Capítulo 7: La decisión inevitable

Ximena, ya no podía ocultar lo que sentía por Alejandro, a pesar de haber intentado evitarlo durante días. Siempre había un momento en el que se encontraban y las miradas entre ellos eran más que evidentes. El deseo que se tenían el uno por el otro no podía ser callado.

En una tarde soleada, mientras Camila, les informó que tendría que ausentarse por un viaje de trabajo, Alejandro suspiró de satisfacción al saber que tendría suficiente tiempo para acercarse a Ximena y convencerla de vivir su pasión en secreto.

Después de que la madre de Ximena se marchara, Alejandro aprovechó para ingresar sigilosamente a la habitación de Ximena. Ella estaba sentada frente a su ordenador, absorbiendo su atención en una tarea universitaria. Alejandro, con manos temblorosas por la emoción, cerró el portátil de Ximena.

—Tenemos que hablar —dijo Alejandro, con una voz cargada de anhelo, mientras acariciaba con ternura el rostro de Ximena.

Ximena levantó la mirada hacia él, con sus ojos llenos de conflicto y deseo. Sabía que debía resistirse, pero también era consciente de que su resistencia estaba desvaneciéndose en cada encuentro furtivo que tenían.

—Alejandro, esto no está bien, somos una familia. No podemos traicionar a mi madre de esta manera —contestó Ximena, con la voz temblorosa.

—Lo sé, Ximena. Pero el corazón no entiende de normas ni de moralidad. Solo entiende el deseo y la conexión que tenemos.

Sus miradas se encontraron nuevamente, ahora cargadas de pasión y anhelo.

Sin más palabras, Alejandro atrajo a Ximena hacia sí y comenzó a besarla con una intensidad imparable. Sus labios ardían de deseo, y el abrazo que los envolvía era un torbellino de emociones encontradas.

Ambos se perdieron en ese beso apasionado, explorando cada rincón de sus bocas con urgencia. Sus cuerpos se enredaron en una danza llena de deseo desenfrenado, mientras sus manos exploraban cada centímetro de piel. La habitación se llenó de gemidos susurrados y respiraciones entrecortadas, revelando la lucha interna que estaban viviendo.

Pasaron dos días más inmersos en un torbellino clandestino de amor y pasión descontrolada. Las conversaciones íntimas se entrelazaban con los encuentros apasionados, cada palabra susurrada reforzando el secreto que compartían.

Alejandro convenció a Ximena de que debían arriesgarlo todo por esa pasión desbordante, ocultando su relación a ojos de Camila.

En cada encuentro, sus cuerpos se volvían uno solo, dejando en susurros el amor que no podían expresar abiertamente. La clandestinidad les daba un poder único, pero también se convertía en un peligro inminente que amenazaba con destruir todo lo que conocían. Sabían que estaban jugando con fuego, pero no podían resistirse a la atracción que los unía.

Y así, en un amor prohibido, Ximena y Alejandro se aferraron a su secreto, dispuestos a enfrentar las consecuencias si alguna vez eran descubiertos. En su desesperado intento de vivir su deseo a escondidas, se perdieron en las vibraciones de la pasión, sin saber qué depararía el futuro para ellos.

Mientras tanto, en medio de las paredes de aquella casa familiar, Alejandro y Ximena encontraban la manera de alimentar su pasión prohibida. Se buscaban en rincones ocultos de la casa, donde podían entregarse a momentos cargados de deseo.

Una tarde calurosa, mientras Alejandro trabajaba desde su oficina en casa, recibió un mensaje de texto de Ximena.

La joven sugería un encuentro en su habitación, advirtiéndole que debían ser cautelosos como siempre. Alejandro, con el corazón acelerado, respondió ansiosamente aceptando la invitación.

—Estoy deseando verte —escribió Alejandro en respuesta mientras intentaba mantener la concentración en su trabajo.

Sigilosamente, Alejandro se aseguró de que Camila estuviera ocupada en el jardín y se dirigió hacia el segundo piso.

Al llegar a la habitación de Ximena, sus miradas se entrelazaron con un deseo incontenible. Sus cuerpos se abrazaron con pasión y sus labios se encontraron en un beso apasionado, transmitiendo la pasión acumulada en secreto durante tanto tiempo.

—Mis pensamientos están llenos de ti cada segundo del día —susurró Alejandro mientras acariciaba el suave rostro de Ximena.

—Alejandro, no podemos seguir así, es arriesgado —respondió Ximena entre suspiros entrecortados.

Aunque cada encuentro era más arriesgado, Alejandro y Ximena no podían resistirse el uno al otro. Cada vez que surgía la oportunidad, se entregaban al placer sin restricciones, sin importarles las consecuencias de lo prohibido.

—Debemos ser más cuidadosos, no podemos permitir que nadie nos descubra —advirtió Alejandro.

—Lo sé, pero no puedo evitarlo —susurró Ximena mientras se aferraba a él con fuerza.

Sin embargo, a pesar de la aparente habilidad de Alejandro para engañar a su esposa, algunos detalles comenzaban a pasar desapercibidos para Camila.

Notaba que su hija y su esposo tenían un extraño brillo en los ojos después de pasar tiempo juntos, pero atribuía esa felicidad a la buena relación que creían tener.

En su desesperada lucha por ser cautelosos y mantener su secreto oculto, Alejandro y Ximena se deslizaban entre las sombras de la casa, encontrando cientos de maneras de entregarse sin levantar sospechas.

—Mientras estemos juntos, todo vale la pena —susurró Alejandro mientras Ximena lo miraba con ojos llenos de pasión.

Mientras el peligro de ser descubiertos crecía con cada encuentro, Alejandro y Ximena se arriesgaban cada vez más. Pero, ¿hasta cuándo podrían continuar ocultándose?

En una tarde Ximena se reunió con Lucas en un tranquilo café de la ciudad. Ambos se sentaron en una mesa apartada, donde pudieran hablar en intimidad.

Ximena sabía que tenía que actuar con cautela para evitar que su madre, sospechara algo sobre su relación con Alejandro.

Lucas sostenía la mano de Ximena con ternura mientras hablaba.

—Ximena, entiendo que estás en una situación difícil. Quiero que sepas que estoy aquí para apoyarte y que siempre he deseado tu felicidad.

Ximena miró a Lucas con gratitud y un atisbo de tristeza. Ya que ella le seguía diciendo que las cosas entre ella, su madre y Alejandro no iban bien.

—Lucas, eres una persona maravillosa y siempre has sido un gran amigo para mí. No quiero perderte, pero también necesito resolver esta complicada situación en la que me encuentro, con mi madre y su nuevo esposo.

Lucas asintió, comprendiendo la difícil decisión que Ximena enfrentaba.

—Te entiendo, Ximena, y no quiero presionarte. Solo quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, sin importar lo que decidas.

Ximena suspiró, sintiendo el peso de la responsabilidad en sus hombros. Sabía que no podía prolongar más la situación.

Después de despedirse de Lucas, Ximena se encontró con Alejandro en un lugar tranquilo y apartado. Ellos sabían que estaban arriesgando mucho al seguir viéndose en secreto, pero el deseo y la pasión que los unía era más fuerte que cualquier otro obstáculo.

En cuanto sus miradas se encontraron, toda duda desapareció. Ellos llevaban en sus ojos el fuego que les hacía arder en deseo el uno por el otro. Alejandro acarició suavemente el rostro de Ximena y la besó con una pasión incontenible.

Los momentos que compartieron eran intensos y llenos de deseo desenfrenado. Ximena se llenaba de culpa, pero también disfrutaba cada caricia, cada beso, cada instante en los brazos de Alejandro. Era una lucha interna constante, debatida entre el amor prohibido y la necesidad de mantener las apariencias para proteger a su madre.

Para alejar las sospechas, Ximena decidió establecer una relación con Lucas. Aunque sus sentimientos por él eran genuinos, estaba claro que Lucas no podía llenar el vacío que Alejandro ocupaba en su corazón. Pero por el momento, era la decisión más adecuada para desviar cualquier sospecha de que ella y su padrastro mantenían una relación clandestina.

A medida que los días pasaban, Ximena se encontraba cada vez más involucrada en su nueva relación con Lucas. Trataba de mantener un equilibrio entre su amor prohibido con Alejandro y la relación que había establecido con su amigo de toda la vida.

Sin embargo, el amor verdadero no podía ocultarse durante mucho tiempo.

Los encuentros apasionados y secretos entre Ximena y Alejandro se volvieron más difíciles de mantener en la clandestinidad, mientras que la relación con Lucas comenzaba a sufrir debido a la falta de sinceridad de Ximena.

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