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Mauro y Archi corrieron a toda prisa, huyendo de Aaron Greene, sabían que ese hombre tenía mucha gente a su mando, y, además, tenía mucho dinero y poder en el pueblo, nadie era más poderoso que ese hombre. Cuando al fin llegaron a la casa, entraron desesperados, su madre Doria los vio con recelo —¡¿Qué es lo que hacen, demonios?! —sentenció al verlos tan desesperados—. Qué bueno que vuelven, hablé con su hermana Lana, me llamó a casa de la vecina, y me dijo que me envió un dinero, y ¡Ustedes ni siquiera me han comprado un poco de carne para comer! Lana también dijo que mañana vendrá a visitarme, y me traerá algo más de dinero —exclamó con ilusión —¡Basta, madre! Tenemos problemas. Dori los miró aturdida, y cuando los vio pálidos, supo que algo malo estaba sucediendo —¡¿Qué hicieron?! —exclamó Ellos se miraron dudosos de si debían contarle todo, pero no tenían más remedio —Es que, Aaron Greene nos persigue, le debemos mucho dinero. Doria los miró con tal miedo, abriendo grandes
Lana y Terry iban en autobús al pueblo, quedaba apenas a una hora en auto de Ovyu, era un pueblo bastante colorido y tranquilo, con vista a la playa llanera, al llegar, bajaron en la terminal y Lana lo dirigió a su casa, mucha gente le brindó sus saludos, al verla de vuelta —Parece que todos te conocen. Lana asintió, de pronto se detuvo abrupto —Hay algo que debo contarte —dijo ella —Cuéntame. —Bueno, no sé si eso podría no gustarte. Él arrugó el gesto con algo de preocupación —Dime lo que sea, por favor. —Yo… estuve casada. Los ojos de Terry se abrieron enormes, ella pudo ver la decepción y el coraje dibujados en su rostro y su mandíbula tan apretada —¿Te molesta? Él eludió su mirada y su mano se puso en un puño rabioso que intentaba contener —¿Por qué no me lo dijiste, Lana? —Ahora soy libre, soy una mujer libre. —Pero… ¡Fuiste de otro! —exclamó con furia, sus ojos azules eran tan severos y se habían oscurecidos, ella sintió temor y de pronto, sintió como su mano la tom
Archi tenía ojos enormes solo de ver a ese hombre en el suelo, Terry estaba ahí, con sangre sobre la cabeza, tendido, e inmóvil, Mauro dio un paso atrás sollozando asustado, temeroso de saber lo que había hecho, no por arrepentimiento, si no por temor a ir a prisión—¡Ahora sí, iré a prisión de por vida! Yo no quería, no quería, pero tuve miedo —exclamó Mauro justificándose, tocándose el cabello con desespero y terror—¡Cállate, m*****a sea, Mauro! Mira lo que haces, lo arruinaste todo —gritó Archi al ver semejante escena—¡Nunca nos hubiese dejado en paz! Estaba obsesionado con Lana, tú pudiste escucharlo.Archi le hizo una señal para que se callara y se controlara, porque Mauro era demasiado temperamental y arrebatado—¿Está vivo? —exclamó MauroArchi no lo sabía—No lo sé, pero no lo tocaré, no lo haré, ¡No quiero saberlo! —exclamó con miedoDe pronto, Mauro comenzó a empujarlo con fuerza, con sus piernas y brazos—Pero, ¡¿Qué haces!? —exclamó atónito—¡Desapareciendo la evidencia,
Lana lloraba y suplicaba, estaba de rodillas ante su madre, pero ella era tan fría como un tempano de hielo, la mujer ni siquiera la veía, ni siquiera la compadecía, esa mujer no parecía madre, era como una hiena —¡Por favor, madre! ¡Por favor! Te lo suplico, déjame volver a Ovyu, te juro que conseguiré el dinero, pero no dejes que mis hermanos me lleven con el señor Greene, ¡Madre, por favor, apiádate de mí! —exclamaba con el rostro cubierto de lágrimas, pero la mujer no decía nada, era como si ninguna lágrima o palabra pudieran entrar adentro de su duro corazón de piedra —¡Eres mala, madre! Eres cruel, no debes ser una madre, debe haber un lugar en el infierno para las madres como tú, nunca voy a volver a tenerte piedad, ni amor, por ti, a partir de hoy, haré como si hubieses muerto. De pronto, Lana recibió una fuerte bofetada y la miró con coraje —¡Irás con Aaron Greene, porque tus hermanos serán salvados! Y así tú serás cuidada por un buen hombre, y dejarás de entrometerte con
—¡Él único corazón de piedra aquí es el suyo, Aaron Greene! Obligándome a ser su esposa de nuevo, pero no lo seré, ¡No lo haré! —exclamó ella con voz firme Aaron Greene dio un paso atrás y tragó saliva, su mirada era ausente —Bien, no te obligaré a ser mi esposa —dijo con voz ronca—. No te equivoques, no soy tan ruin, pensé que quizás, aún querrías serlo, pero ya que te niegas, entonces, te dejaré ser mi enfermera y asistente personal. Ella arrugó el gesto, tan confusa del cambio de reglas por parte de ese hombre al que consideraba igual que un demonio cruel —¡¿Qué?! ¿Acaso puedo negarme? —preguntó con ironía —Bueno, un no por respuesta, no es una opción para ti, pero decir que sí, es tu mejor respuesta —dijo con una sonrisa cínica en su rostro que ella odió—. Tendrás un buen pago, y la seguridad de tus hermanos garantizada. —Eres tan desgraciado, Aaron Greene, nunca seré tu esposa, y debes saber, solo estoy aquí forzada, porque si pudiera, me largaría —exclamó con rencor, mirand
El anciano llamado Gael esperaba junto a su nieto en la sala de espera —Abuelo, ¿Cuánto tiempo esperaremos por ese desconocido? ¿Podríamos irnos? —exclamó—. Estoy cansado, tengo hambre. —Hijo, siempre debemos ayudar a otros, si podemos, la vida siempre devuelve la bondad que das. El doctor salió y miró a los hombres —¿Conocen al hombre que trajeron? Gael negó —No lo conocemos, ¿él estará bien? —Bueno, me temo que estará inconsciente por un tiempo, su cabeza tenía un fuerte golpe, como si le hubiesen pegado con algo filoso, su cerebro está muy inflamado y lo hemos puesto en estado de coma, esperamos que poco a poco vaya mejorando, pero, no sabemos nada de él, no tenía una cartera, ni tampoco pertenencias, ¿Ustedes encontraron algo? —No, hijo, ¿Tú encontraste algo de ese joven? —No… —titubeó asustado, pero ni el doctor, ni su abuelo prestaron atención —Estará aquí, pero, no sabemos quién es, ni podremos localizar a sus familiares. —Bueno, rezaré porque mejore pronto, yo estaré
Aaron bajó el bastón, intimidado por la fuerza de esa voz —¡¿Cómo puedes ser tan cruel?! —gritó Lana como el aullido de un animal herido. Aaron dio un traspié y se quedó inmóvil ante su actitud Braulio se recuperaba de los golpes y miraba a aquella jovencita conmocionado de su valentía «¿Quién es ella?» pensó —¡Llévate a este tipo de aquí, Alex! ¡Estás despedido, Braulio! —exclamó Aaron Braulio no esperaba eso, y de pronto se abalanzó arrodillándose como un pusilánime ante él —¡Por favor, no me despidas! No tendré más trabajo, si no es contigo, ¡Te lo suplico! Lana miró a aquel hombre con dolor y al mismo tiempo con vergüenza, su propia dignidad le impedía pensar que alguien pudiese rebajarse ante el maligno Aaron Greene, pero ese hombre estaba impactándola Aaron se alejó como si aquel hombre fuera solo estiércol y le diera asco —¡He dicho que te largues! Alex Dónovan lo levantó con fuerzas y lo sacó de ahí. Un silencio envolvió a Aaron y a Lana —¡Es la última vez que te
Lana de pronto tomó el bastón de Aaron, y le dio un ligero golpe en la cabeza, tanto que el hombre se quejó abrupto de su actuar y se rio de la escena, el bebé que estaba tan tranquilo, comenzó a chillar con fuerzas —¡Qué grosera! Mira lo que hiciste, el bebé se despertó —Aaron intentó arrullarlo y lo calmó pronto, Lana admiró aun lo dulce y descarado que ese hombre podría ser en un solo instante. Más tarde volvieron a casa, al llegar, se detuvieron en el salón principal, y Aaron logró tomar su mano, sorprendiéndola —¿Ya no me odias? —preguntó con voz suave Ella le miró atónita, y bajó la mirada —No… además, solo se odia lo amado, yo no te odio —dijo ella Sus palabras incluso fueron duras para él, pero Aaron no soltó su mano —Lana, ¿Te quedarás? ¿Te quedarás conmigo? Ella le miró atónita —¿Acaso tengo otra opción? —Si quieres irte, puedes hacerlo, no me opondré. Ella le miró tan confusa —¿Y destruirás a mis hermanos? Él sonrió con algo de malicia —No, no lo haré. Puedes i