Al llegar al lugar en donde María había propuesto, Nathe sintió el peso del pasado sobre sus hombros, y aquellos recuerdos lo bombardeaban sin perdón. Era un lago hermoso que a la luz de la luna se veía mágico, alrededor estaba lleno de pasto verde y margaritas por todos lados, Alex se sentía fascinada al ver todo aquello, y Caroline de inmediato sonrió y comenzó a quitarse la ropa quedándose en ropa interior, Alex al ver eso sabía lo que significaba.
Cuando eran más pequeñas solían escaparse por la noche y cerca de su casa, a unos veinte minutos estaba un río, acostumbraban jugar y mojarse, era como un ritual, aquella añoranza hizo que Alexandra también comenzara a desvestirse, solo que ella se quedó con una blusa de tirantes color blanca, que traía por debajo de la ropa, siguió a su hermana y ambas se metieron al agua.
— ¡¿Pero qué les pasa?! —grita indignada María.
—Se divierten, eso es todo.
—Eso quiere decir que apruebas su comportamiento, te desconozco Nathe —María lo mira fijamente con diversión—. Aunque debo admitir que me excita mucho esta nueva etapa que desconozco de tu vida.
Nathe observa como Alexandra y Caroline están tan entretenidas en lo suyo, así que toma bruscamente del brazo a María y la lleva a un lugar más apartado de ahí, atrás de unos arbustos enormes, sin darse cuenta que Alex veía todo.
— ¿Qué es lo que traman tú y mi madre? —pregunta Nathe furioso.
—No sé de lo que hablas —María suelta una risotada.
—Claro que lo sabes, mi madre te mandó llamar para arruinar mi vida y alejarme de Alex —la mirada de Nathe por primera vez era fría y calculadora, una mirada que incluso Alexandra no conocía—. ¿Cuánto te pagó?
—Me ofendes Nathe, ¿cómo estás tan seguro que tu madre me llamó?
—Porque ella no aprueba mi relación con Alex, y haría lo que sea para lograr su objetivo, sabes bien que solo le importa el dinero —Nathe estaba perdiendo la paciencia.
—Si ese fuera el caso, que no lo es, ¿no crees que las madres siempre tienen la razón?
—Mi madre nunca ha tenido razón en nada, al menos que siempre exista dinero de por medio.
—Creo que si eso fuera cierto, esta vez deberías hacerle caso a tu madre —María se acerca un poco más a él— para ser honesta sí, tu madre me llamó, me quiso pagar pero lo rechacé.
— ¿Por qué? —Nathe abre los ojos como platos.
—Porque me interesas.
Aquellas palabras quedaron flotando en el aire, y como filosos cuchillos atravesaron el corazón de Nathe, sin saber lo que vendría después, y aquellas imágenes del pasado volvieron a su mente, él era feliz, realmente era muy feliz a su lado hasta que ella...
—Eso es agua pasada —Nathe da dos pasos atrás.
—El agua siempre regresa a su lugar de origen —María se acerca más y más.
Nathe se sentía acorralado, en ese momento María es más rápida y se acerca a él, lo besa y por unos segundos Nathe se maldice al quedarse quieto, sentir sus labios sobre los de él le dolió, pero una pequeña parte de su corazón, sintió nostalgia y lo deseó.
— ¿Qué haces?
Una voz, aquella voz lo sacó de su engaño y se alejó de María, y sus ojos azules se clavaron en los de Alex, quien se veía hermosa, mojada de pies a cabeza, sus labios carnosos lo invitaban, la blusa se le había pegado al cuerpo, pero al ver que Alex no lo estaba viendo a él, ni a ella, sintió un ligero escalofrío, la mirada de su chica misteriosa estaba colocada detrás de ellos. Entonces Alexandra da un paso adelante y se escuchan muchos flashes.
Nathe voltea furioso y se da cuenta de que están rodeados en cuestión de segundos por muchos paparazzi, tomaban fotos y grababan todo. En ese momento Alexandra se da la media vuelta para recoger sus cosas, se sentía de un modo que jamás había sentido, un dolor en su pecho comenzó a recorrerle por todo el cuerpo y sintió ganas de llorar sin saber por qué, realmente.
Tomó sus cosas mientras observaba como su hermana menor hacía lo mismo y se dirigía al auto, en donde los estaba esperando el chofer y dos hombres de la seguridad de Nathe.
Alexandra aceleró el paso mientras escuchaba de fondo como bombardeaban a Nathe y a María con preguntas incómodas. Ella estaba a punto de llegar pero a unos dos metros salió un paparazzi con una cámara y enseguida una reportera guapa.
—Alex, ¿qué piensas de que Nathe se hubiera besado con su ex novia?
¿Así que todos sabían que eran novios? Alexandra aguantó las ganas que tenía de llorar y quiso ignorarla.
—Se besaron, ¿qué piensas de eso?
Enseguida salieron más reporteros para atacarla con más preguntas.
—¿Qué sientes en este momento al ver como Nathe te engañaba con su ex novia?.
Miedo
—Ella es guapa, ¿crees que Nathe la elija a ella? —atacó otro reportero.
Corazón roto
Nathe a lo lejos veía como rodeaban a Alexandra y sintió un miedo enorme, por lo que aceleró el paso con ayuda de tres de sus hombres de seguridad, que se encargaban de ayudarlos y abrirles paso, mientras María se colgaba de su brazo como lapa, e intentaban pasar.
— ¿Vas a terminar con Nathe?
— ¿Sientes que eso afectó su relación?
—Besó a su ex ¿crees que siente algo por ella?
— ¿Le permites esa clase de comportamiento?
— ¿Tu y Nathe terminarán?
Alexandra comenzó a sentirse acorralada, tenía náuseas y lo único que quería era llegar a la seguridad del auto, se mordió el labio inferior, y un miedo horrible se apoderó de ella.
— ¿Que sientes al saber que Nathe se ha besado con su ex novia, una con la que se pensaba casar? —pregunta una reportera con cara de maldad y una enorme sonrisa en los labios.
Aquella pregunta despertó en Alexandra algo que había enterrado por algunos meses; la realidad.
Nathe ya estaba llegando para salvar a Alex pero en ese momento ella se volteó, se puso firme y con la mirada fría y distante, misma que tenía cuando la conoció, le echó un vistazo a él y después a la reportera que le había hecho esa pregunta.
—Nada —la voz de Alexandra no temblaba ni un poco—. No siento nada porque Nathe y yo no somos novios.
"No somos novios"
"No somos novios"
"No somos novios"
"No somos novios"
"No somos novios"
Aquellas palabras golpeaban el corazón de Nathe.
—Alex —susurra él.
—Con su permiso, tengo que retirarme, son a ellos a quienes buscan —Alex se da la media vuelta con el corazón roto y con unas ganas inmensas de llorar.
¿Por qué no lo vio antes? Ellos... Ellos tenían historia, y por mucho que fuera una trampa, creyó que Nathe era lo suficientemente inteligente como para ver que todo lo había tramado su madre y ella, María, Alex se había dado cuenta en cuanto la vio, pero pensó que Nathe también se dio cuenta, y cuando observó cómo se alejaban, vio varias sombras entre los arbustos, cuando salió del agua y caminó hasta allá, pudo escuchar algunas cosas, y luego pasó todo.
Alexandra se dirige al auto y entra, enseguida llegan Nathe y María agarrada de si brazo, él la ve con dolor en los ojos pero Alex decide ignorarlo. No sabía porque se sentía de esa forma.
— ¡Cielos! —grita María mientras él auto se aleja—. En verdad creí que eran novios.
— ¡Lo somos, carajo! —Grita Nathe fuera de si—. Lo somos, somos novios, somos...
—Nada —susurra Alex.
Todos guardaron silencio en el auto, mientras que en el lago se marchaban poco a poco los paparazzi con sus notas y vídeos. Todos menos alguien, aquella mujer que le había hecho la última pregunta, estaba quieta en aquel lugar, viendo el agua, tranquila, hasta que suena su celular.
— ¿Hola? —pregunta con una enorme sonrisa, sabía quién era.
Todo estaba planeado, y todo había salido a la perfección.
—Sí señora, todo salió tal y como lo pidió, mañana mismo estará todo en primera plana, a primera hora del día.
La luna estaba por lo más alto, y la madre de Nathe esperaba a que él llegara y le reclamara por lo sucedido, su hijo no era tonto, y sabía que ella estaba detrás de todo eso, no era que no quisiera a Alexandra, se identificaba con ella, le recordaba constantemente su pasado, uno, que se había empeñado tanto tiempo en ocultar, en olvidar, en dejarlo donde bebería estar, en el pasado, pero ahí estaba Alexandra, con sus ojos azules, bonita sonrisa, y buen corazón, la desafiaba constantemente, creyó que por fin se había alejado de sus vidas, pero no es así.No era fea, de hecho, pensaba que era muy guapa, pero era pobre, y eso era un problema para ella, si fuera millonaria otra cosa sería, hasta aceptaría su noviazgo, pero ese no era el caso.
Los rayos del sol se filtraban por el gran ventanal de cristal, iluminando toda la habitación y dándole un aspecto de paz y seguridad, el calor del hogar era tranquilizador, aquella mujer de ojos azules observaba a su pequeño hijo de dos años de edad, él era lo único que la mantenía con vida, ya que una parte de ella seguía muerta, algunas preguntas rondaban por su mente, ¿dónde están? ¿Estarán bien? ¿Pasarán hambre y frío? Y la pregunta que más la atormentaba provocándole pesadillas por las noches; ¿seguirán con vida? Sí, tienen que estarlo, de lo contrario su vida se acabaría, quería de vuelta a sus pequeñas hijas.Sabía que su marido estaba haciendo todo lo posible por encontrarlas, él era el que estaba su
Nathe estaba furioso, sabía que no estaba bien tener pensamientos malos con respecto a su madre, pero en ese instante deseaba mandarla lejos de sus vidas, sabía que todo había sido un juego sucio de ella y su cómplice era María, pero iba a permitir que lo alejaran de la chica a la que amaba por primera vez en la vida, bueno tal vez la segunda vez pero ese era un tema que no quería tomar.—Te odio —suelta Nathe con una voz llena de rencor.—No tienes ningún derecho a hablarme de esa forma —habla la madre de Nathe con toda la tranquilidad del mundo, mientras toma asiento y observa a Alexandra y a Caroline—. Veo que las han encontrado.—Tarde o temprano iba a dar con ellas, madre.
La luna estaba por lo más alto del cielo y regalaba sus rayos plateados a aquellas almas que los supieran apreciar, esa noche, a unos cuantos kilómetros de distancia, estaba Brandon, en la habitación de un hotel, tocando la guitarra, borraba y escribía nuevas notas, primero tuvo la idea hace unos cuantos meses, cuando conoció a Alexandra ya estaba iniciando, pero al paso de los días comenzó a perderle interés, ahora que estaba dispuesto a todo por ella, y que quería recuperarla de algún modo, volvió a su vieja composición, estaba tan entretenido envuelto en su inspiración, que no se había percatado de que Bryana lo observaba con una enorme sonrisa de oreja a oreja.Pero en la mente de Brandon no había nadie más, solo Alexandra, pensar en su piel suave, en sus ojos azules observ
A la mañana siguiente, Nathe no podía creer lo que estaba pasando, había discutido con su madre diciéndole cosas como nunca lo había dicho, pero no iba a dejar que alguien como ella arruinara su felicidad, lo cierto era que no permitiría que alguien más se entrometiera en su relación con Alex, ¿acaso no lo veían? La amaba, más que nada en el mundo, pero eso era agua pasada.Al igual, no podía dejar de pensar en lo que le dijo su chica, cuando la escuchó fue el chico más feliz del planeta, ella estaba muy insistente así que hoy era el gran día, tal y como Alexandra lo había planeado. Pero antes del gran momento quería que pasaran momentos juntos, hacer algo divertido, es por eso que tenía un plan a seguir.
Cuando la fría mirada de Brandon se cruzó con Nathe, y al verlo agitadamente, sintió coraje, era más que obvio lo que su mejor amigo estaba haciendo, pero no demostró su molestia, él tenía un plan, y ese no era precisamente pelear con él, había regresado para luchar por Alexandra.—Brandon —dice Nathe muy sonriente.—He vuelto Nathe —contesta Brandon entrando sin permiso y observando todo el lugar.— ¿Cómo sabías donde estaba? —pregunta Nathe cerrando la puerta detrás de él.—Me lo ha contado tu madre, también me dijo que estaba de regreso María, no es algo bueno para ti, espero que
—Te exijo que me digas cuáles son tus verdaderas intenciones —le pregunta Nathe a su mejor amigo, no se comía ese cuento de que ahora tenía novia y estaba muy enamorado de ella.Brandon lo mira fijamente y en su rostro se dibuja una enorme sonrisa.—En verdad crees que me conoces bien, ¿cierto? —Brandon enarca una ceja.—Te conozco mejor que nadie, crecimos juntos, y sé que no estás enamorado de Bryana, volviste por Alexandra, y no lo permitiré, la amo —Nathe aprieta los puños.—Por milésima vez, no vengo a quitarte a Alexandra, tienes razón, tal vez no estoy tan enamorado de Bryana como tú de Alexandra, pero me gusta
Habían pasado dos días desde que Alexandra vio como Nathe y Brandon volvían a pelearse, al parecer Nathe no creía nada de lo que le dijo su mejor amigo, aquella noche tuvieron una pequeña discusión que terminó en unos cuantos golpes, nada grave, por supuesto, Alexandra quiso hablar con Nathe sobre lo ocurrido pero él no quiso, todo lo contrario, desde ese día no había querido hablar con ella, y eso le preocupaba.Estaba viendo su reflejo en el espejo, faltaba una hora para la fiesta que había organizado la madre de Nathe con motivo del cumpleaños de María, ella no quería participar, pero Nathe le dijo que si no iban juntos la gente comenzaría a hablar y pensarían que entre él y María volvía a haber algo más. Traía puesto un vestido de noche, l