—Adele di que sí por favor— suplica una vez más haciéndome un puchero.
Adriana lleva más de media hora intentando convencerme para ir a una maldita fiesta, según ella todos los estudiantes van porque es la fiesta de bienvenida. Pero a mí que más me da, no es lo mío.
—No me gustan las fiestas, ya te dije— repito nuevamente, pero ella parece que no se dará por vencida.
—Nunca has ido a una, no puedes decir que no te gusta— se cruza de brazo y me mira con cara de gatito llorón— Porfis, porfis.
Di que sí, quiero divertirme.
Tú siempre tienes que opinar en todo.
—Vale, vale Adriana, pero solo será esta vez— no he terminado de hablar y ella ya esta sobre mí dándome miles de besos en el cachete.
Ya hiciste una amiga nueva, vez que no es tan difícil.
Eso parece.
—¿Y qué te vas a poner?— pregunta buscando en su armario.
—No sé, nunca he ido a una fiesta ante— me encojo de hombro.
—Tranquila que yo te ayudo— se dirige a mi armario y comienza a mirar cada una de mis prendas—¿Por casualidad tú naciste en el siglo pasado?— pregunta tomando un vestido blanco de pelotitas negras en su mano, es mi preferido— Esto no puedes usarlo en una fiesta.
—Ya te dije que nunca he ido a una.
—Yo te prestaré algo tranquila— vuelve a su armario y saca un vestido morado que le cuelgan unas cadenas del sostén en forma de uve, que debe quedarme por encima de las rodillas.
—No me pondré eso— la miro con mala cara y niego con la cabeza— Ni si te ocurra.
—Si vas a ir tienes que ir bien vestida, no piensas hacer el ridículo ¿no?.
—Dios mío, solo a mí se me ocurre aceptar estas cosas— me quejó pasando una mano por mi rostro frustrada y soltando un poco de aire.
Luego de pasar la mitad de lo que quedaba de tarde metida en un baño dejando que Adriana me arreglé, por fin estoy lista y preciosa. La verdad que con solo un cambio de look parezco otra chica, hasta yo misma me gustó.
—¿A que te estás hermosa?— pregunta Adriana parada justo detrás de mí terminado de maquillarse.
—Un poco sí, pero esto no es lo mío— me estiro un poco el vestido que se me subió más de lo que debería.
— Te acostumbras con el tiempo— asegura ella pasando el delineador por su ojo.
X'
Adriana es idéntica a Sheila mi ex mejor amiga, puede tardar todo un día para prepararse para una simple y pesada fiesta cargada de adolescentes con hormonas alteradas.
—¿Ya estas lista?— preguntó desesperada, ya llevo más de dos horas esperando por ella.
—Ahora sí— termina de mirarse en el espejo y se pone un pequeño bolso en su hombro— Ya podemos irnos.
Al bajar las escaleras ya Emily nos espera igual de hermosa y bien arreglada. Su vestido es de color azul con un corte en su pierna derecha que deja ver toda su piel, sus tacones son brillantes y al igual que Adri lleva un pequeño bolso del mismo color que su vestido.
—Que perras— dice Emily chocando la mano con Adri y dándole una pequeña palmada en sus nalgas.
—Como siempre— agrega Adri ante de salir de la residencia.
—¿En qué iremos hasta la fraternidad de los chicos?— pregunta Emily.
—Mi hermano prometió que mandaría a Max a buscarnos— responde Adri mirando la hora en el pequeño reloj brillante que lleva en su mano.
—¿Tienes hermano?— preguntó con curiosidad.
—Sí, es un año mayor que yo, va en tercero de derecho— responde ella marcando un número en su móvil.
—Ah que bien— me limitó a responder.
—Más que bien, Gabriel es todo un modelo, ese chico está para darle y no precisamente consejos— comenta Emily con una gran sonrisa.
Dijo Gabriel, te suena el nombre, porque a mi sí.
Si, pero no sé de donde.
—Ya viene por nosotros, es que Max se olvidó— se disculpa Adri después de colgar la llamada.
—Max es un idiota, debería quedarse soltero toda una vida— se queja Emily.
—¿Por idiota o porque te gusta?— bromea Adri y esta pone mala cara.
—Quisiera él.
Después de escuchar a las chicas pelear un rato por el tal Max justo frente a nosotras se detiene un coche convertible de color negro, lo que más me sorprende es quien lo conduce.
Es el idiota.
Él mismo.
—¿Estás bien Adele?— pregunta Adri— Te veo pálida.
—Si todo bien— miento y espero que no se acuerde de mí.
— Vamos muevan ese culo que estoy apurado— grita el idiota y todas subimos al auto.
—Hola, Gabriel— saluda Emily.
—¿Qué tal vas hermanito?— le pregunta Adri a su lado, pero él no se molesta en responder y acelera el coche.
Conduce como una persona que tiene ganas de morir en la carretera, cada curva la coge con más velocidad obligándome a clavar las uñas en el asiento y para colmo escucha una música horrible que hace que mis oídos palpiten de dolor.
—¿Te conozco?— pregunta Gabriel mirando por el espejo.
—¿A mí?— me señalo con un dedo haciéndome la que no sé.
—¿Hay alguien más que no conozca?— pregunta con ironía, por eso es un idiota.
—Bueno soy nueva, dudo que me conozcas— me encojo de hombro, odio ponerme nerviosa cuando miento, pero siempre me pasa.
— Si tú lo dices— vuelve a cerrar su boca gracias a Dios sin hablar en todo el camino.
Cinco minutos después estamos estacionados frente a una gran casa de tres pisos decorada con luces y llena de estudiantes por todos lados. Cada persona lleva vasos desechable color rojo en sus manos o una botella de cerveza, pero todos están bebiendo.
—Venga a divertirse— dice Gabriel pasando por nuestro lado y pegando una palmada en el trasero de su hermana.
—Odioso— protesta ella, pero él solo sigue su camino y se pierde entre todas las personas.
Inmediatamente Adriana me toma del brazo y comienza a guiarme por toda la casa hasta llegar donde está un grupo de chicos con varias chicas a su alrededor y entre ellos esta su hermano con una pelirroja sobre su regazo.
—Hola, Adri— le saludan todo.
—Hola, chicos, esta es mi amiga Adele— me presenta y ellos se voltean a mirarme.
—Muy bonita Adele— me elogia un chico moreno, de ojos café, pero rizado y un piscis en su nariz. Está muy lindo, pero no es mi tipo—Gabriel, ¿no es ella la chica del parque?— le pregunta a su amigo.
Y este es uno de los momentos en que digo "tierra trágame y escúpeme en Dubai". Gabriel me mira con el ceño fruncido y comienza a deslizar su mirada por todo mi cuerpo provocando que mis cachetes se sonrojen y lo que más rabia me da es que él lo está disfrutando.
—Si la gordita de la hamburguesa— responde sin más entre risas y sus amigos le siguen.
—Que pesados son— los regaña Adri tirando un cojín a la cabeza de su hermano y este lo esquiva con facilidad.
—Muy lenta, aún tienes que aprender— continúa riendo hasta que la pelirroja pega sus labios a los de él susurrando algo muy bajito sobre ellos.
No sé por qué, pero esa chica ya me cae muy mal y aún no la conozco.
— Vamos a jugar a Verdad o Desafío— propone la pelirroja después de darse un largo trago de una botella que hay en medio de la mesa.
—Oh sí, vamos a jugar— me toma Adri del brazo y nos sentamos en el gran sofá junto al chico moreno y dos chicas más.
—No me gusta este juego— digo entre dientes para que solo me escuche Adri.
—Tú cállate y diviértete por una vez en tu vida— me regaña y el juego comienza.
No hay situación más incómoda que la que estoy viviendo en este momento, es tan incómodo tener que jugar algo que no te gusta y más incómodo es tener la mirada fría de Gabriel sobre mí todo el tiempo.
—Zoe verdad o Desafío— pregunta el moreno de mi lado a la pelirroja.
—Desafío— responde esta.
—Dale un beso a Diego— le ordena y ella lo hace sin protestar.
—¿Adele no?— me pregunta ella luego de cumplir su castigo y yo asiento con la cabeza— Verdad o Desafío.
—Verdad— respondo rápidamente sin pensarlo.
—¿Cuántos novios has tenido?— pregunta.
—Dos— respondo sinceramente y esta se echa a reír.
—¿Solo dos novios?— continúa riendo— ¿Qué edad tienes corazón?— pregunta sarcásticamente—¿Dime que al menos follas?
Todos al ver mi cara comienzan a mirarse entre sí y el único que no dice nada al respeto es Gabriel, hasta Adriana me está mirando extraño como si no tener sexo fuera de personas anormales o de otro planeta. Y ahora sí deseo que alguien me saque de este lugar, pero nadie lo hará, así que me toca salvarme yo sola.
—Voy al baño— es la primera escusa que me pasa por la cabeza para salir corriendo escaleras arriba, no tengo idea para donde voy, pero no quiero estar más entre todas esas personas.
Después de abrir dos puertas y pasar la mayor vergüenza del mundo interrumpiendo el acto sexual de dos parejas, abro una que da a un gran balcón con varias sillas y algunas meses, yo opto por la opción de sentarme sobre una mesa mientras intento respirar un poco para calmarme y dejar atrás ese horrible juego.
La vista no es hermosa, pero al menos es agradable la brisa que viene y va despeinado mi cabello, el cual tardó Adri más de media hora para acomodarlo en una coleta bien apretada, al contrario de la que llevo ahora toda regada y desaliñada con varios flecos de cabellos rozándome la cara.
X'
El ruido de la puerta del balcón me saca de mis pensamientos y deslizó la mirada hacia la figura alta, de ojos azules, pelo rubio, cuerpo bien definido y cara de ángel que acaba de entrar al lugar.—¿Estás bien?— pregunta acomodándose a mi lado, en estos momentos parece un chico preocupado y no el idiota que me tiro la comida.
—Si estoy bien, pero prefiero estar sola la verdad— le respondo de mala manera porque aunque ahora parezca un chico bueno, no lo es.
— Yo te conocí desde el primer momento en que subiste al coche— comenta él dejando de lado lo que dije anteriormente— Nunca olvidaría esa carita.
—¿Por fea o por gorda?— preguntó con sarcasmo.
—Ninguna de las dos— se voltea y sostiene mi mirada como hace siempre provocando que me ponga nerviosa.
—Buenos tendrás tus razones— digo cortante y me bajo de la mesa para quedar cerca de la baranda del balcón donde estoy lo suficiente lejos de él.
Aunque le estoy dando la espalda estoy completamente segura que su mirada ahora mismo está sobre mi cuerpo, lo que me pone nerviosa. Cuando siento que da un pequeño paso para irse por donde mismo vino mi cuerpo se relaja completamente.
—Adele— me llama aguantando el pomo de la puerta.
—¿Si?— me volteo para verle bien y tiene una gran sonrisa arrogante dibujada en sus lindos labios que desaparece cuando mi mirada se cruza por la suya.
—Eres linda, cariño, espero que no me lo pongas fácil.
—Buenos días Adele, es tú último día de vacaciones— me saluda Adri desde su cama. Me alegra que a ella también le guste madrugar, aunque tiene voz de cansada.—¿También te despiertas temprano?— le preguntó poniéndome de pies y tomando la ropa para ir al baño.—No, pero tú alarma me ha despertado, soy muy sensible a los ruidos— responde con una pequeña sonrisa y yo me sonrojo avergonzada.—Perdón Adri.—No pasa nada, tranquila yo seguiré durmiendo— pone la almohada sobre su cabeza y se voltea quedando de frente a la pared.Después de la pesada charla que tuve con Gabriel anoche, decidí volver a casa y Adri quiso acompañarme para no dejarme sola. Emili se nos desapareció desde que entramos a la casa y no la volvimos a ver en toda la noche, por lo que ni idea de donde está.El agua fría que sale de la regadera nada más que cae en mi cuerpo comienza a relajar mis músculos, allá en el pueblo salía a correr toda
¿Ustedes también madrugan el primer día de clases? Mi primer turno es a las siete y cuarentena, pero yo hace más de una hora que me levante y ya voy caminando al salón veinte minutos antes de que lleguen todos, incluso el profesor.Al empujar la gran puerta y entrar al gran salón lleno de pupitres me doy cuenta de que no seré la única que llego temprano, el chico de la cafetería está sentado en la primera fila revisando su móvil y al verme entrar alza la cabeza con una gran sonrisa moviendo su mano derecha saludando, yo le devuelvo el saludo y me siento a su lado.—¿Eres el chico de la cafetería?— le preguntó al sentarme a su lado para tener algún tema de conversación, aunque soy algo antisocial me gusta tener compañeros de clase y algo me dice que seremos buenos amigos.—Si el mismo— extiende su mano y yo la
Después de comernos las deliciosas hamburguesas y pasar un rato hablando decidimos volver a casa, esta noche hay una gran fiesta y las chicas tiene que prepararse. Adri está como loca sacando miles de conjuntos supermonos de su armario mientras habla como un loro. —Adele, ¿me estás escuchando?— pregunta Adri sacándome de mis pensamientos. —Mm— dude un poco la respuesta porque no la estaba escuchando, me quedé tonta mirando el mensaje que acabó de llagar a móvil— Perdóname Adri, pero me llego un mensaje y me quede entretenida leyéndolo. —¿Qué decía el mensaje? —Nada importan<span;>Sus ojos se ponen chinitos y se acerca a la orilla de mi cama con pasos rápidos. Es tan curiosa que se que no parará hasta conseguir lo que quiere, pero esta vez no se la pondré fácil.
—Buenos días Adele— saluda Adri al entrar a la habitación con su pelo rubio todo regado, sus ojos cargando unas pesadas ojeras y sus tacones en mano.—Buenos días, Zombi— bromeo al pasar por su lado para dirigirme a la puerta—Estaba buena esa fiesta.—Ni hablar de eso, traigo una resaca de dos días y para empeorar las cosas tengo clase en la tarde.—Bueno toma un baño y luego a la cama.—Así será.—Yo ya me voy que llego tarde— cierro la puerta y comienzo a bajar las escaleras de la residencia.Hoy sí pienso tomarme un café antes de entrar a clases así que tomo dirección a la cafetería colocando mis audífonos en mis oídos para escuchar un poco de música relajante.Los alrededores de la cafetería están llenos de estudiantes que se saludan y otros que simplemente caminan a clase. Al llegar al mostrador me encuentro con Rian que carga su mochila en un h
𝙂𝙖𝙗𝙧𝙞𝙚𝙡 𝙈𝙞𝙡𝙡𝙚𝙧.—¿Con quién viniste a la fiesta?— le preguntó una vez más, pero ella solo dice palabras incoherentes que no logró descifrar.—Ri... N— responde en un susurró.Iba subiendo a la habitación con una chica a me iba a dar una buena noche cuando me cruzo con una Adele ebria cayendo al suelo en medio de todas las personas que están bailando en la sala que están igual o peor que ella, no entiendo quién fue el irresponsable que la dejó beber tanto. Aunque no quisiera verla ni en pintura, ahora mismo no pienso dejarla sola entre todos estos borrachos de mierda que se aprovecharían de ella.—Ven conmigo— apoyó todo su cuerpo sobre mi hombro y comienzo a subir las escaleras.Se suelta de mi agarre y casi cae al suelo al ver la puerta de mi habitación delante de sus ojos—No… No quiero. No pienso entrar ahí contigo.
Al abrir la puerta de la habitación me encuentro con Gabriel desnudo, su cuerpo está goteando agua sobre la pequeña alfombra que tiene bajo su cama, sin poder evitarlo deslizó mis ojos por su torso bien definidos, en la parte baja del abdomen tiene un tatuaje en forma de dragón, su mano derecha está también llena de ellos, en su cuello tiene dibujado en pequeña cruz y en la mitad del pecho tiene una pequeña mariposa, los músculos de sus pies están perfectamente marcados y entre ellos resalta su erecto miembro.—¿Qué haces aquí?— pregunta con cierto aire de molestia obligándome a separar mi mirada de su cuerpo.—Perdón Gabriel— es lo único que logro decir antes de poner una mano delante de mis ojos para darle privacidad.Ahora cariño, después que lo comiste con la mirada.Lo bueno se tiene a apreciar, pero no quita que sea un idiota.—¿Qué haces aquí?— pregun
Amor.Palabra de cuatro letras y con un gran significado.Mamá lo decía, enamorarse es lo más lindo y cruel que te pueda suceder.Cuando tus ojos se llenan de lágrimas y tu corazón se parte en pedazos, cuando tus labios comienzan a temblar y te das cuenta de que ya te han roto, que ya nada podrá arreglar ese daño que te causaron, duele, pero duele el doble cuando viene de la
—Bueno cielo cuídate mucho y llámame nada más que llegue— mamá se pega a mí en un gran abrazo que un poco más me deja sin aire— Si no me llames, moriré de la angustia cariño. —Vamos Catalina deja que la niña que se le irá el vuelo— la regaña papá tomándola de un brazo para alejarla de mí.—Los amo— dejo un beso en la frente de mamá y papá solo me guiña un ojo, sé que no le gustan las despidas.—Espero tu llamada cielito— grita mamá ante de verme desaparecer por la gran puerta de cristal que me lleva al avión.Hoy es un gran día o al menos eso me decía mamá un mes atrás cuando vio llegar la carta de aceptación de la universidad, yo no estoy segura de que sea ese gran día como ella dice por qué estoy dejando atrás mi casa, mi familia, mi mascota y toda una vida para ir a un nuevo lugar donde no conozco a nadie sumando qu