Isabella está en una sala elegante, rodeada de vestidos y revistas de bodas. Sus amigas, Lucía y Mariana, han venido a ayudarla con los preparativos.Lucía: (riendo mientras sostiene un vestido) ¡Isabella, este vestido es espectacular! ¡¡Vas a ser la novia más hermosa que haya visto!Mariana: (Asintiendo) ¡Definitivamente! No puedo creer que ya falte tan poco para la boda. Parece que fue ayer cuando nos contaste sobre esta locura.Isabella: (mirando los vestidos con una sonrisa débil) Sí… falta poco.Lucía: (notando la falta de entusiasmo) ¿Qué pasa, Isa? Deberías estar saltando de emoción. ¡Es tu boda!Isabella: (suspirando) No es tan simple, chicas. Este matrimonio es… una alianza empresarial. No es lo que había soñado para mí.Mariana: (frunciendo el ceño) ¿Una alianza empresarial? ¿Eso qué significa?Isabella: (mirando a sus amigas) Las dos familias están al borde de la quiebra. Mis padres y los de Leonardo creen que la única forma de salvar las empresas es uniéndolas. Y, por eso…
Leonardo y su mejor amigo, Andrés, están en un club privado. Se sientan en una mesa apartada, con bebidas en mano, y Leonardo parece pensativo mientras observa su copa.Andrés: (curioso, notando la actitud de su amigo) ¿Qué te pasa, Leo? Tienes esa cara como si cargaras el mundo en los hombros.Leonardo: (suspira, girando el vaso entre sus manos) Es que... sí, siento como si el mundo me estuviera aplastando. No te he contado lo último.Andrés: (levanta una ceja, intrigado) ¿Ahora qué pasa? ¿Tiene que ver con Valeria?Leonardo: (niega con la cabeza, mirando a su amigo) No, no es solo eso... Es mi familia, la empresa, y la maldita alianza que mi padre ha decidido hacer con los Colmenares.Andrés: (se sorprende) ¿Colmenares? Pensé que no podían ni verse con esa familia... ¿Qué diablos está pasando?Leonardo: (con frustración) Sí, lo sé. Se odian, y ahora resulta que las empresas están al borde del colapso. La única solución que encontraron fue unir fuerzas para evitar la quiebra... Y a m
El día de la boda finalmente ha llegado. La ceremonia se lleva a cabo en un enorme salón decorado con flores blancas, candelabros relucientes y música suave de fondo. Los invitados están vestidos de gala, llenando el ambiente de lujo y elegancia. A pesar de la belleza del lugar, se sienten tensiones ocultas entre los familiares y amigos, mientras las emociones están a flor de piel.[En la antesala del salón]Isabella (mirándose al espejo mientras su madre le ajusta el velo):—No puedo creer que esto esté sucediendo, mamá. (con una sonrisa forzada):—Hija, todo estará bien. Esto es lo correcto para la empresa y para nuestra familia.(Inquieta, tocando las perlas de su collar):—Sé que es lo correcto, pero aún no puedo dejar de pensar que estoy sacrificando mis propios deseos… No es justo para ninguno de nosotros.(Suspirando):—Lo sé, cariño, pero este es el mejor camino. Las dos familias estarán unidas y salvarán lo que tanto esfuerzo nos ha costado. Y Leonardo… bueno, podría sorpre
Isabella y Leonardo, tomados de la mano, salieron de la iglesia entre el sonido de los aplausos. El ambiente estaba lleno de expectación, y aunque ambos mantenían una apariencia de serenidad, el peso de la situación se hacía sentir en sus cuerpos.El gran salónValeria (desde una esquina del salón, observando todo con ojos brillantes y llenos de tristeza): —No puedo creer que esto esté pasando…Valeria sigue cada movimiento de Leonardo e Isabella mientras los invitados celebran. De repente, ella le hace una discreta seña a Leonardo, indicándole que necesita hablar. Leonardo se da cuenta y siente un nudo en el estómago.Leonardo (susurrando a Isabella, mientras observa a Valeria): —Isabella... necesito ir a resolver algo. Es Valeria… Está aquí y necesita hablar conmigo.Isabella (asintiendo con calma, pero preocupada por la situación): —Lo imaginaba… Ve y tranquilízala. Dile que todo esto es una alianza y que no debe formar un escándalo.Leonardo (nervioso, bajando la voz): —Gracias po
Los padres de los novios con una sonrisa suave, acercándose a la pareja: —Hijos, ya es hora de marcharse. El coche los está esperando para llevarlos a su luna de miel.Don Mario, más serio, interviene: —Todo está listo. Es su momento para disfrutar y tomar un respiro antes de lo que viene.Isabella, mirando a sus padres con algo de nerviosismo: —Gracias, mamá, papá… Aunque esto aún me parece un poco extraño aún no me hago la idea de estar casada.Leonardo, sosteniendo la mano de Isabella para darle apoyo: —Nos vendrá bien algo de tiempo para… procesar todo esto.Doña Rosa, acariciando suavemente el rostro de Isabella: —Todo va a salir bien, hija. Sabemos que esta situación no fue fácil, pero hiciste lo correcto.Isabella, suspirando: —Sí, lo sé. Es solo que aún es difícil asimilar todo.Leonardo, con un tono más relajado, intentando aliviar la tensión: —Es raro, pero lo importante es que ahora tenemos un plan para salvar la empresa. Aprovechemos este tiempo para pensar con más clarida
Después de una semana lejos, Isabella y Leonardo finalmente regresaron a la ciudad. En el coche, camino a casa, la tensión entre ellos empezaba a sentirse más fuerte. Sabían que las cosas no serían fáciles ahora que estaban de vuelta."Y bien, ¿dónde vamos a vivir?" preguntó Leonardo mientras miraba el paisaje por la ventana. "Nuestros padres van a querer que vivamos con ellos, como si todo esto fuera real... Y si lo hacemos, nos descubrirían. Se darían cuenta de que lo nuestro es un pacto."Isabella asintió con una mezcla de preocupación y comprensión. “Tienes razón. Si vivimos con ellos, no podremos mantener las apariencias mucho tiempo. Van a notar que algo no está bien, y ahí se vendría todo abajo.”Leonardo suspiró, apoyando una mano en el volante mientras giraba hacia ella. "Yo tengo un apartamento. Está un poco lejos de todo, pero es perfecto si queremos privacidad. Nadie sabría que estamos fingiendo."Isabella lo miró, un poco sorprendida. "¿Un apartamento? No sabía que tenías
Isabella caminaba con determinación por el largo camino que llevaba a la puerta principal de la mansión Colmenares. Habían pasado una semana fuera, y aunque no era un verdadero viaje romántico, había algo en esa vuelta a casa que la hacía sentir más ansiosa que nunca. Tomó aire y empujó suavemente la puerta.Al entrar, sus pasos resonaron en el suelo de mármol. La casa estaba tranquila, como si todos estuvieran esperando su regreso. Desde el fondo del salón, apareció su madre, Doña Rosa, con una gran sonrisa en el rostro.—¡Isabella! —exclamó, abriendo los brazos para abrazar a su hija—. ¡Qué sorpresa! No esperábamos que llegaras hoy. ¿Cómo fue la luna de miel?Isabella forzó una sonrisa mientras se abrazaba a su madre. No podía contarle la verdad sobre lo que había sido esa semana, pero tampoco quería alarmarla.—Fue… fue agradable, mamá. Leonardo y yo decidimos volver antes de lo previsto. Queríamos adelantarnos a los compromisos que nos esperan.Doña Rosa la observó con atención, n
Leonardo estaba sentado en la sala junto a sus padres, después de haberles contado sobre la luna de miel y los próximos pasos que tomarían tanto en su vida personal como en los negocios. Había una pequeña pausa en la conversación, y Leonardo aprovechó el momento para darles una noticia que sabía que podría no ser del agrado de su madre.—Papá, mamá… Isabella y yo hemos decidido que no vamos a vivir aquí —dijo, mirando a ambos con calma—. Vamos a mudarnos a mi apartamento.Doña Victoria, su madre, abrió los ojos con sorpresa y una expresión de desagrado cruzó por su rostro, aunque intentó ocultarlo con una sonrisa tensa.—¿A tu apartamento? —preguntó, tratando de sonar tranquila—. Pero, hijo, esta es tu casa, siempre lo ha sido. No entiendo por qué quieren irse tan lejos.Leonardo suspiró, ya esperando esa reacción. Su madre siempre había sido protectora y controladora en cierto modo, pero en este caso, había algo más que justificación en su decisión.—Mamá, es mejor para nosotros. Isa