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Capítulo 6: "SOY GAY"

—Buenos días Adele— saluda Adri al entrar a la habitación con su pelo rubio todo regado, sus ojos cargando unas pesadas ojeras y sus tacones en mano.

—Buenos días, Zombi— bromeo al pasar por su lado para dirigirme a la puerta—Estaba buena esa fiesta.

—Ni hablar de eso, traigo una resaca de dos días y para empeorar las cosas tengo clase en la tarde.

—Bueno toma un baño y luego a la cama.

—Así será.

—Yo ya me voy que llego tarde— cierro la puerta y comienzo a bajar las escaleras de la residencia.

Hoy sí pienso tomarme un café antes de entrar a clases así que tomo dirección a la cafetería colocando mis audífonos en mis oídos para escuchar un poco de música relajante.

Los alrededores de la cafetería están llenos de estudiantes que se saludan y otros que simplemente caminan a clase. Al llegar al mostrador me encuentro con Rian que carga su mochila en un hombro y se despide de una señora mayor muy parecida a él.

—Hola, Adele— me saluda muy contento.

—Hola, Rian.

—¿Vas a clase?

—Sí, pero antes quiero un capuchino.

—Oh claro un momento.

Se da la vuelta y se acerca a la máquina que suelta el espeso líquido dentro de un vaso.

—Aquí tienes— extiende su mano con el vaso de plástico lleno del líquido caliente que refrescará mi garganta— Adiós tía Yasmi.

—Recuerda que tienes que regresar temprano, te quiero— advierte la mujer a su sobrino antes de vernos salir por la puerta de la cafetería.

Rian es muy diferente a Emily y Adriana(aunque ya le he cogido hasta cariño a esas dos), él no habla si yo no le sacó conversación, no hace preguntas sobre mi vida personal, siempre mantiene una conversación en torno al mismo tema y sobre todo la alegría y sinceridad de sus palabras se notan de lejos. Como diría mi abuela, este chico es como un espejo.

—¿Qué tal te fue con la tarea de Literatura?— le preguntó para hablar de algo, pero parece que no me escucha— Rian, te estoy hablando ¿estás bien?

—Oh Adele perdón— veo la pena en su rostro y algo de preocupación.

—¿Te preguntaba si estás bien?

—No Adele, no estoy bien— habla con la mirada perdida en el suelo y dándole vueltas al cordón de su sudadera.

Yo pongo una mano en su hombro y detengo su paso para mirar sus ojos fijamente— Nos conocemos de hace pocos días, pero puedes contar conmigo.

—Lo sé y muchas gracias, pero es algo de lo que prefiero no hablar.

—Pero si quieres hablar en algún momento, solo llámame.

Se lanza sobre mí y me envuelve en un pequeño abrazo que me hace sentir más pequeña de lo que soy, su abrazo es cálido y sincero, se siente muy bien— Gracias Adele.

—Eso es lo que hacen los amigos.

—¿Ya soy tu amigo?— pregunta sorprendido.

—Claro— le aseguro con una sonrisa.

Ya no eres tan antisocial.

Creo que no amiga, creo que no

X'

Después de todo un día dando clases y recibiendo tareas gracias a Dios ya estoy de camino a la residencia para descansar un poco, hoy terminé más tarde que ayer y debo acostumbrarme porque esto solo empieza. Cada maestro me dejo más de una tarea para la próxima clase y la de Literatura solamente nos dejó cinco–nótese el sarcasmo–. Mis pies duelen el doble de ayer no veo la hora de quitarme los tenis.

—Hola…

—Soy Madison— me termina la oración la chica de la recepción que siempre está leyendo el período.

—Soy Adele.

—¿Qué tal tu segundo día Adele?

—No muy bien, pero estamos intentándolo.

—Me alegra— responde separando su mirada por un momento del gran pedazo de papel y me mira de una manera muy rara— ¿Puedo darte un consejo algo personal?

—Sí claro— respondo de inmediato, no me imagino de que pueda hablar ella, pero no está de más escucharla.

Se levanta de su asiento y le da la vuelta al gran mostrador que tiene delante para quedar frente a mí sacándome un pequeño tramo de tamaño— Aléjate de Gabriel, no te conviene, eres una chica muy buena para alguien como él.

Ahora sí que me dejo mal, ella cree que tengo algo con Gabriel y me imagino que las chicas de ayer también deben pensar lo mismo–que ingenua eres Adele–y yo pensado que ellas se reían nerviosas por verlo a él tan guapo.

—No, yo no tengo nada con él— le aseguró.

—Mejor así, me alegra— regresa a su lugar y me da una pequeña sonrisa— Eres muy buena, no te dejes usar.

—No jamás, muchas gracias por en consejo.

— De nada cariño, lindo día— se despide para seguir leyendo su periódico muy feliz con una taza de café en mano.

Me sorprendo con la facilidad que las personas involucra a unas con otras, solo salí con él porque Adriana me lo pidió muchas veces, pero nadie me vio besándolo para decir que tengo algo con él. No me molestó con Madison porque la pobre chica solo me está dando un consejo, pero si me da impotencia que los demás comenten cosas que no son.

—Mira Vanessa, por ahí va la nueva conquista de Gabriel— le comenta una chica a su amiga al verme pasar su lado.

—Ya debe haberla desechado de seguro, después del sexo no busca a nadie más, pobre— está otra se lleva una mano al pecho y hace un pequeño puchero.

No lo hagas Adele, tú no eres así.

Lo siento, pero no pienso aguantar esos comentarios.

—Número uno, no soy nada de Gabriel y número dos no me follo y tampoco lo hará— espetó frente a sus caras que se quedaron perpleja al verme regresar hasta donde están— No me gustan los idiotas y si ustedes quieren salir con él les doy un consejo, no cierren los ojos para darle un beso— termino de hablar y subo las escaleras rápidamente para meterme en la habitación dejándome caer sobre mi cama.

¿Por qué dije eso?

Que me importa si quieren salir con él o si piensan besarlo.

—Tal vez te importa más de lo que crees— responde una voz a mi lado y me volteo para encontrarme con el rostro de Max uno de los mejores amigos de Gabriel y me maldigo una y mil veces por decir las cosas en voz alta cuando solo debería pensarlas en mi cabeza— Tranquila que no sé de lo que hablas.

—¿Qué haces aquí?— preguntó algo incómoda con su presencia, odio que entren extraño a mi habitación y ya bastante tengo con compartirla, me tocará hablar con Adriana.

—Solo viene a buscar unos libros que Emily dejo acá y ya me voy— toma unos cuadernos que tiene Adri encima de la cama y se voltea para mirarme— Los chicos de acá no valen la pena, ten cuidado con tu elección muñeca— dice esto y sale rápidamente de la habitación.

¿Hoy es el día que todos me den consejos?

Suelo ser muy agradecida, pero las personas están dándome consejos absurdo, primero que si estoy con Gabriel y ahora Max con lo de los chicos. No entiendo que mal le hice a este mundo para que crean cosas que no son sobre mí.

¿Por qué te molesta tanto que te involucren con Gabriel?

No me molesta que sea con él, me molesta que sean mentiras, además que no tengo nada que ver con ese idiota.

X'

Estoy sentada sobre mi cama con el portátil encima haciendo tareas cuando suena mi móvil con una notificación de un mensaje.

Rian:

Nos vemos a las 9:00 pm?

Yo:

A donde

vamos?

Rian:

A una fiesta, no suelo

ir, pero va alguien que me gusta.

¿Me acompañas?

Yo:

No sorry, las fiestas no

son lo mío.

Rian:

Vale, cambias de

idea me  dices.

No puedo decir que es mi mejor amigo, pero nos llevamos muy bien aunque solo nos conocemos desde hace dos días, el chico es muy mono. Me da pena decirle que no cuando a las chicas el primer día que llegue les dije que sí.

Yo:

Si voy, a que hora

dijiste?

Rian:

A las nueve te recojo,

sabía que

podría

contar contigo.

Nos vemos, besos :)

Yo:

A las nueve nos vemos, bye.

Me levanto de la cama pensando en que ponerme, pero la ropa que tengo en mi armario no es la mejor para cosas como estás, así que voy a tomarle ropa prestada a Adri. Sé que no me reconocen, sé que en solo dos semanas he dejado de ser la Adele antisocial, pero bueno la universidad nos cambia a todos supongo.

Después de media hora frente al armario de mi amiga termino escogiendo un vestido rojo que queda por encima de mis rodillas–como toda su ropa–pero no tanto como el anterior.

X'

Luego de intentar maquillaje estoy mirándome en el espejo que adorna la esquina de la habitación, el vestido me queda perfecto con los tacones negros que papá compró para mi graduación, mi pelo va suelto sobre mis hombros y el maquillaje no quedó tan mal para ser la segunda vez que lo hago.

Rian:

Estoy abajo, te apuras.

Yo:

Si ya voy, dos minutos.

Rian:

Aquí te espero.

Tomo mi pequeño bolso color negro que también le robe a Adri y comienzo a bajar las escaleras. Frente a la puerta 42 están las mismas chicas del comentario de ante que se quedan como hipnotizada mirándome caminar, pero yo solo las evito porque no pienso rebajarme a su nivel.

Waoh, nivel y todo.

Tú también cállate.

—Hola, Adele— me saluda Rian al verme llegar a su lado, el chico también va muy bien vestido con unos pantalones negros igual que sus zapatos y su pullover blanco que lleva por encima una chaqueta negra. 

—Estás hermoso— le halago y sus mejillas se sonrojan de inmediato.

—Tú también estás hermosa.

—Bueno ya estamos aquí. ¿En qué vamos a ir?— me imagino que la fiesta es en la fraternidad de los chicos de tercer año como siempre y hasta ya no pienso ir caminando.

—En mi motocicleta— contesta el señalado la motocicleta de color negro que tiene estacionada frente a las escaleras de la residencia.

—Pues vamos.

Él sube primero y luego me da su mano para subirme yo detrás de él. Cuando estaba pequeño papá tenía una moto y me encantaba montarla, siempre que me iba a buscar a la escuela en ella llegaba a casa muy feliz. Pero después del accidente la vendió y yo hace mucho que no montó.

—¿Estás cómoda?— pregunta Rian.

—Sí, tranquilo.

—Bueno puedes sujetarte de mí— sugiere señalando su torso y yo enrollo las manos alrededor de él para luego sentir el aire dar contra mi piel desnuda y moviendo mi cabello hacia atrás.

Cinco minutos después estamos frente a la gran casa de los chicos que como siempre está llena de personas en el jardín con vasos lleno de  bebidas en sus manos.

—Vamos Adele— me toma del brazo para introducirnos en la casa pasando entre todas las personas que están amontonadas frente a la puerta.

—¿A dónde vamos?— preguntó a través del ruido de la música.

—A beber, a que más se viene a una fiesta.

—Yo no bebo— le digo parados frente a la barra.

—Todo tiene su primera vez y no quiero un no como respuesta por favor.

—¿Tú no venías a ver a alguien?

—Antes de verlo tengo que tener alcohol en el sistema para ser valiente— confiesa él pidiendo dos vasos de tequila.

—¿Antes de verlo dijiste?— replicó confundida, talvez, escuche mal.

—Si Adele, tu amigo es gay— admite sin pena alguna.

—¿Es broma no?— le miro perpleja y sin poder creérmelo, me ha sorprendido.

— No Adele, es verdad— esta vez su voz toma un tono más suave.

—Bueno te digo por qué no se te nota— me encojo de hombro apenada porque no quiero sonar prejuiciosa.

Él se echa a reír y se da un trago de algo muy fuerte porque hace una mueca— Lo sé, pero ya olvida de eso, hablamos en otro momento de tema, mejor date un trago— yo niego con  la cabeza, pero él se acerca más y pone carita de perrito abandonado—Vamos a tu amigo le dirás que no.

—Vale, pero te diré que soy mala con la bebida, tendrás que cuidarme su me paso de tragos— advierto antes de llevarme el vaso a los labios y darme un corto trago que pasa por mi garganta quemando todo a su paso.

—Tranquila yo te cuidaré— asegura dando unos golpes en mi espalda— Ahora date otro y vamos a bailar.

—Allá voy— pongo nuevamente el vaso en mis labios y esta vez me doy un trago más largo.

 X'

Ya dije que no era buena bebiendo y ahora mismo lo estoy demostrado, después de veinte minutos sentada en la barra tomando tragos con Rian estoy en medio de la sala que es la pista de baile dando mis mejores movimientos. Esta no es la Adele que yo traje de casa, se los juro, en una semana he cambiado por completo sin necesidad de influenciarme.

Has madurado querida.

Yo sí, pero tú sigues igual de entrometida.

—¿Adele voy al baño, espérame aquí?— susurra Rian en mi oído y yo solo sigo bailando.

Rian de demora una eternidad en el baño o talvez solo son ideas mías. La pista me da vueltas y me voy sintiendo más miríada, mis pies me pesan, de mi frente corre sudor seguidamente y los tacones no son muy fuerte en estas circunstancias. Estoy por caer al piso cuando siento unas manos que me sujetan y me pegan a su cuerpo dejando su respiración sobre mí, cuello provocando que mi piel se erice.

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