El resto del trayecto fue de lo más incómodo para todos, excepto para Alex, quien solo se dedicó a pensar en lo que le iba a decir a Brandon cuando lo viera. No reparó en que María no dejaba de ver a Nathe de una forma insinuante, y de que Caroline la observaba con ojos de odio.
Cuando llegaron al dichoso restaurante y todos bajaron, Nathe detuvo a Alexandra unos momentos.
—Sigan adelante, necesito unos momentos con mi novia —Nathe dice sin quitarle la mirada de encima a Alexandra.
— ¡Me parece bien, de esa forma podremos conocernos un poco más! —chilla María dirigiéndose a Caroline, quien por su rostro, se veía que no estaba cómoda con aquella situación, pero sabía que lo tenía que hacer por su hermana mayor, así que terminó aceptando.
Cuando ambas chicas se fueron acompañadas por un hombre de seguridad de Nathe, este se sintió más relajado.
—Lo lamento Alex.
— ¿Por qué?
—María es... —Nathe vaciló un poco al hablar.
—Es tu pasado —afirma con seguridad Alexandra.
—Sí, es mi pasado, ella fue mi novia hace muchos años, vivía en mi barrio —le explica Nathe.
—Bien, entonces no hay problema —Alexandra le sonríe—. Todo estará bien, terminemos con esto y vayamos a descansar.
Nathe se sentía extremadamente atraído por ella, por lo que la acercó a él y la besó, Alexandra sintió una extraña sensación de deseo por Nathe, abrió los labios dándole entrada a su lengua para que jugueteara con la de ella, él beso fue tan lento, tierno y lleno de pasión, que Nathe se tuvo que apartar al sentir como su miembro reaccionaba a aquella nube de sensaciones placenteras.
—Será mejor que nos demos prisa, quisiera llegar lo antes posible —susurra Nathe.
—Mmm
Nathe y Alex se adentran al restaurante y toman asiento juntos, María de inmediato les avienta una mirada risueña, Alex lo toma como algo normal, pero lo cierto es que Nathe sabe muy bien que no lo hace de buena fe, ella esconde un pasado con él, ella era más que una simple novia ella...
Nathe sale de su ensoñación al escuchar como un mesero se acerca a darles la carta, Caroline se adelanta a pedir únicamente una hamburguesa, y un refresco de cola, Alex solo quiere una ensalada con aderezo de nuez, mientras que María pude un burrito vegano. Nathe estaba nervioso, ¿por qué tenía que presentarse su pasado? Él pidió lo mismo que Caroline y el mesero se marchó.
—Eso no es muy saludable Nathe —habla María guiñándole el ojo y después se dirige a Alex—. La comida favorita de Nathe es la pasta risoto con perejil y aderezo de mango, pero eso ya lo sabías, ¿cierto? Siempre pedía eso cuando salíamos, ¿si sabías que yo era su novia?
Nathe apretó la mandíbula, un golpe bajo, pero al ver a Alexandra tan tranquila en su asiento, se carcajeó por dentro, había olvidado lo fuerte que era su chica, estaba pensando que ahí la que debería temer era María, no sabía con quien se estaba metiendo.
—No sé cuál es la comida favorita de Nathe, de hecho no sé muchas cosas de él pero gracias por la información, lo tendré en cuenta —Alex estaba tan tranquila que por un momento Nathe dudó de que sintiera algo por él, pero la sola idea de pensarlo le dolía, por lo que apartó esos pensamientos de su mente—. Y por lo otro, ya lo sabía, eran novios, en su barrio, pero eso es pasado —Alex la mira fijamente y con una media sonrisa que lejos de parecer amistosa, era desafiante—. Tu eres su pasado, yo su presente.
María se quedó mirando fijamente a Alex, y después de unos segundos reaccionó y le sonrió, mientras Nathe estaba orgulloso de su chica.
—Claro que soy su pasado... —comienza a decir María.
—Y el pasado debe estar ahí justamente —la interrumpe Alexandra con una sonrisa cálida—. En el pasado.
En ese momento llega el mesero con sus órdenes y todos dan por zanjado el tema, comenzando a hablar de otras cosas como sus viajes a Tokio, y a Brasil, a pesar de todo, Alexandra trataba de ponerle toda la atención posible, pero en su mente se colaban unas cosas:
a) Encontrar a su verdadera familia.
b) Saber que pasó realmente.
c) La idea de avisarles a sus padres cuando los encontraran, que una de sus hermanas estaba muerta.
d) Asegurarse que Caroline estaba segura.
Y...
e) Brandon.
Alexandra masticaba sin estar realmente ahí con sus acompañantes, hasta que de pronto sintió la mirada de todos sobre ella, tragó rápidamente y tomando un sorbo a su agua mineral, alzó la vista.
— ¿Sucede algo? —pregunta Alex pasando de Nathe a Caroline para terminar en María.
—Te pregunté si tú y Nathe ya habían tenido relaciones —habla por fin María, provocando un silencio descomunal en el pequeño ambiente que los rodeaba dejando de lado a los demás.
Alexandra volvió a la realidad de golpe, a Caroline se le cayó un cubierto que habían dejado en su plato por si gustaba comer la hamburguesa al estilo ricachón, Nathe estaba de mil colores y se podía ver como las venas de su cuello se marcaban más, mientras tanto, María solo esperaba divertirse y molestarlos con sus malos comentarios, entonces lo captó, Nathe lo supo, ¿cómo es que después de todo este tiempo, se encontraron?... En efecto, su madre estaba detrás de esto, ella debió llamarle y pedirle ayuda, como si traer su pasado tormentoso a su presente le ayudara.
—No —Alexandra responde finalmente después de evaluar todas las respuestas posibles y de ver los caminos por los cuales evadir la realidad, el punto es que no lo había.
Nathe sin razón alguna se molestó con Alex por haber contestado eso, aunque fuera verdad tenía una breve y pequeña esperanza de que mintiera y así deshacerse de ella, pero Alexandra nunca mentía, y esa al parecer no iba a ser la excepción.
—Vaya, pensé que si habías tenido sexo —María se mete otro bocado a la boca, masticando con sumo cuidado su ensalada.
—No es algo que me importe mucho, para mí es más o importante conocerle, y que me conozca, que un acto sexual, hacerlo o no, no significa que esa persona te amará toda la vida, o que es lo mejor —la respuesta de Alex dejó con la boca llena de mierdas que quería escupir María, se atragantó un poco y tuvo que tomar del refresco de cola de Nathe.
—Pero me sorprende que Nathe no hubiera intentado... Bueno ya sabes lo que quiero decir —prosigue María escupiendo su veneno.
—Eso es algo privado —por fin habla Nathe—. Pero si tanto te interesa, te diré que eso se debe a que con Alex voy en serio, no solo es una aventura pasajera como piensa todo el mundo.
María se le queda viendo hecha una furia, sus ojos destellan, y se nota que aprieta los dientes, Alexandra estaba a punto de decir algo más, cuando de pronto se escucharon muchos flashes, todos voltearon como resortes hacia el ruido y al ver de lo que se trataba, Nathe maldijo por dentro.
—Mierda —murmura Nathe tomando de la mano con fuerza a Alex.
Un mar de paparazzi estaba entrando al lugar, enseñando al señor de la recepción, una especie de credencial que llevaban colgando del cuello, Caroline parecía divertida con todo eso, le gustaba la fama y fácilmente se podría adaptar a ese estilo de vida.
Nathe mandó un mensaje de texto rápidamente y se levantó de la mesa como resorte.
—Bien, es hora de la retirada —dice apretando aún con más fuerza a Alex—. Uno de mis hombres nos está esperando en una camioneta por la parte trasera, pasaremos rápido y no contestaremos ninguna de sus imprudentes preguntas ¿entendido?.
— ¿Desde cuándo no te gusta la fama? —pregunta María con el ceño fruncido.
—No hay tiempo, andando —los apresura Nathe.
Los cuatro se dirigen por la sección de cocina mientras escucha como la seguridad del restaurante, les impide el paso a los paparazzi, aunque se siguen escuchando los flash de las cámaras, los estaban grabando también.
Cuando salen otro mar de flash los esperan, Alex aprieta la mano de Nathe, y este al darse cuenta la pasa por delante de él para poder pasar entre toda esa gente que solo hace preguntas incómodas, para no decir idiotas. Al llegar a la camioneta se suben y el chofer se pone en marcha.
— ¡Eso fue sorprendente! —Grita con emoción Caroline—. Hay que hacerlo otra vez.
—Apuesto a que ya estás acostumbrada a todo esto de la fama de Nathe —María seguía insistiendo en molestar a Alexandra.
—No —Respondió a secas Alex.
—Tengo una idea, ¿por qué no vamos al río en donde Nathe y yo solíamos ir cuando veníamos acá? —propone María con una sonrisa maliciosa.
—Olvídalo, es muy tarde y... —Nathe se sentía cada vez más incómodo, cuando llegara le hablaría a su madre y le pediría explicaciones.
—Claro, me gustaría —responde Alex con voz gélida.
Nathe traga saliva al darse cuenta de lo que significaba eso, lo cual no era nada bueno, María era más que su pasado, era un error en su adolescencia, ella había sido más que su novia, ella...
Al llegar al lugar en donde María había propuesto, Nathe sintió el peso del pasado sobre sus hombros, y aquellos recuerdos lo bombardeaban sin perdón. Era un lago hermoso que a la luz de la luna se veía mágico, alrededor estaba lleno de pasto verde y margaritas por todos lados, Alex se sentía fascinada al ver todo aquello, y Caroline de inmediato sonrió y comenzó a quitarse la ropa quedándose en ropa interior, Alex al ver eso sabía lo que significaba.Cuando eran más pequeñas solían escaparse por la noche y cerca de su casa, a unos veinte minutos estaba un río, acostumbraban jugar y mojarse, era como un ritual, aquella añoranza hizo que Alexandra también comenzara a desvestirse, solo que ella se quedó con una blusa de tirantes color blanca, que traía por de
La luna estaba por lo más alto, y la madre de Nathe esperaba a que él llegara y le reclamara por lo sucedido, su hijo no era tonto, y sabía que ella estaba detrás de todo eso, no era que no quisiera a Alexandra, se identificaba con ella, le recordaba constantemente su pasado, uno, que se había empeñado tanto tiempo en ocultar, en olvidar, en dejarlo donde bebería estar, en el pasado, pero ahí estaba Alexandra, con sus ojos azules, bonita sonrisa, y buen corazón, la desafiaba constantemente, creyó que por fin se había alejado de sus vidas, pero no es así.No era fea, de hecho, pensaba que era muy guapa, pero era pobre, y eso era un problema para ella, si fuera millonaria otra cosa sería, hasta aceptaría su noviazgo, pero ese no era el caso.
Los rayos del sol se filtraban por el gran ventanal de cristal, iluminando toda la habitación y dándole un aspecto de paz y seguridad, el calor del hogar era tranquilizador, aquella mujer de ojos azules observaba a su pequeño hijo de dos años de edad, él era lo único que la mantenía con vida, ya que una parte de ella seguía muerta, algunas preguntas rondaban por su mente, ¿dónde están? ¿Estarán bien? ¿Pasarán hambre y frío? Y la pregunta que más la atormentaba provocándole pesadillas por las noches; ¿seguirán con vida? Sí, tienen que estarlo, de lo contrario su vida se acabaría, quería de vuelta a sus pequeñas hijas.Sabía que su marido estaba haciendo todo lo posible por encontrarlas, él era el que estaba su
Nathe estaba furioso, sabía que no estaba bien tener pensamientos malos con respecto a su madre, pero en ese instante deseaba mandarla lejos de sus vidas, sabía que todo había sido un juego sucio de ella y su cómplice era María, pero iba a permitir que lo alejaran de la chica a la que amaba por primera vez en la vida, bueno tal vez la segunda vez pero ese era un tema que no quería tomar.—Te odio —suelta Nathe con una voz llena de rencor.—No tienes ningún derecho a hablarme de esa forma —habla la madre de Nathe con toda la tranquilidad del mundo, mientras toma asiento y observa a Alexandra y a Caroline—. Veo que las han encontrado.—Tarde o temprano iba a dar con ellas, madre.
La luna estaba por lo más alto del cielo y regalaba sus rayos plateados a aquellas almas que los supieran apreciar, esa noche, a unos cuantos kilómetros de distancia, estaba Brandon, en la habitación de un hotel, tocando la guitarra, borraba y escribía nuevas notas, primero tuvo la idea hace unos cuantos meses, cuando conoció a Alexandra ya estaba iniciando, pero al paso de los días comenzó a perderle interés, ahora que estaba dispuesto a todo por ella, y que quería recuperarla de algún modo, volvió a su vieja composición, estaba tan entretenido envuelto en su inspiración, que no se había percatado de que Bryana lo observaba con una enorme sonrisa de oreja a oreja.Pero en la mente de Brandon no había nadie más, solo Alexandra, pensar en su piel suave, en sus ojos azules observ
A la mañana siguiente, Nathe no podía creer lo que estaba pasando, había discutido con su madre diciéndole cosas como nunca lo había dicho, pero no iba a dejar que alguien como ella arruinara su felicidad, lo cierto era que no permitiría que alguien más se entrometiera en su relación con Alex, ¿acaso no lo veían? La amaba, más que nada en el mundo, pero eso era agua pasada.Al igual, no podía dejar de pensar en lo que le dijo su chica, cuando la escuchó fue el chico más feliz del planeta, ella estaba muy insistente así que hoy era el gran día, tal y como Alexandra lo había planeado. Pero antes del gran momento quería que pasaran momentos juntos, hacer algo divertido, es por eso que tenía un plan a seguir.
Cuando la fría mirada de Brandon se cruzó con Nathe, y al verlo agitadamente, sintió coraje, era más que obvio lo que su mejor amigo estaba haciendo, pero no demostró su molestia, él tenía un plan, y ese no era precisamente pelear con él, había regresado para luchar por Alexandra.—Brandon —dice Nathe muy sonriente.—He vuelto Nathe —contesta Brandon entrando sin permiso y observando todo el lugar.— ¿Cómo sabías donde estaba? —pregunta Nathe cerrando la puerta detrás de él.—Me lo ha contado tu madre, también me dijo que estaba de regreso María, no es algo bueno para ti, espero que
—Te exijo que me digas cuáles son tus verdaderas intenciones —le pregunta Nathe a su mejor amigo, no se comía ese cuento de que ahora tenía novia y estaba muy enamorado de ella.Brandon lo mira fijamente y en su rostro se dibuja una enorme sonrisa.—En verdad crees que me conoces bien, ¿cierto? —Brandon enarca una ceja.—Te conozco mejor que nadie, crecimos juntos, y sé que no estás enamorado de Bryana, volviste por Alexandra, y no lo permitiré, la amo —Nathe aprieta los puños.—Por milésima vez, no vengo a quitarte a Alexandra, tienes razón, tal vez no estoy tan enamorado de Bryana como tú de Alexandra, pero me gusta