----Los Colmenares han entrado con una oferta demasiado baja. Están dispuestos a sacrificar rentabilidad solo para quitarnos el proyecto. Lo que hacen no es una estrategia comercial; es un ataque directo.
Don Mario golpeó la mesa con el puño,----Esos malditos Colmenares… Siempre buscando hundirnos. No es la primera vez que intentan meterse en nuestros asuntos.
Miró a su padre, tranquilo pero determinado,----Lo sé, pero no podemos tomar decisiones precipitadas. Si entramos en una guerra de precios, pondremos en riesgo nuestra estabilidad. Ya tenemos algunos problemas financieros que no podemos ignorar.
----¿Problemas financieros? ¡Montiel Corporation no se construyó evitando el riesgo! Si los Colmenares están atacando, necesitamos responder con fuerza, no con dudas.----Estoy de acuerdo, pero no podemos lanzarnos sin un plan". No se trata solo de quién tiene más dinero o influencia. Si entramos en una competencia destructiva, no solo podríamos perder este proyecto, sino dañar nuestra reputación. Hay que manejar esto con inteligencia.Suspirando profundamente, relajando ligeramente la postura, Leonardo dijo,
----Sé que tienes razón. Pero me consume la idea de que esa familia siempre esté un paso por delante, como si supieran cada movimiento que hacemos.
Es algo que también me ha preocupado. Demasiadas coincidencias. Es como si tuvieran ojos dentro de la empresa.----¿Estás diciendo que tenemos una filtración?----No lo sé con certeza, pero he notado irregularidades. Información que debería ser confidencial está llegando demasiado rápido a manos de la competencia. He estado investigando discretamente.----Si es verdad que alguien dentro está vendiéndonos, no solo debemos encontrarlo, sino hacer de él un ejemplo. Leonardo, asintió,----Ya estoy rastreando las fuentes. Pero no podemos apresurarnos, debemos tener pruebas concretas antes de acusar a alguien. Si hacemos esto mal, podríamos desestabilizar a la empresa desde adentro.
----No podemos permitir que esto siga así. Estás haciendo un buen trabajo al llevar esto con cuidado, pero no te demores demasiado. Necesitamos respuestas, y rápido. Se produce un breve silencio en la oficina mientras ambos reflexionan sobre la situación. Leonardo,----Por otro lado, hay algunos inversores preocupados por la expansión a la que estamos apostando. Están pidiendo un plan de contingencia en caso de que el proyecto del puerto no salga como esperamos.
Don Mario respondió,----¿Inversores preocupados? Siempre hay dudas cuando el riesgo es grande. Pero si no hacemos este movimiento ahora, perderemos una oportunidad única para consolidar nuestra posición en el mercado.
----Lo entiendo, pero ya hemos extendido nuestras operaciones más de lo habitual este año. Si este proyecto falla, tendremos un agujero importante en nuestra contabilidad. No estoy diciendo que no deberíamos seguir adelante, solo que hay que ser más cautelosos.
----Siempre tan prudente, hijo. Eso es bueno. Pero a veces, para ganar, hay que apostar fuerte.----Lo sé, pero prefiero apostar con algo más de certeza. Hay que tomar en cuenta todas las variables.----Lo importante es que no dejes que esa cautela te paralice. Esta empresa se ha construido sobre grandes riesgos y hemos sobrevivido a peores tiempos. Pero confío en ti para encontrar un equilibrio. Leonardo miró a su padre directamente a los ojos,----Lo haré. Pero debemos tener cuidado, especialmente con los colmenares tan cerca. No son solo un obstáculo, son una amenaza directa.
----Los colmenares son nuestros enemigos, y siempre lo serán. No les des ninguna ventaja. Quiero que mantengas la vista fija en todo lo que hagan, y que no dejes que nos superen ni un paso.----No lo haré. Pero tampoco me dejaré arrastrar por sus jugadas sucias. Esta empresa tiene que mantenerse por encima de todo eso.Don Mario miró a su hijo con un destello de orgullo,
----Así se habla. Sigue adelante, Leonardo. Esta compañía será tuya algún día, y quiero que la lleves a nuevas alturas al costo que sea.
En la oficina de don Mario Montiel, los asesores financieros están terminando de exponer los graves problemas que enfrenta su empresa. Don Mario escucha en silencio, su mirada fija en los papeles que muestran la inminente quiebra. Sabe que tiene pocas opciones, y aunque detesta la idea, decide llamar a su rival, don Samuel Colmenares, para una reunión.Don Mario (marcando el número en su teléfono):—Colmenares... necesito hablar contigo. Es urgente, sobre nuestras empresas. Nos vemos en mi oficina mañana.En la oficina de Don Mario, al día siguienteDon Samuel entra en la sala de juntas, con una mirada de desconfianza. Ambos hombres tienen años de rivalidad, y cada uno ha luchado por dominar el mercado. Pero esta vez, Don Mario sabe que deben poner sus diferencias a un lado.Don Samuel (mientras toma asiento):—Nunca pensé que vería el día en que me llamaras para hablar de negocios. ¿Qué tan grave es la situación, Montiel?Don Mario (serio):—Grave. Ambas empresas están al borde de la
Don Samuel llega a su casa después de la tensa reunión con Don Mario. Su mente está llena de pensamientos, sabiendo que la conversación con su esposa y su hija será difícil. Aunque Isabella aún no conoce a Leonardo, el matrimonio arreglado parece ser la única solución para salvar la empresa. Don Samuel entra al salón y encuentra a su esposa, Doña Rosa, y a su hija, Isabella, sentadas en el sofá. Ambas levantan la vista cuando lo ven entrar con una expresión preocupada. Doña Rosa(preocupada): —Samuel, ¿qué sucede? Te ves alterado. Don Samuel (tomando asiento, suspirando): —La situación es más grave de lo que pensábamos, Carmen. Si no hacemos algo pronto, perderemos todo lo que hemos construido. La empresa está al borde de la quiebra. Isabella (frunciendo el ceño): —¿Qué quieres decir, papá? ¿Qué está pasando con la empresa? Don Samuel (mirando a su hija con gravedad): —Hoy me reuní con Don Mario Montiel... nuestro principal rival. La situación de su empresa es igual de mala.
Don Mario, tras la tensa conversación con Don Samuel Colmenares, vuelve a su hogar con una preocupación evidente. Tiene que hablar con su familia sobre lo que acaba de acordar con su rival. Al entrar a la sala de su casa, ve a su esposa, Doña Victoria, y a su hijo Leonardo, que lo esperan para cenar. El ambiente familiar está cargado, aunque aún nadie sabe lo que Mario está por decirles.Doña Victoria (notando la preocupación en su esposo):—Mario, ¿qué ocurre? Te veo más preocupado de lo normal.Don Mario (con un suspiro profundo, mientras toma asiento en la cabecera de la mesa):—Hoy tuve una reunión con Don Samuel Colmenares.Leonardo (sorprendido, frunciendo el ceño):—¿Con Samuel? Creí que no querías volver a hablar con él... ¿De qué hablaron?Don Mario (mirando a su hijo con seriedad):—De nuestras empresas. Estamos al borde de la quiebra, Leo. Tanto la nuestra como la de Samuel. Si no actuamos rápido, lo perderemos todo.Doña Victoria (sorprendida):—¿Qué dices, Mario? ¿Cómo es
Leonardo (en la puerta de la casa de Valeria, respirando hondo antes de tocar el timbre):—Valeria… esto va a ser más difícil de lo que imaginé.Valeria (abriendo la puerta, sonriendo al verlo):—¡Leonardo! Qué sorpresa, no esperaba verte hoy. Pasa, ¿todo bien?Leonardo (entrando, intentando ocultar su incomodidad):—Sí, todo bien… bueno, en realidad, hay algo que tenemos que hablar. Algo importante.Valeria (con preocupación en el rostro):—¿Qué pasa, Leo? Pareces nervioso. ¿Ha sucedido algo en la empresa? ¿Con tu familia?Leonardo (mirando al suelo, buscando las palabras):—Es... es complicado. No sé cómo empezar esto. No quiero herirte, Valeria, pero tengo que ser sincero contigo.Valeria (poniéndose seria, sentándose en el sofá):—Me estás asustando, Leonardo. ¿Qué es tan grave que no puedas decirlo?Leonardo (con voz baja, evitando su mirada):—Mi familia... hemos estado pasando por muchas dificultades en la empresa. Y para resolverlas, han tomado una decisión que afecta a los do
Mansión Colmenares, el gran salón está preparado para la reunión. El ambiente es elegante, pero hay una tensión palpable en el aire. Don Mario Montiel llega con Leonardo, mientras que Don Samuel Colmenares y su esposa, Doña Rosa, esperan en la entrada. Isabella está en su habitación, sin saber aún que conocerá a su futuro esposo esa noche. Don Samuel (recibiendo a Don Mario con una sonrisa forzada): —Mario, me alegra que hayas llegado puntualmente. Es un día importante para ambos. Don Mario (con una expresión seria, extendiendo la mano): —Samuel, aquí estamos. Sabemos lo que está en juego. Don Samuel (mirando a Leonardo): —Ah, y este debe ser tu hijo, Leonardo. He escuchado mucho sobre ti. Leonardo (asintiendo, con una sonrisa cortés): —Es un placer, señor Colmenares. Espero que esta reunión sea beneficiosa para ambas familias. Doña Rosa (interviniendo suavemente, con una sonrisa amable): —Leonardo, Isabella está arriba preparándose. Pronto bajará a conocerte. Estamos segur
Jardines de la mansión Colmenares. Isabella y Leonardo se alejan de la reunión, ambos claramente incómodos con la situación que acaban de vivir. Caminan en silencio por los jardines, tratando de encontrar algo de privacidad para hablar.Isabella (rompiendo el silencio, con tono serio):—No estoy de acuerdo con esto. Este matrimonio… no es lo que quiero.Leonardo (deteniéndose, volviendo la vista hacia ella, intrigado):—¿Qué quieres decir?Isabella (mirando hacia el horizonte, con una expresión de frustración):—Tengo otros planes para mi vida. Este matrimonio arreglado no es parte de ellos.Leonardo (observándola con curiosidad, mientras trata de procesar sus palabras):—¿Otros planes? ¿Qué clase de planes?Isabella (girando para enfrentarlo, sus ojos reflejando determinación):—Planes que no incluyen ser la esposa de alguien que ni siquiera conozco. Mis padres siempre me han presionado para seguir las reglas, pero yo… quiero algo diferente. Quiero tomar mis propias decisiones.Leona
Leonardo e Isabella caminan de regreso hacia la casa, luego de haber discutido y aceptado el plan de su "alianza temporal". Ambos se muestran más relajados, incluso esbozan una leve sonrisa mientras se acercan a la reunión.Isabella (en voz baja, mirando a Leonardo con una sonrisa cómplice):—Bueno, al menos fingimos que todo está bien, ¿no?Leonardo (asintiendo, sonriendo de manera ligera):—Parece que somos mejores actores de lo que pensábamos.Cuando llegan al grupo de familiares y amigos, los padres de ambos notan el cambio de energía entre ellos. Don Mario y Don Samuel intercambian una mirada rápida, sintiéndose satisfechos por lo que perciben como una mejora en la relación entre sus hijos.Don Mario (murmurando, observando a Leonardo e Isabella):—Sabía que esto funcionaría. Isabella es una joven increíble, y Leonardo necesita a alguien como ella a su lado.Doña Rosa (la madre de Isabella, sonriendo con orgullo):—Mi hija es hermosa, fuerte e inteligente. Estoy segura de que Leo
Al día siguiente, Leonardo entra a la cafetería con una sonrisa radiante, buscando a Valeria, quien está sentada en una mesa, hojeando una revista. Al verlo, su rostro se ilumina y se levanta para abrazarlo.Valeria (con una sonrisa):—¡Leonardo! ¡Qué alegría verte! ¿Cómo te fue con la reunión?Leonardo (sentándose frente a ella, emocionado):—¡Increíble! Te tengo que contar todo. Pero todo esto depende de ti también.Valeria (frunciendo el ceño, curiosa):—¿Cómo así explicate?(entusiasmado):yo me casaré con Isabella.Valeria (sorprendida, pero con un brillo en sus ojos):—¿Te casaras con Isabella? ¿Pero eso no significa que…?Leonardo (interrumpiéndola, con una sonrisa confiada):—¡No! No es un matrimonio real, Valeria. Es un acuerdo temporal. Isabella y yo hemos pactado que una vez que la empresa esté en marcha, podremos divorciarnos. Así que, en esencia, podré seguir contigo.Valeria (con emoción creciente):—¿En serio? ¡Eso suena increíble! ¡¡Finalmente podrías estar conmigo sin