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Capítulo Tres: El suceso que lo cambió todo

Lana dejó sus pensamientos atrás cuando el sonido de aquellos berridos llamó su atención, cuando observó miró a tres chicos que golpeaban a un hombre y lo dejaban tendido sobre el suelo, robándose su cartera

—¡Ladrones! —gritó la chica y los hizo correr con rapidez por las vías del tren perdiéndose de su vista, ella se acercó y miró a aquel hombre, estaba tan malherido que le causó lástima, debía tener algunos cincuenta años, y su imagen le recordó a su padre, que murió diez años atrás, ella intentó ayudarlo, hasta que poco a poco el hombre recuperó la conciencia y la miró

—¿Un ángel? ¡Ay, no! ¿Me morí?

—No, está herido, lo asaltaron, ¿Cómo se siente?

—¡Ay! —el hombre se quejó amargo, olía a viejo alcohol, y se levantó con ayuda de esa jovencita

—Ah, no te preocupes, solo son unos golpes que me merezco por ser un borracho.

—No diga eso —dijo Lana con rapidez—. Nadie merece ser herido.

—Debo ir a Santana, ahí tengo mi casa y mi clínica, quién me manda a venir a Ovyu —dijo el hombre, ambos se sentaron en una banca

—Un médico debe verlo, sus heridas pueden ser de cuidado —dijo Lana

El hombre rio

—¿No es algo absurdo? ¡Yo soy médico!

Ella le miró atónita

—Venía a buscar a una señorita que me recomendaron para enfermera, pero, no quiso, nadie quiere con un sueldo tan bajo, y vivir en una vieja casa rodante, pero es todo lo que puedo ofrecer, atiendo una pequeña clínica rural, no puede hacerse más.

—¿Y es muy difícil ser enfermera? —exclamó ella

—En realidad, un poco, pero no busco que tenga experiencia, yo mismo voy a instruirla.

—¿En serio? ¡Yo puedo trabajar! No me importa el sueldo, mientras tenga donde vivir y algo que comer.

Él la miró atónito

—¿Tú? Pero, ¿Y tu familia?

—No, señor, yo no tengo a nadie.

—¿Y por qué confiarías en mí? ¿Por qué yo confiaría en ti? Una cara bonita no está exenta de maldad.

Lana sonrió

—Pues, yo no tengo nada que perder o ganar, y usted parece que tampoco.

Ambos se miraron, y él rio

—Me llamo Martin Luna

—Lana Randle —dijo extendiéndole la mano y aun secándole la sangre de una herida en su sien.

—Bueno, entonces, Lana, ¿Vendrás conmigo a Santana?

Ella asintió y fueron a comprar un pasaje de tren para irse a ese pueblo. Lana supo que quedarse ahí y volver a la casa de su madre, sería la peor de sus desgracias, cualquier salida, era mejor que esa.

Aaron Greene abrazaba a Lilian, estaban recostados en el lecho, y él la abrazaba a su pecho

—Ya quiero que vayamos a Mayrit, quiero comprar mi vestido de novia, quiero organizar nuestra gran boda.

Aaron asintió y sonrió con suavidad

—Hay que esperar, por lo menos tres meses, mamá acaba de morir, y sería cruel.

—Ella fue más cruel con nosotros, no lo olvides, querido.

Aaron estuvo de acuerdo

—Recuerda que solo será una ceremonia civil.

—¿Por qué, querido? Yo quiero casarme por la iglesia, como cualquier mujer.

—Bueno, lo siento, pero, ante la ley de Dios, sigo casado con Lana Randle, y siempre será así.

—¡Eso no es justo! ¡Esa desgraciada arruinó nuestros planes! ¡La detesto!

—Por favor, detente, Lilian, Lana Randle no es culpable de nada, en realidad, ella es la más víctima de todo esto.

—¿Ahora la vas a defender? —exclamó recelosa

—Es verdad, ella es víctima, incluso supe que sus hermanos la vendieron a mi madre, tuvo suerte, de no haber caído en manos de Dakota, pudo caer en peores manos, así que después de todo, le deseo algo bueno, no sé porque no aceptó el dinero, lo necesita, realmente ella, no merece tener una mala vida.

—¿Acaso piensas en buscarla, Aaron? Te recuerdo que es tu ex esposa, y no te quiero cerca de ella —sentenció rabiosa

—¿Estás celosa de Lana? —preguntó confundido

—¿Y por qué no? Fue la mujer que tu madre quiso para ti, además es joven y hermosa, cualquier hombre podría volverse loco por ella, no quiero que tú estés cerca de ella.

Aaron rio de Lilian y la abrazó

—Cariño, debo reconocerlo, sí, Lana es hermosa y joven, pero es una niña, nunca pude verla de otra forma.

—¿Juras que nunca pasó nada entre ustedes?

Aaron volvió a reír

—Lo juro, Lana para mí es solo una pequeña mujer, jamás pasó nada, si quiero ayudarla es solo porque su situación me parece penosa —dijo Aaron

Al llegar a Santana, el doctor Martin, mostró a Lana la clínica de Luna, era un lugar precario y pequeño, a la intemperie, en medio del bosque y el río rivera, luego el doctor le mostró la casa rodante donde ella viviría, pues él habitaba en la clínica, ella miró el lugar, no era tan malo después de todo, incluso pensó que estaría mejor y en paz, que en la gran mansión Greene, ella comenzó a limpiar el lugar y hacerlo su nuevo hogar.

Al día siguiente, Lana despertó temprano para aprender del doctor Martin Luna, Martin observó que la chica tenía vocación de servicio, y que aprender le sería fácil, pronto el hombre le enseñó todo lo que ella necesitaría aprender para trabajar en su clínica.

Pasaron dos meses, faltaba solo un mes para la boda de Aaron y Lilian, fueron a Mayrit, y la mujer compró un hermoso vestido de novia, tenían todo listo para por fin unirse en matrimonio el siguiente mes, estaban emocionados, Lilian soñaba con ser la gran esposa de Aaron Greene, incluso querían unir las empresas familiares, aunque eran antiguas competencias, las tierras fértiles de los Greene cultivaban manzanas, kiwis y arándanos, y exportaban por todo el Mediterráneo, llevaban ventaja como la número uno no solo de Esla, sino del país entero, pero unir las empresas, podría ayudar también a la familia de Lilian.

Viajaban en auto, y les faltaba poco para llegar a Esla, ella sujetó su mano, mientras sonreía

—¡Soy tan feliz, querido, pronto estaremos juntos, unidos hasta que la muerte nos separe! —ella miró su sortija rutilante

Aaron bajó la velocidad para tomar las curvas de la carretera, pero nunca se imaginó que mientras viniera un tráiler de un lado, un tonto automovilista se le ocurriera invadir el carril contrario, sin percatarse, cuando Aaron frenó, aquel auto no lo hizo y los impactó de frente, con tal fuerza que todo se volvió penumbras.

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