Amy:Alexis no me acompaña a la hora de la cena. Por lo que me ha dicho amanda, ha tenido una llamada de emergencia de uno de sus asociados de Japón. Me planteo ir hasta la oficina a escuchar, pero en vez de eso decido aprovechar para llamar a mis padres.― Amye, cariño, ¿cuándo vamos a volver a verte? ―Me pregunta mi madre por enésima vez.Mi padre está en un viaje de negocios, así que estamos solo nosotras dos en la vídeollamada―. Te echo mucho de menos.―Lo sé, yo también te echo de menos. ―Me muerdo por dentro de las mejillas, estoy a punto de estallar a llorar. Putas hormonas de embarazo―. Ya te lo he comentado, Alexis me dijo que podríamos ir en algún momento dentro de poco.―¿Cuándo? ―Me pregunta mi madre, frustrada―. ¿Por qué no puede darnos una fecha?Porque estoy embarazada y mi marido secuestrador sobreprotector se niega a ir a ningún sitio ahora mismo.―Mamá… ―Respiro hondo mientras intento buscar algo de valor―. Creo que hay algo que deberías saber.Mi m
Alexis: Sigo mirándola y sale de la cama rápidamente, dejando la manta. Coge la bata y se la pone antes de empezar a deambular, notablemente nerviosa, de un lado a otro de la habitación. Un efímero destello de su cuerpo me activa de nuevo, pero no dejo de observar su cara a la vez que me levanto. —¿Te molesta que esa mujer esté aquí? —le pregunto. Ella se para en seco y dirige su mirada hacia mí, mirándome con lentitud de abajo hacia arriba. —Es obvio que me molesta. —Su voz se llena de un nerviosismo que no sabría describir—. Hay una mujer atada de pies y manos en este complejo. —Una traidora —rectifico—. No es precisamente una víctima inocente. —¿Por qué no puedes dejar que tú familia en Rusia se haga cargo del asunto? —Amy se acerca—. ¿Por qué tuviste que traerla aquí? —Luca lo quiso así. Digamos que tienen una especie de relación… íntima. Ella abre los ojos de par en par al comprender la situación. —¿Son amantes? Pero, yo creí que Luca y Marco... —Sí, bueno… Lo sucedido
Amy:—De acuerdo. —De nuevo, dirige su mirada hacia el iPad y escribe algo. Mientras tanto, yo sigo mirándolo, casi sin atreverme a respirar. Al cabo de un minuto, vuelve a levantar la vista y me atraviesa con su verde y dura mirada—. Solo te lo diré una vez, Amy —dice con determinación—: Si me desobedeces o haces algo que te pueda poner en peligro mientras estamos en España ,tendrás tu castigo. ¿Entendido? Voy corriendo hacia él y, casi antes de que pueda terminar de hablar, le salto encima tan fuerte que estamos a punto de caernos de la silla. —¡Sí! —No sé cómo he terminado sobre su regazo, pero ahí estoy, con los brazos tendidos alrededor de su cuello y llenándole la cara de besos—. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! Me deja besarle hasta que me canso y, a continuación, me sujeta la cara con las manos y me mira atenta y fijamente. Le brillan los ojos de deseo. Siento su duro paquete contra mis muslos, lo cual me dice que vamos a continuar con lo que empezamos esta mañana. Se m
Amy:—¡Hija! ¡Tesoro! —Un olor suave y perfumado me envuelve en cuanto mis padres abren la puerta. Entre risas, abrazo a mi madre y, después, a mi padre, que está justo detrás de ella. Me abraza con fuerza durante unos instantes y siento cómo su corazón late con fuerza dentro de su pecho. Cuando se retira un poco para poder mirarme, observo que se le han llenado los ojos de lágrimas. —Nos alegramos mucho de verte —dice papá, casi susurrando, con una voz que parece salirle directamente del alma. Aunque sonrío, tampoco puedo contener las lágrimas. —Yo también, papá. Yo también. Os he echado mucho de menos a los dos. Tras decir esto, caigo en la cuenta de que viajo acompañada. Me giro y me fijo en que mamá está mirando a Rosa y a Alexis con una sonrisa un tanto forzada. Respiro profundamente y me preparo para lo que viene. —Mamá, papá, ya conocéis a mi esposo. Y esta es Rosa. Es mi mejor amiga de la finca. —Le dije a Luca que nos acompañara a cenar, pero no ha querido. Me ha dich
Amy:El ambiente continúa cargado, e intento aligerarlo del único modo que puedo.—Si nuestro hijo resulta ser un varón — susurro — le pondremos tu nombre, papá. Mi padree mira fijamente, luego a Alexis, quien está tan perplejo como él y, de nuevo a mí. Espero a que diga algo, pero no lo hace. Únicamente agarra la bandeja de las costillas de cordero y la empuja hacia mí. —Venga, cariño —dice en voz baja—. Debes de tener hambre después de un viaje tan largo. Acepto las costillas con gusto y el resto se sirve la comida en los platos. La cena continúa de la mejor manera posible. Aunque sí que es cierto que hay algunos momentos de silencio incómodo, la mayoría de la cena transcurre tranquilamente, llena de conversaciones en las que reina el respeto. Mi madre pregunta sobre la vida en Italia y Rosa y yo le enseñamos fotos desde su móvil. Mientras tanto, mi padre inicia un debate con Alexis. Para la sorpresa de todos, ambos resultan compartir las mismas ideas sobre el terrorismo y la
Meses después:Amy:Hemos venido a Rusia porque su abuelo insiste en celebrar una reunión familiar anualmente, y pobre del miembro de los clanes que falte.— Decidimos llamarlo Viktor —anuncia Alexis, frente a sus familiares. Y yo lo miro de reojo, codeandolo en las costillas disimuladamente.Él carraspea y enmienda sus palabras.—Bueno, yo decidí llamarlo Viktor, mi mujer quiere que se llame Augusto.Su abuelo libera una carcajada y la señora Viktoria eleva sus cejas en diversión.—Considero que es un nombre adecuado— susurra el viejo Viktor, sonriendo — a fin de cuentas , el pequeño será heredero del clan en Italia y España. Trago en seco, acariciando mi vientre lentamente. Sí, como es mi hijo y de Alexis, nuestro pequeño tiene derecho a liderar ambas mafias, pero, ¿ lo querrá realmente?—No te preocupes — Alexis me dijo hace semanas — si resulta que lo de matar , secuestrar y extorsionar no es lo suyo, siempre podremos tener otro que...Palidecí.Llevar al final esta gestación est
Yannek:La muerte de Myla es evidente en el salón, lleno de personas e impregnado del empalagoso y nauseante olor del incienso.Mi esposa no debió morir.O al menos no como lo hizo. Atropellada por un coche y abandonada en plena carretera,sola, desangrándose como una perra sarnosa durante horas...Contemplo de soslayo a las tres niñas. Notando que lucen tristes, sin embargo no lloran. No son mis hijas.Lo sé. Me quedé con ellas y las crié como tal para complacer las locuras de Kyla, pero siempre he sabido la verdad...mi mujer era estéril y en un intento desesperado por mantenerme a su lado compró a esas pequeñas en el mercado negro, cuando apenas eran unas bebés.Kyla pasa su pañuelo por debajo de sus ojos una y otra vez. Comprimo los labios. Sus lágrimas de cocodrilo no me conmueven. Ella me mira fijamente a cada medio minuto. La muy tonta comparte los mismos delirios sicóticos de su hermana. Se cree que porque ahora soy viudo la tomaré como mi amante. En algún momento durante estos
Stefan: —Esta costumbre norteamericana es pura basura —protesta Salman, quien está de pie a mi izquierda. Contemplo en silencio el enloquecido ambiente de la fiesta de disfraces en la improvisada discoteca que está en medio de un jodido glaciar. Han instalado una especie de carpa en forma de domo y según me informaron hay gente que ya lleva una semana aquí. Salman viene de una familia muy estricta y apegada a las costumbres, es el hombre de confianza de mi tío y él le pidió que me acompañe a esta misión. Se que está aquí para medirme, mi tío confía en mí pero no está convencido de que puedo tomar su lugar.Ya que no tiene hijos varones y su esposa acaba de morir, por el momento soy su único heredero. —Creí que solo los clubes de la Mafya eran tan liberales — comenta Salman, llevandose el cigarrillo a los labios y liberando una nube de humo. Hay sitios especiales para los que buscan un poco de privacidad, las mesas cuentan con cortinas que al correrse, las convierten en sectores pri