Los rayos del sol se filtraban por el gran ventanal de cristal, iluminando toda la habitación y dándole un aspecto de paz y seguridad, el calor del hogar era tranquilizador, aquella mujer de ojos azules observaba a su pequeño hijo de dos años de edad, él era lo único que la mantenía con vida, ya que una parte de ella seguía muerta, algunas preguntas rondaban por su mente, ¿dónde están? ¿Estarán bien? ¿Pasarán hambre y frío? Y la pregunta que más la atormentaba provocándole pesadillas por las noches; ¿seguirán con vida? Sí, tienen que estarlo, de lo contrario su vida se acabaría, quería de vuelta a sus pequeñas hijas.
Sabía que su marido estaba haciendo todo lo posible por encontrarlas, él era el que estaba su
Nathe estaba furioso, sabía que no estaba bien tener pensamientos malos con respecto a su madre, pero en ese instante deseaba mandarla lejos de sus vidas, sabía que todo había sido un juego sucio de ella y su cómplice era María, pero iba a permitir que lo alejaran de la chica a la que amaba por primera vez en la vida, bueno tal vez la segunda vez pero ese era un tema que no quería tomar.—Te odio —suelta Nathe con una voz llena de rencor.—No tienes ningún derecho a hablarme de esa forma —habla la madre de Nathe con toda la tranquilidad del mundo, mientras toma asiento y observa a Alexandra y a Caroline—. Veo que las han encontrado.—Tarde o temprano iba a dar con ellas, madre.
La luna estaba por lo más alto del cielo y regalaba sus rayos plateados a aquellas almas que los supieran apreciar, esa noche, a unos cuantos kilómetros de distancia, estaba Brandon, en la habitación de un hotel, tocando la guitarra, borraba y escribía nuevas notas, primero tuvo la idea hace unos cuantos meses, cuando conoció a Alexandra ya estaba iniciando, pero al paso de los días comenzó a perderle interés, ahora que estaba dispuesto a todo por ella, y que quería recuperarla de algún modo, volvió a su vieja composición, estaba tan entretenido envuelto en su inspiración, que no se había percatado de que Bryana lo observaba con una enorme sonrisa de oreja a oreja.Pero en la mente de Brandon no había nadie más, solo Alexandra, pensar en su piel suave, en sus ojos azules observ
A la mañana siguiente, Nathe no podía creer lo que estaba pasando, había discutido con su madre diciéndole cosas como nunca lo había dicho, pero no iba a dejar que alguien como ella arruinara su felicidad, lo cierto era que no permitiría que alguien más se entrometiera en su relación con Alex, ¿acaso no lo veían? La amaba, más que nada en el mundo, pero eso era agua pasada.Al igual, no podía dejar de pensar en lo que le dijo su chica, cuando la escuchó fue el chico más feliz del planeta, ella estaba muy insistente así que hoy era el gran día, tal y como Alexandra lo había planeado. Pero antes del gran momento quería que pasaran momentos juntos, hacer algo divertido, es por eso que tenía un plan a seguir.
Cuando la fría mirada de Brandon se cruzó con Nathe, y al verlo agitadamente, sintió coraje, era más que obvio lo que su mejor amigo estaba haciendo, pero no demostró su molestia, él tenía un plan, y ese no era precisamente pelear con él, había regresado para luchar por Alexandra.—Brandon —dice Nathe muy sonriente.—He vuelto Nathe —contesta Brandon entrando sin permiso y observando todo el lugar.— ¿Cómo sabías donde estaba? —pregunta Nathe cerrando la puerta detrás de él.—Me lo ha contado tu madre, también me dijo que estaba de regreso María, no es algo bueno para ti, espero que
—Te exijo que me digas cuáles son tus verdaderas intenciones —le pregunta Nathe a su mejor amigo, no se comía ese cuento de que ahora tenía novia y estaba muy enamorado de ella.Brandon lo mira fijamente y en su rostro se dibuja una enorme sonrisa.—En verdad crees que me conoces bien, ¿cierto? —Brandon enarca una ceja.—Te conozco mejor que nadie, crecimos juntos, y sé que no estás enamorado de Bryana, volviste por Alexandra, y no lo permitiré, la amo —Nathe aprieta los puños.—Por milésima vez, no vengo a quitarte a Alexandra, tienes razón, tal vez no estoy tan enamorado de Bryana como tú de Alexandra, pero me gusta
Habían pasado dos días desde que Alexandra vio como Nathe y Brandon volvían a pelearse, al parecer Nathe no creía nada de lo que le dijo su mejor amigo, aquella noche tuvieron una pequeña discusión que terminó en unos cuantos golpes, nada grave, por supuesto, Alexandra quiso hablar con Nathe sobre lo ocurrido pero él no quiso, todo lo contrario, desde ese día no había querido hablar con ella, y eso le preocupaba.Estaba viendo su reflejo en el espejo, faltaba una hora para la fiesta que había organizado la madre de Nathe con motivo del cumpleaños de María, ella no quería participar, pero Nathe le dijo que si no iban juntos la gente comenzaría a hablar y pensarían que entre él y María volvía a haber algo más. Traía puesto un vestido de noche, l
Era tiempo de regresar a Londres para la firma del nuevo contrato de Nathe, ya estaba todo arreglado y sería más que pronto, estaba terminando empacar cuando recordó todo lo que pasó en el cumpleaños de María, después de la confesión que hizo Bryana sobre el supuesto embarazo, cierra los ojos y vuelve a vivir todo, ¿cómo era posible si usaban condón?— ¿Estás loca? —le pregunta Brandon a Bryana cuando la bajan y la llevan a una silla para que tomara asiento.—Espero que sea niña, ¿no crees? —argumenta ella mientras nota como las palabras se le resbalan por la boca.—No estás embarazada, es imposible —Brandon niega con la cabeza y se acerca
Alexandra se estaba duchando sin apartar de la mente aquel viaje, cada que estaba cerca de Nathe, sentía un cosquilleo en el estómago, y su temperatura aumentaba junto con los latidos de su corazón, deseaba estar con él, pero tenía miedo de arruinarlo todo. Cierra la llave de la regadera y al salir envuelve su cuerpo mojado en una toalla, ya habían llegado a la casa de Nathe, y mañana tenían planeado ya comenzar con el nuevo trabajo, se emociona al ver una nueva guitarra en su habitación, regalo de Nathe, por supuesto.—No deberías salir así de mojada —la voz de Nathe retumba por aquella habitación—. Es demasiado peligroso.—Peligroso... —Alex murmura mientras su mirada se clava en él, estaba recargado en una de las p