Giorgio salió cerrando la puerta del despacho tras de sí, Fiorella se asomó por el enorme ventanal, sin permitir que la mucama se moviera de su lugar junto a su hijo dormido y ebrio hasta que su marido se alejara en el auto. Había salido de esta por muy poco.
— ¡Ya está, Amanda! Ya podemos llamar a un par de los hombres de seguridad para que nos ayuden a subir a Francesco a su habitación, es mejor hacerlo rápido, no sea que…
— No se preocupe, Sra. En el acto traerá a dos de ellos.
La chica salió disparada, y después de un par de minutos venía acompañada con dos sujetos enormes como jugadores de la UFC, los había movido de su puesto habitual de vigilancia, ambos trajeados de negro y fuertemente armados, era necesario si se quería mantener a los malhechores alejados de la enorme y lujosa propiedad
— Señora, ellos nos ayudar
El invierno se avecinaba implacable y helado, apenas comenzaban a soplar los fuertes y gélidos vientos entre los árboles y ya Allegra lo sentía como un mal presagio en cada fibra de su cuerpo.Se abrazó a sí misma mientras atizaba el fuego en la chimenea. Se giró para ver el montoncito de leña seca y cortada en una esquina de la cabaña y un frío recorrió su espalda.— Debo cortar leña o moriremos congelado en cuanto haya nevada — Se dijo acariciando su pronunciado vientre.No tenía idea de cómo iría a hacer tal cosa, en su vida jamás había usado algo semejante a una hacha, pero había una con buen filo junto a la leña.Se levantó y miró por la ventana, el cielo estaba despejado y aunque el viento traía las bajas temperaturas, no era precisamente un mal día, decidió dejar la lumbre encen
Arianna había conseguido el contacto telefónico de una médico amiga suya que no ejercía por estar muy bien casada. Su marido la tenía viviendo como una reina, así que no había necesitado trabajar un solo día desde que contrajo matrimonio, era, de hecho, la envidia de muchas.— Hola, Cinnia te habla Arianna…— ¿Arianna? ¡Amiga! Tanto tiempo sin saber de ti, ¡Dime por favor que ya pescaste un buen matrimonio!— Casi amiga, ¡Estoy comprometida con un hombre maravilloso, y sé que ama!— ¡Me alegro tanto por ti!, pero dime, ¡A qué se debe el motivo de tu llamada?— Tengo una situación delicada que confiarte, pero debo hacerlo en persona, no puedo hablar esto por teléfono, ¿Podemos vernos?— ¡Claro, por supuesto! ¿Te parecería esta misma tarde?Ambas qu
Francesco comenzó a caminar en dirección de Allegra y ésta al darse cuenta sintió como si su corazón fuese a salirse de su pecho, un dolor fuerte y profundo la invadió y retrocedió de forma instintiva, necesitaba salir corriendo, huir, esconderse… pero en su lugar las piernas no le respondieron como ella hubiera querido.Dio dos pasos hacia atrás y pareció petrificarse mientras escuchaba los pasos del fino calzado italiano de piel, pasos acompasados y seguros, esos pasos que conocía bien.« Va a atraparme, ¡Me verá y entonces será mi fin! », pensó para sus adentros mientras el ritmo de su corazón se aceleraba peligrosamente.De pronto algo en el fondo de su cerebro se activó, su sentido de la supervivencia que hizo a sus piernas responder. Allegra se movió hacia un lado, pero ya era demasiado tarde, Francesco estaba a medio pas
— ¿Crees que sea necesario que Cinnia valla esta misma semana a ver a Allegra? — Luca estaba preocupado, pero trataba de mantener el control en el límite de lo normal para evitar malos entendidos con su prometida debido a su vieja historia con Allegra. — Estoy segura de que si, ella tiene razón, Allegra ha pasado demasiado tiempo sin una revisión médica y en su estado podría ser peligroso. Ella estaba realmente preocupada por su amiga, y totalmente ajena a los verdaderos sentimientos de Luca. — Me preocupa que se den cuenta de que Cinnia esté tramando algo con nosotros, si los Romano o la policía sospechan de ella… — Luca, no hagas esto — Le dijo enfática. — ¿Hacer qué? — Preguntó con cuidado, lo menos que quería era lastimar el corazón de Arianna, temía que cualquier imprudencia suya fuera demasiado reveladora de lo que todavía había en su pecho hacia su ex novia. — Deja los nervios, he sido abogada por unos años, pero no olvides que vengo de una familia de abogados, he visto y
— Signora necesitamos hablar con usted — El teniente de la policía había llegado hasta la magnífica residencia de Cinnia.— ¿Y usted es…?— Soy policía, trabajo en el caso de la señora Allegra Rici y…— Excúseme usted, señor, pero no conozco a ninguna persona con ese nombre — Cinnia replicó de inmediato, no era mujer de atemorizarse con facilidad.— Tal vez conozca el caso como “El escándalo de los Romano”— Los Romano… los Romano… — Hizo como si los buscara en su mente — Perdón, ¿Pero debería conocer ese apellido?
Cuando despertó la cabeza le dolía como el diablo, se pasó instintivamente la mano por el cabello y sintió algo húmedo y pegajoso, el golpe había sido muy fuerte. Miró hacia todos lados intentando orientarse y recordó que había dado a luz.— ¡Mi bebé! ¡Oh, Dios! ¡Mi pequeño!Caminó a gatas prácticamente arrastrándose hasta la cama y lo encontró dormidito entre las sábanas, sintió que el alma le volvió al cuerpo.— ¡Está bien, gracias al cielo!Allegra recogió las sabanas sucias y luego de lavarse, comer alguna cosa y atizar el fuego de la chimenea, volvió a recostarse junto al niño. Afuera el viento gélido soplaba con fuerza, al menos por ahora ambos estaban a salvo y en el refugio de una habitación tibia.En la ciudad los medios rese
Arianna puso en marcha el motor del todo terreno y luego de un largo rato de camino llegaron al pueblo, durante la travesía Allegra le contó todo lo que le había tocado vivir durante esos días. Arianna la escuchaba con asombro y admitía que tal vez ella no podría ser tan valiente ante una situación similar.—Te admiro Allegra, de verdad que tienes unas grandes agallas, una valentía excepcional, eres una gran mujer, no cualquiera habría salido de algo así sola, para serte sincera, me sorprendes muchísimo, no habría esperado eso de ti, no me malinterpretes, pero siempre me pareciste una alma ilusa, metida en tu arte, en temas filosóficos, en los clásicos… ¡Pero hoy me has dejado con la boca abierta!—No creas que porque vengo de Sicilia, la cuna de las ciencias y de las artes, soy toda señora biblioteca ambulante, también puedo ser ruda
Francesco levantó el teléfono para responder la llamada de su investigador privado.—Diga, tiene información sobre el caso de… de… — el nombre de su mujer se le quedó atragantado a mitad de la garganta — de ella… — Dijo finalmente con un deje de amargura en la boca.—Señor, he investigado mucho, no tengo rastro de su esposa, pero si he visto como algunos de sus conocidos parecieran seguir con sus vidas, como si no estuvieran escondiendo nada, sin embargo, por experiencia le puedo asegurar que en algún momento cometerán un error, y cuando lo hagan estaré pisándoles los talones.—No me sirve esa respuesta, ¡quiero noticias ya! — Le gritó perdiendo la paciencia, tenía casi un