Hace dos días que volvimos a casa y no he vuelto a ver a Carlos, siento que mi mundo se viene abajo sin él. Quién diría que me iba a enamorar como una tonta de ese presuntuoso pero mi presuntuoso al fin de al cabo.

La casa rebosa de gente y la convivencia aveces resulta un poco difícil y más cuando hay tres machos reclamando la atención de sus hembras. Y lo digo así porque papá y mis tíos parecen más animales que seres humanos.

Demasiados duques bajo el mismo techo, a mamá y a mis tías no parece importarles más bien los ignoran se las ve tan felices de estar juntas que quién diría que viven tantos años ya separadas.

La boda será mañana no sé como lo han hecho pero han conseguido que me tengan un vestido nuevo para mañana. Aveces me sorprenden estás tres.

Estoy en el jardín respirando un poco. Veo a un guardia llegar me acerco y cojo la misiva. La abro y la leo en silencio.

A mi pequeña fierecilla.

Esta noche cuando el reloj marque las once, saldrás por la puerta de atrás de la casa.