Capítulo 610
Helio le pasó la invitación: —Toma, léela tú misma.

Melissa la tomó confundida y al terminar de leer, se quedó atónita: —De verdad construyó un laboratorio...

—¿Acaso nuestra hija no es mejor que cualquier hijo? ¡¿Y aún te quejas?! ¡Hmph! Te advierto, jamás vuelvas a decir esas cosas frente a ella... ni siquiera a sus espaldas, ¿entendido?

Melissa hizo un mohín.

—¡Te estoy hablando!

—¡Ya, ya! ¡Tu hija es tu tesoro! ¡Nadie puede decir nada sobre ella!

Helio asintió satisfecho: —Así me gusta.

Esa misma tarde, la pareja preparó su equipaje y partió hacia el aeropuerto. Al pasar por la entrada del pueblo...

—Señor casero, ¿va de pesca otra vez?

—Esta vez no, voy a Puerto Celeste.

—Vaya, ¿por qué tan lejos?

—A ver a mi hija.

—¿Qué le pasó?

—¡Está haciendo algo grande! —respondió Helio con orgullo.

Ese mismo día, la universidad y la facultad también recibieron invitaciones.

—¿Una estudiante de la Facultad de Ciencias de la Vida construyó su propio laboratorio y está por inaugurarlo? —pregunt
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