Capítulo 6
Esa chica, era la misma persona que estaba en el palco ese día, preguntando a Lucas cuando se iba a divorciar. Ella estaba agarrando su brazo muy afectuosamente.

Lucas tiene misofobia. Cuando lo recogió por primera vez, aunque él había perdido la memoria, aún le quedaban algunos recuerdos instintivos de su cuerpo, y después de familiarizarse con el entorno, empezó a limpiar su casa, y cada lugar estaba inmaculadamente limpio. Nunca aceptaba las cosas que le daban los demás, y no comía en las comidas de la calle, y el aura que a veces salía de su cuerpo era algo que la gente corriente no tenía.

Y ahora, él permitía que esa chica le cogiera del brazo, los dos posando íntimamente. ¿Le estaba diciendo que, aunque no se divorciara, seguiría saliendo con esa chica? Carolina apretó con fuerza la esquina de su abrigo, con el corazón palpitante de dolor y los ojos doloridos. Lucas, ¿cómo podía ser tan excesivo? ¡Él usó el collar que ella eligió y se lo dio a otra mujer!

Carolina sacó su teléfono móvil y marcó el número de él, sólo que se quedó colgado en cuanto llamó, y ella siguió llamando como si no le creyera. Hasta que él contestó. — ¿Qué pasa?— Su tono, muy frío.

Carolina apretó con fuerza el móvil, él la oía, pero ella no se atrevía a preguntar. Él ya lo había hecho, ¿le servía de algo preguntar?

—No me siento bien ... —ella habló sin motivo, con la voz apagada, y colgó después. Apretó el teléfono y miró la hora. Si hubiera sido antes, él habría vuelto en cuanto se hubiera enterado de que ella no se sentía bien. Incluso hubiese llegado preocupado, y haciendo el lenguaje de señas desordenado de puros nervios.

El tiempo pasaba. Una hora, dos horas, y aún no se oía nada en la puerta. Carolina cerró los ojos desconsolada. Realmente ya no se preocupaba por ella. Se acurrucó en el sofá, como una pequeña bestia lamiéndose sola sus heridas, y se abrazó con fuerza. Pensó que así no le dolería tanto el corazón.

Medio dormida, sintió que alguien la abrazaba y levantaba. Carolina estaba aturdida y apresuradamente abrió los ojos, al ver el rostro apuesto de Lucas, sus lágrimas cayeron de repente.

— ¿Cariño, has vuelto?

Lucas la llevó en sus brazos al dormitorio y la colocó en la cama, miró sus lágrimas queriendo secárselas, pero reprimió el impulso.

—Carolina, me engañaste para que yo volviera y ni quieres divorciarte, ¿qué quieres hacer? —Se tiró de la corbata con fastidio, llevaba el mismo traje que ella había visto en la televisión. Carolina se quedó aturdida, su tono y su mirada eran distantes, todo lo contrario de cómo acababa de abrazarla suavemente.

De repente se levantó de la cama y caminó hacia él, extendiendo la mano para pellizcarle la cara. Lo hizo varias veces y de diferentes formas. Lucas le agarró por la muñeca, —No sigas con eso.

Carolina reprimió sus lágrimas, — ¡Quiero ver si eres mi cariño o no, mi cariño no me haría esto, me quiere, no cambiará su corazón! — La última frase, ¡casi la gritó! ¡Estaba realmente triste, realmente agraviada! Él cambió repentinamente su corazón, como una persona diferente, ¿cómo ella podía aceptarlo?

Lucas apretó su muñeca, sus dedos inconscientemente ejercieron fuerza, se resistió a los recuerdos de año pasado. Después de un largo rato, le soltó la muñeca, Y con desgano pronunció:

—¡Ten un poco de decencia!

Carolina reculó, palideciendo al instante.

Sus palabras fueron una ofensa.

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