Don Mario, tras la tensa conversación con Don Samuel Colmenares, vuelve a su hogar con una preocupación evidente. Tiene que hablar con su familia sobre lo que acaba de acordar con su rival. Al entrar a la sala de su casa, ve a su esposa, Doña Victoria, y a su hijo Leonardo, que lo esperan para cenar. El ambiente familiar está cargado, aunque aún nadie sabe lo que Mario está por decirles.Doña Victoria (notando la preocupación en su esposo):—Mario, ¿qué ocurre? Te veo más preocupado de lo normal.Don Mario (con un suspiro profundo, mientras toma asiento en la cabecera de la mesa):—Hoy tuve una reunión con Don Samuel Colmenares.Leonardo (sorprendido, frunciendo el ceño):—¿Con Samuel? Creí que no querías volver a hablar con él... ¿De qué hablaron?Don Mario (mirando a su hijo con seriedad):—De nuestras empresas. Estamos al borde de la quiebra, Leo. Tanto la nuestra como la de Samuel. Si no actuamos rápido, lo perderemos todo.Doña Victoria (sorprendida):—¿Qué dices, Mario? ¿Cómo es
Leonardo (en la puerta de la casa de Valeria, respirando hondo antes de tocar el timbre):—Valeria… esto va a ser más difícil de lo que imaginé.Valeria (abriendo la puerta, sonriendo al verlo):—¡Leonardo! Qué sorpresa, no esperaba verte hoy. Pasa, ¿todo bien?Leonardo (entrando, intentando ocultar su incomodidad):—Sí, todo bien… bueno, en realidad, hay algo que tenemos que hablar. Algo importante.Valeria (con preocupación en el rostro):—¿Qué pasa, Leo? Pareces nervioso. ¿Ha sucedido algo en la empresa? ¿Con tu familia?Leonardo (mirando al suelo, buscando las palabras):—Es... es complicado. No sé cómo empezar esto. No quiero herirte, Valeria, pero tengo que ser sincero contigo.Valeria (poniéndose seria, sentándose en el sofá):—Me estás asustando, Leonardo. ¿Qué es tan grave que no puedas decirlo?Leonardo (con voz baja, evitando su mirada):—Mi familia... hemos estado pasando por muchas dificultades en la empresa. Y para resolverlas, han tomado una decisión que afecta a los do
Mansión Colmenares, el gran salón está preparado para la reunión. El ambiente es elegante, pero hay una tensión palpable en el aire. Don Mario Montiel llega con Leonardo, mientras que Don Samuel Colmenares y su esposa, Doña Rosa, esperan en la entrada. Isabella está en su habitación, sin saber aún que conocerá a su futuro esposo esa noche. Don Samuel (recibiendo a Don Mario con una sonrisa forzada): —Mario, me alegra que hayas llegado puntualmente. Es un día importante para ambos. Don Mario (con una expresión seria, extendiendo la mano): —Samuel, aquí estamos. Sabemos lo que está en juego. Don Samuel (mirando a Leonardo): —Ah, y este debe ser tu hijo, Leonardo. He escuchado mucho sobre ti. Leonardo (asintiendo, con una sonrisa cortés): —Es un placer, señor Colmenares. Espero que esta reunión sea beneficiosa para ambas familias. Doña Rosa (interviniendo suavemente, con una sonrisa amable): —Leonardo, Isabella está arriba preparándose. Pronto bajará a conocerte. Estamos segur
Jardines de la mansión Colmenares. Isabella y Leonardo se alejan de la reunión, ambos claramente incómodos con la situación que acaban de vivir. Caminan en silencio por los jardines, tratando de encontrar algo de privacidad para hablar.Isabella (rompiendo el silencio, con tono serio):—No estoy de acuerdo con esto. Este matrimonio… no es lo que quiero.Leonardo (deteniéndose, volviendo la vista hacia ella, intrigado):—¿Qué quieres decir?Isabella (mirando hacia el horizonte, con una expresión de frustración):—Tengo otros planes para mi vida. Este matrimonio arreglado no es parte de ellos.Leonardo (observándola con curiosidad, mientras trata de procesar sus palabras):—¿Otros planes? ¿Qué clase de planes?Isabella (girando para enfrentarlo, sus ojos reflejando determinación):—Planes que no incluyen ser la esposa de alguien que ni siquiera conozco. Mis padres siempre me han presionado para seguir las reglas, pero yo… quiero algo diferente. Quiero tomar mis propias decisiones.Leona
Leonardo e Isabella caminan de regreso hacia la casa, luego de haber discutido y aceptado el plan de su "alianza temporal". Ambos se muestran más relajados, incluso esbozan una leve sonrisa mientras se acercan a la reunión.Isabella (en voz baja, mirando a Leonardo con una sonrisa cómplice):—Bueno, al menos fingimos que todo está bien, ¿no?Leonardo (asintiendo, sonriendo de manera ligera):—Parece que somos mejores actores de lo que pensábamos.Cuando llegan al grupo de familiares y amigos, los padres de ambos notan el cambio de energía entre ellos. Don Mario y Don Samuel intercambian una mirada rápida, sintiéndose satisfechos por lo que perciben como una mejora en la relación entre sus hijos.Don Mario (murmurando, observando a Leonardo e Isabella):—Sabía que esto funcionaría. Isabella es una joven increíble, y Leonardo necesita a alguien como ella a su lado.Doña Rosa (la madre de Isabella, sonriendo con orgullo):—Mi hija es hermosa, fuerte e inteligente. Estoy segura de que Leo
Al día siguiente, Leonardo entra a la cafetería con una sonrisa radiante, buscando a Valeria, quien está sentada en una mesa, hojeando una revista. Al verlo, su rostro se ilumina y se levanta para abrazarlo.Valeria (con una sonrisa):—¡Leonardo! ¡Qué alegría verte! ¿Cómo te fue con la reunión?Leonardo (sentándose frente a ella, emocionado):—¡Increíble! Te tengo que contar todo. Pero todo esto depende de ti también.Valeria (frunciendo el ceño, curiosa):—¿Cómo así explicate?(entusiasmado):yo me casaré con Isabella.Valeria (sorprendida, pero con un brillo en sus ojos):—¿Te casaras con Isabella? ¿Pero eso no significa que…?Leonardo (interrumpiéndola, con una sonrisa confiada):—¡No! No es un matrimonio real, Valeria. Es un acuerdo temporal. Isabella y yo hemos pactado que una vez que la empresa esté en marcha, podremos divorciarnos. Así que, en esencia, podré seguir contigo.Valeria (con emoción creciente):—¿En serio? ¡Eso suena increíble! ¡¡Finalmente podrías estar conmigo sin
Isabella está en una sala elegante, rodeada de vestidos y revistas de bodas. Sus amigas, Lucía y Mariana, han venido a ayudarla con los preparativos.Lucía: (riendo mientras sostiene un vestido) ¡Isabella, este vestido es espectacular! ¡¡Vas a ser la novia más hermosa que haya visto!Mariana: (Asintiendo) ¡Definitivamente! No puedo creer que ya falte tan poco para la boda. Parece que fue ayer cuando nos contaste sobre esta locura.Isabella: (mirando los vestidos con una sonrisa débil) Sí… falta poco.Lucía: (notando la falta de entusiasmo) ¿Qué pasa, Isa? Deberías estar saltando de emoción. ¡Es tu boda!Isabella: (suspirando) No es tan simple, chicas. Este matrimonio es… una alianza empresarial. No es lo que había soñado para mí.Mariana: (frunciendo el ceño) ¿Una alianza empresarial? ¿Eso qué significa?Isabella: (mirando a sus amigas) Las dos familias están al borde de la quiebra. Mis padres y los de Leonardo creen que la única forma de salvar las empresas es uniéndolas. Y, por eso…
Leonardo y su mejor amigo, Andrés, están en un club privado. Se sientan en una mesa apartada, con bebidas en mano, y Leonardo parece pensativo mientras observa su copa.Andrés: (curioso, notando la actitud de su amigo) ¿Qué te pasa, Leo? Tienes esa cara como si cargaras el mundo en los hombros.Leonardo: (suspira, girando el vaso entre sus manos) Es que... sí, siento como si el mundo me estuviera aplastando. No te he contado lo último.Andrés: (levanta una ceja, intrigado) ¿Ahora qué pasa? ¿Tiene que ver con Valeria?Leonardo: (niega con la cabeza, mirando a su amigo) No, no es solo eso... Es mi familia, la empresa, y la maldita alianza que mi padre ha decidido hacer con los Colmenares.Andrés: (se sorprende) ¿Colmenares? Pensé que no podían ni verse con esa familia... ¿Qué diablos está pasando?Leonardo: (con frustración) Sí, lo sé. Se odian, y ahora resulta que las empresas están al borde del colapso. La única solución que encontraron fue unir fuerzas para evitar la quiebra... Y a m