Viktor Ivanov:
Contemplo al búlgaro con una ceja levantada.La última vez que los Ivanov habíamos tenido problemas con los Volka fue incluso antes de yo nacer, hace demasiados años. Cuando Alexis, mi padre había cobrado una venganza pública por la ofensa e intento de chantaje de Vladimir, el tonto que creyó que podía avergonzar a un Ivanov en su propio territorio.
—O sea, que deseas seguir los pasos de tu tío, ¿no Yannek?— interrogo a mi huésped.
Él se limita a recorrerme con su verde mirada.
— Seamos francos, Ivanov. Gran parte del imperio de la Hidra se ha levantado con nuestras drogas. Sin el brazo de Bulgaria, Rusia es solo fuerza bruta y armamentos.
Comprimo los labios, evitando sonreír.
Hacía años que no me amenazaban y esto se me hace divertido.
—¿Quieres ser enemigo de la Hidra, Volka? Adelante...no te detendré, ni siquiera te advertiré sobre las consecuencias. Sabes cómo operamos.
—No me amenaces, Viktor — masculla él, poniéndose en pie — a otro podrías intimidarlo, pero a mí no. Desde la enfermedad de tu padre la Mafya ya no es lo que era. Sí, se han expandido y sí, dominan prácticamente el mundo entero, pero tus filas están plagadas de débiles y las cadenas siempre se rompen por los eslabones más débiles.
Recupera su abrigo y si celular de sobre la mesa, y me lanza una última mirada.
—Hablaremos de nuevo cuando estés dispuesto a darle a mi familia la relevancia que merece dentro de tu organización.
Se marcha, y yo ya estoy tomando mi celular. Marcando el número de mi hacker y ordenando que me consiga toda la info de ese cabrón.
Si Yannek Volka quiere enfrentarse a la Hidra, lo voy a complacer.
***
Días antes:
Viktoria:
Las especificaciones del testamento de mi padre son exactas.
Junto con el acceso a todas sus cuentas bancarias, el abogado me entregó una carta de mi madre, que no he querido leer y una serie de instrucciones que debo cumplir para mi seguridad.
La primera es abandonar Bulgaria e irme a una casa segura en Rusia.
Y aquí estoy.
Las horas de vuelo me dieron náuseas y ahora sí me siento como una verdadera renegada inservible.
«Mis padres murieron y yo estaba de fiesta »
El nudo en mi garganta no se afloja.
«Los asesinó un grupo terrorista y yo estaba follando con un sujeto al que ni siquiera le vi el rostro»
Llevo ya cinco días aquí y ni siquiera hay sol por ningún lado, he caído en depresión y siento la nariz enrojecida de tanto sonármela y llorar. Respiro por la boca, actuando como si no importara, pero sí importa, ya que esto no es una mera separación con mis padres.
«Están muertos.Y es posible que mi hermano también lo esté...»
Las calles de Moscú están desiertas por la amenaza de ventisca, el panorama sombrío y desolado encaja a la perfección con mi estado de ánimo.
—¿Tienes hambre? —pregunta la casera por decimoquinta vez en diez minutos, asomándose a mi puerta.
Niego, de nuevo, cerrando mi abrigo. Incluso aquí dentro el frío me cala los huesos. ¿En qué estaba pensando mi padre cuando decidió que este era un buen lugar para refugiarme? El piso cruje. La madera parece a punto de desmoronarse bajo mis pies cada vez que doy un paso, el ambiente es hostil, gris y apagado.
No quiero permanecer aquí, pero no tengo a dónde más ir. Y los asesinos de mis padres bien podrían estar buscándome, aunque nadie me ha advertido al respecto.
La dueña de la casa es una mujer gruesa de rostro agrio, llamada Sindya. El primer día, en cuanto entré por la puerta, me informó que el desayuno se come a las siete, el almuerzo a las doce y la cena a las seis. Que por ningún motivo puedo diambular por la ciudad sola y que después de las nueve no se sale, es toque de queda.
No estoy sola en esta habitación. Al lado de la mía hay otra cama. Pertenece a una pelirroja pecosa llamada Jules.
—¿Qué hay? —me saluda, entrando y cerrando la puerta.— oye, tienes preocupada a la casera. No te has bajado desde que llegaste y has comido muy poco. ¿Te sientes mal?— me interrogante.
—¿Cómo te sentirías si hubieran asesinado a toda tu familia y tú hubieras estado de fiesta?— farfullo.
—Imagino que me sentiría como una m****a —empieza— ¿Pero sabes qué? No eres la única que ha pasado por cosas duras.
Se sienta al borde de mi cama y me contempla.
—¿Eres noruega?— interroga.
—No. Vengo de Bulgaria.
—Ah, yo soy estadounidense, aunque mi madre era rusa—comenta — ¿Sabes por qué estoy aquí?
Niego, moviendo la cabeza.
—Bueno, mi madre se buscó un novio y él la metió en las drogas. Yo vivía con mi padre, hasta que él volvió a casarse. Mi madrastra era una perra malvada, tanto molestó a mi padre hasta que consiguió que me fuera a vivir con mi madre y ahí se jodió todo— por el tono de su voz, no le pone mucho interés al asunto, pero juega nerviosamente con el brazalete de su muñeca derecha.
—No voy a aburrirte con los detalles, pero te diré que el novio de mi madre terminó interesándose en mí de la peor manera y mi madre por miedo a perderlo me forzó a ...— se le quiebra la voz y me tenso al instante, lo que me cuenta es horrible— ella me drogó y permitió que él...
Traga en seco palideciendo, pero luego oculta su terror tras una mueca tensa.
—En fin. Yo me vengué. Le di diez puñaladas al cabrón, en defensa propia, por supuesto. Y ahora me oculto aquí. Todo parece indicar que él provenía de una familia criminal muy importante y sus familiares piden mi cabeza.
Elevo las cejas. El silencio que nos rodea es incómodo, así que busco algo más de lo que hablar.
—¿Y qué haces, quiero decir, en qué te entretienes? ¿Trabajas o...? — Susurro— Me gustaría hacer algo útil mientras estoy aquí, un empleo no me vendría mal. Siendote sincera, no me gustaría quedarme encerrada aquí todo el tiempo, ¿Sabes de algo?
No recibo respuesta. Ella solo me mira horrorizada.
—No tengo experiencia laboral en sí, pero en casa me han acostumbrado a trabajar. Podría ser empleada doméstica o ...
—Mantente aquí, no tienes nada que ir a buscar afuera. Aquí dentro estamos seguras, ahí fuera somos presas fáciles.
—No lo había pensado así —susurro.
Me doy un bofetón mental, y mi ánimo cae en picada.
« Genial. No solo estoy en un infierno, tampoco se me permite salir y entretener mi mente en algo productivo.»
Actualidad:Viktoria: El almuerzo de hoy es horrible, la cena ni se diga y el dejar ambas comidas intactas me obliga a buscar un abrigo para intentar salir en busca de alguna cosa que despierte mi apetito .—¡Hey ¿Qué haces?! —me detiene Jules, alarmada mirando con los ojos desorbitados que estoy de pie en el humbral de la puerta abierta.—Voy por pizza ¿Te traigo algo?Me toma del brazo, tirando de mí y devolviéndome a la sala. —Ya son más de las ocho.—¿Y?Cierra la puerta y corre a cerrar las cortinas, como si se fuera a colar algún demonio porque las cortinas estubieran abiertas. —No estamos en Moscú para hacer turismo, y no salimos en la noche. Además, el clima es terrible y lo mejor es quedarse en casa —indica— Acostumbrate, y el encierro se te hará más llevadero así, lo prometo. La seriedad con que habla me obliga a hacerle caso. Ella asegura la puerta, pasando hasta tres cerrojos diferentes y yo me dejo caer en el sofá. —Sé que estar aquí es algo desesperante para mucho
Viktoria:La mujer sentada en una silla frente a mi cama habla, habla y habla, y no comprendo qué es lo que me está diciendo. Miro a mi alrededor y me duele incluso pestañear.Con delicadeza, toco el doloroso aumento de volumen en mi frente. «¡Auch!»¿Qué me sucedió?Muerdo nerviosamente la cutícula de mi dedo pulgar.No recuerdo qué sucedió.Solo sé que estaba empacando mis cosas para ir con unos amigos a una fiesta de Halloween en un glaciar, pero luego abrí los ojos aquí, en este hospital. ¿ Cómo demonios llegué a Rusia?Porque no soy tonta. No comprendo el idioma, pero sé que estoy en Rusia.—Señora— sollozo, temiendo lo peor y aferrándome de sus manos, nerviosamente—¿Qué sucedió?¿Dónde están mis amigos?La agente no parece comprender y mis temores se acrecentan, casa segundo es más posible que el jet en el que íbamos se accidentó y por algún extraño evento yo sobreviví. Me recorre un escalofrío, desvio la mirada, posandooa en los cristales de la puerta y me quedo de piedra.«
Stefan: Es como si se la hubiera tragado la tierra. ¡Maldición! Por más que intento encontrar a mi víctima, la chiquilla de ojos azules no aparece. No quiero aceptar mi derrota, porque de acerlo, tendría que explicarle a Yannek que fracasé porque me desconcentré a causa de un coño. Ha pasado un mes y medio desde lo del glaciar, mi tío fue de Rusia a España y la jodida puta no aparece. Mi tío no me ha contado todos los detalles, pero sé que está jugando un juego peligroso. Ponerse abiertamente en contra de los Ivanov es convertirse en una diana ambulante. Hace dos días un soplón me vendió una información que espero me aporte frutos. Según el informante, Viktoria Gregorevna se encuentra en una casa segura, oculta. Al parecer, el general Gregor Vladimir, su padre, antes de morir ideó estrategias y creyó que podría mantenerla a salvo. Esta vez, me encargaré solo de este asunto. Salman está ocupado con lo que sea que está haciendo mi tío en los laboratorios. Sin gente que joda
Viktoria: Aunque creí que el empresario respondería redondamente que no a mi petición de empleo, gracias a dios mis tretas han surtido efecto.y mis esfuerzos han sido recompensados. —Sus obligaciones incluyen cuidar a las tres hijas del señor Volka, ayudarlas con sus tareas mantenerlas ocupadas en la tarde— me anuncia el abogado, vía telefónica — tenga en cuenta, que deberá encargarse de ellas solo por los próximos nueves meses que durará el actual curso escolar. Tiempo tras lo cual, serán enviadas a un internado. « Pobres criaturas » Mientras crecía, mis padres también me enviaron a internados y sé de primera mano lo que les espera. —En cuanto usted llegue aquí a Bulgaria, firmaremos el contrato para su empleo.— continúa él, yo me limito a asentir.—Es importante, que usted mantenga una conductora y actitud decorosa todo el tiempo en que trabajará para mi cliente. El señor Volka es viudo, perdió a su esposa en un trágico accidente hace muy poco y además su sobrino convive con él,
Yannek:Su llanto me despertó.A decir verdad no debí dormir mucho porque ni bien había puesto la cabeza sobre la almohada, la escuché llorar. Al principio creí que se trataba de una de las niñas, pero cuando salí al pasillo supe que el llanto provenía de otra habitación.Tomé el pomo en mi mano e intenté abrir, eso solo me ayudó a percatarme de que la puerta estaba cerrada con llave.Arrugué el entrecejo.« Es llanto de mujer, y está en una habitación de huéspedes. Solo puede ser la niñera nueva»Con calma, entré a la habitación de las niñas y busqué en la oscuridad un pequeño broche de c cabello gasta que lo encontré.Regresé al pasillo, introduje el broche en la cerradura y forcejié hasta que la puerta cedió.—¿Está usted bien, señorita?— interrogué, mientras entraba y una ráfaga de aroma dulce y cuerpo tibio se me vino encima, temblando y sollozando.—Él quiere asesinarme— lloriqueó en inglés, intentando empujarme fuera de su camino en un vano intento por escapar. Ahora bien, sé
Yannek: Kyla da un fuerte puñetazo sobre la mesa y acto seguido se pone en pie, bruscamente.—¡No lo permitiré!— chilla histérica — ¡no permitiré que esa perra sarnosa que has recogido de la calle ocupe el lugar de ni hermana!Comprimo el mentón, y con lentitud unto de mantequilla la tostada que tengo justo delante.—Calma tus exabruptos, Kyla. No estoy poniendo a nadie en el lugar de tu hermana.—¡Mientes!— explota, senalándome con un dedo, tiembla de manera tal que parece una desquiciada — llevas años deseando meter a otra mujer en esta casa, Yannek. No me creo ni una palabra de lo que nos contado con respecto a esa forastera.¡Y quiero que saques a esa zorra de aquí inmediatamente!Chasqueo la lengua, reclinándome en mi silla y dejando de lado la tostada. Este escándalo me ha quitado el apetito.—Escúchame, si no te gustan los empleados que contrato es tu problema. Y además, nadie te pide que permanezcss en esta casa Kyla. Dices que llevo años queriendoeter una mujer en esta casa
Viktoria: El silencio de la noche es absoluto excepto por algún que otro quejido de dolor de cualquiera de los prisioneros. El castigo de dejarme sin comida creo que ha llegado demasiado lejos porque no parece una simple tortura, sino más un bien un medio para matarme. Llevo cuatro días sin probar alimentos. «¿Y si me muero de hambre?» Me abrazo a mi misma « No me quiero morir sin haber descubierto qué pasó con mis padres, y con mi hermano» Despierto de medio lado,cubierta por el viejo colchón que a duras penas me mantuvo caliente durante la noche. Me quedo en silencio y con la mirada fija en la pared. Noto que la noche ya pasó otra vez y con él se que me traerá más angustia. El sonido de la reja hace que me tense, y una persona entra a la celda, esta se acuclilla a mi espalda y pone syscdedis en mi yugular, como si deseara saber si estoy viva o no. — Es una verdadera pena— escucho su suspiro, cargado de ironía y el movimiento de su cuerpo, porque termina por acomodarse a mi
Yannek: Vuelvo a darle otra calada a mi habano. Mis hombres agarraron a la chica y la mantienen custodiada nuevamente en el calabozo. Estefan está también encerrado, pero en su habitación, esperando a que pasen los efectos de la droga que se metió. Eso es lo único que no me gusta de mi sobrino. Nosotros los Volka siempre vendimos la droga, nunca fuimos quienes la consumíamos. —Voy a intercambiar unas palabras con la prisionera—comunico, mentalizándome a interrogarla y no a matarla yo mismo de una vez. Salman me acompaña durante parte del camino. Ciertos asuntos me habían mantenido en los laboratorios por más tiempo del debido y ahora todo en casa es un horrible caos. Está vez, Kyla es prudente y se queda. Yo me dirijo hacia afuera, por sobre la nieve y en dirección al calabozo. Recorro el trayecto en silencio, dejando a Salman en la entrada para que le dé órdenes a los guardias. Abren las puertas y mis oídos captan el jadeo de dolor que acaba de liberar la prisionera