Alexandra sintió un alivio al escuchar esa noticia, se sentía muy culpable por su separación.
—Eso es bueno.
—Sí.
Nathe se pone de pie y comienza a pensar que hacer, ya le había pedido perdón, pero no tenía idea de cómo pedirle que las cosas fueran como antes, una ola de miedo envuelta en nerviosismo se cruzó por todo su cuerpo, los latidos de su corazón comenzaron a acelerar su paso, incluso se podía dar el lujo de afirmar mentalmente que le sudaban las manos, pero al verlas comprobó que solo era imaginaria aquella sensación.
— ¿Entonces podremos ser novios de nuevo? —Alexandra se atrevió a dar el paso primero.
—Lo mismo estaba a punto de decirte —Nathe abre los ojos como platos.
—Bien, pues...
Nathe ya no pudo resistir, se acercó a ella y tomándola de la cintura suavemente, juntó sus labios con los de ella, Alex respondió a su tacto, y poco a poco le dio entrada a la lengua de él, quien al sentir aquello, Nathe se sintió excitado, no dudo en acercar más su cuerpo, y una cosa llevó a otra cosa, terminando encima de ella sobre el sillón, Alexandra abrió las piernas sin pensar y Nathe se colocó en medio, ambos podían sentir su sexo, el miembro de Nathe estaba endurecido, lo que hizo que creciera un enorme deseo en su interior.
De principio Nathe no hizo gran cosa, no pensaba estropear el momento, pero sus besos fueron poco a poco en aumento, Alex tenía miedo, y rápidamente las imágenes y recuerdos de lo que le hicieron Berth y sus compinches, hicieron que estuviera a punto de empujarlo, ¿qué le pasaba?, no era la primera vez que hacían eso, un juego sexual que nunca llegaba a más, pero entonces volvió a la realidad al escuchar la voz de Nathe.
—Te deseo Alex —le susurra él al oído con voz dulce.
—Nathe —suelta ella.
— ¿Sucede algo malo? —él se detiene para colocar la mirada más tierna que solo tenía para ella.
Alexandra se muerde lentamente el labio inferior, volviendo completamente loco a Nathe, quería morder, lamer, besar, todo con esos labios, y le cruzó como algo fugaz una perversión que para los hombres era satisfactorio, su boca alrededor de su...
—Vayamos a la habitación —dice finalmente ella.
— ¿Estás segura?
— ¿Acaso tú no quieres? —le pregunta Alex, ella necesitaba borrar de su mente todo lo que le hicieron y quedarse solo con lo que le dejara Nathe.
—Claro que quiero hacerte el amor, pero no es el momento, no vengo preparado y...
—Tienes razón, disculpa mi atrevimiento —Alex vuelve a optar la misma actitud fría y un poco hostil de siempre, empujándolo un poco para que se pusiera de pie y estar liberada de sus brazos y sus caricias.
—Alex —Nathe la mira fijamente sin ceder a alejarse de ella—. No quiero que mal entiendas las cosas, te deseo, quiero hacerte el amor, hacerte mía, pero no aquí, no ahora, quiero que sea especial, tratarte como se debe, y que sea en otro lugar, no en un hotel de lujo en donde la mayoría hace las cosas aquí.
Lo que decía Nathe tenía sentido, estaba a la defensiva pero al escuchar sus razones se tranquilizó y sin pensarlo sonrió.
—Me parece bien, quiero que sea en un sitio especial, único entre los dos —afirma ella.
—Y lo será, solo dame un poco de tiempo, yo soy el que más ganas tiene de... —Nathe se sonroja al pensar en lo que le quería hacer a Alex, cosa que le pareció un poco extraño, no era su primera vez, ya había estado con distintas chicas, incluida su ex, pero con Alexandra era diferente—. Bueno, tú me entiendes.
—Creo que sí, ahora te puedes ir si quieres —le propone Alex poniéndose de pie.
—Olvídalo, me marcharé pero contigo y con Caroline, tu hermana siempre habló conmigo, sabía que me extrañabas.
—Eso es muy petulante de tu parte.
—Puede ser, pero ya habrá tiempo para todo, he cancelado tres conciertos por depresión, nunca pensé que tú me pondrías así —Nathe encoge los hombros como si lo que estuviera diciendo no tuviera importancia alguna.
—Tengo que encontrar a mis verdaderos padres, no me puedo quedar de brazos cruzados.
—Yo las ayudaré, lo prometo, en cuanto termine los pequeños compromisos con la disquera estos días, contrataré a más detectives para investigar, son los mejores y estoy seguro de que encontrarán a tu verdadera familia —le asegura Nathe.
Alexandra se quedó callada unos segundos, estaba poniendo en una balanza todo lo que conllevaba a esperar, los pros y contras de cada situación, y no le pareció tan malo esperar unos días más, después de todo ya había esperado muchos años, eso no la mataría.
—Bien, tú ganas, solo unos días.
—Eso quiere decir que aceptas ser mi novia de nuevo ¿cierto? —Nathe traga saliva esperando la última respuesta de Alex.
—Sí, pero tendrás que hacer muchas cosas, y en eso está incluido el encontrar a Brandon.
—Todo lo que me pidas, de verdad.
Alexandra estaba a punto de decir algo cuando de pronto alguien entró por la puerta, se trataba de Caroline, y detrás de ella estaban seis hombres que pertenecían a los servicios de Nathe, algunas veces los llegó a ver en la casa de él.
—He vuelto hermanita, estos hombres nos ayudarán a llevar las maletas, a estas alturas supongo que ya arreglaron sus cosas y que aceptaste regresar a tu trabajo como compositora de Nathe y regresar a su hogar, bueno el que será en lo que termina su gira aquí.
—Vaya patito, me tienes muy sorprendida.
—Lo sé, y es mejor que nos demos prisa, Nathe prometió que nos llevaría a cenar a un lugar excelente, y no quiero llegar tarde.
Y diciendo esto Caroline tomó la mano de su hermana y ambas fueron a empacar sus cosas, pasados unos cuantos minutos, ya estaban por subirse a la camioneta de Nathe, pero en ese momento alguien lo llamó, se trataba de una chica morena, alta, de pelo rizado y nariz de bruja, pero guapa e irradiaba una frescura natural y estaba muy bien dotada de cuerpo.
— ¡Oh, Nathe! —la chica se acerca a él y sin aviso alguno lo abraza.
— ¿María? —él abre los ojos como platos.
Entonces Alexandra se mete a la camioneta aventándole una mirada fría a Nathe y cerrando la puerta de golpe, las cosas se estaban poniendo un poco tensas, y para rematar un día de sorpresas, su celular comienza a sonar, y al ver la pantalla una sonrisa se dibuja en sus labios.
Brandon no sabía que hacer al principio, quiso desaparecer por el bien de su mejor amigo y de la chica de la que estaba enamorado, pero cada día que pasaba lejos sin escuchar la voz de Alexandra, sin ver sus ojos azules, todo eso lo estaba matando, la quería para él, pero no quería perder la poca amistad que aún le quedaba de Nathe, ¿por qué tuvieron que enamorarse de la misma chica? ¿Por qué se fijó en ella?, ¿por qué no puede enamorarse de alguien más? Siempre se preguntaba eso, no pensaba en otra cosa que no fuera en Alexandra.Desde que tomó la decisión de alejarse de todos, y mudarse por un tiempo a París, se dedicó a conocer a nuevas chicas, su manager lo regañaba constantemente por su actitud, pero no le importaba, necesitaba un tiempo de introspecci
Alexandra estaba muy contenta con aquel mensaje, por fin Nathe podría arreglar las cosas con su mejor amigo, y por supuesto le dejaría muy claro que ella solo quería a Nathe, que no podía permitirse sentir algo más por él, solo una simple amistad. Guardó su celular al tiempo que Caroline observaba con sus ojos muy abiertos, aquel encuentro afuera del auto.— ¿Quién será esa chica tan...? —Caroline guardó silencio al ver mejor a la chica que estaba hablando con Nathe—. Es un poco guapa, pero...Alexandra no prestaba atención a lo que decía su hermana menor, ni a lo que estaba haciendo Nathe afuera con aquella desconocida, no sabía sentir celos, ella amaba, cuidaba, y confiaba, lo que significaba que confiaba en Nathe, deb&i
El resto del trayecto fue de lo más incómodo para todos, excepto para Alex, quien solo se dedicó a pensar en lo que le iba a decir a Brandon cuando lo viera. No reparó en que María no dejaba de ver a Nathe de una forma insinuante, y de que Caroline la observaba con ojos de odio.Cuando llegaron al dichoso restaurante y todos bajaron, Nathe detuvo a Alexandra unos momentos.—Sigan adelante, necesito unos momentos con mi novia —Nathe dice sin quitarle la mirada de encima a Alexandra.— ¡Me parece bien, de esa forma podremos conocernos un poco más! —chilla María dirigiéndose a Caroline, quien por su rostro, se veía que no estaba cómoda con aquella situación, pero sabía que lo
Al llegar al lugar en donde María había propuesto, Nathe sintió el peso del pasado sobre sus hombros, y aquellos recuerdos lo bombardeaban sin perdón. Era un lago hermoso que a la luz de la luna se veía mágico, alrededor estaba lleno de pasto verde y margaritas por todos lados, Alex se sentía fascinada al ver todo aquello, y Caroline de inmediato sonrió y comenzó a quitarse la ropa quedándose en ropa interior, Alex al ver eso sabía lo que significaba.Cuando eran más pequeñas solían escaparse por la noche y cerca de su casa, a unos veinte minutos estaba un río, acostumbraban jugar y mojarse, era como un ritual, aquella añoranza hizo que Alexandra también comenzara a desvestirse, solo que ella se quedó con una blusa de tirantes color blanca, que traía por de
La luna estaba por lo más alto, y la madre de Nathe esperaba a que él llegara y le reclamara por lo sucedido, su hijo no era tonto, y sabía que ella estaba detrás de todo eso, no era que no quisiera a Alexandra, se identificaba con ella, le recordaba constantemente su pasado, uno, que se había empeñado tanto tiempo en ocultar, en olvidar, en dejarlo donde bebería estar, en el pasado, pero ahí estaba Alexandra, con sus ojos azules, bonita sonrisa, y buen corazón, la desafiaba constantemente, creyó que por fin se había alejado de sus vidas, pero no es así.No era fea, de hecho, pensaba que era muy guapa, pero era pobre, y eso era un problema para ella, si fuera millonaria otra cosa sería, hasta aceptaría su noviazgo, pero ese no era el caso.
Los rayos del sol se filtraban por el gran ventanal de cristal, iluminando toda la habitación y dándole un aspecto de paz y seguridad, el calor del hogar era tranquilizador, aquella mujer de ojos azules observaba a su pequeño hijo de dos años de edad, él era lo único que la mantenía con vida, ya que una parte de ella seguía muerta, algunas preguntas rondaban por su mente, ¿dónde están? ¿Estarán bien? ¿Pasarán hambre y frío? Y la pregunta que más la atormentaba provocándole pesadillas por las noches; ¿seguirán con vida? Sí, tienen que estarlo, de lo contrario su vida se acabaría, quería de vuelta a sus pequeñas hijas.Sabía que su marido estaba haciendo todo lo posible por encontrarlas, él era el que estaba su
Nathe estaba furioso, sabía que no estaba bien tener pensamientos malos con respecto a su madre, pero en ese instante deseaba mandarla lejos de sus vidas, sabía que todo había sido un juego sucio de ella y su cómplice era María, pero iba a permitir que lo alejaran de la chica a la que amaba por primera vez en la vida, bueno tal vez la segunda vez pero ese era un tema que no quería tomar.—Te odio —suelta Nathe con una voz llena de rencor.—No tienes ningún derecho a hablarme de esa forma —habla la madre de Nathe con toda la tranquilidad del mundo, mientras toma asiento y observa a Alexandra y a Caroline—. Veo que las han encontrado.—Tarde o temprano iba a dar con ellas, madre.
La luna estaba por lo más alto del cielo y regalaba sus rayos plateados a aquellas almas que los supieran apreciar, esa noche, a unos cuantos kilómetros de distancia, estaba Brandon, en la habitación de un hotel, tocando la guitarra, borraba y escribía nuevas notas, primero tuvo la idea hace unos cuantos meses, cuando conoció a Alexandra ya estaba iniciando, pero al paso de los días comenzó a perderle interés, ahora que estaba dispuesto a todo por ella, y que quería recuperarla de algún modo, volvió a su vieja composición, estaba tan entretenido envuelto en su inspiración, que no se había percatado de que Bryana lo observaba con una enorme sonrisa de oreja a oreja.Pero en la mente de Brandon no había nadie más, solo Alexandra, pensar en su piel suave, en sus ojos azules observ