Fiorella por fin tomó sus maletas y se marchó de la mansión, cuando Lorenzo, su guardaespaldas, acomodó el equipaje en el auto, la mujer no pudo contener más las lágrimas, él se ofreció a dejarlo todo e ir con ella, pero ella no aceptó.
— No puedo permitir que te vayas ahora Lorenzo, sé que lo que te voy a pedir es muy egoísta de mi parte, pero te necesito aquí…
Él la miro condescendiente, sabiendo que ella había tenido una vida dura en la mansión, y que todavía tenía cosas que resolver.
Lorenzo asintió con la cabeza mientras cerraba la cajuela del auto de Fiorella.
— Haré lo que me pidas Fiorella.
— Gracias Lorenzo, te pido que no dejes solo a mi hijo, algo raro está pasando, lo sé, lo presiento, pero no puedo quedarme más tiempo aquí, mi nieto me necesita…
— Haré lo posible por pasar a verlo con frecuencia.
— Usa las cámaras, ve con el joven que maneja el circuito cerrado y dile que yo te envío, él sabe que debe darte acceso
Cuando El Teniente Russo entró en el consultorio, Carmina no se dio cuenta, estaba tan embelesada mirándose al espejo para retocarse su maquillaje que apenas si notó que alguien había pasado por su lado.Todas las mujeres presentes en la salita lo siguieron discretamente con la mirada, disfrutando del espectáculo visual que era ese hombre, menos ella, que estaba con las narices metidas en su bolso de maquillaje.— ¿Teniente Russo? — él no se esperaba verlo allí.— Señor Romano.— Él es de quien le hablaba, señor Romano, tal parece que ustedes dos se conocen bien… — Observó el galeno.— Sí, el Teniente es quien… bueno, es un conocido…— Mmm… puedo verlo, como le decía señor Romano, en vista de lo que hallé en su sangre no podía dejarlo pasar por alto, esto
— ¿Sabes que yo ya no debería estar aquí? — Le comentó Graciela a Allegra temprano ese día, cuando desayunaban juntas en la misma mesa del penal como todos los días, Allegra no había podido hacer ninguna otra amistad en el lugar.— ¿No?— No, salí oficialmente hace un par de años… — La anciana le comentó.— ¿Y porque estás aquí entonces? — Allegra continuó preguntando interesada.— Porque soy una vieja Allegra, y el mundo cambio mientras yo estuve aquí encerrada… esto es lo único que conozco, ¿Qué podría hacer una vieja como yo allá fuera? Mi familia me odia por lo que hice, todos vieron con malos ojos que hiciera justicia por mi propia mano, es más, algunos incluso vieron mal que dijera lo que ese hombre me hizo, en su opinión, d
— Teniente… esas mujeres que nos atacaron hoy… ellas… — Se le hizo un nudo en la garganta — Ellas sabían de mi hijo, me amenazaron, me dijeron que ella lo sabe, que ella cobrará ojo por ojo…— Explíquese Allegra, comprendo la mitad de lo que me dice — Sin soltar sus manos.— Ginevra, es Ginevra…— ¿Cómo está tan segura?— Me dijeron que así como ella no lo había visto crecer, yo tampoco lo vería…*** ***— Creo que Allegra está por fin recibiendo su merecido, ¿No crees? — Comentó Carmina de modo natural limándose las uñas.— ¿De qué estás hablando? — Francesco se giró para verla a la cara.— ¿No supiste lo que sucedió esta mañana?
— Toma, aquí están los resultados de la prueba toxicológica de la muestra que me trajiste Russo — Le dijo el analista feliz de poder sacar al Teniente del laboratorio, ya no soportaba tenerlo más ahí, cada vez que venía, Rubí se comportaba torpe, como una total idiota y comenzaba a cometer errores en su trabajo.Ruso abrió el sobre y leyó detenidamente.— ¡Mira lo que tenemos aquí! Entonces si hay altas concentraciones de arsénico en las muestras de hueso de Enrico Romano — Exclamó, y la chica suspiró al escuchar de nuevo su voz profunda, el analista movió la cabeza de lado a lado poniendo los ojos en blanco.— ¡Hay suficiente arsénico ahí como para matar a un elefante! — Enfatizó el analista.— ¡Esto era lo que necesitaba!, muchas gracias, y recuerda, ni una palabra de esto a na
El hombre de seguridad de la mansión de inmediato se comunicó con su jefe ante la presencia de la policía en las puertas de la propiedad.— Don Giorgio, Aquí está el Teniente… ¿Cómo es su nombre Teniente?— Russo, Antonio Russo, el señor sabe quién soy.— El Teniente Russo, dice que necesita entrar para conversar con ustedes… — El hombre hizo silencio y apenas asintió con monosílabos a lo que el jefe le decía desde el otro lado de la línea — Don Giorgio dice que debe esperar, que están cenando.— Dígale a Don Giorgio que eso se llama obstrucción de la justicia, que lo que vengo a conversar con él es muy delicado, y que puede salvarle la vida a su hijo.— Don Giorgio él dice que… — El jefe de seguridad se apartó el auricular del rostro cuando escuch&o
— Esto estuvo delicioso Luca, ¡Esta vez sí que te luciste! — Allegra aplaudió al chef de esa noche entre las risas de Arianna y de Luca — Chicos, les debo tanto…— No digas nada ahora, somos como familia, ¡Y la familia se apoya!— Gracias Ari… ¡De verdad! — Las lágrimas de nuevo no se hicieron esperar.— Todavía falta una sorpresa… — Luca anunció.— ¿Una sorpresa? ¿Cuál?— Te llevaremos a la Villa esta misma noche para que estés con tu bebé… — Arianna le dijo tomándola de las manos — No hay razón para que sigas separada de él amiga…Allegra se llevó ambas manos a la boca emocionada.— No quiero molestarlos más, podemos irnos mañana, ya es tarde…— Sabes que eso no es problema,
¡Rinnng! ¡Rinnng! ¡Rinnng! Lorenzo seguía pegado al bendito teléfono tratando de comunicarse con Fiorella, pero todo era en vano, ella no contestaba. De pronto escuchó a alguien arrastrando unas maletas y se giró para mirar. Carmina venía bajando las escaleras con su equipaje, luchando por irse a botes con el peso.— Señorita Carmina, ¿A dónde va?— ¡Me largo de este lugar! Pensé que relacionarme con la familia Romano me traería renombre, que impulsaría mis negocios y me haría ver bien conectada, pero sinceramente, ¡Esta gente está loca, todos ellos! No puedo seguir aquí, de hecho, si se enteran los medios de que estuve hoy en la mansión, el escándalo hará que mi negocio sufra perdidas, ¡Debo alejarme de esta casa de Francesco!— Pensé que lo quería… — Lorenzo lo di
— Ginevra… ¡Entréguenos al niño! — Russo fue el primero en hablar, avanzó lentamente luego de soltar la mano de Allegra y mantener a sus hombres a raya.— No den un paso más, ¡O juro que lo lanzaré por el risco!— ¡No! Ginevra, has lo que quieras conmigo pero déjalo ir, ¡Te lo ruego! — Allegra imploró peo no pudo dar ni un solo paso porque Russo la mantuvo a raya.Ginevra se rio nerviosamente mientras sujetaba al niño que se revolvía con fuerza tratando de soltarse de su agarre.— ¡Mami! ¡Mami!— Si lo que quieres es a un rehén tómame a mí, mejor rehén no vas a poder tener, pide un rescate si quieres, sabes que tengo dinero de sobra, ¡Te daré lo que quieras, lo que pidas! — Francesco salió de las sombras y avanzó hacia ella cuidadosamente por