Harry caminaba feliz por la casa. Tenía en sus manos los resultados de una prueba de embarazo que se había hecho ese día.
Como todos saben, Harry tenía prohibido salir de la casa, por órdenes estrictas de Liam. Eso era un poco traumante, pero ahora estaría más tiempo con Liam.
Tocó la puerta del despacho de Liam y esperó a que este le diera la orden de entrar.
— Hey, hola —susurró, entrando, y cerrando la puerta detrás de él.
— ¿Qué quieres, Harry? —despegó su vista de los papeles
— Sólo quería saber si tenías tiempo —susurró, sentándose enfrente de él.
— ¿Querías? —subió una ceja.
— Quiero —corrigió.
— Dime —se recargó en su silla.
— Hoy fui a la clínica... —susurró, antes de que Liam lo interrumpiera.
— ¿Saliste sin mi permiso? —preguntó incrédulo.
— Si, Liam, salí de la casa sin tu permiso —respondió, en otro susurró.
— Sabes perfectamente que no me gusta que salgas sin mi permiso —tensó la mandíbula.
— Déjame hablar...
— ¡Pues no lo haré! ¡Sabes bien que odio que salgas de casa sin mí! —gritó, enfurecido.
— ¡Salí por menos de una hora! —se levantó de su lugar.
— Pero eso no justifica que hayas ido sin vigilancia —su tono de voz bajo.
— Pero nadie sabe que estoy casado contigo —lo encaró.
— Pues resulta que soy tu esposo y tienes que obedecerme —le replicó, aún más serio.
— ¡Por el amor de Dios, Liam! ¡Soy tu maldito esposo, no tu esclavo! —gritó Harry, al fin explotando—. No salgo de esta casa desde que nos casamos. Me siento como un maldito prisionero, maldición —dijo lo último en un susurró triste.
— Tú sabías a lo que te metías cuando aceptaste ser mi esposo así que te aguantas —rodeó el escritorio.
— Te recuerdo que este anillo solo significa que soy tu esposo, no tu prisionero —le recordó, mostrándole el anillo.
— Pero también este anillo, significa que soy tu maldito esposo y que tienes que obedecerme sin quejarte —le agarró la mano acercándolo a él.
— Pero nunca te he desobedecido — bajó la mirada.
— Lo has hecho antes, Harry. Por eso siempre recibían un castigo —dijo en un tono duro, y Harry negó intentado quitar su mano, pero Liam la sostuvo con fuerza.
— Eso era antes, cuando me violabas por venganza. Cuando yo apenas era un niño —dijo, del mismo tono que él.
— Y aun lo sigues siendo, aun me sigues desobedeciendo —soltó el brazo de Harry.
— Pareces el mismo Liam que conocí en la escuela. El mismo Liam que me violaba en cualquier lugar —se dio la vuelta para salir de allí.
Antes de que Harry abriera la puerta Liam pegó su cuerpo a él.
— Es mejor que no vuelvas a decir esas malditas palabras, porque me cabrean, así que sé un buen esposo y hazme algo de comer, luego ve y busca a Jedward. No me gusta que pase mucho Kayled —le dijo en el oído se forma de advertencia y abrió la puerta para que saliera cerrándola al momento de que el menor salió.
— Hay días en los que deseo nunca haberte conocido —y la primera lágrima cayó.
Y esa no será la última.
Harry cruzó el patio que dividía su casa con la de los Tomlinson-Horan. Tocó el timbre y en menos de unos minutos la puerta fue abierta mostrando al pequeño rubio.
— Hey, Hola. Pasa — se hizo aún lado.
— Gracias — entró con la cabeza agachada.
— Los niños están en la habitación de Kayled, pero antes me vas a decir que tienes y el por amor de Dios no me mientas —dijo serio, y con voz grave empujando a su amigo a la sala para charlar con él.
— Todo y nada me pasa, Ni —dijo levantando la mirada.
— ¿Qué te pasa, Hazz? Desde hace unos días estás triste —tocó su mejilla dándole apoyo.
— Me siento mal, Liam ya no me trata como antes. Desde que llegó de Colombia se está portando muy feo conmigo, no me habla como lo hacía antes, no me toca cuando estamos en la misma habitación. No pasa nada —enumeró con sus dedos.
Gideon suspiró antes de hablar.
— Oh, Harry. Sabes que él hace todo eso para protegerte —le recordó.
— Tienes razón, pero soy su esposo no su esclavo.
— En eso tienes razón, tienes que hacerle saber eso.
— No salgo de la casa, casi no me deja venir a visitarte, despidió a la empleada la semana pasada solo porque nos vio hablando —hizo un puchero.
— No vayas a llorar, por favor. Sabes que no soy bueno consolando —lo abrazo.
— Es que él se enoja con todo —dijo sollozando.
— No llores, sabes que él te quiere mucho y te ama bastante. Duró más de dos años buscándote, hasta que tú apareciste en su casa y en su habitación —besó su mejilla.
— Pero todo cambió, él ya no me trata como antes. Hoy le iba a decir que estaba embarazado — comenzó a decir, pero fue interrumpido por el rubio.
— ¡Felicidades por tu bebé! Taolath se pondrá como loco cuando lo sepa —dijo muy emocionado.
— Es mejor que no le digamos nada, mientras las cosas se calman —sugirió.
— En eso tienes razón si él se entera lo que te está pasando con Liam es capaz de tomar el primer vuelo para cortarle las bolas —bromeó.
— En eso tienes, ya conocemos al negro, sabemos que él es muy impulsivo
— Papi —La voz del pequeño Jedward sonó como si estuviera conteniendo un sollozo.
— ¿Qué pasa, príncipe? —preguntó, en un susurro.
— Tus ojos están con agua y yo no hice nada malo, papi —el sollozo llegó.
— No. Mi amor, no es por ti que estoy así —besó su frente y luego secó sus lágrimas.
— Entonces, porque estas así.
— Porque vas a tener un hermanito —dijo, Feliz.
Jedward gritó emocionado por la noticia y luego hizo un puchero.
— ¿Dónde está? —preguntó, mirando hacia todos los lados.
— Él está aquí dentro —señaló su estómago.
— ¡¿Te lo comiste?! —gritó, histérico, y Gideon rió.
— Iré a la cocina con Kayled —se fue con su hijo en brazos.
— No, Príncipe —acarició su rostro—. Te acuerdas cuando vimos a los canguros. Es así mismo como tendré al bebé —dijo sonriendo.
— Oh... seré el mejor hermano mayor de todos —dijo eufórico.
— Si, serás el mejor hermano mayor de todos —concordó con él.
El teléfono de la casa sonó y Gideon entró con la cara pálida.
— Es Liam —murmuró.
— Liam...
— Ven a la maldita casa ahora.
— Ya voy...
— Siempre me desobedeces...
Y con esas palabras colgó.
Harry le dio un asentimiento a Gideon antes de salir de allí Jedward en brazos diciendo lo feliz que estaba de ser el hermano mayor.
Liam lo estaba esperando en la puerta con los brazos cruzados y con la mandíbula apretada.
No habló cuando entró a la casa, ya conocía bastante bien la actitud de Liam.
— Te estaré esperando en la habitación —dijo Liam, pasando de largo.
Harry suspiró, negando con la cabeza y entró a la habitación del pequeño.
— Nos vemos en un rato, si escuchas ruidos raros no salgas de la habitación, entra en el closet y no salgas de allí hasta que yo venga por ti — besó su frente, y Jedward asintió.
Harry suspiró antes de salir de allí dentro.
Respiraba agitadamente tratando de tranquilizarse. Sabía que cuando se casó con Liam en cualquier momento este podría enloquecer. Sabía que hoy era el día.
— Ya estoy aquí —susurró, mirando a Liam sentado en la cama frente a la puerta.
— Siéntate —señaló a su lado.
— Dime que me quieres decir —su voz aún seguía sonando como si no quisiera que alguien lo escuchara.
— Se puede saber ¿Por qué siempre me estás desobedeciendo? —preguntó serio.
— No te he desobedecido —Liam lo interrumpió.
— Claro que lo haces, sales sin mi permiso siempre —elevó la voz.
— ¡Ya no estamos en la escuela! ¡Soy tu esposo no tu maldito esclavo! —también elevó la voz.
— No me alces la voz —se levantó de la cama.
— Pero es la verdad.
— Si tan sólo fueras más como un esposo se casa todo sería diferente —dijo pasando sus manos por su rostro.
— Oh, Vamos, Liam. No soy el esposo perfecto, porque no comparto contigo esos días en los que me hacías vestirme de puta.
— ¡Ya cállate! —Y el primer golpe llegó.
Harry estaba de camino a la habitación de su hijo Jedward, no quería pasar la noche con su esposo, quien había jurado hace tres años jamás volverle a levantar la mano, al menos que sea para una caricia suave.Después de que Liam le había soltado ese puñetazo en el rostro se encerró en el baño y no había vuelto a salir de allí. Harry por su parte había sido inteligente y cuando escuchó el agua de la ducha caer salió de allí sin pensarlo dos veces.Entró a la habitación de su hijo y vio que estaba en penumbras y que la cama estaba vacía, así que sin encender la luz fue directamente hacia el armario donde lo encontró con su oso de peluche llamado Hazza.El oso de peluc
Liam sabía que Harry cumpliría con la orden que le dejó hoy en la mañana, sabía que Harry le tenía miedo antes, durante y después de haberse casado.Sabía que Harry temía que algún día Liam llegara a convertirse en lo que fue hace más de cinco años. Tenía en claro que se había sacado la lotería, cuando lo vio entrar a su habitación su corazón se paralizó por completo.— Ya es hora de irnos —murmuró Michael, entrando al despacho de este.— Ya. Tengo planes para este fin de semana —sonrió, con arrogancia.Harry tomó algunas cosas de su hijo y echó en una peque&n
Lo único que se escuchaba en esa habitación eran los gritos de dolor del pequeño rizado. Su cabeza dolía al máximo de los fuertes jalones que Liam le daba, su cabeza explotaba, sus lágrimas salían sin control, mientras suplicaba a los dioses que esa tortura acabara.Sentía como las manos de Liam dejaban marcas a su paso. Cada embestida era una tortura a su parte trasera. Gritó cuando de nada sintió como bajaba un líquido de entre sus piernas, soltó un gran sollozo al darse cuenta de que era sangre.— Me estás lastimando, ya detente —le suplicó.— Esto — una embestida—... a penas —otra—… empieza —dicho eso enterró la cabeza del rizado en las almoha
Su vida ya no vale nada, por lo único que vive es por su hijo hermoso de cinco años que cada día se parece más a él. Volverían a lo mismo de hace cinco años atrás. Las vueltas de la vida, ahora tendría que volver a hacer la puta de Liam otra vez.Algo que pensó que se había acabado hace tres años después que se casaron, su vida volvía hacer la mía de antes, sentía que era un déjà vù.Las veces que Liam lo violó con su hijo en el vientre y ahora se repetía lo mismo otra vez, sólo que su bebe tenía un mes de estar dentro de él y eso lo asustaba. Aún recordaba cómo fue tener a su hijo la primera vez, tuvieron que ponerle anestesia para poder hacerle la cesárea.
La cabeza de Michael daba vueltas, estaba metido en un lío extremadamente grande. Sabía desde que Liam y Harry se casaron que las cosas podían ponerse de esa manera. Harry no merecía un hombre como Liam, desde que conoció al mayor algo le decía que era bastante controlador. Un fuerte gruñido salió de sus labios cuando llegó al despacho de Liam.Entró cuando escuchó que el mayor le dijo que lo hiciera.— Al fin llegas —murmuró el mayor.— Lo siento, estaba con Carl y se me pasó el tiempo —mintió.— Veo que lo tuyo con ese niño va en serio —se sentó en su silla.— Sabes
Estaba de camino a la habitación después de limpiar la cocina cuando terminaron de cenar. Jugaba con sus manos mientras se mordía el labio con fuerza. Se detuvo enfrente de la habitación de su hijo y abrió la puerta. Frunció el ceño cuando encontró la cama vacía. Su vista se dirigió a la ventana donde encontró a su hijo sentado en esta.Deberá agradecerle a Liam por colocar unos cojines en ese lugar, se acercó a su hijo el cual aún no se había dado cuenta de que estaba allí. Se paró detrás de él y vio al niño de al lado hablando con él. Harry sonrió al ver que su hijo había hecho una amistad con ese niño nuevo.— Papi. Él se llama Nicolás... y es muy lindo —dijo es
El lunes había llegado dando así, el inicio de un nuevo día de clases para Jedward quien estaba feliz por ir a la escuela. Harry reía con él, mientras el menor hacía caras raras al tener que comer verduras en la escuela.Liam miraba la situación desde el umbral de la puerta de la cocina con una sonrisa que fue sustituida con una seriedad única en él.Harry lo miró desde donde estaba, por inercia tomó a Jedward en brazos para luego tomar su mochila e ir a la puerta.Liam lo siguió con la mirada, incluso después de que Harry entrara a su hijo en uno de los carros con Michael y su novio, los cuales se habían ofrecido a llevarlo todos los días de la semana.Ha
Ajustando bien las medias a sus cremosas piernas, se miró en el espejo por tercera vez desde que se las había puesto hace unos minutos atrás. No se veía mal, eso no. Después de haber dado a luz a su pequeño revoltoso hace cinco años había adquirido algunas curvas pronunciadas en su cuerpo.Y más ahora que estaba esperando a su segundo hijo. Aunque esta vez su vientre iba creciendo con más rapidez. Mordió su labio pasándose una mano por el cabello y haciendo una mueca al ver que este estaba bastante largo. Según él necesitaba un recorte de cabello otra vez. Se dio la vuelta a medio cuerpo para ver si algo en la parte de atrás estaba fuera de lugar. Caminó hacia la cama donde había dejado la bata de dormir y fue hacia la habitación de su hijo.Último capítulo