Francesco comenzó a caminar en dirección de Allegra y ésta al darse cuenta sintió como si su corazón fuese a salirse de su pecho, un dolor fuerte y profundo la invadió y retrocedió de forma instintiva, necesitaba salir corriendo, huir, esconderse… pero en su lugar las piernas no le respondieron como ella hubiera querido.
Dio dos pasos hacia atrás y pareció petrificarse mientras escuchaba los pasos del fino calzado italiano de piel, pasos acompasados y seguros, esos pasos que conocía bien.
« Va a atraparme, ¡Me verá y entonces será mi fin! », pensó para sus adentros mientras el ritmo de su corazón se aceleraba peligrosamente.
De pronto algo en el fondo de su cerebro se activó, su sentido de la supervivencia que hizo a sus piernas responder. Allegra se movió hacia un lado, pero ya era demasiado tarde, Francesco estaba a medio pas
— ¿Crees que sea necesario que Cinnia valla esta misma semana a ver a Allegra? — Luca estaba preocupado, pero trataba de mantener el control en el límite de lo normal para evitar malos entendidos con su prometida debido a su vieja historia con Allegra. — Estoy segura de que si, ella tiene razón, Allegra ha pasado demasiado tiempo sin una revisión médica y en su estado podría ser peligroso. Ella estaba realmente preocupada por su amiga, y totalmente ajena a los verdaderos sentimientos de Luca. — Me preocupa que se den cuenta de que Cinnia esté tramando algo con nosotros, si los Romano o la policía sospechan de ella… — Luca, no hagas esto — Le dijo enfática. — ¿Hacer qué? — Preguntó con cuidado, lo menos que quería era lastimar el corazón de Arianna, temía que cualquier imprudencia suya fuera demasiado reveladora de lo que todavía había en su pecho hacia su ex novia. — Deja los nervios, he sido abogada por unos años, pero no olvides que vengo de una familia de abogados, he visto y
— Signora necesitamos hablar con usted — El teniente de la policía había llegado hasta la magnífica residencia de Cinnia.— ¿Y usted es…?— Soy policía, trabajo en el caso de la señora Allegra Rici y…— Excúseme usted, señor, pero no conozco a ninguna persona con ese nombre — Cinnia replicó de inmediato, no era mujer de atemorizarse con facilidad.— Tal vez conozca el caso como “El escándalo de los Romano”— Los Romano… los Romano… — Hizo como si los buscara en su mente — Perdón, ¿Pero debería conocer ese apellido?
Cuando despertó la cabeza le dolía como el diablo, se pasó instintivamente la mano por el cabello y sintió algo húmedo y pegajoso, el golpe había sido muy fuerte. Miró hacia todos lados intentando orientarse y recordó que había dado a luz.— ¡Mi bebé! ¡Oh, Dios! ¡Mi pequeño!Caminó a gatas prácticamente arrastrándose hasta la cama y lo encontró dormidito entre las sábanas, sintió que el alma le volvió al cuerpo.— ¡Está bien, gracias al cielo!Allegra recogió las sabanas sucias y luego de lavarse, comer alguna cosa y atizar el fuego de la chimenea, volvió a recostarse junto al niño. Afuera el viento gélido soplaba con fuerza, al menos por ahora ambos estaban a salvo y en el refugio de una habitación tibia.En la ciudad los medios rese
Arianna puso en marcha el motor del todo terreno y luego de un largo rato de camino llegaron al pueblo, durante la travesía Allegra le contó todo lo que le había tocado vivir durante esos días. Arianna la escuchaba con asombro y admitía que tal vez ella no podría ser tan valiente ante una situación similar.—Te admiro Allegra, de verdad que tienes unas grandes agallas, una valentía excepcional, eres una gran mujer, no cualquiera habría salido de algo así sola, para serte sincera, me sorprendes muchísimo, no habría esperado eso de ti, no me malinterpretes, pero siempre me pareciste una alma ilusa, metida en tu arte, en temas filosóficos, en los clásicos… ¡Pero hoy me has dejado con la boca abierta!—No creas que porque vengo de Sicilia, la cuna de las ciencias y de las artes, soy toda señora biblioteca ambulante, también puedo ser ruda
Francesco levantó el teléfono para responder la llamada de su investigador privado.—Diga, tiene información sobre el caso de… de… — el nombre de su mujer se le quedó atragantado a mitad de la garganta — de ella… — Dijo finalmente con un deje de amargura en la boca.—Señor, he investigado mucho, no tengo rastro de su esposa, pero si he visto como algunos de sus conocidos parecieran seguir con sus vidas, como si no estuvieran escondiendo nada, sin embargo, por experiencia le puedo asegurar que en algún momento cometerán un error, y cuando lo hagan estaré pisándoles los talones.—No me sirve esa respuesta, ¡quiero noticias ya! — Le gritó perdiendo la paciencia, tenía casi un
La mirada juguetona de Camina se posó sobre la de Francesco mientras sus manos volaban sobre el esculpido pecho del empresario que sentía como cada toque le quemaba por dentro, deseando lanzarla sobre el escritorio y hacerla suya una vez más.—Carmina, por favor, sabes que eso no es necesario, pero la llamaré yo mismo para que se lleve esto — señalando con la mano los folders con los contratos — Así tendremos el espacio libre…Carmina sonrió con complacencia, lo había hecho de nuevo, encender a Francesco con solo un par de miradas, una sonrisa perfecta y sus manos sobre su pecho. Continuó el camino de sus manos hasta abajo, sobre el abdomen de piedra de él, e introdujo una dentro de sus pantalones, buscando su… — ¡Ah! ¡Ah! ¡Eres absolutamente delicioso Francesco!Carmina suspiró con las manos del empresario todavía en sus pechos y su se**xo dentro de ella.— ¡Ah!, quiero seguir teniendo esto contigo durante mucho tiempo cariño, no había tenido tan buen se**xo desde mis tiempos en la universidad, no pensé que pudiera tener un orgasmo tan delicioso sin ayuda de ciertas… cosas…Francesco se acomodó los pantalones y la miró de frente cuando ella se giró para verlo con la blusa desabotonada y los exuberantes pechos al descubierto.— ¿A qué te refieres con “cosas”? — Replicó él.—Bueno, ya te he dicho que soy muy abierta en mis relaciones, y me gusta experimentar, tenía un amigo con cierta habitación, y había de todo ahí dentro, ¿Si me entiendes verdad? — Le d19 Declaración de venganza
Carmina se fue pisando fuerte con esa arrogancia que la caracterizaba y un aire triunfador rodeándola por completo. Miró de arriba abajo a la insignificante secretaria de quinta que la observaba con desprecio desde su lugar de trabajo y se dirigió directo a los elevadores. “¡Ya está hecho!” — Tecleó y presionó enviar. De inmediato su móvil sonó y la voz de la otra mujer se escuchó con claridad: — Sí, acabo de ver la foto, muy declarativa, si me permites decir… — Bueno querida mía, ¿Eso era lo que querías no? Que lo conquistara e hiciera público lo nuestro. —Exactamente, ¡Necesito que la mosquita muerta esa de Allegra vea en lo que he convertido su mugre vida! — Creo que eso lo ha visto todo el país querida… — Contestó Carmina con complacencia mientras se retocaba el lápiz labial en el espejo del elevador. — Ahora es que comenzará la guerra, ya verás que Allegra no pasará mucho en aparecer, vendrá a verlo para exigirle respeto, ella sabe que él es culpable de tratarla como una cu