto, y la madre de Nathe esperaba a que él llegara y le reclamara por lo sucedido, su hijo no era tonto, y sabía que ella estaba detrás de todo eso, no era que no quisiera a Alexandra, se identificaba con ella, le recordaba constantemente su pasado, uno, que se había empeñado tanto tiempo en ocultar, en olvidar, en dejarlo donde bebería estar, en el pasado, pero ahí estaba Alexandra, con sus ojos azules, bonita sonrisa, y buen corazón, la desafiaba constantemente, creyó que por fin se había alejado de sus vidas, pero no es así.No era fea, de hecho, pensaba que era muy guapa, pero era pobre, y eso era un problema para ella, si fuera millonaria otra cosa sería, hasta aceptaría su noviazgo, pero ese no era el caso.
Los rayos del sol se filtraban por el gran ventanal de cristal, iluminando toda la habitación y dándole un aspecto de paz y seguridad, el calor del hogar era tranquilizador, aquella mujer de ojos azules observaba a su pequeño hijo de dos años de edad, él era lo único que la mantenía con vida, ya que una parte de ella seguía muerta, algunas preguntas rondaban por su mente, ¿dónde están? ¿Estarán bien? ¿Pasarán hambre y frío? Y la pregunta que más la atormentaba provocándole pesadillas por las noches; ¿seguirán con vida? Sí, tienen que estarlo, de lo contrario su vida se acabaría, quería de vuelta a sus pequeñas hijas.Sabía que su marido estaba haciendo todo lo posible por encontrarlas, él era el que estaba su
Nathe estaba furioso, sabía que no estaba bien tener pensamientos malos con respecto a su madre, pero en ese instante deseaba mandarla lejos de sus vidas, sabía que todo había sido un juego sucio de ella y su cómplice era María, pero iba a permitir que lo alejaran de la chica a la que amaba por primera vez en la vida, bueno tal vez la segunda vez pero ese era un tema que no quería tomar.—Te odio —suelta Nathe con una voz llena de rencor.—No tienes ningún derecho a hablarme de esa forma —habla la madre de Nathe con toda la tranquilidad del mundo, mientras toma asiento y observa a Alexandra y a Caroline—. Veo que las han encontrado.—Tarde o temprano iba a dar con ellas, madre.
Último capítulo