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Capitulo 7. Humillada

Tengo sentimientos encontrados por una parte estoy feliz de que ya puedo levantarme y por otra parte siento un sentimiento de melancolía que poco a poco invade mi cuerpo. Se, que como ya estoy recuperada el dejar de estar a mi lado. 

Sabía que tarde o temprano llegaría ese momento solo que no estaba preparado, me han dado un baño, me han peinado y por fin ya tengo unas zapatillas que me sirven, los vestidos aún tardarán unos días más en llegar pero por algo se empieza. No puedo pedir nada más.

Quiero hacer tantas cosas que creo que voy a colapsar.

— Alessandra si no te lo tomas con más calma no te dejare salir al jardín y recuerda que nada de baños en el arroyo— 

— Está bien señor, comeré más despacio y no me bañare. — digo agachando mi cabeza. Es algo que no me importa si me pongo altiva me prohibirá salir así que un rato callada no me hará ningún mal.

— Señor he terminado puedo salir al jardín ya?— pregunto nerviosa

— Si pero no te alejes, no hagas que me arrepienta.

He recorrido todo el jardín, es enorme he visto que el arroyo recorre gran parte del terreno, también he visto que hay varias hectáreas de cultivos, no se pero creo que esto más grande de lo que un principio creía.

Recogió flores silvestres y me tejió una corona, me tumbado en la hierba y me dejó acariciar por la brisa, miro al cielo. El sol está en lo más alto, mi salida se ha acabado es medio día es hora de volver a casa.

Mientras voy caminando veo que un carruaje se acerca a la casa tiene un escudo en uno de los portones, es un águila comiéndose una serpiente, ¿quién se tratará? ¿Quién será?

Poco a poco llegó a la altura del carruaje, veo a una mujer bajar, lleva unas ropas muy bonitas y caras debe de ser alguien importante. Veo como camina hasta la casa, tiene el cabello negro como la noche y lo lleva recogido, lleva un pequeño sombrero y camina con un perrito muy raro es pequeño y blanco, eso no es lo que de verdad me extraña sino que lo lleva lleno de lazo ¡En fin serán estas las extrenticidades de la nobleza de las que tanto se hablaron en el mercado!

Camino despistada y sin querer piso una patita del perro, no se en que momento el perrito se ha alejado de su ama.

Ella se voltea y se dirige a mí como una fiera.

— Estúpida criada, pagarás con creces el daño que le has echo a Fufu, — dice y me pega un bofetón que no veo venir.

Las lágrimas empiezan a caer de mis ojos, se lo que me pasaría si le devolviera el golpe, no tengo tiempo a huir, ella coge mi pelo y me tira al suelo. Caigo en un charco de barro, ella pisa mi cabeza, intento moverme pero alguien me agarra para que no lo haga.

— Wilson, Wilson llama a Flavio está estúpida tiene que recibir un castigo por tocar a mi Fufu— 

La persona que me tenía agarrada me levanta del suelo, no puedo dejar de toser casi me ahogo en el barro.

— Flavio amore, una de tus criadas se ha atrevido a tocar a Fufu, sabes que Fufu es muy importante para mí— dice haciendo un puchero.

— Creo que ya las has castigado bastante no crees, dice sin mirarme.—

El hombre me suelta, salgo corriendo sin un rumbo definido solo quiero huir de esta situación, ni si quiere me ha defendido me siento humillada, creo que no merecía esto.

Ojalá se quede con ella y se olvide de mi, pienso mientras las lágrimas no dejan de brotar de mis ojos, sumergiéndome en un llanto incontrolable.

Estoy cansada y tengo hambre he corrido mucho tiempo,veo una pequeña cabaña, bueno algún día lo fue, paso dentro y me quedo sentado cerca de una chimenea, recojo un poco de leña y la enciendo.

Salgo a fuera de nuevo, tengo hambre pero solo he encontrado algunas bayas, bueno menos es nada, me las como y me tumbo en el suelo cerca de la chimenea. Al menos no tendré frío. Escucho truenos en la lejanía, se avecina tormenta solo espero que no sea muy fuerte y la casa resista.

Me despierto al oír explosiones, me levanto rápido el cielo está oscuro me he debido de quedar dormida, el cielo se ilumina hay una gran tormenta y está justo encima de mi. Avivó un poco el fuego hasta que gasto toda la leña, espero que aguante unas horas sino pasaré frío.

Busco alguna lámpara de aceite o alguna vela para poder iluminar un poco la estancia, he encontrado una lamparita tiene algo de aceite la enciendo y miro mejor donde estoy, esto debe ser una cabaña de paso, quizás para la caza, veo un camastro tirado y una silla. Cojo el camastro y lo dejo de golpe dentro del colchón de lana hay un nido de ratas...

Si me quedo cerca del fuego las ratas no se acercarán, miro todo mi cuerpo para ver qué no tengo ninguna herida de ser así, las ratas olerían mi sangre y entonces no tendrían amparo me atacarían para comer mi carne.

El fuego está a punto de apagarse cojo la silla y la lanzo al fuego, ahora si que no queda nada más para quemar, los chillidos de las ratas me están empezando a desesperar.

Los primeros rayos de sol despuntan en el alba, salgo corriendo de la casa, no quiero pararme y que me ataquen esos animales, camino despacio pero lo hago estoy cansada, tengo frío, hambre y no he dormido nada, miro mis zapatillas. Y otra vez siento ganas de llorar, eran tan bonitos y cómodos y ahora en cambio están rotos y llenos de barro.

Escucho caballos y voces, no quiero que me encuentre seguro que esa mujer quiere azotarme o algo peor.

El Duque ni siquiera me miró, dejo que ella me humilló, quizás no sabía quién era? me miró y veo como estoy cubierta de barro pero aún así ya no quiero volver.

Me esconderé se que hay castigo por abandonar el hogar, pero eso no me importa correré el riesgo con suerte podré salir de sus tierras y empezar una nueva vida en otro sitio. 

Camino de espaldas despacio y poco a poco doy un paso y no hay suelo intento recuperar el equilibrio pero no puedo caigo rodando por una ladera.

No puedo evitar soltar un grito de dolor al ver el hueso de mi brazo sobresaliendo de la carne, comienzo a marearme. Lo último que veo es un hombre que se acerca a mí a toda prisa, después de todo es oscuridad.

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