«Aaron soñaba que caminaba descalzo por la playa, no sabía en donde estaba, pero el cielo parecía cubierto de un atardecer rojizo, la arena era de un dorado, y era un lugar que no conocía, de pronto vio a su madre, detenida, se acercó a ella con tal rapidez, como si no pudiera recordar nada
—¡Madre! Estás aquí, ¡Volviste! —dijo y se arrojó a sus brazos como si fuera un niño pequeño en busca de un consuelo, su madre lo sostuvo u tiempo entre sus brazos y luego lo apartó sosteniendo su rostro entre sus manos
—Cariño, ya debes volver —dijo ella y él no entendió
—Perdóname, madre, fui muy grosero contigo, yo…
Ella siseó con ternura en sus ojos, y él sintió paz
—Está bien, cariño, no importa, debes volver, promete que serás fuerte, promete que lo harás bien.
Aaron no pudo decir nada, porque de pronto, todo se volvió penumbras para él»
—¡Ayuda! —exclamó asustado, moviéndose con rapidez, sentía dolor en todo su cuerpo, se sentía tan exhausto, pero no veía nada, y sabía que debía estar despierto, ese dolor se lo confirmaba, pero nadie estaba ahí, al menos eso pensaba, se sentía desesperado—. ¿Qué pasa? Yo… ¡Mis ojos están abiertos… no veo nada! —gritó, estaba enderezando su postura, y escuchaba el llanto de una mujer muy cerca de él
—¡No puede ser! —exclamó y reconoció la voz de Lilian que parecía angustiada
—¿Lilian? ¿Eres tú? —preguntó
Ella no dijo nada, pero el doctor vino después, estuvo haciéndole muchas pruebas médicas, luego le dieron un sedante y volvió a dormir.
La siguiente vez que Aaron abrió los ojos fue casi dos días después
—¡¿Qué me pasa?! ¿Por qué no veo, doctor? ¡Responda! —gritó desesperado, tan angustiado
—Señor Greene, tuvo un accidente de tránsito, y tuvo una lesión muy fuerte en la zona occipital, ha estado en coma por dos semanas, es un verdadero milagro que esté bien, hasta ahora, solo tuvo algunas lesiones, pero la de su cabeza, sí es seria —dijo el médico
—¿Eso que significa? Dígame sin rodeos, ¿Por qué no veo nada? —exclamó desamparado, necesitaba saberlo todo de una vez y por todas, y odiaba que el doctor no hablara claro
—Tiene un trauma ocular, hasta ahora ese es el principal diagnóstico.
—¿Qué? ¿Qué es eso? ¿Cuándo volveré a ver? —exclamó tan asustado con la voz rota por el temor
—Señor Greene, tiene ceguera total, por ahora, no hay cura para su caso.
—¡¿Qué dice?! ¿Cuándo podré volver a ver? —exclamó
—Es probable, que no pueda volver a ver nunca.
—¡No! —gritó, mientras las lágrimas caían por su rostro—. ¡No! ¿Por qué? ¡No puede ser! —gritó con frustración y volvieron a sedarlo.
Cuando de nuevo Aaron Greene estuvo despierto, estaba recostado, sus ojos estaban abiertos, no veía nada, aunque lo intentaba, era una sensación tan rara como horrible y frustrante, de pronto pudo oler esa fragancia y escuchar ese ruido, ¡Era ella!
—¿Lilian? ¿Eres tú?
—Sí… —dijo con la voz rota y pudo escuchar cómo se acercaba
—¿Cómo estás?
—Yo… bien, tengo un collarín, y me hice unas lesiones en el brazo, pero ahora estoy mejor, el doctor me dio de alta, estoy por irme.
—¿Por irte…? —exclamó arrugando el gesto, ella pudo ver la duda en su rostro, las lágrimas de Lilian caían por su rostro, de pronto ella se quitó el anillo de compromiso de diamante de su dedo
—Juro que, soñaba con hacer una vida a tu lado, juro que deseaba ser una buena esposa, una buena mujer para ti, de la que estuvieses orgullosa, también quería tener tus hijos, y ser felices, como lo soñamos.
—¿Por qué hablas así… en pasado? ¿Qué es lo que pasa?
—No podrá ser ya.
Un silencio los invadió, solo el ruido de la respiración irregular de Aaron que intentaba con todas sus fuerzas poder controlar sus deseos de llorar como un pequeño niño
—Oye, Lilian, esto… va a pasar, yo… me curaré. —dijo intentando ser optimista
—No, Aaron, el doctor no da esperanzas, ahora eres un invidente, y lo serás por siempre, no puedo, ¡Juro que no puedo unir mi vida y sacrificarla a un… ciego! —exclamó rompiendo en llanto
Dos lágrimas corrieron por el rostro de Aaron, no esperaba tan crueles palabras, no de la mujer que amaba, por la que lo había dado todo, incluso enfrentó a su propia madre por esa mujer, y ahora ella era solo una fría desalmada, que no le importaba dejarlo en el peor momento de su vida, eso era como una oscura pesadilla para él, no esperaba tanto dolor en un solo instante
—Lilian, íbamos a casarnos, ¿Sabes? En la salud, en la enfermedad, en las buenas y en las malas… no se abandona a quien se ama, no se le deja en el peor momento… —dijo con la voz llena de coraje
—¡Pero, yo no soy tu esposa! Deberías buscar a Lana Randle, tal vez ella sí te cuidaría, pero esto… ¡Es demasiado para mí! ¡Lo siento, Aaron, no puedo arruinar mi vida a tu lado!
Ella puso en su mano la argolla de compromiso, y de pronto Aaron escuchó como se iba, sintió que su corazón estaba roto
—¡Lilian! ¡Lilian, vuelve! ¡No me puedes abandonar ahora! ¡No tienes permiso de hacerlo! ¡Desgraciada! —gritó mientras lloraba, sosteniendo en su mano aquel anillo que luego lanzó lejos de él y siguió llorando, estaba solo—. Lilian, vuelve, por favor, no puedes dejarme ahora, ¿Acaso no tienes piedad? Estoy viviendo un infierno, entiendes, que si te vas, ¿No habrá forma en que puedas volver atrás? —Aaron sollozaba, pero ya nadie lo escuchaba más.
«Ahora solo soy un ciego, con todas mis metas inalcanzables, soñé amar a la mujer que siempre quise, pero resultó ser una falsa y una desalmada capaz de amar solo en la bonanza y abandonar en la oscuridad, defendí a los malos y lastimé a los buenos, no tengo forma de volver atrás, no hay luz del día brillando para mí, estoy en la absoluta nada y estoy solo, totalmente solo» pensó Aaron Greene
Tres años después.Lana salió del quirófano, hacia el cuarto de enfermeras de descanso, se quitó la ropa médica, y se lavó las manos, desinfectándolas, miró el reloj, casi finalizaba su turno, estaba tan agotada, no había dormido bien los últimos días—Buen trabajo —dijo el doctor Pereyra y no dudó en acercarse a Lana—. Lana, te llevo a casa.—No, gracias, doctor, no es necesario.—¡Doctor! —exclamó la señorita Dean con una voz alarmante—. ¡Llegaron pacientes heridos, uno de gravedad! Necesita cirugía.El doctor Pereyra abandonó todo lo que hacía y salieron de prisa.Lana siguió en lo suyo, dispuesta a irse.Caminó por el pasillo, observando como llevaban al paciente más grave a urgencias, donde el doctor Pereyra ingresaba para operar, luego vio por el otro pasillo a dos hombres ser trasladados, de pronto se quedó detenida, como congelada—¿Qué pasa? ¿Nos vamos? —exclamó su amiga MelanieLana se quedó pensativa, como si tuviera un mal presentimiento, pero luego aceptó, salieron del ho
Lana caminaba de prisa y cuando estuvo a punto de llegar, miró a dos guardias delante de la puerta de la habitación vip, aquella habitación era especial, solo los pacientes más acaudalados económicamente podrían tener acceso a ese lugar, y eran los primeros en ser atendidos. Ella se detuvo para echar un vistazo al estado clínico«Paciente de treinta y dos años, con ceguera total, lesión superficial por instrumento punzocortante en accidente automovilístico y herida superficial en la frente» De pronto, leyó el nombre del paciente y sintió un vértigo que la hizo sostenerse de la pared, haciendo caer el expediente al suelo, provocando las miradas intrigantes de los guardias, sintió que su mundo colapsaba, que estaba a merced de un descontrol emocional«¡Dios mío! No puede ser» pensó tan impactada, sintió que sus manos temblaban de estuporLana se apuró en levantar de nuevo el expediente y volver a leer el nombre del paciente, ¿Acaso podría ser un homónimo? No podía creerlo, ¿Cuántos Aar
—¿Qué pasa, querida? Sé que estás ahí, puedo oler tu perfume de rosas, puedo sentir tu respiración tan irregular, ¿Acaso me tienes miedo, Lana? —preguntó con una mofa en su voz y su actitud que no le pasó desapercibida, estaba convencido de que ella temía de él, pero le agradaba el pensarlo, la recordó bien, antes, cuando solo era una niña asustada siempre frente a él, recordó aquel beso en la noche de bodas, eso volvió a su mente sin poder evitarlo y le pareció que de todos sus recuerdos con ella, ese era el mejor de todos. Ella le miró tan impactada, tragó saliva —Debo curarlo, por favor, déjeme hacer mi trabajo —sentenció como si estuviera desesperada Aaron sonrió con algo de maldad, ella pudo verla reflejada en su rostro, pero no pudo huir de él —Dime, ¿Estás feliz de verme así? ¿Estás contenta de verme destruido? ¡De verme como un miserable! —gritó tan fuerte que Lana sintió terror, se alejó unos pasos y de pronto tocaron a la puerta y entraron —Buenos días, señor Greene, soy
Lana se soltó de su agarre con ímpetu, aún tenía la mirada perpleja ante su petición—¡¿Qué dice?! ¿Acaso se escuchó? ¡Yo no vuelvo con usted, jamás! Nunca volvería a ser su ave de presa, así que no vuelva a hacerme propuestas absurdas.—Todo tiene un precio, Lana, mi madre te llegó al precio tiempo atrás, pero incluso si ahora te cotizas muy caro, estoy seguro de que puedo pagar por él.Ella se acercó a él, de verdad quería golpearlo, pero no podría, él solo era ahora un hombre discapacitado, ella no podía hacer algo así, y faltar a su ética profesional, le miró severa, con ojos bien pequeños—Yo no tengo ningún precio, sepa de una vez, soy una enfermera profesional, soy una mujer independiente, tengo mi propio hogar, mi propio dinero, yo no nece
Lana estaba al lado de Terry, habían degustado un helado de fresa y miraban el precioso día, sintiendo la brisa marina sobre sus cabellos —¿Qué harás ahora? —Buscar trabajo, nunca he tenido miedo de hacerlo, sé que lo conseguiré. Terry sonrió —Lo harás, sé que lo harás bien. —No me dijiste a que te dedicas. —Bueno, soy ingeniero agrónomo, he estado trabajando en una exportadora, y me va muy bien —de pronto él tomó su mano y miró sus ojos—. No te preocupes por nada, Lana, yo estoy aquí, incluso, si necesitas dinero, yo puedo prestarte. Ella se alejó de pronto, y sonrió —No, claro que no, recién nos conocemos, y yo no quiero que pienses que soy una aprovechada o algo por el estilo. —Nunca lo pensaría, de verdad, lo veo en tus ojos, sé que no eres mala, de hecho, creo que eres la persona más buena que he conocido en toda mi vida. Ella bajó la mirada con un rubor que cubría sus mejillas —Debo irme, se hace tarde, y debo comenzar a arreglar todo, porque mañana buscaré un trabajo.
Damiana esperaba en la camioneta, tenía el aire acondicionado para refrescarse, música, pero veía por la ventana a Alex Donovan, que platicaba con unos tipos en una zona del pueblo bastante pobre, ella solo los miraba intrigada Alex observaba a Mauro, que era el hermano mediano de Lana Randle —¿Y entonces su hermana no los visita? —¡Esa ingrata! Casi nunca, pero cada mes envía plata para mamá, eso sí, muy puntual, no creas que una gran cantidad, pero sí son buenos euros, ¿Y ahora? ¿Por qué te interesa tanto mi hermanita? No me digas que al señor Greene de nuevo le ha interesado. —En realidad, no lo sé, Mauro, parece que se la encontró, y de algún modo le despertó algo de interés. —¿Y cómo la vio? ¿Qué no está ciego? —dijo Mauro y junto a su hermano mayor Archibald, se empezaron a reír, pero Alex los miró con ojos pequeños y tuvieron que callarse —Bueno, basta, el patrón solo quería saber si la chica estaba bien. —Pues sí, eh, parece que sí. —¿Y no tiene algún noviecillo que le
Damiana le contaba todo a Alex Donovan, sobre la actitud de su hermano al despertar —Actuaba como un loco, más loco que nunca. Larissa la miraba enojada —Deja de hablar así de nuestro hermano. —¡Tú, cállate, mojigata! Larissa bajó la mirada al escuchar como la llamaba y delante de Alex Donovan, por quien Larissa siempre había sentido respeto y admiración. —Ahí viene su hermano. —¡Alex! —Aquí estoy, Aaron. —Vámonos. —¿A dónde van? —cuestionó Damiana —¡Qué te importa! —exclamó Aaron con fastidio y Damiana lo miró enojada. Lana se dirigía al consultorio del doctor Pereyra, él la llamó hace unas horas, pidiendo poder hablar de una propuesta laboral, y también para explicar lo sucedido, aunque ella titubeó, al final decidió hacerlo, necesitaba una carta de recomendación para el trabajo. Cuando llegó, la asistente del doctor, le dijo que podía pasar al consultorio, que él la estaba esperando y ella ya se iba a comer, ella la vio irse, y tocó la puerta —Adelante —dijo el hombre,
Mauro y Archi corrieron a toda prisa, huyendo de Aaron Greene, sabían que ese hombre tenía mucha gente a su mando, y, además, tenía mucho dinero y poder en el pueblo, nadie era más poderoso que ese hombre. Cuando al fin llegaron a la casa, entraron desesperados, su madre Doria los vio con recelo —¡¿Qué es lo que hacen, demonios?! —sentenció al verlos tan desesperados—. Qué bueno que vuelven, hablé con su hermana Lana, me llamó a casa de la vecina, y me dijo que me envió un dinero, y ¡Ustedes ni siquiera me han comprado un poco de carne para comer! Lana también dijo que mañana vendrá a visitarme, y me traerá algo más de dinero —exclamó con ilusión —¡Basta, madre! Tenemos problemas. Dori los miró aturdida, y cuando los vio pálidos, supo que algo malo estaba sucediendo —¡¿Qué hicieron?! —exclamó Ellos se miraron dudosos de si debían contarle todo, pero no tenían más remedio —Es que, Aaron Greene nos persigue, le debemos mucho dinero. Doria los miró con tal miedo, abriendo grandes