—Bueno cielo cuídate mucho y llámame nada más que llegue— mamá se pega a mí en un gran abrazo que un poco más me deja sin aire— Si no me llames, moriré de la angustia cariño.
—Vamos Catalina deja que la niña que se le irá el vuelo— la regaña papá tomándola de un brazo para alejarla de mí.
—Los amo— dejo un beso en la frente de mamá y papá solo me guiña un ojo, sé que no le gustan las despidas.
—Espero tu llamada cielito— grita mamá ante de verme desaparecer por la gran puerta de cristal que me lleva al avión.
Hoy es un gran día o al menos eso me decía mamá un mes atrás cuando vio llegar la carta de aceptación de la universidad, yo no estoy segura de que sea ese gran día como ella dice por qué estoy dejando atrás mi casa, mi familia, mi mascota y toda una vida para ir a un nuevo lugar donde no conozco a nadie sumando que no soy muy buena haciendo amistades, odio las fiestas, el alcohol, el tabaco, las drogas, las actividades colectivas, en general soy un poco antisocial.
Cuando el avión toma altura mi corazón se acelera y mis manos comienzan a sudar, no le tengo miedo a las alturas, pero si le tengo miedo a todo lo que me espera a 45 minuto de aquí. Pero para relajarme un poco, saco mi portátil, pongo mis auriculares sobre mis oídos y enciendo la música que me relaja poco a poco.
— Muchacha— siento a alguien que sacude mi hombro y comienzo a abrir mis ojos lentamente para encontrarme con el rostro de una anciana sonriente— Ya hemos llegado, el avión acaba de aterrizar.
—Oh perdón, señora— me sonrojo de la vergüenza. Parece que me quede dormida— Gracias.
— No pasa nada— asegura ella muy gentilmente.
Después de veinte largos y eternos minutos dentro del aeropuerto logró salir a la calle donde ya me espera un taxi que me llevará hasta mi nuevo colegio.
Universidad querida, que ya estás mayor.
Gracias conciencia por recodármelo.
X'
— Muy buena suerte en sus estudios señorita— se despide el chófer dejando mis maletas en el suelo frente a la gran residencia.
—Muchas gracias.
Me he pasado semanas enteras buscando fotos de este lugar, pero no es lo mismo verlo frente a ti, todo parece salido de mis películas favoritas y cuando digo eso, lo digo en serio. Los edificios que rodean la universidad son de más de seis plantas, los alrededores están lleno de chicas y chicos que se saludan alegremente mientras otro solo miran o pasan entre la gente.
La residencia de la chica tiene una gran fila delante y cada vez se meten más personas, así que mejor camino hasta allá y luego le echo un vistazo a todo lo que me rodea.
—Tú eres la última— le pregunto a una chica morena que acaba de meterse a la fila.
—Si soy yo— asiente con la cabeza desplazando su mirada por mi diminuto y flacuchento cuerpo— Mucho gusto, soy Emily Green.
— Mucho gusto mi nombro es Adele Thompson— estrechó su mano nerviosa, pero ella me regala una sonrisa que hace que me relaje.
—¿Qué estudias Adele?— pregunta aún sonriendo.
—Filología y ¿tú?
— Yo estudio Derecho.
— Cuándo pequeña me gustaba mucho esa carrera.
—¿Y por qué estudias Filología?— pregunta con curiosidad.
—Me gustan mucho los libro y no soy muy buena con las leyes— le digo y ella comenzó a reír, no entiendo que le causa tanta gracia.
Y de golpe para de reír al ver mi cara seria y con la nariz arrugada.
—No lo tomes a mal— se disculpa poniendo una mano en mi hombro— Pero somos totalmente diferentes.
—Eso parece— le di una sonrisa fingida y quite con educación su mano de mi hombro.
No seas tan pesada, por eso no tienes amigos.
Me da la gana y tú mejor cállate que no pedí tu opinión.
—Siguiente— grita la chica que sostiene las llaves y un reguero de papeles en sus manos. La encargada de la residencia me imagino.
—Bueno nos vemos en otro momento, adiós— se despide Emily subiendo las escaleras y tomando su llave en mano.
—Siguiente— grita nuevamente la chica de las llaves.
—Hola— saludo al llegar a su lado, pero esta me ignora por completo.
—¿Nombre?—pregunta sin levantar su mirada de la lista que tiene en sus manos.
—Adele Thompson.
—Adele Thompson, Adele Thompson, mm— pasa el dedo por la lista susurrando por lo bajo hasta detenerse en seco sobre mi nombre— Aquí está, habitación 43, mañana pasas por aquí para que firmes todos los papeles.
—Gracias— tomo la llave en mano y me dirijo escaleras arriba cargando mis dos pesadas maletas.
Los pasillos están cargados de estudiantes, es la residencia de las chicas, pero hay chico por todos lados, mamá dijo que era normal ver a chicos merodeando todo el tiempo por los pasillos en busca de nuevas conquista y me recalco más de una vez que no podía ser una de ellas.
Al entrar a la habitación en la cama de al lado ya ahí maletas abiertas y algunas cosas organizadas sobre la mesita de noche, así que supongo que me tocó con alguien de segundo año, espero que sea buena gente.
La habitación no es nada del otro mundo, no es pequeña, pero tampoco es grande, tiene una ventana que da al gran patio de la universidad donde está la cama de mi compañera que a su lado tiene una mesita de noche y un pequeño armario en frente. Del otro lado de la habitación esta justamente lo mismo menos la ventana que en su lugar está la puerta del baño. Las paredes están pintadas de un color amarillo pálido y tiene pegado algunos pósteres de modelos jóvenes.
—Buenos días — interrumpe mi observación una chica rubia, de grandes ojos azules—¿Tú debes ser Adele?
—Si esa soy yo— digo cortante.
—Bueno esa es tu cama, espero que estés cómoda y bienvenida— se acerca ella muy contenta y me envuelve en un abrazo cariñoso diría yo.
—Gracias— le devuelvo el abrazo por educación, pero me alejo rápidamente— ¿Cómo te llamas tú?
—A verdad, que tonta soy— se echa reír y me da una mano— Soy Adriana Miller, pero mis amigos me dicen Adri.
— Un placer Adriana— agito su mano.
—Adri, llámame así que ya eres mi amiga— me corrige y yo le regalo una sonrisa sincera. Es agradable la chica.
—Buenos te dejo para que te acomodes— abre la puerta y se marcha nuevamente dejándome en total tranquilidad.
Pesada como eres.
Eso ya lo sabía, pero gracias.
Aprovecho que estoy sola y pongo un poco de música para relajarme mientras deshago todas las maletas.
Después de tres horas de acomodar ropa en un pequeño, pero cómodo armario, tomo algo de dinero y me dirijo a la cafetería para comer algo que mis tripas mueren de hambre.
La cafetería está llena de estudiantes sentados por todos lados aunque ya son más de las dos de la tarde. Pero yo simplemente me acerco al mostrador y pido una hamburguesa y un jugo de manzana para luego ir a comer a un pequeño parque que vi en el camino.
Pero los accidentes suelen suceder ¿no es así?, y a ustedes no les molestaría que un chico alto, de ojos azules, pelo rubio y cuerpo de ¡madre mía que cosa es esto!, choque con ustedes, pero a mí sí me molesta y me molesta más aún cuando el muy idiota solo me mira para luego continuar corriendo con una banda de locos que lo persigue.
—Eh tú— le gritó, pero ni caso me hace— Eh idiota— gritó con todas mis fuerzas, mejor dicho, con toda la rabia que tengo dentro y él se voltea mirándome con el ceño fruncido para luego caminar hacía mi con sus amigos detrás.
—¿Me llamabas bombón?— pregunta con una sonrisa torcida pasando una mano por su cabello.
Que sexy, me va a dar algo.
A mí no y mejor cállate ahora que no es el mejor momento para tus comentarios.
—Si idiota, te llamaba a ti— espetó con mis cejas levantadas y señalando mi hamburguesa que está en suelo justo frente a sus caras zapatillas— Vez eso, ese era mi almuerzo, pero un idiota que corre con una manada de locos detrás me lo tiró y no fue capaz de pedir perdón.
—¿Me llamaste para eso?— pregunta ofendido.
—Y para que más podría llamarte— le miro fijamente y siento mi cara arder, la ira me está ganando— Quiero mí, hamburguesa de vuelta.
—La niña no tiene dinero y quiere que yo le pague su hamburguesa porque supuestamente yo te la tira— dice él con cierta ironía.
—Así mismo, solo elimina la parte que dice que no tengo dinero.
—¿Y si tienes dinero porque coño quieres que te pague la hamburguesa?— cuestiona con su mirada sujetando la mía.
—Porque no fuiste capaz ni de pedir perdón maleducado.
—Ya, todo este lío es por una m****a de hamburguesa que contiene mil calorías y te pondrá más gorda de lo que estás— se echa a reír con sus amigos y saca un billete de su bolsillo— Toma bombón para que te compres algo más saludable— extiende su mano pegando el billete en mi pecho y yo se lo arrebató.
—Gracias, pero si engordo no es algo que te interese— me doy media vuelta y salgo caminando nuevamente a pedir mi comida.
—Bombón— grita el idiota antes de verme desaparecer tras la puerta de la cafetería— Que te aproveche y por cierto me llamo Gabriel.
Yo paso de él y le saco el dedo corazón mientras entro a la cafetería para hacer el mismo pedido y marcharme hacia la habitación para comer más tranquila.
Pero hoy no es mi día de suerte, al entrar ya Adriana está muy cómoda en su cama con la chica que conocí en la fila hablando de una supuesta fiesta.
—Hola, Adele— me saluda— Esta es mi amiga Emily, va en primer año igual que tú.
—Si ya nos conocemos— habla Emily poniéndose de pies para darme un abrazo igual de cariñoso que el de Adri— Espero que seamos grandes amigas.
—Espero lo mismo— asegura Adri y yo solo sonrío mientras me siento en mi cama para comer en paz y tranquilidad de una vez por toda.
Y ellas continúan hablando.
—Adele di que sí por favor— suplica una vez más haciéndome un puchero.Adriana lleva más de media hora intentando convencerme para ir a una maldita fiesta, según ella todos los estudiantes van porque es la fiesta de bienvenida. Pero a mí que más me da, no es lo mío.—No me gustan las fiestas, ya te dije— repito nuevamente, pero ella parece que no se dará por vencida.—Nunca has ido a una, no puedes decir que no te gusta— se cruza de brazo y me mira con cara de gatito llorón— Porfis, porfis.Di que sí, quiero divertirme.Tú siempre tienes que opinar en todo.—Vale, vale Adriana, pero solo será esta vez— no he terminado de hablar y ella ya esta sobre mí dándome miles de besos en el cachete.Ya hiciste
—Buenos días Adele, es tú último día de vacaciones— me saluda Adri desde su cama. Me alegra que a ella también le guste madrugar, aunque tiene voz de cansada.—¿También te despiertas temprano?— le preguntó poniéndome de pies y tomando la ropa para ir al baño.—No, pero tú alarma me ha despertado, soy muy sensible a los ruidos— responde con una pequeña sonrisa y yo me sonrojo avergonzada.—Perdón Adri.—No pasa nada, tranquila yo seguiré durmiendo— pone la almohada sobre su cabeza y se voltea quedando de frente a la pared.Después de la pesada charla que tuve con Gabriel anoche, decidí volver a casa y Adri quiso acompañarme para no dejarme sola. Emili se nos desapareció desde que entramos a la casa y no la volvimos a ver en toda la noche, por lo que ni idea de donde está.El agua fría que sale de la regadera nada más que cae en mi cuerpo comienza a relajar mis músculos, allá en el pueblo salía a correr toda
¿Ustedes también madrugan el primer día de clases? Mi primer turno es a las siete y cuarentena, pero yo hace más de una hora que me levante y ya voy caminando al salón veinte minutos antes de que lleguen todos, incluso el profesor.Al empujar la gran puerta y entrar al gran salón lleno de pupitres me doy cuenta de que no seré la única que llego temprano, el chico de la cafetería está sentado en la primera fila revisando su móvil y al verme entrar alza la cabeza con una gran sonrisa moviendo su mano derecha saludando, yo le devuelvo el saludo y me siento a su lado.—¿Eres el chico de la cafetería?— le preguntó al sentarme a su lado para tener algún tema de conversación, aunque soy algo antisocial me gusta tener compañeros de clase y algo me dice que seremos buenos amigos.—Si el mismo— extiende su mano y yo la
Después de comernos las deliciosas hamburguesas y pasar un rato hablando decidimos volver a casa, esta noche hay una gran fiesta y las chicas tiene que prepararse. Adri está como loca sacando miles de conjuntos supermonos de su armario mientras habla como un loro. —Adele, ¿me estás escuchando?— pregunta Adri sacándome de mis pensamientos. —Mm— dude un poco la respuesta porque no la estaba escuchando, me quedé tonta mirando el mensaje que acabó de llagar a móvil— Perdóname Adri, pero me llego un mensaje y me quede entretenida leyéndolo. —¿Qué decía el mensaje? —Nada importan<span;>Sus ojos se ponen chinitos y se acerca a la orilla de mi cama con pasos rápidos. Es tan curiosa que se que no parará hasta conseguir lo que quiere, pero esta vez no se la pondré fácil.
—Buenos días Adele— saluda Adri al entrar a la habitación con su pelo rubio todo regado, sus ojos cargando unas pesadas ojeras y sus tacones en mano.—Buenos días, Zombi— bromeo al pasar por su lado para dirigirme a la puerta—Estaba buena esa fiesta.—Ni hablar de eso, traigo una resaca de dos días y para empeorar las cosas tengo clase en la tarde.—Bueno toma un baño y luego a la cama.—Así será.—Yo ya me voy que llego tarde— cierro la puerta y comienzo a bajar las escaleras de la residencia.Hoy sí pienso tomarme un café antes de entrar a clases así que tomo dirección a la cafetería colocando mis audífonos en mis oídos para escuchar un poco de música relajante.Los alrededores de la cafetería están llenos de estudiantes que se saludan y otros que simplemente caminan a clase. Al llegar al mostrador me encuentro con Rian que carga su mochila en un h
𝙂𝙖𝙗𝙧𝙞𝙚𝙡 𝙈𝙞𝙡𝙡𝙚𝙧.—¿Con quién viniste a la fiesta?— le preguntó una vez más, pero ella solo dice palabras incoherentes que no logró descifrar.—Ri... N— responde en un susurró.Iba subiendo a la habitación con una chica a me iba a dar una buena noche cuando me cruzo con una Adele ebria cayendo al suelo en medio de todas las personas que están bailando en la sala que están igual o peor que ella, no entiendo quién fue el irresponsable que la dejó beber tanto. Aunque no quisiera verla ni en pintura, ahora mismo no pienso dejarla sola entre todos estos borrachos de mierda que se aprovecharían de ella.—Ven conmigo— apoyó todo su cuerpo sobre mi hombro y comienzo a subir las escaleras.Se suelta de mi agarre y casi cae al suelo al ver la puerta de mi habitación delante de sus ojos—No… No quiero. No pienso entrar ahí contigo.
Al abrir la puerta de la habitación me encuentro con Gabriel desnudo, su cuerpo está goteando agua sobre la pequeña alfombra que tiene bajo su cama, sin poder evitarlo deslizó mis ojos por su torso bien definidos, en la parte baja del abdomen tiene un tatuaje en forma de dragón, su mano derecha está también llena de ellos, en su cuello tiene dibujado en pequeña cruz y en la mitad del pecho tiene una pequeña mariposa, los músculos de sus pies están perfectamente marcados y entre ellos resalta su erecto miembro.—¿Qué haces aquí?— pregunta con cierto aire de molestia obligándome a separar mi mirada de su cuerpo.—Perdón Gabriel— es lo único que logro decir antes de poner una mano delante de mis ojos para darle privacidad.Ahora cariño, después que lo comiste con la mirada.Lo bueno se tiene a apreciar, pero no quita que sea un idiota.—¿Qué haces aquí?— pregun
Amor.Palabra de cuatro letras y con un gran significado.Mamá lo decía, enamorarse es lo más lindo y cruel que te pueda suceder.Cuando tus ojos se llenan de lágrimas y tu corazón se parte en pedazos, cuando tus labios comienzan a temblar y te das cuenta de que ya te han roto, que ya nada podrá arreglar ese daño que te causaron, duele, pero duele el doble cuando viene de la