Los meses pasaron, y Allegra debió acostumbrarse a vivir con muy poco después de haber estado viviendo en un palacete Florentino ahora estaba en una cabaña sencilla con el mínimo de comodidades para vivir, agradecía que al menos la chimenea fuera funcional, si no, el inferno personal habría sido mucho más fuerte. La última vez había venido Luca, y le había dejado una bolsa enorme de suministros y un sobre con efectivo, pero hacía al menos dos meses que no le habían dejado nada, ella sabía que sus amigos no estaban obligados a mantenerla por el resto de su vida, pero en su condición, y en el lugar en donde estaba era muy difícil ganarse la vida ella sola y huir de la policía y de los Romano al mismo tiempo. La cabaña tenía un puesto de vigilancia al principio del camino porque Adriana quería salvaguardar la propiedad según los planes que tenía para el lugar, pero desde que Allegra estaba allí, los trabajos de reparación habían cesado y era el lugar perfecto para el correo entre la rub
Francesco se había quedado solo en el despacho luego de que Tomasso se fuera, la conversación le había dejado un mal sabor a derrota. Cuando se casó con Allegra no estaba totalmente enamorado de ella, pero con el pasar del tiempo había aprendido a amarla, a su manera, sí, pero estaba seguro de que la amaba.Siempre se había recriminado el ser tan parecido a su padre, tan frío y distante, pero no era su culpa, lo habían criado así, y no por Fiorella, su madre, que siempre que Don Giorgio no estaba presente lo llenaba de amor maternal, pero era que su padre era una especie de general en casa que no permitía la menor equivocación, cuando era niño lo castigaba enérgicamente por equivocarse, o cuando se revelaba ante sus absurdas reglas.Por eso, estaba formado de un temple inquebrantable y era absolutamente exitoso en todos sus negocios, no aceptaba un no por respuesta y mante
Giorgio salió cerrando la puerta del despacho tras de sí, Fiorella se asomó por el enorme ventanal, sin permitir que la mucama se moviera de su lugar junto a su hijo dormido y ebrio hasta que su marido se alejara en el auto. Había salido de esta por muy poco.— ¡Ya está, Amanda! Ya podemos llamar a un par de los hombres de seguridad para que nos ayuden a subir a Francesco a su habitación, es mejor hacerlo rápido, no sea que…— No se preocupe, Sra. En el acto traerá a dos de ellos.La chica salió disparada, y después de un par de minutos venía acompañada con dos sujetos enormes como jugadores de la UFC, los había movido de su puesto habitual de vigilancia, ambos trajeados de negro y fuertemente armados, era necesario si se quería mantener a los malhechores alejados de la enorme y lujosa propiedad— Señora, ellos nos ayudar
El invierno se avecinaba implacable y helado, apenas comenzaban a soplar los fuertes y gélidos vientos entre los árboles y ya Allegra lo sentía como un mal presagio en cada fibra de su cuerpo.Se abrazó a sí misma mientras atizaba el fuego en la chimenea. Se giró para ver el montoncito de leña seca y cortada en una esquina de la cabaña y un frío recorrió su espalda.— Debo cortar leña o moriremos congelado en cuanto haya nevada — Se dijo acariciando su pronunciado vientre.No tenía idea de cómo iría a hacer tal cosa, en su vida jamás había usado algo semejante a una hacha, pero había una con buen filo junto a la leña.Se levantó y miró por la ventana, el cielo estaba despejado y aunque el viento traía las bajas temperaturas, no era precisamente un mal día, decidió dejar la lumbre encen
Arianna había conseguido el contacto telefónico de una médico amiga suya que no ejercía por estar muy bien casada. Su marido la tenía viviendo como una reina, así que no había necesitado trabajar un solo día desde que contrajo matrimonio, era, de hecho, la envidia de muchas.— Hola, Cinnia te habla Arianna…— ¿Arianna? ¡Amiga! Tanto tiempo sin saber de ti, ¡Dime por favor que ya pescaste un buen matrimonio!— Casi amiga, ¡Estoy comprometida con un hombre maravilloso, y sé que ama!— ¡Me alegro tanto por ti!, pero dime, ¡A qué se debe el motivo de tu llamada?— Tengo una situación delicada que confiarte, pero debo hacerlo en persona, no puedo hablar esto por teléfono, ¿Podemos vernos?— ¡Claro, por supuesto! ¿Te parecería esta misma tarde?Ambas qu
Francesco comenzó a caminar en dirección de Allegra y ésta al darse cuenta sintió como si su corazón fuese a salirse de su pecho, un dolor fuerte y profundo la invadió y retrocedió de forma instintiva, necesitaba salir corriendo, huir, esconderse… pero en su lugar las piernas no le respondieron como ella hubiera querido.Dio dos pasos hacia atrás y pareció petrificarse mientras escuchaba los pasos del fino calzado italiano de piel, pasos acompasados y seguros, esos pasos que conocía bien.« Va a atraparme, ¡Me verá y entonces será mi fin! », pensó para sus adentros mientras el ritmo de su corazón se aceleraba peligrosamente.De pronto algo en el fondo de su cerebro se activó, su sentido de la supervivencia que hizo a sus piernas responder. Allegra se movió hacia un lado, pero ya era demasiado tarde, Francesco estaba a medio pas
— ¿Crees que sea necesario que Cinnia valla esta misma semana a ver a Allegra? — Luca estaba preocupado, pero trataba de mantener el control en el límite de lo normal para evitar malos entendidos con su prometida debido a su vieja historia con Allegra. — Estoy segura de que si, ella tiene razón, Allegra ha pasado demasiado tiempo sin una revisión médica y en su estado podría ser peligroso. Ella estaba realmente preocupada por su amiga, y totalmente ajena a los verdaderos sentimientos de Luca. — Me preocupa que se den cuenta de que Cinnia esté tramando algo con nosotros, si los Romano o la policía sospechan de ella… — Luca, no hagas esto — Le dijo enfática. — ¿Hacer qué? — Preguntó con cuidado, lo menos que quería era lastimar el corazón de Arianna, temía que cualquier imprudencia suya fuera demasiado reveladora de lo que todavía había en su pecho hacia su ex novia. — Deja los nervios, he sido abogada por unos años, pero no olvides que vengo de una familia de abogados, he visto y
— Signora necesitamos hablar con usted — El teniente de la policía había llegado hasta la magnífica residencia de Cinnia.— ¿Y usted es…?— Soy policía, trabajo en el caso de la señora Allegra Rici y…— Excúseme usted, señor, pero no conozco a ninguna persona con ese nombre — Cinnia replicó de inmediato, no era mujer de atemorizarse con facilidad.— Tal vez conozca el caso como “El escándalo de los Romano”— Los Romano… los Romano… — Hizo como si los buscara en su mente — Perdón, ¿Pero debería conocer ese apellido?