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Capítulo Dos: Lo que nunca tendrás

Lana caminaba por el pueblo, llevando su valija, no sabía a donde iría, ni que destino le esperaba, pero algo tenía claro, no quería volver a casa, nunca quería volver al lado de su irresponsable madre, ni de sus crueles hermanos, que sin contemplaciones la habían vendido a Dakota Greene, como si ella fuera un caballo o un cerdo al matadero, su vida era triste, eran muy pobres, tanto que casi nunca tenían para comer, sus hermanos eran solo unos delincuentes que robaban aquí y allá, cualquier cosa para comer, para sobrevivir, pero cuando al fin Lana fue mayor, sin contemplaciones buscaron a quien venderla, a veces Lana se alegraba de haber encontrado a Dakota, porque de no ser vendida a ella, pudo acabar como una prostituta, se sentó esperando el tren, iba a comprar un boleto, apenas tenía algo de dinero, cuando bajó la mirada, y recordó aquel día en que fue su boda

«Flashback:

Tres meses antes

—¡Vamos niña, muévete! —exclamó Dakota, caminando a toda prisa

Lana llevaba ese vestido que le obligó a ponerse, estaba vestida de novia, usando un velo, ella no sabía lo que ocurría, pero no importaba, debía obedecer, sus hermanos tendrían dinero para comer, y su madre también, pero ese era el precio que ella tendría que pagar, tenía miedo, pero en aquellos lugares, tan pobres, no había más que hacer

Entraron a la iglesia, y Lana observó una fiesta que se realizaba

—¡Detengan la boda, la novia ya llegó!

Todos la miraron impactados, un hombre se acercó a ella, estaba furioso

—¡¿Qué es esto, madre?!

—¿Qué pasa, Aaron? ¿Acaso no pensabas invitar a tu querida madre a tu boda?

Aaron bajó la mirada, y miró de reojo a la chica a su lado, luego él les hizo pasar a un cubículo privado en la iglesia, ahí también estaba Lilian, la hermosa novia, Lana recordó que se sintió ridícula a su lado, ella era tan perfecta y radiante, como Lana siempre creyó que debía ser una novia, pero ella no lo era, solo tenía dieciocho años cumplidos, era una niña, que no se comparaba con aquella mujer

—¡¿Qué intentas hacer, madre?!

—¡No vas a casarte con esta mujerzuela! No olvides que ella te engañó con tu mejor amigo Reynaldo, ¿Lo olvidaste?

Los ojos de ese hombre se abrieron grandes, incrédulos, y negó

—Eso es el pasado, todo tuvo una razón de ser, madre, Lilian creyó que yo también la engañé, ahora estamos juntos, nos amamos.

—¡Eso nunca! Sobre mi cadáver dejaré que mi hijo esté con una mujer arribista como tú, ya hablé con tu padre, y viene llegando aquí.

Lilian se puso pálida

—¡Madre…!

—Está claro que, si te casas con Aaron, tu padre quedará en la miseria, he hablado con todos mis conocidos, toda la realeza del Mediterráneo, toda la gente que puede darle apoyo, todos le darán la espalda, los socios de su empresa le darán la espalda, ¿Eso quieres, mujer? ¿Qué tu padre se vaya a la pobreza?

Lilian bajó la mirada, y de pronto un hombre corpulento entró, Lana supo que era el padre de la novia, y la tomó del brazo con fuerza

—¡Lilian! Razona, por favor.

Lilian sollozó, miró a Aaron con dolor, y él la observó

—¿Tanto te importa el dinero? No lo hagas, Lilian, yo tengo suficiente dinero para que seamos felices juntos, créeme —suplicó con fuerza, pero ella negó, luego solo salió de ahí, Aaron la miró con dolor y agachó la mirada

—¡Ahí lo tienes! Esa mujer es una falsa.

—¿Qué pretendes, madre?

—¡Te casarás con esta mujer! —exclamó y Aaron la miró atónito, Lana hundió la mirada por miedo—. Es joven, es hermosa, tendrás hijos muy hermosos, además es virgen, y es fértil, es buena, sumisa, y agradable, ¡Es mi última palabra! Lo harás, o toda mi herencia se la dejaré a ella, y te dejaré sin nada.

Aaron la miró con furia

—¡Te odio, madre! ¡Te odio con toda mi alma!

Dakota le dio una fuerte bofetada

—Sí, pero yo te parí, ahora lo harás, o te juro que no volveré a ser tu madre.

Dakota salió de ahí, y Lana sintió esa mirada azul fija en ella

—¡Haré que te arrepientas de esto!

—¡Yo… señor… yo no…! —exclamó, pero él la tomó del brazo con fuerza y la llevó hasta el altar para obligarla a casarse, como una esposa de reemplazo.

Lana no quería recordar, pero era inútil como los recuerdos se apilaban con fuerza en su mente, pronto recordó la noche de bodas

Ella subió a la alcoba, estaba sentada, aún con su vestido de novia, fue entonces que escuchó aquellos gritos y crueles palabras, cuando se atrevió a asomarse, pudo escuchar a Aaron Greene peleando con Lilian al borde de la escalera, él estaba un poco ebrio

—¡No eres más que una interesada! Todo por dinero me dejaste, ¿Es así?

—¡Entiéndeme, lo hice por mi padre, él moriría sin su empresa! —exclamó ella sollozando

—¿Su empresa? ¿Y qué hay de mí? Hubiese dado todo por ti, debes saberlo, la herencia de mi madre es importante, sí, claro, pero tengo la herencia de mi padre, que también es importante, ¿Ves? No hubiésemos padecido nada ante el desacato, pero tú elegiste por los dos, lo rompiste todo, ¡Ahora lárgate!

Lilian parecía visiblemente incrédula, ella intentó acercarse a él, y besarlo, pero él la alejó con furia

—¡Vete de mi casa! No quiero volver a verte.

Lilian lloró, pero se fue de ahí, cuando Aaron levantó la vista, pudo ver a aquella pelirroja mirándolo, los ojos de Aaron Greene centellaron de rabia

—¡¿Qué miras!? —gritó y corrió tras ella, como si él fuera un león y ella un pequeño ciervo en temporada de caza

Lana corrió a la habitación, pero él entró, tomándola entre sus brazos con rabia

—¿Así que te gusta husmear en las conversaciones ajenas?

—¡No… lo siento… no volverá a ocurrir!

Él la miró bien, miró su rostro, parecía mirarla de una forma que ella jamás podía entenderlo, de pronto sintió que sus dedos acariciaron sus labios con delicadeza, como si fuera el roce del pétalo de una flor, ella no entendió por qué de pronto se estremeció y sintió un calor en su cuerpo, aquel hombre besó sus labios sin que ella pudiera evitarlo, realmente Aaron Greene no era un hombre feo, al contrario, era como los príncipes de cuentos de hadas que ella solía leer cuando iba a la escuela, aquel beso comenzó a apremiar, y sintió como su lengua acarició la suya entre la humedad, sus manos estrechaban su cintura, ella sentía que su cara estaba enrojecida, y su cuerpo temblaba, mientras su corazón parecía latir como si fuera a explotar, cuando él detuvo el beso aún miró sus labios y sus ojos parecían oscuros

—¿Te gustó? —dijo con voz ronca

Ella le miró con el rostro cubierto de rubor y solo pudo asentir, con la respiración entre cortada

—Bien, pues graba este momento en tu memoria, porque nunca volverá a repetirse, esto es lo que tú nunca tendrás. —dijo él para reírse de ella, empujarla a un lado y ordenarle que saliera de ahí a dormir a cualquier lugar menos ahí»

—Él hizo de nuestra vida un infierno, supongo que al final obtuve lo que merecía, pero sé que él obtendrá tarde o temprano lo que merece —dijo Lana

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