Después de comernos las deliciosas hamburguesas y pasar un rato hablando decidimos volver a casa, esta noche hay una gran fiesta y las chicas tiene que prepararse. Adri está como loca sacando miles de conjuntos supermonos de su armario mientras habla como un loro.
—Adele, ¿me estás escuchando?— pregunta Adri sacándome de mis pensamientos.—Mm— dude un poco la respuesta porque no la estaba escuchando, me quedé tonta mirando el mensaje que acabó de llagar a móvil— Perdóname Adri, pero me llego un mensaje y me quede entretenida leyéndolo.—¿Qué decía el mensaje?—Nada importan<span;>Sus ojos se ponen chinitos y se acerca a la orilla de mi cama con pasos rápidos. Es tan curiosa que se que no parará hasta conseguir lo que quiere, pero esta vez no se la pondré fácil.—¿De quién era el mensaje?— pregunta una vez más.—Ya te dije que no es nada importante.—Bueno déjame verlo—nege con la cabeza y su mirada rápidamente paso desde mis mano hasta el móvil que reposaba en la mesita de noche.—No se te ocu....— intente detenerla pero ya era tarde, antes de que pudiera terminar la frase ya tenía el móvil en sus manos abriendo la aplicación de mensajería.—¿Quién es el idiota?— pregunta el nombre de el conctato y abre su boca en una gran forma de o al darse cuenta del número que ha enviado el mensaje— N-o m-e lo cre-o— niega con la cabeza varias veces hasta que se queda mirándome con una sonrisa pícara en su rostro—Vas a ir a la cita, ¿verdad?
Me encojo de hombro y deslizó una mano desde mi hombro hasta la punta de mis dedos para quedarme jugando con ellos— Ni siquiera se si es una cita o es una orden.
—Bueno Adele nunca he visto a mi hermano con una novia— pone dos dedos en su barbilla como si estuviera pensando algo muy importante— Aunque sí, una vez sí llevo a casa a una, que por cierto me caí muy mal. Pero no es tu caso.
—Adri, no voy a salir con un idiota como tú hermano y siento mucho llamarle así— digo sinceramente y ella hace un pequeño puchero dejándome ver la desilusión en sus ojos— Lo lamento.
—Bueno se como es, pero talvez podrías darle una oportunidad.—Adri ni lo pienses.—Vale, vale es tú decisión— me da la espalda y se tira sobre su cama mirando el techo— Pero podrías pensarlo.—Que no Adri— replique.—Solo será una cita, si te sientes incómoda puedes volver y prometo que le partiremos su cara linda.—Adri.—Ok, ok no me repitas lo mismo, esta bien si no quieres ir pues no vas y ya.—Vale Adri, voy a ir, pero que sepas que esto lo hago por ti.No mientas, tú también quieres ir.No recuerdo haber pedido opiniones.— ¿Deberás, deberitas?— acenti con la cabeza y ella esbozó una hermosa sonrisa rápidamente— ¿Y que te pondrás?—Dije que iría, no que me cambiaría de ropa.Ignorando mi comentario se levanta rápidamente y comienza a sacar cuentas con sus dedos mirándose su armario—Bueno el mensaje lo paso hace diez minutos y dijo que te recogía en media hora, quiere decir que estará aquí en veinte minutos.Se dirige a su armario y saca unos pantalones de mezclilla y una pequeña blusa color piel para luego tirarla sobre mi cama, va a mi armario coge un par de botas bajitas color piel que mamá me regaló en navidad y hacen juego con la blusa.
—¿Crees que me pondré algo de eso?— cuestino con la mirada fija en el conjunto que acaba de formar.—Sí, que tiene de malo— pone sus ojos en blanco y cruza sus mano delante de su pecho— Y yo que tú me apuró que Gabriel no soporta esperar.—Gracias por el consejo— tomó la ropa en mano y entra al baño, prefiero ponerme esto antes de tener que discutir con ella porque suele llegar a ser muy insistente y ustedes lo saben.X'—Está tardando mucho, talvez se arrepintió— comento algo nerviosa mirando la hora en mi reloj de pulsera por decimoquinta vez.Desde que termine de vestirme y poner un poco de maquillaje en mi rostro no he parado de mirar la hora en el maldito reloj, por alguna razón la cual desconozco mis pies están temblando y algo muy dentro de mí tiene miedo a que se arrepienta y ya no quiera salir conmigo.—Pero relájate no dejes que te vea nerviosa— me aconseja Emily que llego hace un rato para vestirse con Adri para la maldita fiesta.—No estoy nerviosa— miento.—No es lo que parece— remarca Adriana que está en el baño vistiéndose.—Bueno un poco sí— confieso con una pequeña sonrisa.—¿Solo un poco?— cuestiona Emily esta vez.—Está bien, está bien. Estoy muy nerviosa.
—Oh, pero tranquila que Gabriel después que te folle no te mirara...— antes de que pueda terminar la idea alguien da tres pequeños golpes en la puerta—Bueno te deseo suerte.—Que todo vaya bien cuñada— grita Adri desde el baño y Emily se echa a reír al ver mi cara sonrojarse.—Vamos abre que te están esperando— se acerca Emily y me da un pequeño empujoncito obligándome a sujetar el pomo de la puerta.Al abrir del otro lado me encuentro con un par de ojos azules brillante que se deslizan por todo mi cuerpo. Él lleva una camisa doblada por encima de sus codos dejándome ver varios tatuajes en su mano derecha y otros que salen sobre su cuello, su cabello va peinado hacia atrás dándole un toque elegante, su pantalón es de color negro y sus zapatillas hacen perfecta combinación con su ropa que se ajusta a su cuerpo dejando ver sus músculos marcados y bien trabajado.—Hola, Emily— saluda y esta solo mueve su mano en el aire— Estás muy linda Adele, como siempre— me elogia sacando una mano de su pantalón para extendérmela—¿Ya, nos vamos?—Sí vamos— me despido de la chica antes de comenzar a bajar las escaleras sujetando su mano.Al pasar por el lado de un grupo de chicas todas se nos quedan mirando y susurrando algo muy bajito para luego echarse a reír, hasta la muchacha de la recepción se nos queda viendo. Pero gracias a Dios el coche está estacionado frente a la residencia y no tendré que aguantar esas miradas incómodas por más tiempo.—Sube— abre la puerta del coche y me invita a subir caballerosamente.—Gracias— me siento y paso el cinturón para luego acomodarme bien en el asiento.—¿Qué escuchas?— pregunta.—Nada— me encojo de hombro y lo miro confundida.Él suelta una pequeña risa y pone una mano sobre el reproductor— ¿Qué música escuchas Adele?, es a lo que me refiero.—Ah— me sonrojo y comienzo a jugar con mis manos avergonzada— Escuchó de todo tranquilo, pon lo que deses.—Vale— enciende la música y comienza a sonar una canción de Sabrina Carpenter.X'Todo el camino ha trascurrido en silencio, él solo maneja y yo miró por la ventana del coche observando las calles de la ciudad llena de personas que viene y van.—¿Queda mucho?— pregunto rompiendo el silencio después de veinte minutos.—No ya casi llegamos— responde sin dejar de mirar la carretera y doblando en un pequeño callejón que sale a un restaurante no muy grande, pero adornado con luces de diferentes colores que le dan un aire muy elegante a pesar de no estar en uno de los mejores varios de la ciudad.
—Antes de que entremos, ¿puedo preguntarte algo?— pregunto algo incómoda y nerviosa por la respuesta que pueda darme.Desde cuando te importa lo que pueda decir.Desde ahora chismosa.—Si claro dime— responde amablemente volteando su cara para dejarla justo delante de mí provocando que mi respiración se acelere.¿Por qué tiene ese poder sobre nosotras?No tengo ni idea amiga, ni idea.—¿Por qué me invitaste a una cita?— cuestionó no segura de querer escuchar su respuesta, dejando de lado a mi estúpida conciencia que solo me distrae.—¿No es lógico Adele?— replica con una de sus manos sujetando aún el volante.—No, no veo nada lógico en esto— me encojo de hombro y sujeto su mirada como mismo él está haciendo con la mía.—Me gustas Adele— dice sin más, como si fuera algo normal, algo que yo podría esperar de él siendo todo lo contrario.—¿Es una broma no?— pregunto ofendida.Él niega con la cabeza y pasa una mano por su cabello que se regó un poco por el aire que entraba por la ventanilla del coche—No Adele no es una broma, me gustas— asegura.Mi cabeza en estos momentos no razona, mis manos están sudando y mi corazón está igual de acelerado que aquel día cuando cure sus heridas. Yo sé que es imposible que pueda gustarle, no es verdad y no pienso caer en su juego. Aunque tengo que aceptar que me sorprende este Gabriel que tengo frente a mí.—Tranquila…
No dejo que termine sus palabras y le digo:— Pero tú a mí no y si vine a esta cita fue porque tu hermana me lo pidió muchas veces.—Ok Adele, no pido que te enamores de mí ni nada— abre la puerta del coche y se dispone a bajar, pero antes se voltea y se queda mirándome fijamente— Yo me encargaré de que cambies de idea solo dame una oportunidad para que veas que no soy ese idiota que crees.—No estoy segura...Esta vez es él quien me corta— Bueno vamos a saludar a unas personas muy importantes para mí y luego hablamos del tema.—Ok vamos— abro mi puerta y le sigo subiendo unas escaleras, lo mejor es dejar esa conversación aquí por ahora.Al abrir las dos puertas que cierran el pequeño lugar entramos a un gran espacio con olor a vainilla lleno de mesas pequeñas adornadas con flores y unos cojines delante de ellas, solo había visto en películas restaurantes chinos y ahora sé que son hermosos, de las paredes cuelgan unas bombillas redondas que alumbra medio naranja dando un toque muy intimo al lugar, especial para parejas enamoradas. Que pena que el lugar esté tan vacío.—Gabo— se acerca un anciano muy delgado que envuelve a Gabriel en un gran abrazo que parece disfrutar— ¿Qué haces por aquí? Cuando Mari te vea se pondrá muy feliz.—Lalo puedes soltarme, me falta el aire— se queja después de un rato escuchando al anciano decir miles de cosas en su oído.—Perdón, perdón Gabo— se disculpa el anciano y Gabriel le regala una gran sonrisa muy grande— ¿Y esta chica tan linda?— pregunta sosteniendo mi mano entre las suyas y dejando un beso sobre ellas.
—Mucho gusto soy Adele— me presento amablemente.—Y yo soy Che, pero puedes llamarme Lalo como mi ahijado.—Un gusto Lalo.—Bueno, pero siéntese que vinieron a cenar ¿no?—Sí Lalo, vinimos a comer esos ricos rollitos de primavera que solo saben preparar ustedes— pide Gabriel y el señor da una pequeña palmada en su hombro.—Acomódense que Mari lo trae dentro de un rato, espero que disfruten del lugar— se despide el anciano desapareciendo por unas pequeñas puertas que deben dar a la cocina.
Al dejarnos solo la tensión entre nosotros crece y diría que podría cortarse con un cuchillo. La mirada de Gabriel se desliza por todo el lugar y yo solo juego con mis manos(hago eso siempre que estoy nerviosa) ahora mismo somos dos completos extraños en una misma habitación. Yo decido sentarme en una de las mesas que tenemos a nuestro lado y Gabriel me sigue sin decir una palabra aún mirando todo el lugar.—Podemos hablar de algo— rompo el silencio por segunda vez en el día y me gano la atención de Gabriel.—Perdón Adele, me quedé recordando los buenos momentos que pasé aquí— dice con un tono melancólico que nunca antes había escuchado en su voz. Imaginaba que no lo tenía.
Es la primera vez que su mirada tiene brillo, es la primera vez que se porta caballeroso, es la primera vez que es amable y es la primera vez que me sorprende de una manera buena. No es que lo conozcas hace mucha, pero las pocas veces que hemos hablado no han sido para nada buenas.—Me imagino que los quieres mucho a ellos, porque veo que no los tratas como un idiota.
—Así es, los quiero mucho— sonríe ante de de decir lo siguiente— Por eso no los trato como un idiota, porque ellos me cuidaron siempre que mi padre estaba de viaje, Adri también los quiere mucho.
—Se ve que son buenas personas, se merecen todo tu cariño.
—No tengo duda de eso— asegura sonriendo.
—Gabo, precioso— se para frente a nosotros una mujer muy delgada igual que el señor, de cabello blanco por las canas y una alegría desmedida en su rostro. Trae en su mano una bandeja llena de platos que huelen delicioso y se ven igual de hermoso.
—Mami Mari— este se levanta rápidamente del cojín donde está sentado y la envuelve en un gran abrazo que hace temblar la bandeja de su mano.—Camina para allá que tiras la comida— esta lo regaña dando un golpe en su pecho.—Diría que no estás feliz de ver a tu hijo— protesta Gabriel haciendo un puchero que lo hace ver como un niño y me hace reír.—Y esta joven tan linda— me saluda la señora con un pequeño beso y se sienta frente a nosotras para acomodar los platos e ignora a Gabriel que aun la mira con cara de perrito mojado— ¿Es tu novia Gabo?—No, no. Es solo una amiga— niega él rápidamente y diría que algo nervioso.—Que linda amiga— agradezco sujetando su mano y dándole una sonrisa— Espero que la cuides y bueno los dejó para que coman— se marcha por donde mismo vino y nos deja solos nuevamente.—¿Te gusta la comida china?— pregunta él llevando un pedazo de rollito lleno de carne a su boca.—Nunca lo he probado, pero por la primera vez se empieza— tomo un pedazo del mismo platillo y me lo llevo a la boca. Es como sentir el cielo en mi paladar, tiene un sabor muy exquisito y variado, sabe a carne, queso, pasta y algún vegetal.X'Después de terminar la comida y despedirnos de sus padrinos tomamos el coche y regresamos a la residencia, en el camino a casa hablamos sobre la comida y que tal me fue con sus padrinos que son un amor de persona. Se nos fue muy rápido el viaje de regreso que el de ida.—Gracias por todo— dije ante de bajarme del coche y comenzar a caminar en dirección a la residencia.
—Adele— me llama Gabriel.
—¿Sí?— lo miro por encima de mi hombro deteniendo el paso.
Y lo veo acercarse poco a poco hasta quedar delante de mí a unos centímetros de mi cuerpo, puedo sentir su respiración alterada, sus ojos azules tiene un brillo muy parecido al que vi antes cuando saludó a sus padrinos y su mirada está fija en mis labios.
—Perdón por lo que haré, pero no aguanto más— mi mirada se dirige a sus labios por donde está pasando su lengua e inconsciente abro mis labios poco a poco y cierro mis ojos esperando que sus labios lleguen a juntarse junto a los míos.
Pero nunca llegan y cuando abro mis ojos ya no está, se fue. Y una vez más me recuerda que es un idiota, que debo odiarlo y que no sé por qué estúpida razón le iba a responder ese asqueroso beso. Y aun así quiere que crea que le gusto, por dios que idiota.
—Buenos días Adele— saluda Adri al entrar a la habitación con su pelo rubio todo regado, sus ojos cargando unas pesadas ojeras y sus tacones en mano.—Buenos días, Zombi— bromeo al pasar por su lado para dirigirme a la puerta—Estaba buena esa fiesta.—Ni hablar de eso, traigo una resaca de dos días y para empeorar las cosas tengo clase en la tarde.—Bueno toma un baño y luego a la cama.—Así será.—Yo ya me voy que llego tarde— cierro la puerta y comienzo a bajar las escaleras de la residencia.Hoy sí pienso tomarme un café antes de entrar a clases así que tomo dirección a la cafetería colocando mis audífonos en mis oídos para escuchar un poco de música relajante.Los alrededores de la cafetería están llenos de estudiantes que se saludan y otros que simplemente caminan a clase. Al llegar al mostrador me encuentro con Rian que carga su mochila en un h
𝙂𝙖𝙗𝙧𝙞𝙚𝙡 𝙈𝙞𝙡𝙡𝙚𝙧.—¿Con quién viniste a la fiesta?— le preguntó una vez más, pero ella solo dice palabras incoherentes que no logró descifrar.—Ri... N— responde en un susurró.Iba subiendo a la habitación con una chica a me iba a dar una buena noche cuando me cruzo con una Adele ebria cayendo al suelo en medio de todas las personas que están bailando en la sala que están igual o peor que ella, no entiendo quién fue el irresponsable que la dejó beber tanto. Aunque no quisiera verla ni en pintura, ahora mismo no pienso dejarla sola entre todos estos borrachos de mierda que se aprovecharían de ella.—Ven conmigo— apoyó todo su cuerpo sobre mi hombro y comienzo a subir las escaleras.Se suelta de mi agarre y casi cae al suelo al ver la puerta de mi habitación delante de sus ojos—No… No quiero. No pienso entrar ahí contigo.
Al abrir la puerta de la habitación me encuentro con Gabriel desnudo, su cuerpo está goteando agua sobre la pequeña alfombra que tiene bajo su cama, sin poder evitarlo deslizó mis ojos por su torso bien definidos, en la parte baja del abdomen tiene un tatuaje en forma de dragón, su mano derecha está también llena de ellos, en su cuello tiene dibujado en pequeña cruz y en la mitad del pecho tiene una pequeña mariposa, los músculos de sus pies están perfectamente marcados y entre ellos resalta su erecto miembro.—¿Qué haces aquí?— pregunta con cierto aire de molestia obligándome a separar mi mirada de su cuerpo.—Perdón Gabriel— es lo único que logro decir antes de poner una mano delante de mis ojos para darle privacidad.Ahora cariño, después que lo comiste con la mirada.Lo bueno se tiene a apreciar, pero no quita que sea un idiota.—¿Qué haces aquí?— pregun
Amor.Palabra de cuatro letras y con un gran significado.Mamá lo decía, enamorarse es lo más lindo y cruel que te pueda suceder.Cuando tus ojos se llenan de lágrimas y tu corazón se parte en pedazos, cuando tus labios comienzan a temblar y te das cuenta de que ya te han roto, que ya nada podrá arreglar ese daño que te causaron, duele, pero duele el doble cuando viene de la
—Bueno cielo cuídate mucho y llámame nada más que llegue— mamá se pega a mí en un gran abrazo que un poco más me deja sin aire— Si no me llames, moriré de la angustia cariño. —Vamos Catalina deja que la niña que se le irá el vuelo— la regaña papá tomándola de un brazo para alejarla de mí.—Los amo— dejo un beso en la frente de mamá y papá solo me guiña un ojo, sé que no le gustan las despidas.—Espero tu llamada cielito— grita mamá ante de verme desaparecer por la gran puerta de cristal que me lleva al avión.Hoy es un gran día o al menos eso me decía mamá un mes atrás cuando vio llegar la carta de aceptación de la universidad, yo no estoy segura de que sea ese gran día como ella dice por qué estoy dejando atrás mi casa, mi familia, mi mascota y toda una vida para ir a un nuevo lugar donde no conozco a nadie sumando qu
—Adele di que sí por favor— suplica una vez más haciéndome un puchero.Adriana lleva más de media hora intentando convencerme para ir a una maldita fiesta, según ella todos los estudiantes van porque es la fiesta de bienvenida. Pero a mí que más me da, no es lo mío.—No me gustan las fiestas, ya te dije— repito nuevamente, pero ella parece que no se dará por vencida.—Nunca has ido a una, no puedes decir que no te gusta— se cruza de brazo y me mira con cara de gatito llorón— Porfis, porfis.Di que sí, quiero divertirme.Tú siempre tienes que opinar en todo.—Vale, vale Adriana, pero solo será esta vez— no he terminado de hablar y ella ya esta sobre mí dándome miles de besos en el cachete.Ya hiciste
—Buenos días Adele, es tú último día de vacaciones— me saluda Adri desde su cama. Me alegra que a ella también le guste madrugar, aunque tiene voz de cansada.—¿También te despiertas temprano?— le preguntó poniéndome de pies y tomando la ropa para ir al baño.—No, pero tú alarma me ha despertado, soy muy sensible a los ruidos— responde con una pequeña sonrisa y yo me sonrojo avergonzada.—Perdón Adri.—No pasa nada, tranquila yo seguiré durmiendo— pone la almohada sobre su cabeza y se voltea quedando de frente a la pared.Después de la pesada charla que tuve con Gabriel anoche, decidí volver a casa y Adri quiso acompañarme para no dejarme sola. Emili se nos desapareció desde que entramos a la casa y no la volvimos a ver en toda la noche, por lo que ni idea de donde está.El agua fría que sale de la regadera nada más que cae en mi cuerpo comienza a relajar mis músculos, allá en el pueblo salía a correr toda
¿Ustedes también madrugan el primer día de clases? Mi primer turno es a las siete y cuarentena, pero yo hace más de una hora que me levante y ya voy caminando al salón veinte minutos antes de que lleguen todos, incluso el profesor.Al empujar la gran puerta y entrar al gran salón lleno de pupitres me doy cuenta de que no seré la única que llego temprano, el chico de la cafetería está sentado en la primera fila revisando su móvil y al verme entrar alza la cabeza con una gran sonrisa moviendo su mano derecha saludando, yo le devuelvo el saludo y me siento a su lado.—¿Eres el chico de la cafetería?— le preguntó al sentarme a su lado para tener algún tema de conversación, aunque soy algo antisocial me gusta tener compañeros de clase y algo me dice que seremos buenos amigos.—Si el mismo— extiende su mano y yo la