El viaje hasta la casa de su padre fue silencioso. Valeska observaba el paisaje a través de la ventana del auto, pero su mente estaba demasiado nublada como para prestar atención a los detalles.Desde el momento en que decidió marcharse, cada segundo parecía haberse ralentizado, atrapándola en una burbuja de confusión y dolor. No sabía si había tomado la mejor decisión, pero sí tenía claro que quedarse junto a Lisandro habría sido insoportable.La traición de Theo la había destrozado una vez, y aunque se había prometido que nunca permitiría que alguien la hiriera de la misma manera, Lisandro lo había logrado. Lo peor de todo es que él no solo la había usado como una pieza en su venganza, sino que ni siquiera se había dado cuenta de cuánto daño le había hecho. Su amor había sido una simple herramienta, una estrategia más en su juego de destrucción.Cuando llegó a la casa de su padre, lo primero que notó fue la calidez con la que él la recibió. Sin hacer preguntas innecesarias ni presio
Valeska se sumergió en el trabajo con una dedicación absoluta, aferrándose a él como si fuera su única tabla de salvación en medio de la tormenta que aún rugía dentro de su corazón.No era solo una cuestión de mantenerse ocupada, sino de probarse a sí misma que podía valerse por su cuenta, que no necesitaba a Lisandro ni a nadie para demostrar su valía.Su decisión de adentrarse en este nuevo campo empresarial era arriesgada, pero la incertidumbre nunca la había detenido. Aunque la energía y los negocios de su padre no eran su área de experiencia, tenía algo aún más valioso: determinación.El desafío era doble. No solo debía aprender desde cero sobre la gestión y desarrollo de proyectos energéticos, sino que también debía supervisar, a distancia, la administración del hotel que había sido su primer gran proyecto empresarial.Afortunadamente, su asistente había demostrado ser una persona altamente competente, alguien en quien podía confiar para manejar los asuntos diarios sin necesidad
El día había sido agotador. Valeska sentía la tensión acumulada en cada fibra de su cuerpo, pero la satisfacción de haber defendido su visión con firmeza la mantenía en pie. Con el bolso colgado del brazo, cruzó el vestíbulo de la empresa con la intención de dirigirse a su auto. Sin embargo, al alzar la vista, su paso se detuvo de golpe.Lisandro estaba allí.Apoyado contra una de las columnas de mármol, con el rostro más demacrado de lo que recordaba, parecía haber perdido el brillo imponente que siempre lo había caracterizado. Sus hombros caídos y la sombra bajo sus ojos eran prueba suficiente de que el paso del tiempo no lo había favorecido. Valeska sintió una punzada de dolor en el pecho al verlo así, pero se obligó a mantener su expresión neutral. No podía permitirse dudar ahora.Lisandro se enderezó al verla y avanzó un par de pasos hacia ella. Aunque su andar aún conservaba esa elegancia innata, había una fragilidad en su mirada que antes no estaba allí.—Valeska —pronunció su
El celular de Valeska sonó en medio de la noche, cuando finalmente estaba logrando descansar. Era Theo, para ser exactos, era el hombre con el que firmó un contrato que declaraba su estado civil de casados, pero que, de ninguna manera, llegó a ser un hombre amoroso, no más que el primer año de matrimonio.Deseaba seguir descansando, pues todo el día había estado en el hospital cuidando de su madre, quien estaba terminando su recuperación y, de paso, terminaba de hacerse unos chequeos prenatales. Hace tres meses, un impulso de Theo bajo los efectos del alcohol la dejó embarazada, pero aún no decidía si decírselo o no. El médico le había aconsejado que, desde el aborto espontáneo anterior, quedar embarazada de nuevo ya era un milagro, por lo que debía prestar aún más atención al descanso.Con un poco de lentitud y aturdimiento contestó, su voz apenas podía distinguirse en medio del ruido y música que se escuchaban de fondo. El ajetreo de la gente en el fondo de la llamada, era testigo d
Mientras Valeska repetía sus mantras para mantener la calma y resistir un poco más, sentía las miradas de todos alrededor. Algunos la observaban con lástima y otros, con desprecio.¿Quién esperaría que le aplaudieran por ser una mujer que se dejaba pisotear por la amante de su marido en público? Solo ella conocía la razón detrás de su tolerancia, de su resiliencia: su madre era lo más importante en ese momento. Y siempre.—Gracias por la ropa. Estaba bebiendo y, sin querer, derramé algo en la mía. Te prometo que la lavaré y te la devolveré —dijo la mujer con una voz tan dulce y falsa que le daba náuseas.En ese momento, Valeska estaba mordiendo la parte interior de sus mejillas, intentando refrenar las palabras que luchaban por salir finalmente. Pero, ¿valdría realmente la pena? Tomó aire y decidió hacerle caso a sus impulsos.—No hace falta, quédate con ella. Al fin y al cabo, siempre se te ha dado bien apropiarte de cosas que no te pertenecen, ¿no? —replicó con frialdad, disfrutando
Valeska condujo de regreso a casa mientras el cielo comenzaba a aclararse. Su mente seguía trabajando a toda velocidad, pensando en cada cosa que estaba sucediendo en su vida.No tenía ánimo para volver a dormir, así que sacó la maleta que había guardado en un rincón. Dentro de ella ya había algo de ropa doblada, la cual había ido guardando poco a poco en los últimos días.Su armario estaba quedando casi vacío; sin embargo, Theo no se había percatado de ello. Al final de cuentas, él pasaba más tiempo en casa de Celine que en la suya propia.Celine había aparecido en el momento más feliz de la relación entre Theo y Valeska, en su primer aniversario de bodas. Theo acababa de superar el dolor de perder a su exesposa, Celeste, y ver una sonrisa en su rostro alegraba más a Valeska que a nadie. Entonces, le pidió con insistencia que fueran a cenar a un restaurante para conmemorar el nuevo comienzo de sus vidas juntos.En ese momento, Valeska realmente imaginaba su futuro. Tal vez tendrían t
Hoy es el último día. Desde la última confrontación en el club, Valeska no había vuelto a ver a Theo. Pensó que, al menos, deberían terminar ese matrimonio de una manera decente, así que lo llamó.—¿Qué quieres? —soltó él, con evidente mal humor.—¿Regresarás a casa hoy? Hay algo importante que quiero decirte, Theo —expuso ella con una voz tranquila, a pesar de que caminaba de un lado a otro—. Necesito hacerlo en persona, no por teléfono —añadió.No le parecía correcto decirle que tendrían un hijo por medio de una llamada; no se sentía bien. Aunque, ¿cómo reaccionaría Theo si le decía que iban a tener un hijo?¿Y si no lo quería?Valeska se rehusaba a la idea de que su hijo creciera sin una figura paterna, pero si ponía las posibilidades en una balanza, lo más probable era que Theo no estuviera feliz con la llegada de un niño al caótico remanente de su familia.Prestaba atención a lo que fuera que saliera de la boca de Theo; sin embargo, lo que escuchó fue la voz de Celine, al fondo,
En cuanto a Theo, el mismo día en que Valeska decidió irse de casa, se encontraba pensativo, lo rodeaba una extraña sensación de inquietud. Theo no pudo evitar recordar lo ocurrido esa noche. Lisandro, en medio de la fiesta, de repente preguntó por su esposa, y aprovechó la oportunidad para llamar a Valeska. ¿Por qué Lisandro estaría interesado en Valeska? Él es el CEO de un imperio comercial en ascenso, con solo un proyecto de colaboración podría salvar su empresa. Y Valeska, ¿qué es ella? Una ama de casa tonta y celosa, obsesionada consigo misma y reacia a divorciarse. ¿Cómo podría alguien como ella llamar la atención de Lisandro?Mientras pensaba en esa noche, su esposa lo llamó. ¡Valeska le dijo que quería divorciarse! La primera reacción de Theo fue pensar que esa mujer, para alejarlo de Celine, había ideado una nueva estrategia; siempre le gustaba tanto sentir celos de Celine. Pero Celine solo era una chica bondadosa e inocente, que había perdido a su hermana. Sin embargo, el t