Me despiertan el trinar de los pájaros, me desperezo y me siento en la cama. Miro y no hay nadie doy un suspiro, quizás solo fue un sueño y anoche él no vino a mi habitación.
Llegan las chicas de todas las mañanas, no me voy a bañar y ni siquiera voy a bajar a desayunar. Ayer dijo bien claro que no debía usar más mi vestido por lo tanto no tengo nada más para ponerme.
— Podrían servirme el desayuno en la habitación—
— Señora no se encuentra bien, desea que infórmenos al Duque?—
— No, no hace falta me encuentro bien solo es que deseo descansar un poco mas—
Veo como las chicas abandonan la habitación, como les iba a decir lo de la ropa ya es bastante vergonzoso no tener ropa para encima decir que me ha prohibido usar la que yo misma confeccione.
He desayunado tranquila, la mañana pasa lentamente, no tengo nada que hacer por primera vez en toda mi vida me siento una inútil. Me acerco a la librería cojo uno de los libros lo abro y me fijo en las ilustraciones, me gustaría tanto saber que dice! Dejo el libro de nuevo en la librería me acerco al balcón, veo como el jardinero recorta los setos, me canso de verlo y paso dentro de la habitación, sin nada más que hacer me vuelvo a la cama y me quedo dormida.
— Señora despierte es la hora de la comida—
— Lo siento ahora no tengo apetito, me pueden subir la comida aquí y más tarde comeré.— respondo sin ni siquiera mirar a la criada.
La tarde la paso en la cama, he dormido tanto que es imposible que está noche consiga conciliar cel sueño. No sé que hora debe de ser pero ya ha empezado a caer la noche.
— Señora la cena está servida, va a bajar a cenar?—
— No—
La criada sale de la habitación, mínutos después sube con la cara descompuesta.
— Señora por favor baje a cenar, el Duque está muy enojado requiere su presencia.— dice al borde de las lágrimas.
— Está bien ya bajo, siento si le han regañado por mi culpa, no volverá a pasar—
La criada abandona la habitación me levanto y cepillo mi pelo, estoy en camisón y no tengo zapatos. Es vergonzoso lo que estoy a punto de hacer pero no quiero sufrir la ira de este hombre.
Bajo las escaleras y paso al comedor, la cara de Wilson es un poema se ha puesto colorado como un tomate, bueno solo se ven un poco mis piernas no es como si fuera desnuda.
— Buenas noches señor— digo y me voy hacia mi asiento.
El me mira de arriba abajo, veo como su semblante cambia de golpe.
— Qué haces así vestida?eres una desvergonzada— dice con rabia.
Esas palabras me hieren, yo no soy lo que el dice, sin saber como le respondo sin importar las consecuencias de mis palabras.
— Yo no soy eso que usted ha dicho! Además usted me ha prohibido ponerme mi vestido y requiere mi presencia, qué desea mi señor que lleve puesto? Oh también le molesta mi camisón porqué si es así me lo puedo quitar también.— Digo levantado la voz.
Es la primera vez en toda mi vida que he replicado, siempre he sido obediente pero hoy no me he podido contener.
— Sube a tu habitación, ordenare que te suban la cena y no te muevas de allí hasta que yo te lo ordene—
— Como desee el señor— digo con sarcasmo.
— Wilson ordena que venga la modista de la corte, la quiero aquí antes de la hora de comer, no me importa como lo tengas que hacer—
Escucho como le habla a Wilson, escucho un ruido y subo corriendo las escaleras ya no quiero tentar más mi suerte.
Estoy en la cama una de las chicas del servicio me ha traído un camisón de su casa, y ha puesto a lavar el mío, más bien creo que lo ha tirado pero en fin este al menos está limpio el único problema es que es muy fino y casi transparente deja poco a la imaginación, como imaginaba no puedo dormir me asomo por el balcón una suave brisa mece mis cabellos la luna llena ilumina la habitación, siento frío y cierro el balcón me vuelvo y veo al Duque parado en la puerta.
Sin poder evitarlo doy un grito de la impresión, miro como me observa está vez no veo enfado pero si noto otra cosa, me mira como si me quisiera comer. Corro hacia la cama y me cubro hasta la cabeza.
— Ahora sientes vergüenza, antes no te veías así—
No respondo nada me quedo callada, saco la cabeza de las mantas y veo que se está quitando la ropa.
— Que haces porqué te desnudas?—
— No pensarás que me voy a acostar vestido— dice en tono serio.
— Pero.. pero esta es mi habitación yo creía...—
— Más bien es la mía, ayer estabas dormida y fui a la de invitados pero hoy no veo la razón de dormir allí—
Se ha quitado toda la ropa solo se ha dejado puesto un calzon. Eso hace que un rubor se instale en mi cara.
— Vas a dormir así?— Pregunto avergonzada.
— Más bien duermo desnudo pero como no quiero que colapses hoy me dejaré esto puesto—
Se mete en la cama yo me voy hacia una orilla todo lo que puedo y le doy la espalda, no puedo evitar temblar.
— Tienes frío?— dice acercándose más a mi, puedo sentir su respiración en mi cuello.
— No— respondo bajito.
— Entonces porqué tiemblas así?—
— Porqué usted va a consumir el matrimonio y yo...yo no quiero—
— ¿Quién te ha dicho que vaya a ser ahora? Y porqué tanto miedo es una cosa normal—
— Cuando los esposos duermen juntos por primera vez ellos hacen bueno... No quiero me da miedo y seguro que me va a doler—
— Mmm... No había pensado hacerlo está noche y no te voy a obligar no se que tipo de persona puedes creer que soy pero nunca he obligado a ninguna mujer, aunque debo de decirte que pronto tendrás que pasar si te niegas estarás incumplimiento tus deberes como esposa y serás castigada... Ahora duérmete que estoy cansado—
Está tan pegado a mi cuerpo que no puedo dormir, siento sus músculos pegados a mi cuerpo eso despierta una sensación rara y extraña dentro de mi. No puedo seguir así voy a levantarme cuando el me agarra y me abraza.
— He dicho que te duermas, así que por una vez obedece—
Cierro mis ojos intentando dormir entre sus brazos, algo me dice que está va a ser una noche muy larga.
Otro día y la misma rutina, está mañana cuando me desperté el Duque ya no estaba en la cama, no es que no lo agradeciera pero me hubiera gustado ver su lindo rostro por la mañana aunque he de decir que me aterra y me gusta partes iguales. Supongo que soy rara.La misma sirvienta que trajo ayer un camisón hoy me ha traído un vestido sencillo, he descubierto que se llama Rita estaré agradecida a Rita por mucho tiempo, aunque tengo ropa no tengo zapatos pero lo mismo me da si no puedo salir de la habitación hasta que el señor de la orden, me siento como un pájaro en una jaula, una jaula de oro pero al fin de al cabo una jaula. Un poco antes de la comida ha llegado la modista era una mujer un tanto extravagante y no solo en la forma de vestir sino que también poseía una personalidad arrolladora.De los vestidos que ha traído solo me he quedado con dos los demás necesitan arreglos, en una semana me traera todo un vestidor, yo no lo veía necesario pero el Duque le insistió en que no me podí
Despierto muy cansada, es como si me hubiera pasado un día entero en el huerto, intento levantarme pero en verdad me siento cansada, me incorporo y destapó mis piernas.— A dónde crees que vas?— dice una voz a mi espalda.— Yo, yo... me ha asustado solo quería ir al baño— digo en voz baja.— No te voy a regañar por ahora ya hablaremos cuando estés mejor, yo te llevaré al baño— dice cogiendome en brazos.— Pero que haces, por favor déjame sola necesito intimidad— digo avergonzada.— Si te preocupa que te vea desnuda ya lo he hecho, así que no debes sentir tanto reparo —Cómo? Cuándo me ha visto desnuda? Siento como mis mejillas arden por la vergüenza.— Eres un pervertido—— Bueno quizás un poco pero no veo que hay de malo en ello al fin de al cabo eres mi esposa así que tengo derecho a ver lo que es mío y a tomarlo cuando desee aunque para eso deberás recuperarte primero...—Tapo mi cara con mis manos avergonzada, el sale del baño un momento y yo hago mis necesidades cuando estoy li
Tengo sentimientos encontrados por una parte estoy feliz de que ya puedo levantarme y por otra parte siento un sentimiento de melancolía que poco a poco invade mi cuerpo. Se, que como ya estoy recuperada el dejar de estar a mi lado. Sabía que tarde o temprano llegaría ese momento solo que no estaba preparado, me han dado un baño, me han peinado y por fin ya tengo unas zapatillas que me sirven, los vestidos aún tardarán unos días más en llegar pero por algo se empieza. No puedo pedir nada más.Quiero hacer tantas cosas que creo que voy a colapsar.— Alessandra si no te lo tomas con más calma no te dejare salir al jardín y recuerda que nada de baños en el arroyo— — Está bien señor, comeré más despacio y no me bañare. — digo agachando mi cabeza. Es algo que no me importa si me pongo altiva me prohibirá salir así que un rato callada no me hará ningún mal.— Señor he terminado puedo salir al jardín ya?— pregunto nerviosa— Si pero no te alejes, no hagas que me arrepienta.He recorrido to
Está mujer es odiosa, sabía que tarde o temprano vendría a verme, no se puede negar que es bonita pero su personalidad y su carácter consiguen tapar esa belleza. Ha intentado que nos prometieranos en innumerables ocasiones, a que habrá venido hoy.Paso a mi despacho y ella me sigue, me siento tras mi mesa y ella se queda de pie poniendo cara de pena.— ¿Qué se le ofrece a la Condesa de Ségur?— digo con sarcasmo.— Flavio nos conocemos desde hace años porque insiste en llamarme por mi título estaría bien que me llamaras Sophie— — Está bien a qué debo tu presencia Sophie?— — Escuche que había regresado de la guerra, tenía ganas de verte, pensaste en mi propuesta?— — Ya te dije que no, Sophie te dije que no me casaría si no era por amor...— — Pero Flavio yo te amo y si me dejas estoy seguro de que me amaras también, además si unimos nuestros títulos seremos más poderosos que el rey.— — No sigas y no vuelvas a decir eso jamás, no quiero que me acusen de traición, ya deja de humillart
Abro los ojos, estoy en una cama, igual todo ha sido un sueño y estoy en mi casa! Trato de enfocar mi vista todo está oscuro, intento sentarme pero al apoyar mi brazo siento un dolor que me hace retroceder.— No trates de levantarte— dice una voz a mi lado.Definitivamente esto no a sido un sueño, suspiro y me recuesto en la cama.El Duque se levanta y enciende una lámpara de aceite, se acerca a mí y toca mi frente, el tacto de su mano sobre mi piel hace que mi cuerpo se estremezca.-— Señor podría darme un vaso de agua— digo a duras penas me escuece mucho la garganta y mi voz apenas es audible.El me sirve un vaso, me lo bebo casi de un trago, el me regaña y me pide que tome agua a sorbos no de golpe. Yo asiento con la cabeza y le obedezco.Miro mi brazo y lo veo vendado,a mí mente llegan las imágenes de mi hueso sobresaliendo de la carne, un escalofrío recorre mi cuerpo.— Señor puedo ir al baño yo necesito...— no puedo seguir me da vergüenza decirle que necesito hacer pis pero la
Me despierto al sentir el abrazo de alguien, en un principio me asusto, pero su aroma entra por mis fosas nasales ya se que es Flavio.— Qué tal tu viaje a la ciudad?— — Aburrido, siento haberte despertado— — No importa, hoy no me has leído lo he echado de menos...— — Mañana te leeré el doble— Me doy la vuelta emocionada, no me doy cuenta de que mi cuerpo está totalmente pegado al suyo, siento que mi corazón está desbocado. Mi respiración se acelera. Intento separarme de él, pero el pasa sus brazos por mi cintura.Agachó mi cabeza y la entierro en su pecho, creo que está decisión es todavía peor porque sentir su aroma tan cerca hace mi cuerpo se vuelva loco. Suelta una mano y levanta mi cabeza, mis ojos están clavados en los suyos, siento que voy a desfallecer, se acerca lentamente posa sus labios sobre los míos, la calidez y la suavidad de sus labios me hacen enloquecer, en mi estómago hay una lucha de cientos de mariposas intentando salir, comienza a mover sus labios, besa repet
Bajo a desayunar Flavio está sentado ya en la mesa, lo miro de reojo y no puedo evitar sonrojarme al recordar los besos de anoche.— Buenos días señor— el frunce el ceño y rectifico.— Buenos días Flavio— Ahora sí me sonríe, me siento y comienzo a desayunar, miro mi brazo vendado suelto un suspiro, al menos lo tengo! Ojalá y el dolor cese pronto y pueda volver a utilizarlo.Flavio termina su desayuno y sale hacia su despacho, supongo que tendrá mucho trabajo si ha estado durante una semana cuidándome tendrá mucho atrasado. Salgo al jardín con mi dama de compañía, — Marie tu sabes dónde tenemos la hombría?— A ella le da la tos y por nada se ahoga.— Señora que preguntas tiene! Las mujeres no tenemos hombría eso solo lo tienen los varones...— — Y donde está? Y qué es? Para que sirve?— lleno de preguntas a Marie.— Señora creo que eso será mejor que se lo explique su esposo...— Insisto un poco más pero ella no parece dispuesta a resolver mis dudas, es una pena que nadie me halla ex
Hemos salido temprano, el palacio está bastante lejos de aquí, me siento nerviosa y preocupada por hacer las cosas bien. Ahora se que el siente algo por mi, no le puedo decepcionar.Me portare bien y pasare desapercibida, seguro que así nada sale mal.Nunca había estado tanto tiempo sentada en un carruaje, bueno tampoco es que halla viajado mucho! Está es la segunda vez que monto en uno de estos.Flavio está muy callado, eso me está haciendo sentir incómoda, solo me mira y de una manera extraña desde que hemos montado al carruaje, ni siquiera se ha sentado a mi lado, no sé si alguna vez seré capaz de entender a este hombre.Después de varias horas de viaje, llegamos al palacio, los jardines son impresionantes, paramos cerca de la entrada, Flavio baja y me ayuda a bajar cogiendome en brazos eso hace que me sonroje.Me deposita en el suelo con cuidado y arregla mi vestido. Coge mi mano y promete no soltarla, no me dejara sola y promete que nadie me faltará el respeto. Una sensación de s