Ximena se encontraba sentada en un café junto a su amiga Paulina.
Los nervios la invadían mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas para contarle sobre su tormento con Alejandro. Sabía que Paulina era la única persona en la que podía confiar plenamente, pero aún así le costaba expresar sus sentimientos más profundos.—Pauli, no sabes cuánto me atormenta todo esto con Alejandro. Cada vez que lo veo, mi corazón se acelera y una mezcla de miedo y atracción me invade por completo —confesó Ximena en voz baja mientras jugueteaba con su taza de café.Paulina, con una mirada comprensiva, apoyó suavemente la mano en el brazo de Ximena y la animó a continuar.—Xime, sé que es una situación complicada, pero ¿has pensado que tal vez deberías dejarte llevar por ese deseo? Además, he notado que Alejandro también siente algo muy fuerte por ti. No puedes seguir luchando contra tus sentimientos eternamente.Ximena bajó la mirada, sintiendo un nudo en la garganta. Sabía que Paulina tenía razón, que había una parte de ella que anhelaba dar rienda suelta a esa atracción prohibida. Pero la idea de lastimar a su madre, era algo que no podía soportar.—Pauli, entiéndelo. Mi madre está cada vez más enamorada de Alejandro. Lo veo en sus ojos cuando lo mira, en cada gesto de cariño que comparten. No puedo permitirme ser la causa de su dolor y decepción. No puedo sacrificar su felicidad por mis deseos egoístas —respondió Ximena, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con caer.Paulina asintió comprensivamente, pero no dejaba de ver el sufrimiento reflejado en los ojos de su amiga. Sabía que la situación no era fácil y que cualquier decisión que tomara tendría repercusiones.—Ximena, entiendo tus preocupaciones y el amor que sientes por tu madre. Pero también he notado cómo Alejandro te mira cuando te visito. Hay algo en su mirada que no puedo ignorar. Además, esos nervios que sientes cuando estás cerca de él son una señal clara de que hay una fuerte atracción entre ustedes. No puedes negarlo para siempre.Ximena frunció el ceño y tomó un sorbo de su café, intentando procesar las palabras de Paulina. La idea de que Alejandro también sintiera algo por ella era difícil de aceptar, pero al mismo tiempo, le daba una mezcla de esperanza y miedo.—Pauli, no sé si puedo confiar en mis propios sentimientos. No quiero ilusionarme y luego darme cuenta de que todo esto es solo una fantasía. Además, si hay algo entre Alejandro y yo, ¿qué pasa con mi madre? No puedo ignorar el hecho de que está feliz a su lado.Paulina suspiró y apretó suavemente la mano de Ximena, transmitiéndole su apoyo incondicional.—Xime, entiendo tus preocupaciones, pero también tienes que pensar en tu propia felicidad. Si hay algo real entre tú y Alejandro, ¿no mereces explorarlo? Y en cuanto a tu madre, sé que te preocupa su felicidad, pero ¿qué pasa con la tuya? No puedes sacrificarla por completo. Tal vez sea hora de tener una conversación seria con tu madre y dejar que ella tome sus propias decisiones basadas en la verdad.Ximena se quedó pensativa, sintiendo cómo el conflicto en su interior se intensificaba todavía más. La idea de revelar lo que sentía y arriesgar el amor de su madre era aterradora, pero también sabía que ocultar la verdad solo prolongaría el sufrimiento de todos.—Pauli, cada día que pasa, los sentimientos que tengo por Alejandro se vuelven más difíciles de ignorar. Pero tengo miedo de causarle daño a mi madre, de romper su corazón en mil pedazos. No sé si estoy lista para tomar esa decisión y enfrentar las consecuencias.Paulina miró fijamente a Ximena, con una mirada cargada de sinceridad.—Xime, sé que esto es difícil, pero debes ser honesta contigo misma y con los demás. El amor no siempre se presenta de la forma más conveniente, y debes tener el coraje de enfrentarlo. Piensa en lo que realmente quieres y en qué sacrificios estás dispuesta a hacer. Solo tú puedes tomar esa decisión.Antes de que Ximena pudiera responder, su teléfono sonó. Era Lucas, uno de sus amigos más cercanos, quien le pidió hablar en privado. Aunque intranquila por la situación, Ximena asintió y se despidió de Paulina, llevando consigo una mezcla de incertidumbre y determinación.El corazón de Ximena latía con fuerza mientras se dirigía hacia el lugar acordado para encontrarse con Lucas.Sabía que su amigo no la citaría si no era algo importante. Durante el camino, su mente se encontraba inquieta, pero no por la conversación que tendría con Lucas.Aún tenía su corazón atado a Alejandro. A pesar de ello, no podía evitar notar el apoyo constante y la preocupación que Lucas le mostraba en los últimos tiempos.Al llegar, encontró a Lucas con una expresión seria en su rostro. Se sentaron en un banco del parque, rodeados de árboles y apartados de las miradas curiosas.—¿Qué pasa, Lucas? Pareces preocupado —preguntó Ximena, notando la tensión en el ambiente.Lucas suspiró antes de responder, mirando directamente a los ojos de Ximena. No entendía como ella no podía tomarlo como un interés amoroso.—Xime, no puedo evitar notar que algo te está atormentando desde hace tiempo. No puedo imaginar qué es exactamente, pero quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase. No estás sola en esto.Ximena sintió una punzada de emoción, agradecida por la amistad y el apoyo de Lucas, aunque no lograba ver a profundidad sus sentimientos.—Gracias, Lucas. Significa mucho para mí tener a alguien en quien confiar. Hay tantas cosas que no puedo contarle a nadie más...Lucas le tomó la mano, mostrando su apoyo incondicional. Quería decirle lo que sentía por ella, pero temía que ella solo viese en él a un amigo.—Ximena, recuerda que las decisiones que tomes deben ser para tu propio bienestar. No dejes que el miedo y la culpa te controlen. Porque al final del día, tú eres la única que puede decidir qué es lo mejor para ti.Ximena agradeció las palabras de Lucas, pero en su mente y en su corazón seguía estando Alejandro, el hombre que todavía le provocaba un nudo en la garganta. No se daba cuenta de que mientras ella pensaba en Alejandro, Lucas estaba justo ahí, frente a ella, con el corazón abierto y dispuesto a amarla.Con el tiempo, Lucas seguiría siendo un apoyo incondicional para Ximena, aun cuando ella no lograra ver más allá de su amistad. Pero mientras tanto, Ximena seguía enfrentando la difícil tarea de reconstruir su vida amorosa y tomar decisiones que afectarían su futuro.Con el apoyo de Lucas y la conversación con Paulina en su mente, Ximena se preparó para enfrentar las consecuencias de sus elecciones, sin darse cuenta de que quizás la respuesta a su felicidad había estado allí todo el tiempo, justo al lado de ella.Camila había notado desde hace algún tiempo ciertas miradas entre Alejandro y Ximena, ese tipo de miradas furtivas y cargadas de complicidad que le resultaban incómodas y despertaban en ella una creciente sensación de que algo no estaba bien. Durante las cenas en familia, las reuniones en casa, o incluso en momentos cotidianos, como cuando compartían una sonrisa o un gesto cómplice, cada vez se hacía más evidente que algo estaba ocurriendo.Un día, mientras estaban en la cocina, Camila decidió abordar el tema.—Alejandro, necesito hablar contigo —dijo en tono serio.Alejandro frunció el ceño y miró hacia Ximena, como si buscara apoyo.—Camila, no entiendo qué quieres decir —respondió Alejandro evitando el contacto visual directo.—He notado ciertas miradas entre tú y Ximena, y eso me tiene preocupada —explicó Camila, tratando de mantener la calma.Alejandro suspiró y finalmente miró a Camila.—Camila, entiendo tu inquietud, pero quiero asegurarte de que mi relación con Ximena es única
Alejandro volvió a besar apasionadamente a Ximena, a pesar de que al principio ella parecía no estar de acuerdo, pero terminó dejándose llevar por el ardiente deseo que los consumía. Con una patada suave, Alejandro cerró la puerta de la habitación de Ximena, sumergiéndolos en la intimidad de aquel espacio.—Te deseo tanto —susurró Alejandro entre besos, mientras sus manos expertas desabrochaban lentamente los botones de la blusa de Ximena.Ella, con los ojos brillantes de deseo, se acariciaba los labios con timidez.—Mm... Alejandro... —suspiró ella, cediendo a la intensidad del momento.Sus labios volvieron a encontrarse con pasión desbordante, mientras Alejandro deslizaba la blusa por los hombros de Ximena, dejando al descubierto su piel suave y delicada.La luz tenue de la habitación resaltaba los contornos de sus cuerpos, creando sombras y destellos que solo aumentaban la pasión en el aire.Las caricias de Alejandro se volvieron más intensas y atrevidas, explorando cada curva y cad
Ximena, ya no podía ocultar lo que sentía por Alejandro, a pesar de haber intentado evitarlo durante días. Siempre había un momento en el que se encontraban y las miradas entre ellos eran más que evidentes. El deseo que se tenían el uno por el otro no podía ser callado.En una tarde soleada, mientras Camila, les informó que tendría que ausentarse por un viaje de trabajo, Alejandro suspiró de satisfacción al saber que tendría suficiente tiempo para acercarse a Ximena y convencerla de vivir su pasión en secreto.Después de que la madre de Ximena se marchara, Alejandro aprovechó para ingresar sigilosamente a la habitación de Ximena. Ella estaba sentada frente a su ordenador, absorbiendo su atención en una tarea universitaria. Alejandro, con manos temblorosas por la emoción, cerró el portátil de Ximena.—Tenemos que hablar —dijo Alejandro, con una voz cargada de anhelo, mientras acariciaba con ternura el rostro de Ximena.Ximena levantó la mirada hacia él, con sus ojos llenos de conflicto
Camila había perdido la cuenta de cuántas veces había tenido que salir de viaje debido a su trabajo como aeromoza.La vida nómada se había convertido en su rutina, pero siempre se sentía tranquila al saber que su hija Ximena estaba en buenas manos junto a su esposo Alejandro.Con el tiempo, Camila notó que Alejandro y Ximena estaban cada vez más cercanos. Era evidente que su hija estaba aceptando a Alejandro como su figura paterna y eso le causaba una gran felicidad. Sin embargo, lo que Camila no sabía era lo que sucedía en la soledad de su hogar cuando ella se encontraba ausente.Cada vez que Camila partía en uno de sus viajes, Alejandro y Ximena se dejaban llevar por la pasión y la atracción que había crecido entre ellos.A pesar de los momentos románticos que Alejandro tenía con Camila de vez en cuando, no podía negar que su trato hacia ella había cambiado. Ya no la trataba con la misma atención y cariño que solía tener al principio de su relac
Camila se encontraba sumida en un estado constante de desasosiego.Los encuentros cada vez más frecuentes y cercanos entre Alejandro y Ximena habían despertado en ella un sentimiento de celos que no podía ignorar.Cada vez que los veía sonriendo o compartiendo miradas, la sospecha se apoderaba de su mente y el desasosiego se convertía en una carga insoportable.Aquella tarde soleada, mientras Camila paseaba por el parque, se detuvo bruscamente al avistar a Alejandro y Ximena caminando juntos. Los dos parecían completamente absortos el uno en el otro, con una cercanía que iba más allá de una simple amistad. El corazón de Camila latía desbocado y decidió acercarse para confrontarlos.—¿Alejandro? ¿Qué está pasando aquí? —preguntó Camila con voz temblorosa, tratando de controlar las emociones que la invadían.Alejandro soltó rápidamente la mano de Ximena y respondió apresuradamente:—Oh, Camila, solo le estaba quitando una astilla d
Ximena llegó agotada a casa después de un largo día en la universidad. El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas. Al entrar a la sala, encontró a su madre, Camila, inmersa en su rutina de revisar cuentas. La habitación se iluminaba con la suave luz de una lámpara de mesa, mientras que el sonido del rasgueo de una pluma y el tecleo de una calculadora llenaban el ambiente.Manteniendo silencio, Ximena observó a su madre perdida entre montones de papeles y documentos organizados meticulosamente. Camila lucía agotada, con algunas arrugas de preocupación marcadas en su rostro. Su cabello castaño, estaba recogido en un desordenado moño. Parecía concentrada pero también abrumada por las responsabilidades financieras que cargaba sobre sus hombros.—Ximena, hija, ¿estás bien? —preguntó Camila, interrumpiendo su tarea momentáneamente para echar un vistazo a Ximena.Ximena se acercó lentamente a su madre, sintiendo el cansancio en cada paso. Se
Horas antes, Alejandro y Ximena estaban tan absortos en su animada conversación que no se dieron cuenta de que Lucas había pasado por el lugar con sus amigos.El bullicio del café no pudo eclipsar su complicidad, mientras reían y gesticulaban con entusiasmo.Parecía que la reunión con sus padres no se había llevado a cabo y Lucas había estado llamando a Ximena durante horas, pero ella no respondió el teléfono.Lucas, desde lejos, observaba intrigado la escena, con el ceño fruncido y una mezcla de emociones encontradas en su rostro. Se sintió invadido por una extraña sensación de incomodidad al ver a Ximena tan cercana a su padrastro. Cada gesto, cada risa compartida, parecía aumentar ese malestar interior en Lucas, que no podía ignorar. Algo no encajaba y estaba decidido a descubrir la verdad.—Lucas, vamos, los demás nos esperan —mencionó Paulina, intentando tomar la mano de Lucas, pero él la rechazó de inmediato.—Sabes que tengo novia,
Ximena salió de la casa de Lucas sintiéndose como una basura. Sus pasos resonaban en el silencio de la noche mientras caminaba hacia la calle en busca de un taxi. Su mente estaba llena de remordimientos y tristeza por lo sucedido. No podía creer cómo las cosas se habían descubierto para Lucas y sabía que su imprudente actitud había dañado años de amistad.Finalmente, logró detener un taxi y se subió, sintiéndose ansiosa por llegar a casa y escapar de todo lo ocurrido. Durante el trayecto, se perdía en sus pensamientos, cuestionándose una y otra vez sus acciones y lamentando las consecuencias que había causado.Al llegar a su casa, Ximena se sorprendió al encontrar las luces apagadas. La oscuridad envolvía el lugar, acentuando su sensación de soledad. Sin embargo, no prestó mucha atención a ese detalle y se dirigió directamente a la cocina en busca de agua para calmar su agitado estado emocional.Pero lo que se encontró allí fue algo que no esperaba en abso