Actualidad:
Viktoria:
El almuerzo de hoy es horrible, la cena ni se diga y el dejar ambas comidas intactas me obliga a buscar un abrigo para intentar salir en busca de alguna cosa que despierte mi apetito .
—¡Hey ¿Qué haces?! —me detiene Jules, alarmada mirando con los ojos desorbitados que estoy de pie en el humbral de la puerta abierta.
—Voy por pizza ¿Te traigo algo?
Me toma del brazo, tirando de mí y devolviéndome a la sala.
—Ya son más de las ocho.
—¿Y?
Cierra la puerta y corre a cerrar las cortinas, como si se fuera a colar algún demonio porque las cortinas estubieran abiertas.
—No estamos en Moscú para hacer turismo, y no salimos en la noche. Además, el clima es terrible y lo mejor es quedarse en casa —indica— Acostumbrate, y el encierro se te hará más llevadero así, lo prometo.
La seriedad con que habla me obliga a hacerle caso. Ella asegura la puerta, pasando hasta tres cerrojos diferentes y yo me dejo caer en el sofá.
—Sé que estar aquí es algo desesperante para muchos, pero... —duda antes de seguir— es la única opción, al menos para mí. De lo contrario moriría ahí fuera.
—Lo sé. Lo siento.
Subo a mi habitación, y me coloco el pijama mientras la casera se mueve por la cocina, al rato Jules sube, trayendo una bandeja con galletas y un té para mí. Sacudo mi cabello antes de recogerlo en una coleta. Me acerco a la bandeja, tomando el té amargo con lentitud en lo que intento endulzarlo con las galletas.
—Deberías cortarlo —susurra Jules, buscando unas tijeras en una cajonera— y teñirlo de otro color, así serás menos reconocible. Sé hacerlo, si quieres puedo ayudarte en el cambio de look.
Claramente no le dejaré hacer eso.
—Eh, gracias pero no —contesto con educación.
Aprieta las tijeras nerviosamente en sus manos, reparándome de nuevo.
—Duerme bien y no me apuñales con eso, por favor — susurro.
Me meto bajo las sábanas dejándola con las tijeras en la mano, la siento inquieta y me quedo con las dudas.¿Será que está sufriendo un ataque de nervios o qué?
—No me dijiste cómo te ganabas el dinero —comento mientras me acomodó sobre las almohadas.
—Trabajo por Internet, en la sección de atención al público de f******k —contesta con un tono agrio.
A la mañana siguiente, ni ella ni la casera están a la vista. La casa está desierta y hay una nota pegada al refri que me anuncia que salieron a comprar víveres con los que rellenar la despensa.
En una cajonera hay películas, en un estante hay libros...pero no soporto quedarme aquí dentro ni un minuto más. Tengo algo de dinero en efectivo y se me antoja una pizza desde hace días.
Si la casera y Jules pueden salir sin problemas, ¿por qué yo no?
Salgo con las manos metidas en el abrigo y con cada paso que doy más me convenzo de que este lugar es un asco, parece que estuviera en el distrito mas marginal de alguna película de ciencia ficción. Las personas mantienen las cortinas de sus casas cerradas, desaprovechando la luz diurna y ancianos mendigando por todos lados es lo que más me encuentro.
Sia inunda mis oídos con su voz,mientras camino por la acera:
«I put my armor on, show you how strong I am
I put my armor on, I'll show you that I am
I'm unstoppable
I'm a Porsche with no brakes
I'm invincible
Yeah, I win every single game
I'm so powerful
I don't need batteries to play
I'm so confident
Yeah, I'm unstoppable today...»
Cierro los ojos y respiro profundamente, sintiendo algo por primera vez en lo que parece una eternidad, cruzo la calle y...
El impacto que recibo me pone a pitar los oídos y temo que moriré, porque lo último que ví fue un coche negro viniendo directamente hacia mí. Y luego...nada.
Yannek:
Luego de mi entrevista con Víktor Ivanov tomé mi propio coche y despedí a mi escolta. El ruso tiene mucho en qué pensar, pero conociendo lo orgullosos que son los de su clan, sé qué desición tomará.
Doblaba en una esquina, ascelersndo, porque amo la velocidad cuando de la nada se metió en mi camino una chiquilla y ...
—Proklyatie!( ¡Maldición!)
No pude frenar a tiempo. El parabrisas de mi coche chocó con ella, lanzándola por los aires. Y por unos minutos pensé en ascelerar y salir huyendo de allí.
Entonces, me golpeó lo irónico de aquella situación. No hacía mucho yo había ordenado el exterminio de toda la familia de un imbécil precisamente por hacer aquello mismo, precisamente por chocar a una mujer con su coche y salir huyendo.
Me bajé del porche deportivo y con rapidez tomé el cuerpo aún tibio de la chica y corrí por la carretera, rumbo al hospital más cercano.
Concideré llevarla al San Pietro, en el hospital de la Mafya la habrían atendido sin hacer preguntas, pero no me pareció prudente. Si estoy a punto de comenzar una guerra con los rusos no es prudente que me relacionen con una persona inocente.
Matarían a la chica solo porque creer que tiene algo que ver conmigo.
Llegando al hospital, grito por ayuda. Los médicos corren en mi dirección y la dejo en una camilla, a cuidado de los intensivistas.
Ahora podría simplemente irme y regresar a Bulgaria, olvidandome de todo este jodido incidente, pero...
—El impacto le provocó el estallido del bazo. La chica está bastante mal golpeada, señor— me informa uno de los hombres de mi escolta— Está en el quirófano ahora, siendo operada. Y los médico han llamado a las autoridades. La policía vendrá en breve a pedirle sus declaraciones.
Asiento.
Este asunto se está complicando cada vez más y sí, lo resolvería todo con facilidad si me largara ahora mismo, pero no soy hombre de huir. Eso solo lo hacen los cobardes.
***
—¿Qué es lo último que recuerdas, cariño?— la agente la interroga pero la chica no parece comprender.
— ¿Puedes decirme tu nombre?— insiste la agente, pero la muchacha la contempla con el ceño fruncido, es obvio que está perdida.
Han pasado dos días desde su operación, y aunque se está recuperando favorablemente las autoridades están preocupadas porque nadie la ha reportado como desaparecida o venido a buscar al hospital luego que se teansmitiers un boletín con sus datos.
—La víctima no cuenta con identificación, así que solo mostraron su fotografía pero nadie ha venido a reclamarla— comenta a mi lado mi abogado.
No son estrictamente necesarios sus servicios, porque las cámaras de tráfico mostraron sin lugar a dudas que ella prácticamente se lanzó sobre el parabrisas de mi coche, pero le pedo venir desde Bulgaria por precaución.
— ¿No tiene familia?— murmuro, contemplándola.
— No es rusa, señor. Al parecer es extranjera. Todo indica que entró al país hace muy pocos días con un pasaporte norteamericano.
—¿Es norteamericana?— insisto.
—Eso parece— mi abogado mira unos datos en su celular y luego me mira a la cara — Melanie Saxs. Ese es el nombre en su pasaporte. Entró al territorio ruso como turista.
—Mh...por eso no comprende cuando le hablan. Seguramente no entiende el ruso. Ayudemos. A ver si en algún momento logramos regresar a Bulgaria. Acércate a la agente y pídele que le hable en inglés.
Viktoria:La mujer sentada en una silla frente a mi cama habla, habla y habla, y no comprendo qué es lo que me está diciendo. Miro a mi alrededor y me duele incluso pestañear.Con delicadeza, toco el doloroso aumento de volumen en mi frente. «¡Auch!»¿Qué me sucedió?Muerdo nerviosamente la cutícula de mi dedo pulgar.No recuerdo qué sucedió.Solo sé que estaba empacando mis cosas para ir con unos amigos a una fiesta de Halloween en un glaciar, pero luego abrí los ojos aquí, en este hospital. ¿ Cómo demonios llegué a Rusia?Porque no soy tonta. No comprendo el idioma, pero sé que estoy en Rusia.—Señora— sollozo, temiendo lo peor y aferrándome de sus manos, nerviosamente—¿Qué sucedió?¿Dónde están mis amigos?La agente no parece comprender y mis temores se acrecentan, casa segundo es más posible que el jet en el que íbamos se accidentó y por algún extraño evento yo sobreviví. Me recorre un escalofrío, desvio la mirada, posandooa en los cristales de la puerta y me quedo de piedra.«
Stefan: Es como si se la hubiera tragado la tierra. ¡Maldición! Por más que intento encontrar a mi víctima, la chiquilla de ojos azules no aparece. No quiero aceptar mi derrota, porque de acerlo, tendría que explicarle a Yannek que fracasé porque me desconcentré a causa de un coño. Ha pasado un mes y medio desde lo del glaciar, mi tío fue de Rusia a España y la jodida puta no aparece. Mi tío no me ha contado todos los detalles, pero sé que está jugando un juego peligroso. Ponerse abiertamente en contra de los Ivanov es convertirse en una diana ambulante. Hace dos días un soplón me vendió una información que espero me aporte frutos. Según el informante, Viktoria Gregorevna se encuentra en una casa segura, oculta. Al parecer, el general Gregor Vladimir, su padre, antes de morir ideó estrategias y creyó que podría mantenerla a salvo. Esta vez, me encargaré solo de este asunto. Salman está ocupado con lo que sea que está haciendo mi tío en los laboratorios. Sin gente que joda
Viktoria: Aunque creí que el empresario respondería redondamente que no a mi petición de empleo, gracias a dios mis tretas han surtido efecto.y mis esfuerzos han sido recompensados. —Sus obligaciones incluyen cuidar a las tres hijas del señor Volka, ayudarlas con sus tareas mantenerlas ocupadas en la tarde— me anuncia el abogado, vía telefónica — tenga en cuenta, que deberá encargarse de ellas solo por los próximos nueves meses que durará el actual curso escolar. Tiempo tras lo cual, serán enviadas a un internado. « Pobres criaturas » Mientras crecía, mis padres también me enviaron a internados y sé de primera mano lo que les espera. —En cuanto usted llegue aquí a Bulgaria, firmaremos el contrato para su empleo.— continúa él, yo me limito a asentir.—Es importante, que usted mantenga una conductora y actitud decorosa todo el tiempo en que trabajará para mi cliente. El señor Volka es viudo, perdió a su esposa en un trágico accidente hace muy poco y además su sobrino convive con él,
Yannek:Su llanto me despertó.A decir verdad no debí dormir mucho porque ni bien había puesto la cabeza sobre la almohada, la escuché llorar. Al principio creí que se trataba de una de las niñas, pero cuando salí al pasillo supe que el llanto provenía de otra habitación.Tomé el pomo en mi mano e intenté abrir, eso solo me ayudó a percatarme de que la puerta estaba cerrada con llave.Arrugué el entrecejo.« Es llanto de mujer, y está en una habitación de huéspedes. Solo puede ser la niñera nueva»Con calma, entré a la habitación de las niñas y busqué en la oscuridad un pequeño broche de c cabello gasta que lo encontré.Regresé al pasillo, introduje el broche en la cerradura y forcejié hasta que la puerta cedió.—¿Está usted bien, señorita?— interrogué, mientras entraba y una ráfaga de aroma dulce y cuerpo tibio se me vino encima, temblando y sollozando.—Él quiere asesinarme— lloriqueó en inglés, intentando empujarme fuera de su camino en un vano intento por escapar. Ahora bien, sé
Yannek: Kyla da un fuerte puñetazo sobre la mesa y acto seguido se pone en pie, bruscamente.—¡No lo permitiré!— chilla histérica — ¡no permitiré que esa perra sarnosa que has recogido de la calle ocupe el lugar de ni hermana!Comprimo el mentón, y con lentitud unto de mantequilla la tostada que tengo justo delante.—Calma tus exabruptos, Kyla. No estoy poniendo a nadie en el lugar de tu hermana.—¡Mientes!— explota, senalándome con un dedo, tiembla de manera tal que parece una desquiciada — llevas años deseando meter a otra mujer en esta casa, Yannek. No me creo ni una palabra de lo que nos contado con respecto a esa forastera.¡Y quiero que saques a esa zorra de aquí inmediatamente!Chasqueo la lengua, reclinándome en mi silla y dejando de lado la tostada. Este escándalo me ha quitado el apetito.—Escúchame, si no te gustan los empleados que contrato es tu problema. Y además, nadie te pide que permanezcss en esta casa Kyla. Dices que llevo años queriendoeter una mujer en esta casa
Viktoria: El silencio de la noche es absoluto excepto por algún que otro quejido de dolor de cualquiera de los prisioneros. El castigo de dejarme sin comida creo que ha llegado demasiado lejos porque no parece una simple tortura, sino más un bien un medio para matarme. Llevo cuatro días sin probar alimentos. «¿Y si me muero de hambre?» Me abrazo a mi misma « No me quiero morir sin haber descubierto qué pasó con mis padres, y con mi hermano» Despierto de medio lado,cubierta por el viejo colchón que a duras penas me mantuvo caliente durante la noche. Me quedo en silencio y con la mirada fija en la pared. Noto que la noche ya pasó otra vez y con él se que me traerá más angustia. El sonido de la reja hace que me tense, y una persona entra a la celda, esta se acuclilla a mi espalda y pone syscdedis en mi yugular, como si deseara saber si estoy viva o no. — Es una verdadera pena— escucho su suspiro, cargado de ironía y el movimiento de su cuerpo, porque termina por acomodarse a mi
Yannek: Vuelvo a darle otra calada a mi habano. Mis hombres agarraron a la chica y la mantienen custodiada nuevamente en el calabozo. Estefan está también encerrado, pero en su habitación, esperando a que pasen los efectos de la droga que se metió. Eso es lo único que no me gusta de mi sobrino. Nosotros los Volka siempre vendimos la droga, nunca fuimos quienes la consumíamos. —Voy a intercambiar unas palabras con la prisionera—comunico, mentalizándome a interrogarla y no a matarla yo mismo de una vez. Salman me acompaña durante parte del camino. Ciertos asuntos me habían mantenido en los laboratorios por más tiempo del debido y ahora todo en casa es un horrible caos. Está vez, Kyla es prudente y se queda. Yo me dirijo hacia afuera, por sobre la nieve y en dirección al calabozo. Recorro el trayecto en silencio, dejando a Salman en la entrada para que le dé órdenes a los guardias. Abren las puertas y mis oídos captan el jadeo de dolor que acaba de liberar la prisionera
Yannek: Permanezco encerrado en mi despacho hasta tarde y luego, en la madrugada me voy al segundo piso, a encerrarme a mi alcoba. La tarde, la noche y la jodida madrugada han sido un infierno. Recordar ees culo redondo y enrojecido por mi azote vuelve a formar un bulto en mi pantalón, «¡Maldita hija de puta!». Me quito la ropa, de pronto me siento claustrofóbico, y lleno mi vaso de whisky, «Tengo 45 años y ella es una putita que ni siquiera ha cumplido los veinte tres» «¿Qué es lo que me molesta?» El no saberlo con certeza me agita, enfurezco dejando el licor de lado. Me voy a la ducha y apoyo las manos en la pared, «Es solo un interés pasajero». Pensar en que no sabemos con exactitud dónde está el cabron de Velkan me eleva la cólera. Inhalo una bocanada de aire cuando la imagen de su hermana semidesnuda e indefensa me invade la mente, y al salir después del duchazo frío vuelvo a tomar el vaso, lidiando con las ganas de saber qué tan rojo puedo ponerle el culo con una zurr