Amor, me arrepiento. ¡Casémonos de nuevo!
Amor, me arrepiento. ¡Casémonos de nuevo!
Por: Rosa
Capítulo 1
—¿Cuando vas a divorciarte de ella?

Dentro del palco, la chica miraba al hombre frente a ella, con sus ojos llenos de amor. Fuera del palco, Carolina López, pálida, con las manos y pies helados, miraba el rostro del mismo hombre sin pestañar, esperando la respuesta.

Ese era su marido, Lucas Rodríguez. Él es mudo, trabaja como camarero en este club, ella vino temprano del trabajo hoy para ir a casa con él, pero nunca pensó que se toparía con esta escena. La persona que suele llevar uniforme de camarero para trabajar aquí está ahora vestida con traje, su pelo corto está muy limpio, su mirada es reservada y fría, pero se manejaba refinado, elegante, algo que ella nunca le había visto.

Carolina palideció cuando lo oyó decirle, con su propia y perfecta voz:

—Hablaré con ella lo antes posible.

Carolina cerró los ojos y se fue. Él podía hablar. Resultó que tenía una voz muy buena. Sin embargo, lo que ella no esperaba era que lo primero que le oyera decir fuera divorcio. Atribulada, pensó que se había equivocado, que este hombre, reservado e inexpresivo no era su Lucas. Su Lucas no querría divorciarse de ella…

Ella salió del club, afuera, la llovía que caía la empapó enseguida. Se acercó a la ventana del palco y sacó su teléfono, marcando su número y viéndolo tomarlo y colgar la llamada, luego tecleó, llegándole pronto un mensaje a ella.

Lucas: [Amor, ¿Por qué llamas? ¿olvidas que no puedo hablar?

Mirando el mensaje, Carolina sintió tanto dolor en su corazón, como si le clavaran dagas. ¿Por qué le mintió? ¿Cuándo se recuperó? ¿Cuándo conoció a esa chica? ¿Cuándo decidió divorciarse de ella? Su cabeza se llenó de interrogantes. Quiso entrar al palco y preguntar, pero no soportaba su indiferencia.

Un año atrás, Carolina lo recogió y lo trajo a casa. Él era mudo y había perdido la memoria, solo recordaba cómo escribir su nombre. Ella lo enseñó desde cero, incluso aprendió el lenguaje de señas y también aprendió a quererla. Más adelante se casaron.

Se dice que en 21 días se crea un hábito, ella ya llevaba un año con él, realmente se había habituado a su presencia, a su sonrisa, a tenerlo cerca, así que pensó que todo lo de esa tarde, no era real y que él no se divorciaría de ella.

De vuelta a casa bajo la lluvia, al llegar a casa, Carolina se dio una ducha caliente, preparó la comida que a Lucas le encantaba comer y se sentó a la mesa a esperarlo. Cuando el reloj dio las diez de la noche, se abrió la puerta y entró él. Al verlo llegar con su uniforme como siempre, Carolina se sintió confundida, pensando que lo de antes era imaginario.

Lucas, al verla pálida y aturdida, se le acercó y le preguntó en señas: [¿Qué te pasa, amor?]

Él la miraba preocupado y ansioso, mientras que Carolina sólo tenía en la cabeza la imagen de él tecleando en el móvil, con tanta indiferencia y mirando sonreido a la chica con la que conversaba.

—Lucas, hueles a perfume de mujer.— dijo Carolina, evitando que la tocara. Lucas, algo nervioso, dijo en señas:

[Hoy me pasaron a trabajar en el palco, seguramente es el perfume de alguna invitada. Me daré una ducha.]

Y se metió al baño, oyéndose enseguida el ruido de la ducha.

Carolina se levantó y entró al baño e ignorando que estaba empapado, lo abrazó con fuerza.

—Lucas, hoy fui a buscarte al club.

Lucas, a pesar del impacto, soltó un respiro aliviado y dijo:

—Ya lo sabes todo.
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