Lana caminaba por el pueblo, llevando su valija, no sabía a donde iría, ni que destino le esperaba, pero algo tenía claro, no quería volver a casa, nunca quería volver al lado de su irresponsable madre, ni de sus crueles hermanos, que sin contemplaciones la habían vendido a Dakota Greene, como si ella fuera un caballo o un cerdo al matadero, su vida era triste, eran muy pobres, tanto que casi nunca tenían para comer, sus hermanos eran solo unos delincuentes que robaban aquí y allá, cualquier cosa para comer, para sobrevivir, pero cuando al fin Lana fue mayor, sin contemplaciones buscaron a quien venderla, a veces Lana se alegraba de haber encontrado a Dakota, porque de no ser vendida a ella, pudo acabar como una prostituta, se sentó esperando el tren, iba a comprar un boleto, apenas tenía algo de dinero, cuando bajó la mirada, y recordó aquel día en que fue su boda
«Flashback:
Tres meses antes
—¡Vamos niña, muévete! —exclamó Dakota, caminando a toda prisa
Lana llevaba ese vestido que le obligó a ponerse, estaba vestida de novia, usando un velo, ella no sabía lo que ocurría, pero no importaba, debía obedecer, sus hermanos tendrían dinero para comer, y su madre también, pero ese era el precio que ella tendría que pagar, tenía miedo, pero en aquellos lugares, tan pobres, no había más que hacer
Entraron a la iglesia, y Lana observó una fiesta que se realizaba
—¡Detengan la boda, la novia ya llegó!
Todos la miraron impactados, un hombre se acercó a ella, estaba furioso
—¡¿Qué es esto, madre?!
—¿Qué pasa, Aaron? ¿Acaso no pensabas invitar a tu querida madre a tu boda?
Aaron bajó la mirada, y miró de reojo a la chica a su lado, luego él les hizo pasar a un cubículo privado en la iglesia, ahí también estaba Lilian, la hermosa novia, Lana recordó que se sintió ridícula a su lado, ella era tan perfecta y radiante, como Lana siempre creyó que debía ser una novia, pero ella no lo era, solo tenía dieciocho años cumplidos, era una niña, que no se comparaba con aquella mujer
—¡¿Qué intentas hacer, madre?!
—¡No vas a casarte con esta mujerzuela! No olvides que ella te engañó con tu mejor amigo Reynaldo, ¿Lo olvidaste?
Los ojos de ese hombre se abrieron grandes, incrédulos, y negó
—Eso es el pasado, todo tuvo una razón de ser, madre, Lilian creyó que yo también la engañé, ahora estamos juntos, nos amamos.
—¡Eso nunca! Sobre mi cadáver dejaré que mi hijo esté con una mujer arribista como tú, ya hablé con tu padre, y viene llegando aquí.
Lilian se puso pálida
—¡Madre…!
—Está claro que, si te casas con Aaron, tu padre quedará en la miseria, he hablado con todos mis conocidos, toda la realeza del Mediterráneo, toda la gente que puede darle apoyo, todos le darán la espalda, los socios de su empresa le darán la espalda, ¿Eso quieres, mujer? ¿Qué tu padre se vaya a la pobreza?
Lilian bajó la mirada, y de pronto un hombre corpulento entró, Lana supo que era el padre de la novia, y la tomó del brazo con fuerza
—¡Lilian! Razona, por favor.
Lilian sollozó, miró a Aaron con dolor, y él la observó
—¿Tanto te importa el dinero? No lo hagas, Lilian, yo tengo suficiente dinero para que seamos felices juntos, créeme —suplicó con fuerza, pero ella negó, luego solo salió de ahí, Aaron la miró con dolor y agachó la mirada
—¡Ahí lo tienes! Esa mujer es una falsa.
—¿Qué pretendes, madre?
—¡Te casarás con esta mujer! —exclamó y Aaron la miró atónito, Lana hundió la mirada por miedo—. Es joven, es hermosa, tendrás hijos muy hermosos, además es virgen, y es fértil, es buena, sumisa, y agradable, ¡Es mi última palabra! Lo harás, o toda mi herencia se la dejaré a ella, y te dejaré sin nada.
Aaron la miró con furia
—¡Te odio, madre! ¡Te odio con toda mi alma!
Dakota le dio una fuerte bofetada
—Sí, pero yo te parí, ahora lo harás, o te juro que no volveré a ser tu madre.
Dakota salió de ahí, y Lana sintió esa mirada azul fija en ella
—¡Haré que te arrepientas de esto!
—¡Yo… señor… yo no…! —exclamó, pero él la tomó del brazo con fuerza y la llevó hasta el altar para obligarla a casarse, como una esposa de reemplazo.
Lana no quería recordar, pero era inútil como los recuerdos se apilaban con fuerza en su mente, pronto recordó la noche de bodas
Ella subió a la alcoba, estaba sentada, aún con su vestido de novia, fue entonces que escuchó aquellos gritos y crueles palabras, cuando se atrevió a asomarse, pudo escuchar a Aaron Greene peleando con Lilian al borde de la escalera, él estaba un poco ebrio
—¡No eres más que una interesada! Todo por dinero me dejaste, ¿Es así?
—¡Entiéndeme, lo hice por mi padre, él moriría sin su empresa! —exclamó ella sollozando
—¿Su empresa? ¿Y qué hay de mí? Hubiese dado todo por ti, debes saberlo, la herencia de mi madre es importante, sí, claro, pero tengo la herencia de mi padre, que también es importante, ¿Ves? No hubiésemos padecido nada ante el desacato, pero tú elegiste por los dos, lo rompiste todo, ¡Ahora lárgate!
Lilian parecía visiblemente incrédula, ella intentó acercarse a él, y besarlo, pero él la alejó con furia
—¡Vete de mi casa! No quiero volver a verte.
Lilian lloró, pero se fue de ahí, cuando Aaron levantó la vista, pudo ver a aquella pelirroja mirándolo, los ojos de Aaron Greene centellaron de rabia
—¡¿Qué miras!? —gritó y corrió tras ella, como si él fuera un león y ella un pequeño ciervo en temporada de caza
Lana corrió a la habitación, pero él entró, tomándola entre sus brazos con rabia
—¿Así que te gusta husmear en las conversaciones ajenas?
—¡No… lo siento… no volverá a ocurrir!
Él la miró bien, miró su rostro, parecía mirarla de una forma que ella jamás podía entenderlo, de pronto sintió que sus dedos acariciaron sus labios con delicadeza, como si fuera el roce del pétalo de una flor, ella no entendió por qué de pronto se estremeció y sintió un calor en su cuerpo, aquel hombre besó sus labios sin que ella pudiera evitarlo, realmente Aaron Greene no era un hombre feo, al contrario, era como los príncipes de cuentos de hadas que ella solía leer cuando iba a la escuela, aquel beso comenzó a apremiar, y sintió como su lengua acarició la suya entre la humedad, sus manos estrechaban su cintura, ella sentía que su cara estaba enrojecida, y su cuerpo temblaba, mientras su corazón parecía latir como si fuera a explotar, cuando él detuvo el beso aún miró sus labios y sus ojos parecían oscuros
—¿Te gustó? —dijo con voz ronca
Ella le miró con el rostro cubierto de rubor y solo pudo asentir, con la respiración entre cortada
—Bien, pues graba este momento en tu memoria, porque nunca volverá a repetirse, esto es lo que tú nunca tendrás. —dijo él para reírse de ella, empujarla a un lado y ordenarle que saliera de ahí a dormir a cualquier lugar menos ahí»
—Él hizo de nuestra vida un infierno, supongo que al final obtuve lo que merecía, pero sé que él obtendrá tarde o temprano lo que merece —dijo Lana
Lana dejó sus pensamientos atrás cuando el sonido de aquellos berridos llamó su atención, cuando observó miró a tres chicos que golpeaban a un hombre y lo dejaban tendido sobre el suelo, robándose su cartera—¡Ladrones! —gritó la chica y los hizo correr con rapidez por las vías del tren perdiéndose de su vista, ella se acercó y miró a aquel hombre, estaba tan malherido que le causó lástima, debía tener algunos cincuenta años, y su imagen le recordó a su padre, que murió diez años atrás, ella intentó ayudarlo, hasta que poco a poco el hombre recuperó la conciencia y la miró—¿Un ángel? ¡Ay, no! ¿Me morí?—No, está herido, lo asaltaron, ¿Cómo se siente?—¡Ay! —el hombre se quejó amargo, olía a viejo alcohol, y se levantó con ayuda de esa jovencita—Ah, no te preocupes, solo son unos golpes que me merezco por ser un borracho.—No diga eso —dijo Lana con rapidez—. Nadie merece ser herido.—Debo ir a Santana, ahí tengo mi casa y mi clínica, quién me manda a venir a Ovyu —dijo el hombre, am
«Aaron soñaba que caminaba descalzo por la playa, no sabía en donde estaba, pero el cielo parecía cubierto de un atardecer rojizo, la arena era de un dorado, y era un lugar que no conocía, de pronto vio a su madre, detenida, se acercó a ella con tal rapidez, como si no pudiera recordar nada—¡Madre! Estás aquí, ¡Volviste! —dijo y se arrojó a sus brazos como si fuera un niño pequeño en busca de un consuelo, su madre lo sostuvo u tiempo entre sus brazos y luego lo apartó sosteniendo su rostro entre sus manos—Cariño, ya debes volver —dijo ella y él no entendió —Perdóname, madre, fui muy grosero contigo, yo…Ella siseó con ternura en sus ojos, y él sintió paz —Está bien, cariño, no importa, debes volver, promete que serás fuerte, promete que lo harás bien.Aaron no pudo decir nada, porque de pronto, todo se volvió penumbras para él»—¡Ayuda! —exclamó asustado, moviéndose con rapidez, sentía dolor en todo su cuerpo, se sentía tan exhausto, pero no veía nada, y sabía que debía estar desp
Tres años después.Lana salió del quirófano, hacia el cuarto de enfermeras de descanso, se quitó la ropa médica, y se lavó las manos, desinfectándolas, miró el reloj, casi finalizaba su turno, estaba tan agotada, no había dormido bien los últimos días—Buen trabajo —dijo el doctor Pereyra y no dudó en acercarse a Lana—. Lana, te llevo a casa.—No, gracias, doctor, no es necesario.—¡Doctor! —exclamó la señorita Dean con una voz alarmante—. ¡Llegaron pacientes heridos, uno de gravedad! Necesita cirugía.El doctor Pereyra abandonó todo lo que hacía y salieron de prisa.Lana siguió en lo suyo, dispuesta a irse.Caminó por el pasillo, observando como llevaban al paciente más grave a urgencias, donde el doctor Pereyra ingresaba para operar, luego vio por el otro pasillo a dos hombres ser trasladados, de pronto se quedó detenida, como congelada—¿Qué pasa? ¿Nos vamos? —exclamó su amiga MelanieLana se quedó pensativa, como si tuviera un mal presentimiento, pero luego aceptó, salieron del ho
Lana caminaba de prisa y cuando estuvo a punto de llegar, miró a dos guardias delante de la puerta de la habitación vip, aquella habitación era especial, solo los pacientes más acaudalados económicamente podrían tener acceso a ese lugar, y eran los primeros en ser atendidos. Ella se detuvo para echar un vistazo al estado clínico«Paciente de treinta y dos años, con ceguera total, lesión superficial por instrumento punzocortante en accidente automovilístico y herida superficial en la frente» De pronto, leyó el nombre del paciente y sintió un vértigo que la hizo sostenerse de la pared, haciendo caer el expediente al suelo, provocando las miradas intrigantes de los guardias, sintió que su mundo colapsaba, que estaba a merced de un descontrol emocional«¡Dios mío! No puede ser» pensó tan impactada, sintió que sus manos temblaban de estuporLana se apuró en levantar de nuevo el expediente y volver a leer el nombre del paciente, ¿Acaso podría ser un homónimo? No podía creerlo, ¿Cuántos Aar
—¿Qué pasa, querida? Sé que estás ahí, puedo oler tu perfume de rosas, puedo sentir tu respiración tan irregular, ¿Acaso me tienes miedo, Lana? —preguntó con una mofa en su voz y su actitud que no le pasó desapercibida, estaba convencido de que ella temía de él, pero le agradaba el pensarlo, la recordó bien, antes, cuando solo era una niña asustada siempre frente a él, recordó aquel beso en la noche de bodas, eso volvió a su mente sin poder evitarlo y le pareció que de todos sus recuerdos con ella, ese era el mejor de todos. Ella le miró tan impactada, tragó saliva —Debo curarlo, por favor, déjeme hacer mi trabajo —sentenció como si estuviera desesperada Aaron sonrió con algo de maldad, ella pudo verla reflejada en su rostro, pero no pudo huir de él —Dime, ¿Estás feliz de verme así? ¿Estás contenta de verme destruido? ¡De verme como un miserable! —gritó tan fuerte que Lana sintió terror, se alejó unos pasos y de pronto tocaron a la puerta y entraron —Buenos días, señor Greene, soy
Lana se soltó de su agarre con ímpetu, aún tenía la mirada perpleja ante su petición—¡¿Qué dice?! ¿Acaso se escuchó? ¡Yo no vuelvo con usted, jamás! Nunca volvería a ser su ave de presa, así que no vuelva a hacerme propuestas absurdas.—Todo tiene un precio, Lana, mi madre te llegó al precio tiempo atrás, pero incluso si ahora te cotizas muy caro, estoy seguro de que puedo pagar por él.Ella se acercó a él, de verdad quería golpearlo, pero no podría, él solo era ahora un hombre discapacitado, ella no podía hacer algo así, y faltar a su ética profesional, le miró severa, con ojos bien pequeños—Yo no tengo ningún precio, sepa de una vez, soy una enfermera profesional, soy una mujer independiente, tengo mi propio hogar, mi propio dinero, yo no nece
Lana estaba al lado de Terry, habían degustado un helado de fresa y miraban el precioso día, sintiendo la brisa marina sobre sus cabellos —¿Qué harás ahora? —Buscar trabajo, nunca he tenido miedo de hacerlo, sé que lo conseguiré. Terry sonrió —Lo harás, sé que lo harás bien. —No me dijiste a que te dedicas. —Bueno, soy ingeniero agrónomo, he estado trabajando en una exportadora, y me va muy bien —de pronto él tomó su mano y miró sus ojos—. No te preocupes por nada, Lana, yo estoy aquí, incluso, si necesitas dinero, yo puedo prestarte. Ella se alejó de pronto, y sonrió —No, claro que no, recién nos conocemos, y yo no quiero que pienses que soy una aprovechada o algo por el estilo. —Nunca lo pensaría, de verdad, lo veo en tus ojos, sé que no eres mala, de hecho, creo que eres la persona más buena que he conocido en toda mi vida. Ella bajó la mirada con un rubor que cubría sus mejillas —Debo irme, se hace tarde, y debo comenzar a arreglar todo, porque mañana buscaré un trabajo.
Damiana esperaba en la camioneta, tenía el aire acondicionado para refrescarse, música, pero veía por la ventana a Alex Donovan, que platicaba con unos tipos en una zona del pueblo bastante pobre, ella solo los miraba intrigada Alex observaba a Mauro, que era el hermano mediano de Lana Randle —¿Y entonces su hermana no los visita? —¡Esa ingrata! Casi nunca, pero cada mes envía plata para mamá, eso sí, muy puntual, no creas que una gran cantidad, pero sí son buenos euros, ¿Y ahora? ¿Por qué te interesa tanto mi hermanita? No me digas que al señor Greene de nuevo le ha interesado. —En realidad, no lo sé, Mauro, parece que se la encontró, y de algún modo le despertó algo de interés. —¿Y cómo la vio? ¿Qué no está ciego? —dijo Mauro y junto a su hermano mayor Archibald, se empezaron a reír, pero Alex los miró con ojos pequeños y tuvieron que callarse —Bueno, basta, el patrón solo quería saber si la chica estaba bien. —Pues sí, eh, parece que sí. —¿Y no tiene algún noviecillo que le