Al empujar la gran puerta y entrar al gran salón lleno de pupitres me doy cuenta de que no seré la única que llego temprano, el chico de la cafetería está sentado en la primera fila revisando su móvil y al verme entrar alza la cabeza con una gran sonrisa moviendo su mano derecha saludando, yo le devuelvo el saludo y me siento a su lado.
—¿Eres el chico de la cafetería?— le preguntó al sentarme a su lado para tener algún tema de conversación, aunque soy algo antisocial me gusta tener compañeros de clase y algo me dice que seremos buenos amigos.
—Si el mismo— extiende su mano y yo la estrechó— Mucho gusto, soy Rian.
—Un placer Rian, yo soy Adele— ahora que lo veo de cerca es increíble el color verde que tiene sus ojos a pesar de que él es de piel morena.
—¿Quieres ser escritora?— pregunta después de un rato en silencio.
—Sí, tengo un libro por la mitad, lleno de errores, pero es un libro.
—Bueno yo no escribo mucho, pero amo leer y puedo reconocer cuando alguien escribe muy bien.
Instalamos una conversación muy simpática que nos duró hasta que la Sra. Lee entra por la puerta y acomoda con un fuerte golpe todos sus libros sobre el gran escritorio que queda a unos metros de nosotros. La señora tiene rasgos coreanos, su cabello negro no pasa por debajo de sus hombros y tiene un corte muy extraño quedando más corto de un lado que de otro, lleva espejuelos y también muy mal carácter.
X'
El primer día de clases siempre es aburrido y lleno de presentación, conocí a más de diez maestros que para mañana ya no recordaré su nombre, la que jamás olvidaré es mi profesora de Literatura, tiene un carácter inolvidable. Ahora mismo estoy caminando en dirección a la residencia, mis pies duelen un montón, caminar los pasillos de la universidad es como estar en un maratón, siempre están lleno de estudiantes y cada salón me queda a unos kilómetros(exagere un poquito) y espero que ahora Adri esté en clases porque no soportaría escucharla contar todo su día.—Buenas— saludo a la encargada de la residencia que está muy entretenida leyendo su periódico.
—Buenas— alza su mirada del gran pedazo de papel que tiene delante y me regala una pequeña sonrisa— ¿Qué tal tu primer día?
—Muy bien, solo me duelen los pies.
—Ese es el precio de ser una universitaria y agradece que solo sean los pies— bromea devolviendo su mirada al papel— Lindo día.
—Igual para ti— me despido y comienzo a subir las extensas escaleras que para mí hoy son más de mil escalones.
La habitación gracias a Dios está vacía, estoy sola en paz y tranquilidad, así que tiro la mochila sobre la cama, pongo un poco de música y me meto en el baño para darme una ducha refrescante que alivie cada calambre de mi cuerpo.
Media hora después estoy sentada sobre mi cama con un pedazo de pizza que pedí y un refrescante jugo de limón viendo mi película preferida "A dos metros de ti" siempre que la veo lloró y lo aceptó soy masoquista con ella es que amo la escena donde el chico le enseña su lista donde dice "Lista principal de Will 1. Amar a Stella para siempre."
Cuando llevo más de cuarenta minutos de película la puerta de la habitación se abre y me encuentro con el rostro sudado de mi amiga, parece que viene de una fila de boletos para una banda de rock.
—¿Estás bien Adriana?— no sé por qué esa pregunta ya se ha vuelto tan frecuente en mi vida, antes ni la utilizaba.
—Si, si estoy bien— asegura poniendo una mano sobre su pecho para calmar su respiración con todo su cuerpo pegado a la puerta.
—¿Qué te pasó?— segunda pregunta más utilizada en estos días.
—Adele— se echa a reír y luego se acerca para abrir la pequeña ventana que ahí al lado de su cama— Que está lloviendo y tuve que correr para no llegar empapada.
—Me asusté, pensé que habías peleado igual que tu hermano anoche— al decir esto sus ojos se abren de parar en parar y yo llevé una mano a mi boca.
Chismosa, ella no lo sabía.
Yo no soy adivina, perdón.
—¿Cómo sabes que Gabriel se peleó anoche?— pregunta aún sonriendo.
—Estuvo aquí para esconderse— si ya hablé mejor le digo todo.
Y no entiendo por qué, pero ella se echa a reír una vez más y me mira extrañada.
—Gabriel, esconderse— rueda sus ojos y niega con la cabeza— Te equivocaste de persona cariño.
—No, era tu hermana, si yo le cure los golpes— le aseguró llevando el último pedazo de pizza a mi boca.
—Si tú lo dices— se encoge de hombro— Gabriel siempre anda metido en líos, no entiendo por qué vino a mi habitación, él sabe que odio que traiga sus problemas aquí.
—Pero el vino solo.
—Y si lo siguen, es buscarnos problemas por gusto.
—Tienes razón— dudo que lo hayan seguido, pero bueno no esta de más prevenir.
— Pero tranquila, yo hablaré con él.
—Ok.
—Ahora voy a darme un baño— toma un poco de ropa de su armario y se mete en el baño rápidamente.
X'
—Yo quiero una dona y un batido de chocolate— pide Adri.—Unas papas fritas y un batido de chocolate también— ordena Emily esta vez y luego vengo yo.
—Una hamburguesa y un jugo de manzana, por favor.
Ando con las chicas en uno de los McDonald's de la ciudad, yo les dije que no quería venir, pero ellas casi me traen a empujones y no estaba para escuchar a Adriana llorar, suplicar y contarme malos chistes contar de convencerme de salir de mi cueva como dice ella–ni que yo me echara todo el día en el cuarto–.
—Como tardan los chicos— se queja Emily dando pequeños golpecitos con sus uñas en el borde de la mesa.
—¿Qué chicos?— preguntó confusa, nadie me dijo que vendrían chicos.
—Los chicos— responden al unísono.
—Si ya sé que son los chicos— pongo los ojos en blanco y pregunto con cansancio— ¿Pero quiénes son los chicos?
—Ah era eso— se echan a reír amabas.
—Mi hermano y sus amigos— contesta Adri al verme la cara y darse cuenta de que esto no me hace gracia.
—¿Y quién los invito?— replicó enfadada, no es que me caigan mal, solo que no quiero cruzarme con Gabriel.
—Más bien pregunta quien las invito a ustedes— habla el mencionado justo detrás de mí acercándose a pasos lentos con sus dos amigos al lado, caminan con pasos firmes y a cámara lenta como unos modelos de revistas, el más tonto es que todas las chicas que están cerca se les quedan mirando con la baba afuera.
—Lo siento amiga— se disculpa Adri por lo bajo para que solo yo la escuché mientras ellos toman asiento frente a nosotras.
—Después hablamos de eso— le digo en un tono amenazante y ella me hace una pequeña mueca.
—Hola, chicas— saluda un chico de pelo negro, ojos color café, labios gruesos y rosados, lleva una pequeña barba que lo hace lucir interesante y misterios además de que se ve el buen trabajo que hace con sus músculos que se pegan a la tela de su camiseta como si fuera su otra piel— Soy Max y ¿tú?— pregunta dirigiéndose a mí, lógico es la única a la que no conoce.
—Soy Adele, mucho gusto— le devuelvo el saludo y él asiente con la cabeza mostrándome esa linda dentadura que lleva. No sé puede negar, los tres están muy guapos.
—¿Cómo están chicas?— saluda esta vez el moreno de la fiesta— Adele yo soy Ángel, ya no conocemos de la fiesta.
—Y yo soy Gabriel— interrumpe el pesado de ojos azules.
—Ya lo sabemos— asegura Emily con una sonrisa pícara en su rostro y un brillo que no había visto antes en sus ojos mirando al chico de la barba. Ahora lo entiendo, en verdad le gusta Max.
—Ya hicieron el pedido— pregunta Gabriel mirándome fijamente algo que me pone nerviosa como de costumbre y hace que mis cachetes tomen un color rosado.
—Si ya— le responde Adri al ver que no consigo sacar una palabra de mi boca— Pero pueden pedir para que traigan la orden junta— sugiere ella.
—Muchachos vayan y pidan, yo quiero una hamburguesa y un jugo de manzana— manda a sus amigos y estos obedecen rápidamente como buenos perritos falderos.
Pidió la misma orden que tú.
Si me di cuenta, pero no me importa.
En ese mismo instante suena mi móvil y una vez más quiero que la tierra se abra y me trague, es mi madre y debe estar muy molesta porque no he dado señales de vida desde que llegue y si no contesto se pondrá peor.
—Es tu mamá, ¿no lo vas a responder?— pregunta Emily mirando la pantalla que no apaga.
—La verdad que no estoy segura— le confieso encogiéndome de hombro— Debe estar muy molesta.
—Yo que tú lo cojo antes de que sea peor— me aconseja.
Tiene razón y lo sabes.
Mejor cállate y reza porque no nos maten.
—Hola, mamita linda— levanto la llamada, hago el intento de calmarla antes de que comience a gritar y los chicos la escuchen.
—Donde estás en estos momentos Adele Thompson— grita del otro lado y veo la cara de los chicos que están loco por reír excepto Gabriel que tiene una expresión en su rostro que no puedo descifrar, pero sé que esto no le da gracia.
—En un McDonald's con mi compañera de habitación— miento descaradamente.
—La hermana del chico que cogió la llamada el otro día— pregunta más calmada esta vez.
—Si mamita, y perdón por lo del chic…— me interrumpe antes de que termine la oración.
—Me calló muy bien el muchacho, es muy educado— ahora si veo la sonrisa arrogante que Gabriel siempre lleva puesta, debe estar muy feliz porque alguien aparte de sus amigos hablen bien de él.
—Que bueno— digo extrañada, mamá nunca habla así de ningún chico.
—Me alegra que estés bien cielito.
—Si tranquila no te preocupes.
—Papá te manda saludos, cuídate y no andes mucho en la calle de noche, estudia y come bien. Salúdame al muchacho y recuerda que te amo— y antes de que pudiera decir algo más finaliza la llamada.
Recuerdo que cuando le quise llevar un novio el año pasado, casi me trae el expediente médico de él para que me diera cuenta de que no valía la pena(según ella)papá intento convencerla día y noche, pero ella no quería ese chico en mi vida, así que termine perdiendo el amor de Christian y soltera hasta el día de hoy y por el resto de mi vida. Y ahora el idiota de Gabriel le cae bien.
Al levantar la mirada de mi móvil y salir de mis pensamientos me encuentro con la cara de risa de Adriana y Emily, pero en cambio Gabriel solo me mira con esa mirada fría y demandante que siempre tiene consigo–ya decía mamá que todos los chicos malos tiene una coraza por fuera y Gabriel no puede ser la excepción–.
—Entonces le caí bien a tu madre— rompe Gabriel el silencio que se a credo.
—Si parece que si— digo sinceramente y la mirada de todos sé las chicas se clavan en mí.
—Eso es bueno, un punto a mi favor.
—¿Un punto para qué?— replicó confundida.
—Aquí tiene chicas— interrumpen los chicos la conversación dejando los pedidos sobre la mesa.
—Gracias— agradecen Adri y Emily, pero yo solo les doy una sonrisa para luego pegarle un bocado a mi rica hamburguesa dejando de lado a Gabriel.
Pero mi móvil suena una vez más debajo del bolsillo de mi pantalón y cuando lo sacó leo en la pantalla la misma notificación que la noche anterior.
Desconocido:
Que te aproveche, hablamosmás tarde.Yo:
No tenemos nada de que hablar.Desconocido:
Más tarde veremos.Yo:
De verdad eres idiota.Desconocido:
Y tú eres una niña.Yo:
Me da la gana.Desconocido:
Engorda y después hablamos.Y ahí dejo la conversación, no estoy para gastar mi tiempo en eso cuando tengo una deliciosa hamburguesa delante de mis lindos ojos.
Después de comernos las deliciosas hamburguesas y pasar un rato hablando decidimos volver a casa, esta noche hay una gran fiesta y las chicas tiene que prepararse. Adri está como loca sacando miles de conjuntos supermonos de su armario mientras habla como un loro. —Adele, ¿me estás escuchando?— pregunta Adri sacándome de mis pensamientos. —Mm— dude un poco la respuesta porque no la estaba escuchando, me quedé tonta mirando el mensaje que acabó de llagar a móvil— Perdóname Adri, pero me llego un mensaje y me quede entretenida leyéndolo. —¿Qué decía el mensaje? —Nada importan<span;>Sus ojos se ponen chinitos y se acerca a la orilla de mi cama con pasos rápidos. Es tan curiosa que se que no parará hasta conseguir lo que quiere, pero esta vez no se la pondré fácil.
—Buenos días Adele— saluda Adri al entrar a la habitación con su pelo rubio todo regado, sus ojos cargando unas pesadas ojeras y sus tacones en mano.—Buenos días, Zombi— bromeo al pasar por su lado para dirigirme a la puerta—Estaba buena esa fiesta.—Ni hablar de eso, traigo una resaca de dos días y para empeorar las cosas tengo clase en la tarde.—Bueno toma un baño y luego a la cama.—Así será.—Yo ya me voy que llego tarde— cierro la puerta y comienzo a bajar las escaleras de la residencia.Hoy sí pienso tomarme un café antes de entrar a clases así que tomo dirección a la cafetería colocando mis audífonos en mis oídos para escuchar un poco de música relajante.Los alrededores de la cafetería están llenos de estudiantes que se saludan y otros que simplemente caminan a clase. Al llegar al mostrador me encuentro con Rian que carga su mochila en un h
𝙂𝙖𝙗𝙧𝙞𝙚𝙡 𝙈𝙞𝙡𝙡𝙚𝙧.—¿Con quién viniste a la fiesta?— le preguntó una vez más, pero ella solo dice palabras incoherentes que no logró descifrar.—Ri... N— responde en un susurró.Iba subiendo a la habitación con una chica a me iba a dar una buena noche cuando me cruzo con una Adele ebria cayendo al suelo en medio de todas las personas que están bailando en la sala que están igual o peor que ella, no entiendo quién fue el irresponsable que la dejó beber tanto. Aunque no quisiera verla ni en pintura, ahora mismo no pienso dejarla sola entre todos estos borrachos de mierda que se aprovecharían de ella.—Ven conmigo— apoyó todo su cuerpo sobre mi hombro y comienzo a subir las escaleras.Se suelta de mi agarre y casi cae al suelo al ver la puerta de mi habitación delante de sus ojos—No… No quiero. No pienso entrar ahí contigo.
Al abrir la puerta de la habitación me encuentro con Gabriel desnudo, su cuerpo está goteando agua sobre la pequeña alfombra que tiene bajo su cama, sin poder evitarlo deslizó mis ojos por su torso bien definidos, en la parte baja del abdomen tiene un tatuaje en forma de dragón, su mano derecha está también llena de ellos, en su cuello tiene dibujado en pequeña cruz y en la mitad del pecho tiene una pequeña mariposa, los músculos de sus pies están perfectamente marcados y entre ellos resalta su erecto miembro.—¿Qué haces aquí?— pregunta con cierto aire de molestia obligándome a separar mi mirada de su cuerpo.—Perdón Gabriel— es lo único que logro decir antes de poner una mano delante de mis ojos para darle privacidad.Ahora cariño, después que lo comiste con la mirada.Lo bueno se tiene a apreciar, pero no quita que sea un idiota.—¿Qué haces aquí?— pregun
Amor.Palabra de cuatro letras y con un gran significado.Mamá lo decía, enamorarse es lo más lindo y cruel que te pueda suceder.Cuando tus ojos se llenan de lágrimas y tu corazón se parte en pedazos, cuando tus labios comienzan a temblar y te das cuenta de que ya te han roto, que ya nada podrá arreglar ese daño que te causaron, duele, pero duele el doble cuando viene de la
—Bueno cielo cuídate mucho y llámame nada más que llegue— mamá se pega a mí en un gran abrazo que un poco más me deja sin aire— Si no me llames, moriré de la angustia cariño. —Vamos Catalina deja que la niña que se le irá el vuelo— la regaña papá tomándola de un brazo para alejarla de mí.—Los amo— dejo un beso en la frente de mamá y papá solo me guiña un ojo, sé que no le gustan las despidas.—Espero tu llamada cielito— grita mamá ante de verme desaparecer por la gran puerta de cristal que me lleva al avión.Hoy es un gran día o al menos eso me decía mamá un mes atrás cuando vio llegar la carta de aceptación de la universidad, yo no estoy segura de que sea ese gran día como ella dice por qué estoy dejando atrás mi casa, mi familia, mi mascota y toda una vida para ir a un nuevo lugar donde no conozco a nadie sumando qu
—Adele di que sí por favor— suplica una vez más haciéndome un puchero.Adriana lleva más de media hora intentando convencerme para ir a una maldita fiesta, según ella todos los estudiantes van porque es la fiesta de bienvenida. Pero a mí que más me da, no es lo mío.—No me gustan las fiestas, ya te dije— repito nuevamente, pero ella parece que no se dará por vencida.—Nunca has ido a una, no puedes decir que no te gusta— se cruza de brazo y me mira con cara de gatito llorón— Porfis, porfis.Di que sí, quiero divertirme.Tú siempre tienes que opinar en todo.—Vale, vale Adriana, pero solo será esta vez— no he terminado de hablar y ella ya esta sobre mí dándome miles de besos en el cachete.Ya hiciste
—Buenos días Adele, es tú último día de vacaciones— me saluda Adri desde su cama. Me alegra que a ella también le guste madrugar, aunque tiene voz de cansada.—¿También te despiertas temprano?— le preguntó poniéndome de pies y tomando la ropa para ir al baño.—No, pero tú alarma me ha despertado, soy muy sensible a los ruidos— responde con una pequeña sonrisa y yo me sonrojo avergonzada.—Perdón Adri.—No pasa nada, tranquila yo seguiré durmiendo— pone la almohada sobre su cabeza y se voltea quedando de frente a la pared.Después de la pesada charla que tuve con Gabriel anoche, decidí volver a casa y Adri quiso acompañarme para no dejarme sola. Emili se nos desapareció desde que entramos a la casa y no la volvimos a ver en toda la noche, por lo que ni idea de donde está.El agua fría que sale de la regadera nada más que cae en mi cuerpo comienza a relajar mis músculos, allá en el pueblo salía a correr toda