— ¿Sabes que yo ya no debería estar aquí? — Le comentó Graciela a Allegra temprano ese día, cuando desayunaban juntas en la misma mesa del penal como todos los días, Allegra no había podido hacer ninguna otra amistad en el lugar.
— ¿No?
— No, salí oficialmente hace un par de años… — La anciana le comentó.
— ¿Y porque estás aquí entonces? — Allegra continuó preguntando interesada.
— Porque soy una vieja Allegra, y el mundo cambio mientras yo estuve aquí encerrada… esto es lo único que conozco, ¿Qué podría hacer una vieja como yo allá fuera? Mi familia me odia por lo que hice, todos vieron con malos ojos que hiciera justicia por mi propia mano, es más, algunos incluso vieron mal que dijera lo que ese hombre me hizo, en su opinión, d
— Teniente… esas mujeres que nos atacaron hoy… ellas… — Se le hizo un nudo en la garganta — Ellas sabían de mi hijo, me amenazaron, me dijeron que ella lo sabe, que ella cobrará ojo por ojo…— Explíquese Allegra, comprendo la mitad de lo que me dice — Sin soltar sus manos.— Ginevra, es Ginevra…— ¿Cómo está tan segura?— Me dijeron que así como ella no lo había visto crecer, yo tampoco lo vería…*** ***— Creo que Allegra está por fin recibiendo su merecido, ¿No crees? — Comentó Carmina de modo natural limándose las uñas.— ¿De qué estás hablando? — Francesco se giró para verla a la cara.— ¿No supiste lo que sucedió esta mañana?
— Toma, aquí están los resultados de la prueba toxicológica de la muestra que me trajiste Russo — Le dijo el analista feliz de poder sacar al Teniente del laboratorio, ya no soportaba tenerlo más ahí, cada vez que venía, Rubí se comportaba torpe, como una total idiota y comenzaba a cometer errores en su trabajo.Ruso abrió el sobre y leyó detenidamente.— ¡Mira lo que tenemos aquí! Entonces si hay altas concentraciones de arsénico en las muestras de hueso de Enrico Romano — Exclamó, y la chica suspiró al escuchar de nuevo su voz profunda, el analista movió la cabeza de lado a lado poniendo los ojos en blanco.— ¡Hay suficiente arsénico ahí como para matar a un elefante! — Enfatizó el analista.— ¡Esto era lo que necesitaba!, muchas gracias, y recuerda, ni una palabra de esto a na
El hombre de seguridad de la mansión de inmediato se comunicó con su jefe ante la presencia de la policía en las puertas de la propiedad.— Don Giorgio, Aquí está el Teniente… ¿Cómo es su nombre Teniente?— Russo, Antonio Russo, el señor sabe quién soy.— El Teniente Russo, dice que necesita entrar para conversar con ustedes… — El hombre hizo silencio y apenas asintió con monosílabos a lo que el jefe le decía desde el otro lado de la línea — Don Giorgio dice que debe esperar, que están cenando.— Dígale a Don Giorgio que eso se llama obstrucción de la justicia, que lo que vengo a conversar con él es muy delicado, y que puede salvarle la vida a su hijo.— Don Giorgio él dice que… — El jefe de seguridad se apartó el auricular del rostro cuando escuch&o
— Esto estuvo delicioso Luca, ¡Esta vez sí que te luciste! — Allegra aplaudió al chef de esa noche entre las risas de Arianna y de Luca — Chicos, les debo tanto…— No digas nada ahora, somos como familia, ¡Y la familia se apoya!— Gracias Ari… ¡De verdad! — Las lágrimas de nuevo no se hicieron esperar.— Todavía falta una sorpresa… — Luca anunció.— ¿Una sorpresa? ¿Cuál?— Te llevaremos a la Villa esta misma noche para que estés con tu bebé… — Arianna le dijo tomándola de las manos — No hay razón para que sigas separada de él amiga…Allegra se llevó ambas manos a la boca emocionada.— No quiero molestarlos más, podemos irnos mañana, ya es tarde…— Sabes que eso no es problema,
¡Rinnng! ¡Rinnng! ¡Rinnng! Lorenzo seguía pegado al bendito teléfono tratando de comunicarse con Fiorella, pero todo era en vano, ella no contestaba. De pronto escuchó a alguien arrastrando unas maletas y se giró para mirar. Carmina venía bajando las escaleras con su equipaje, luchando por irse a botes con el peso.— Señorita Carmina, ¿A dónde va?— ¡Me largo de este lugar! Pensé que relacionarme con la familia Romano me traería renombre, que impulsaría mis negocios y me haría ver bien conectada, pero sinceramente, ¡Esta gente está loca, todos ellos! No puedo seguir aquí, de hecho, si se enteran los medios de que estuve hoy en la mansión, el escándalo hará que mi negocio sufra perdidas, ¡Debo alejarme de esta casa de Francesco!— Pensé que lo quería… — Lorenzo lo di
— Ginevra… ¡Entréguenos al niño! — Russo fue el primero en hablar, avanzó lentamente luego de soltar la mano de Allegra y mantener a sus hombres a raya.— No den un paso más, ¡O juro que lo lanzaré por el risco!— ¡No! Ginevra, has lo que quieras conmigo pero déjalo ir, ¡Te lo ruego! — Allegra imploró peo no pudo dar ni un solo paso porque Russo la mantuvo a raya.Ginevra se rio nerviosamente mientras sujetaba al niño que se revolvía con fuerza tratando de soltarse de su agarre.— ¡Mami! ¡Mami!— Si lo que quieres es a un rehén tómame a mí, mejor rehén no vas a poder tener, pide un rescate si quieres, sabes que tengo dinero de sobra, ¡Te daré lo que quieras, lo que pidas! — Francesco salió de las sombras y avanzó hacia ella cuidadosamente por
— ¡Salud! ¡Salud! — Se escuchó el coro de voces al unísono acompañado del sonido de las copas al chocar.La familia en pleno se encontraba en el gran salón de fiestas de la mansión Toscana de los Romano, con la presencia de una selecta compañía de amigos íntimos muy poderosos para celebrar el sexagésimo quinto cumpleaños del patriarca de la familia.— ¡Salute e congratulazioni! — Alguien se acercó al cumpleañero para alabarlo — ¡Que la buena fortuna te siga sonriendo amigo Giorgio!Allegra se sintió un poco abrumada, había estado trabajando todo el día con la decoradora y la planeadora de fiestas en cada detalle para que la celebración en honor de su suegro saliera impecable, digna del cumpleaños de un hombre tan importante y poderoso como él.Desde su matrimonio con Francesco Romano, Allegra había hecho todo lo posible por ganarse a la familia, hacía poco tiempo que formaba parte de ella, apenas un año, pero todavía le era difícil congraciarse con algunos de los miembros de la famili
Cuando abrió los ojos seguía tendida en el suelo, la boca le ardía y la cabeza le daba vueltas, era como si la hubieran molido a palos, no sabía que le dolía más, si el corazón o los golpes.Intentó incorporarse pero fue inútil, su tobillo torcido y el golpe en la cabeza habían sido demasiado.— Ya abrió los ojos Don Giorgio — Ella escuchó a alguien decir — ¿Qué quiere que hagamos con ella?Solo se escuchaba el sonido de las respiraciones agitadas de todos esperando a que el viejo decidiera.— Francesco será quien lo haga — Y levantando la mirada hacia su hijo le ordenó: — ¡Anda! Sácala fuera y déjala que pase la noche con los perros, ¡Eso es lo que se merece esta infanticida! Mañana que se la lleve la policía, no la denunciaré esta noche, eso sería demasiado cortés con ella y no lo merece, ¡Que sufra por lo que hizo!— Como usted diga papá — Francesco ni siquiera lo dudó, estaba lleno de rabia, la pensaba culpable de la muerte del no nato.Tomó a su esposa por el brazo y la levantó e