Una oscuridad incontrolable inundó el corazón de Nathe al ver como su mejor amigo, Brandon, le daba un beso a su chica, le había costado un poco de trabajo poder llegar a tiempo, y encontrarlos, pero al final lo hizo. Y sin darse cuenta ya estaba encima de él a punto de darle un puñetazo.
—Nathe, te lo puedo explicar, espera —Brandon intenta hablar con Nathe, deteniendo con una mano el puño cerrado de su mejor amigo, quien estaba a punto de dejarle un ojo morado.
—No me vas a mentir, lo vi con mis ojos —suelta Nathe, un poco más tranquilo pero seguía a la defensa.
—¡Cielos, Nathe! —Brandon intenta zafarse de él—. ¿Podemos hablar como las personas civilizadas que somos?
—No, tú emborrachaste a Alex y después la besaste para terminar haciéndole no sé qué cosa —Nathe lo suelta bruscamente y se levanta, Brandon no había visto tan furioso a su mejor amigo, y menos por una chica.
—Lo admito, la besé, pero fue un beso de despedida.
Nathe no podía creer el cinismo con el que su mejor amigo le confirmaba lo que él sabía desde hace mucho, desde que Alex llegó a sus vidas, pero siempre quiso evadir la verdad, ese pensamiento por el bien de su amistad, una que llevaban años cuidando y que ahora no sabía si volvería a ser como antes.
—A ti siempre te ha gustado Alex, no mientas —Nathe lo ve como si fuera una poderosa amenaza.
—No lo niego, ella me gusta, y mucho, la amo, nunca me había sentido así por una chica y creo que eso tú lo sabes muy bien —afirma con seguridad Brandon.
—Y por eso la emborrachaste y...
—No confundas las cosas, eres mi amigo, y me conoces bien, sea quien sea sabes que yo jamás recurriría a algo tan bajo, y menos tratándose de Alex —Brandon frunce el ceño.
—Pues eso no es lo que parece.
—Alex si tomó, y como nunca había probado el alcohol pues se emborrachó, pero se quedó dormida, fue cuando aproveché para despedirme de ella y de lo que siento, por mí, por nuestra amistad, pero sobre todo por ella, aunque me duela aceptarlo Alex te ama a ti, está muy enamorada de ti, así que... —Brandon baja la mirada.
El ambiente que rodeaba a ambos amigos era tenso, y alarmante, mientras que Alex estaba en un profundo sueño, Nathe no sabía como sentirse o como actuar ante tal revelación, pero por otra parte entendía lo que hizo su amigo, aunque no podía permitirse sentir lastima.
—Esa no era una razón para besarla.
—Como sea, creo que mañana mismo hablaré con mi manager para que rescinda del contrato con tu disquera.
—¿Qué?
—Nathe, no puedo seguir siendo tu bajista sabiendo lo que siento por ella, lo mejor va a ser que me aleje un tiempo de ustedes, estoy seguro de que encontrarás a alguien más —Brandon sonríe—. La verdad es que esto lo hago por mí y por ella, ya que si me quedo ten por seguro que mis sentimientos crecerán y seré capaz hasta de luchar por ella.
—Entonces has lo que tengas que hacer —responde Nathe sintiéndose culpable por estar feliz al escuchar que su mejor amigo se alejaría de sus vidas por un tiempo.
—Será lo mejor Nathe —Brandon se acerca a la puerta de salida pero antes de irse se detiene un momento y sin voltear a verlo suspira—. Cuídala, y dile que me surgió un imprevisto con mi familia lejana y tuve que atenderlo, miéntele y dile que pronto nos veremos.
—Eso no lo dudes —fue todo lo que respondió Nathe.
Brandon se marcha dejando solos a Nathe y a Alexandra en aquella habitación, lo que ambos amigos no sabían es que ella lo estaba escuchando todo, pero prefirió guardar silencio, en sus pensamientos Brandon era valiente y de un gran corazón al permitir que su amigo fuera feliz a costa de su corazón y de sus sentimientos, Caroline ya le había comentado que ambos amigos estaban enamorados de ella, pero una parte de ella quería creer que era mentira, ahora lo confirmaba.
Cuando se cerró la puerta, volvió a cerrar los ojos y a fingir que seguía dormida, pero aun así estaba molesta con Nathe, ¿por qué no arregló las cosas con su mejor amigo? ¿Por qué lo dejó ir sin más ni más? Se conocían desde niños, no era justo lo que estaba pasando.
Nathe se acercó hasta ella y le dio un beso en la frente, verla le daba ternura y al mismo tiempo no podía dejar de pensar en ella desnuda, haciéndola suya. Saca su celular y le llama a uno de sus hombres ara que tuviera todo listo e ir mejor a un hotel. Su corazón se apachurra al pensar en Brandon.
—Todo estará bien Alex —Nathe acaricia su cabeza con ternura, quitándole de la frente unos mechones sueltos y mal acomodados—. De ahora en adelante todo irá bien, te cuidaré, y viviremos felices por siempre.
Sonó el celular de Nathe y enseguida la cargó en brazos, para bajar y marcharse, la noche era un manto peligroso que había sido testigo de una batalla amistosa y una despedida inesperada. Cuando por fin llegaron al hotel, Alexandra fingió despertarse poco a poco, cuando abrió los ojos Nathe todavía la lleva en brazos, la colocó en la cama y comenzó a estirarse.
—Veo que ya has despertado —le dice Nathe con una media sonrisa.
—¿Qué ha pasado? —pregunta Alexandra fingiendo no saber nada—. ¿Dónde está Brandon?
—Tuvo una emergencia familiar y tuvo que marcharse de último momento, pero no te preocupes, volverá pronto —dice Nathe intentado sonreír.
Alexandra lo ve seriamente pero no dice nada, odiaba las mentiras más que nada en el mundo, realmente no sintió el beso de Brandon, se despertó al escuchar todo el revuelo en aquella habitación.
—Tú nunca me mentirías, ¿verdad? —pregunta Alex en tono hostil.
—No entiendo por qué me preguntas eso, pero no, jamás te mentiría.
Alexandra estaba molesta por cómo habían sucedido las cosas, estaba bien si Brandon se quería ir por lo que siente, pero lo que no veía bien era que quedarán tan mal y que no le dijera las cosas como son. Alex se levanta como si nada y le avienta una mirada amenazadora.
—Odio que me mientas —Alex pasa de largo y se dirige al baño para darse una ducha—. Creí que eras diferente.
Y diciendo esto cierra la puerta dejando a Nathe anonadado con aquellas palabras de Alex, iba a hablar con ella cuando sonó su celular, era su madre, lo único que le faltaba, lo más probable era que ya se hubiera enterado de que Brandon se marcha, y era mejor contestarle, o de lo contrario no dejaría de sonar todo el tiempo.
—Hola.
—Hijo, ¡¿Acaso te acabas de pelear con Brandon?! —le grita su madre con voz chillona.
—Algo así, no quiero hablar de eso.
—Seguramente fue por esa muerta de hambre, ya sabía que ella les traería problemas, tienes que hablar con él.
—Mamá, él ya tomó su decisión y...
—¡Pero es tu mejor amigo! —su madre lo estaba poniendo de mal humor.
—Luego hablamos —contesta Nathe colgando enseguida.
De lejos podía escuchar el agua correr, tocó la puerta para avisarle a Alex que entraría pero al no obtener respuesta alguna, decidió entrar sin permiso, y ahí estaba su chica de ojos azules, en medio de la tina de baño, el agua caliente cubría su cuerpo pero podía ver perfectamente su cuerpo desnudo. Su mirada era distante, era como si no se hubiera dado cuenta de la presencia de Nathe.
—¿Hay espacio para mí? —bromea Nathe.
Alexandra da un pequeño brinco y voltea a ver a Nathe.
—No me gustan las mentiras, ¿tienes algo que decirme? —Alex lo reta.
—No sé... —vacila un poco.
—Escuché todo, entre Brandon y tú —confiesa Alexandra.
—Ya veo, entonces sabes que él...
—Está enamorado de mí y que me besó, lo sé porque los escuché, pero es tu amigo, y creo que lo mejor es que terminemos esto que estamos iniciando, yo valoro mucho la amistad, y por mi culpa ustedes...
—¡No! —Salta Nathe temeroso de perderla—. Hablaré con él si es lo que quieres pero no me puedes dejar.
Alex guardó silencio unos segundos, después tomó una toalla que estaba a su lado, salió del agua sin importar que la viera desnuda, se envolvió en ella y le dio un beso en los labios.
—Se trata de lo que tú quieras, mañana hablaremos mejor, por ahora hay que descansar.
—Tienes razón —contesta Nathe más tranquilo.
—Bien.
Alex sale de la habitación y Nathe no puede evitar tener ganas de hacerle el amor por fin, pero controla su erección, no era el momento. Aquella noche ambos durmieron plácidamente, al menos por un tiempo, ya que en medio de la madrugada, Alex le había mandado un mensaje a Caroline, y sin que Nathe se diera cuenta, se vistió y salió de la habitación dejándole una nota.
Necesitaba alejarse un tiempo de todos, tenía que encontrar a su verdadera familia, había muchas cosas que arreglar antes de poder iniciar una relación bien con Nathe, le quería pero tampoco estaba contenta al saber que dos mejores amigos desde la infancia estaban distanciados por su culpa.
Así pasaron dos meses, escondiéndose de Nathe, hasta que de pronto apareció en la puerta del hotel en el que se estaban hospedando. Cuando Alex vio a Nathe sintió unas enormes ganas de abrazarlo, y besarlo, pero se tuvo que controlar.
—Alex...
—Nathe...
Alex había pasado estos últimos meses reflexionando sobre todo lo ocurrido, amaba a Nathe, nunca sintió algo así por alguien, todo lo que pasó, todo lo que le hicieron, y todo de lo que se enteró fueron una bomba directo a su corazón, aquella noche cuando se fue tomó la firme decisión de pensar las cosas, necesitaba encontrar a su verdadera familia, aquella noche le contó todo a Caroline y ambas hermanas estaban dispuestas a todo, pero sobre todo la menor, ella quería ver feliz a Alex, por eso mismo, después de un tiempo, buscó a escondidas a Nathe, cuando Alexandra salía a buscar trabajo, ella aprovechaba esa ocasión para llamarle a Nathe, incluso algunas veces se quedaban de ver, él le preguntaba muchas cosas y Caroline las respondía con toda seguridad, aunque nunca le decía dónde estaban, sabía que
Alexandra sintió un alivio al escuchar esa noticia, se sentía muy culpable por su separación.—Eso es bueno.—Sí.Nathe se pone de pie y comienza a pensar que hacer, ya le había pedido perdón, pero no tenía idea de cómo pedirle que las cosas fueran como antes, una ola de miedo envuelta en nerviosismo se cruzó por todo su cuerpo, los latidos de su corazón comenzaron a acelerar su paso, incluso se podía dar el lujo de afirmar mentalmente que le sudaban las manos, pero al verlas comprobó que solo era imaginaria aquella sensación.— ¿Entonces podremos ser novios de nuevo? —Alexandra se atrevió a dar el paso prim
Brandon no sabía que hacer al principio, quiso desaparecer por el bien de su mejor amigo y de la chica de la que estaba enamorado, pero cada día que pasaba lejos sin escuchar la voz de Alexandra, sin ver sus ojos azules, todo eso lo estaba matando, la quería para él, pero no quería perder la poca amistad que aún le quedaba de Nathe, ¿por qué tuvieron que enamorarse de la misma chica? ¿Por qué se fijó en ella?, ¿por qué no puede enamorarse de alguien más? Siempre se preguntaba eso, no pensaba en otra cosa que no fuera en Alexandra.Desde que tomó la decisión de alejarse de todos, y mudarse por un tiempo a París, se dedicó a conocer a nuevas chicas, su manager lo regañaba constantemente por su actitud, pero no le importaba, necesitaba un tiempo de introspecci
Alexandra estaba muy contenta con aquel mensaje, por fin Nathe podría arreglar las cosas con su mejor amigo, y por supuesto le dejaría muy claro que ella solo quería a Nathe, que no podía permitirse sentir algo más por él, solo una simple amistad. Guardó su celular al tiempo que Caroline observaba con sus ojos muy abiertos, aquel encuentro afuera del auto.— ¿Quién será esa chica tan...? —Caroline guardó silencio al ver mejor a la chica que estaba hablando con Nathe—. Es un poco guapa, pero...Alexandra no prestaba atención a lo que decía su hermana menor, ni a lo que estaba haciendo Nathe afuera con aquella desconocida, no sabía sentir celos, ella amaba, cuidaba, y confiaba, lo que significaba que confiaba en Nathe, deb&i
El resto del trayecto fue de lo más incómodo para todos, excepto para Alex, quien solo se dedicó a pensar en lo que le iba a decir a Brandon cuando lo viera. No reparó en que María no dejaba de ver a Nathe de una forma insinuante, y de que Caroline la observaba con ojos de odio.Cuando llegaron al dichoso restaurante y todos bajaron, Nathe detuvo a Alexandra unos momentos.—Sigan adelante, necesito unos momentos con mi novia —Nathe dice sin quitarle la mirada de encima a Alexandra.— ¡Me parece bien, de esa forma podremos conocernos un poco más! —chilla María dirigiéndose a Caroline, quien por su rostro, se veía que no estaba cómoda con aquella situación, pero sabía que lo
Al llegar al lugar en donde María había propuesto, Nathe sintió el peso del pasado sobre sus hombros, y aquellos recuerdos lo bombardeaban sin perdón. Era un lago hermoso que a la luz de la luna se veía mágico, alrededor estaba lleno de pasto verde y margaritas por todos lados, Alex se sentía fascinada al ver todo aquello, y Caroline de inmediato sonrió y comenzó a quitarse la ropa quedándose en ropa interior, Alex al ver eso sabía lo que significaba.Cuando eran más pequeñas solían escaparse por la noche y cerca de su casa, a unos veinte minutos estaba un río, acostumbraban jugar y mojarse, era como un ritual, aquella añoranza hizo que Alexandra también comenzara a desvestirse, solo que ella se quedó con una blusa de tirantes color blanca, que traía por de
La luna estaba por lo más alto, y la madre de Nathe esperaba a que él llegara y le reclamara por lo sucedido, su hijo no era tonto, y sabía que ella estaba detrás de todo eso, no era que no quisiera a Alexandra, se identificaba con ella, le recordaba constantemente su pasado, uno, que se había empeñado tanto tiempo en ocultar, en olvidar, en dejarlo donde bebería estar, en el pasado, pero ahí estaba Alexandra, con sus ojos azules, bonita sonrisa, y buen corazón, la desafiaba constantemente, creyó que por fin se había alejado de sus vidas, pero no es así.No era fea, de hecho, pensaba que era muy guapa, pero era pobre, y eso era un problema para ella, si fuera millonaria otra cosa sería, hasta aceptaría su noviazgo, pero ese no era el caso.
Los rayos del sol se filtraban por el gran ventanal de cristal, iluminando toda la habitación y dándole un aspecto de paz y seguridad, el calor del hogar era tranquilizador, aquella mujer de ojos azules observaba a su pequeño hijo de dos años de edad, él era lo único que la mantenía con vida, ya que una parte de ella seguía muerta, algunas preguntas rondaban por su mente, ¿dónde están? ¿Estarán bien? ¿Pasarán hambre y frío? Y la pregunta que más la atormentaba provocándole pesadillas por las noches; ¿seguirán con vida? Sí, tienen que estarlo, de lo contrario su vida se acabaría, quería de vuelta a sus pequeñas hijas.Sabía que su marido estaba haciendo todo lo posible por encontrarlas, él era el que estaba su