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Capitulo 6. Qué quieres de mi?

Despierto muy cansada, es como si me hubiera pasado un día entero en el huerto, intento levantarme pero en verdad me siento cansada, me incorporo y destapó mis piernas.

— A dónde crees que vas?— dice una voz a mi espalda.

— Yo, yo... me ha asustado solo quería ir al baño— digo en voz baja.

— No te voy a regañar por ahora ya hablaremos cuando estés mejor, yo te llevaré al baño—  dice cogiendome en brazos.

— Pero que haces, por favor déjame sola necesito intimidad—  digo avergonzada.

— Si te preocupa que te vea desnuda ya lo he hecho, así que no debes sentir tanto reparo —

Cómo? Cuándo me ha visto desnuda? Siento como mis mejillas arden por la vergüenza.

— Eres un pervertido—

— Bueno quizás un poco pero no veo que hay de malo en ello al fin de al cabo eres mi esposa así que tengo derecho a ver lo que es mío y a tomarlo cuando desee aunque para eso deberás recuperarte primero...—

Tapo mi cara con mis manos avergonzada, el sale del baño un momento y yo hago mis necesidades cuando estoy lista lo llamo, el abre la puerta y me vuelve a llevar en brazos.

Puedo notar su aroma mi cabeza está junto a su pecho me emborracho en su olor. Me deja en la cama y me arropa, me abraza fuertemente y me pega contra su cuerpo.

— Ahora a dormir que estoy cansado y no repliques si no quieres que me olvidé que estás enferma y te haga mía ahora mismo—

Esas palabras me pillan totalmente desprevenida esta vez no replico tengo demasiado miedo hacerlo aunque sé que tarde o temprano tiene que ocurrir. Pero mejor tarde cuánto más tarde mejor.

— Vamos dormilona es hora de tomar tus medicinas—  dice mientras vierte un líquido viscoso en una cuchara.

— Agg... Eso está malísimo— digo haciendo muecas de desagrado.

— Yo no he dicho que tenga buen sabor solo que te lo tomes, ah y por cierto no intentes levantarte aún te fala un día entero más para poder hacerlo.—

— Pero porqué? No te conformas con mantenerme encerrada que también me prohíbes levantarme de la cama! En serio que es lo que quieres de mi?—

Está vez no he podido mantenerme callada, se levanta de la silla deja unos papeles sobre la mesa y se acerca a mí puedo ver en sus ojos que está enfadado y creo que la culpable de ese enfado soy yo!

— Veo que eres una temeraria te gusta el peligro! Veo que nadie te ha enseñado como se ha de comportar una esposa, quizás quieras que te lo enseñe ahora mismo—  dice situandose sobre mi.

Está situación me pone demasiado nerviosa está muy cerca, más de lo que debería está pegado a mi cuerpo.

— Ahora no puedes hacerlo es de día?—

Veo como comienza a reírse, me mira y está vez no veo rabia en sus ojos.

— Puedo hacerlo cuando quiera ya sea de día, de noche o en la tarde, al igual que puedo hacerlo en la cama, en un establo o en el jardín—

Tapo mi cara avergonzada con la sábana.

— Pero ellas dijeron que solo se hacía en la noche, en el dormitorio y con la luz apagada— digo con la voz temblorosa.

— Jajaja... Mi pequeña eres tan inocente a la par que hermosa hay tantas cosas que desconoces... Y ahora comportate si no quieres que acabe lo que he empezado— dice acariciando mi pelo. Se levanta y vuelve a la mesa con los papeles.

En serio es que no se va a mover de aquí! Ha desayunado en la habitación y por lo que veo no se piensa marchar, estoy aburrida no tengo sueño y le he pedido permiso para bordar pero me ha dicho que no que con lo torpe que soy seguro que me pincho con la aguja!

— Me podrías leer un libro, bueno si mi lord tiene un momento y no le molesta claro— digo con humildad hecho tanto de menos escuchar a Mariam leyendo. Siento morriña espero que estén bien.

— Se levanta de la silla se acerca a la librería y trae un libro entre sus manos, se sube a la cama y se acerca a mi. Mi corazón se acelera al tenerlo tan cerca.

El me lee varias páginas, sin poder evitarlo las lágrimas caen de mis ojos.

— No llores no voy a hacerte nada, no me gusta que llores— dice limpiando las lágrimas de mi cara

— Es tan bonita la historia que no he podido evitarlo—

— Bueno por hoy está bien mañana volveré a leerte.— dice levantándose de la cama

Lo agarró de la camisa y el vuelve la cabeza.

— Solo un poco más mi señor prometo que no volveré a llorar.—

— Está bien un capítulo más y lo guardamos—

Sin darme cuenta el día ha pasado me estoy acostumbrado a verlo aquí, ya no me incómoda como al principio bueno siempre y cuando se mantenga alejado unos metros de mí.

El hace un rato que se ha metido en la cama por raro que parezca hoy no me ha abrazado creo que lo hace cuando está enfadado. No es que me moleste pero creo que me estoy acostumbrando a dormir entre sus brazos.

Comienzo a cerrar mis ojos cuando siento que me abraza y me pega a su cuerpo, me relajo con cada una de sus respiraciones.

— ¿Te gustaría aprender a leer?—

— Si, me encantaría— respondo bajito—

— Está bien en cuanto te recuperas contrataré un maestro para ti y ahora a dormir—

No puedo creer lo que ha dicho, igual no es tan malo como todos creen, en estos días que llevo encerrada me ha cuidado con dedicación y hoy se ha mostrado amable.

Estoy tan nerviosa que ni si quiero se si voy a poder dormir! Empiezo a removerme inquieta, esto es algo que ni siquiera habia podido soñar. Yo aprenderé a leer, podré leer lo que quiera, me siento feliz muy feliz!

— Alessandra deja de restregar tu trasero contra mi hombría, si vuelves a hacerlo no podrás contenerme y sabes lo que pasará después—

¡Hay Dios pero que he hecho! Ya no me muevo más, ahora que lo pienso es la primera vez que me llama por mi nombre. ¿Cuál será el suyo? Si se lo pregunto se enfadará?

—¡Alessandra!—

— Lo siento, lo siento ya me duermo—digo tan bajito que apenas si yo mismo me escucho.

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