Capítulo 600
Después de tranquilizar a Ana y ayudarla a asearse, Lucía le insistió en que terminara el suero antes de tramitar el alta. Antes de irse, llamó a Sandra aparte:

—Ya hablé con la profesora. Mañana vendrá un coche a recogerlas para el centro de recuperación. Por favor, cuídela bien durante su estancia.

Sandra estaba encantada: —¡Solo tú podías lograrlo! Yo intenté hablar con ella y convencerla, pero nada funcionó. Tenías que ser tú.

—No te preocupes, ¡la cuidaré muy bien!

—Gracias por tu ayuda, Sandra.

—No es nada, no es nada...

Cuando Lucía se fue, Sandra volvió a la habitación.

Ana miró hacia la puerta: —¿Se fue?

—Sí. Antes de irse me pidió especialmente que la cuidara bien. Lucía es muy considerada.

Ana asintió: —Es una buena chica. Soy yo la inútil, he envejecido. No solo no puedo conseguirles recursos, sino que por mi culpa Regina los acosa y les dificulta todo.

—No diga eso, Lucía nunca la ha culpado. Además, ella no es alguien que no pueda manejar las cosas. Si dice que tiene una
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