#7:

Stefan:

Es como si se la hubiera tragado la tierra.

¡Maldición!

Por más que intento encontrar a mi víctima, la chiquilla de ojos azules no aparece. 

No quiero aceptar mi derrota, porque de acerlo, tendría que explicarle a Yannek que fracasé porque me desconcentré a causa de un coño. 

Ha pasado un mes y medio desde lo del glaciar, mi tío fue de Rusia a España y la jodida puta no aparece. 

Mi tío no me ha contado todos los detalles, pero sé que está jugando un juego peligroso. Ponerse abiertamente en contra de los Ivanov es convertirse en una diana ambulante. 

Hace dos días un soplón me vendió una información que espero me aporte frutos.

Según el informante, Viktoria Gregorevna se encuentra en una casa segura, oculta. Al parecer, el general Gregor Vladimir, su padre, antes de morir ideó estrategias y creyó que podría mantenerla a salvo.

Esta vez, me encargaré solo de este asunto. Salman está ocupado con lo que sea que está haciendo mi tío en los laboratorios. Sin gente que joda mi agilidad esto será pan comido. Ir y regresar. 

Tomo el jet de la familia y le ordeno al piloto despegar. 

Ser el heredero de mi tío tiene sus ventajas, porque nadie pone mis órdenes en entredicho.

«¡Prepárate  Rusia, porque ahí voy!

Yannek:

Yunior Farías bebe de su whisky en lo que yo prendo un cigarrillo. 

—Eres el único de todos esos cabrones que ha respondido a mis llamadas— farfulla, evidentemente molesto.

—Debes comprender que lo que pides es prácticamente imposible, Farías. Nadie en su sano juicio se levantaría contra los Ivanov, y menos abiertamente.

Junior eleva sus cejas y me sonríe con burla. 

—Entonces, eso quiere decir que somos los  únicos locos, ¿no?

—Tal vez— acarició mi labio inferior, lentamente —aunque...quizás lo que no les agradó a nuestros socios cabecillas fue tu propuesta. Nadie irá en contra de los Ivanov sin ganar algo a cambio. 

—¿Qué propones? 

—Vuelve a intentarlo, estoy de que  lo que no les convenció fue tu discurso, cambia tu propuesta, y esta vez propón que se reúnan contigo los que estén de acuerdo.

—Lo pensaré, pero primero quiero ver con mis pripios ojos las nuevas armas de las que me hablaste— se burla el español.

Viktoria:

A pesar de que estoy bastante bien, aún no puedo abandonar este hospital. Quisiera poder pedir  un teléfono y llamar a mis padres. 

Esta angustia de no saber qué les ha ocurrido me está matando.Porque sí, tengo que afrontar la realidad de que a mis padres debió ocurrirles algo terrible. Por eso, no puedo comprometer mi seguridad, ni mi identidad falsa intentando llamar a Bulgaria. Se vería demasiado sospechoso que una chica supuestamente norteamericana hiciera algo así.

Para intentar entretenerme en algo prendo la tele, haciendo zaping y cambiando de canal cada cierto tiempo porque las películas que encuentro me aburren. 

" Esta mañana  han fallecido a causa de un incendio, la señora Sindya Ceciliev y la joven Jules Brown, quién era huesped en su casa..."

Contemplo un instante las imagenes de la casa envuelta en llamas y al escuadrón de bomberos que batalla por apagar las gigantescas lenguas de fuego que lo consumen todo.

" Las autoridades aún no descartan la posibilidad de que fuera un homicidio, ya que según el examen preliminar, el incendio no fue de causa accidental, sino provocado.''

Recorro mis antebrazos frotándolos con mis manos en un intento por entrar en calor. 

Algo de la noticia macabra que acaban de pasar por la tele me ha causado escofríos.

***

Yannek:

De cierta manera, la actitud de Yunior Farías me representa. A su edad, yo también era un muchacho frustrado y cargado de odio hacia los cabrones que de seguro habían mandado a asesinar tanto a mi padre como a mi tío. Es por eso que me he investido a mí mismo como una especie de consejero para él.

Regresé hace dos semanas a Bulgaria y he notado que mi sobrino está más animado. Cuando volví, Stefan me informó del éxito en su misión.

A pesar de que Gregor Vladimir había organizado todo para mantener oculta a su hija, el abogado de la propia familia había estado más que dispuesto a delatar el escondrijo de la misma, a cambio de una remuneración monetaria bastante generosa, por supuesto.

—Felicidades, sobrino— deposito mi mano sobre el hombro del muchacho, en señal de aprobación. El chico se ha portado dignamente y estoy feliz de llamarlo mi heredero.

Stefan sale de mi despacho y mi abogado entra tras él. 

Ruedo los ojos. Le pedí que buscase una forma de evitar que esa chiquilla a la que atropellé se salga con la suya, viniendo a trabajar aquí, y para mí. Es el colmo.

— ¿Le explicaste que mis negocios no radican en Rusia?— bufo.

—Sí, señor. Incluso eso fue lo más extraño de todo. La muchacha se veía de lo más animada después que se lo conté. 

Libero un gruñido. 

¿Dónde se ha visto que alguien rechace una indemnización de medio millón de dólares y demande en su lugar un trabajo?

—Algo me huele muy mal en todo esto. Sin lugar a dudas esa muchacha está demente. 

—Pienselo bien, señor. A las autoridades rusas podría resultarle extraño que usted rechace la petición de la chica.

—Extraño...— farfullo entre dientes— por supuesto que les parecerá extraño que un supuesto hombre de negocios importante y serio, como yo, se deje extorsionar por una mocosa como ella, Kiril.

El abogado me contempla cabizbajo.

—Puede que no tenga más remedio que hacer lo que la muchacha pide. Por ley está obligado a pagar por los daños que le ocasionó, aunque se ha demostrado que usted no es el culpable del accidente.

Acaricio mi mentón con lentitud.

Quizás podría enviarla a trabajar en Vigma junto con las otras mujeres. Últimamente estamos algo cortos de empaquetadoras de coca. La mayoría de las chicas termina adicta producto del largo periodo de exposición a la misma. 

Me la imagino, paseándose completamente desnuda y contoneandose de aquí para allá en la zona de embalaje, y me tenso al instante.

Mi polla, la cual llevaba como muerta durante demasiados años ha resucitado violentamente ante el mero pensamiento de ver la norteamericana en esas condiciones y en mi jodido laboratorio.

No. Quizás enviarla a Vigma no sea lo más ideal...entonces, ¿a las minas de Uranio?

Allí solo enviamos a los traidores. 

Es un sitio que está destinado para ser el infierno en la tierra. Hace años dejó de producir el preciado elemento, pero la radioación del lugar se encarga  de hacer sufrir la peor de las agonías a la víctima, quien luego muere muy lentamente...

Tamborileo con los dedos, sonriendo ante la perspectiva feliz de deshacerme de esa mocosa insolente pero...

La puerta del despacho se abre de pronto, y Kyla. 

Es evidente que ha sido víctima de una nueva travesura de las trillizas, porque viene completamente llena de pintura de diferentes colores y desgreñada.

—¡No lo soporto más, Yannek! — chilla, y me señala con un dedo—Te lo advierto, o contratas una niñeras para esos monstruos, ¡o las asfixiaré yo misma con las almohadas mientras duermen!

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