“¡Un nuevo escándalo del hijo del poderoso empresario Giorgio Romano está calentando las redes!”Con esta frase comenzaba el noticiero en la sección de farándula, cuando Allegra cambió el canal, no podía creer tener tan mala suerte de que justo la noticia tuviera que ver con su esposo, el hombre del que estaba huyendo en todas sus formas.“Esta mañana, la conocida magnate de la moda italiana, Carmina Armani, publicó una reveladora fotografía en la que aparecen ella, muy ligera de ropa, besando al empresario Francesco Romano, el mismo que protagonizó hace casi un año el escándalo junto a su esposa Allegra, de la cual todavía las autoridades no saben nada…”Allegra inspiró profundo, no quería llenarse la cabeza de ideas tóxicas, pero acaban de nombrarla a ella, así que mejor escuchaba el chisme completo, por si
Cuando Luca colgó volvió a la habitación del bebé y se recostó junto a él, lo observó dormir, era tan hermoso, tan delicado, su rostro de ángel tan alejado de toda la realidad de sus padres le daba un aire tan puro que a su madre se le escaparon un par de suspiros.Tomó una de sus manitas y la besó con delicadeza, tenía los dedos largos como los de su padre, las personas siempre decían que Francesco tenía manos de pianista, y su nariz respingada, era la marca de nacimiento de los Romano.Allegra pensó que aunque quisiera no podría jamás huir de Francesco Romano, lo vería el resto de su vida en el rostro de su hijo, era tan parecido a su padre, que seguramente cuando fuera un jovencito se le dificultaría ocultar la verdad, tendría que hallar la manera de sacarlo del país en algún momento, haría un plan, a futuro claro,
La respuesta de Francesco dejó desarmada totalmente a Fiorella, no se lo esperó, no pensó que hubiera tanto rencor en el corazón de su hijo.— ¡Esa es la idea de todo esto madre! Precisamente por eso le permití a Carmina que publicara esa foto, y créeme que fue la más inocente, ¡Porque quiero que Allegra la vea, quiero que vea lo que perdió, lo que ella dañó, como destruyó lo nuestro, como acabó con nuestro matrimonio! — Elevando su voz en una octava.Los ojos comenzaron a picarle horriblemente, y su madre no podía creer lo que estaba presenciando, Francesco, su hijo, lloraba como un bebé, ¿Pero por qué? ¿Acaso todavía amaba a Allegra? ¿Acaso todavía tenía sentimientos encontrados a cerca de ella? ¿O solo era la ira contenida durante tanto tiempo?Fiorella se lamentó de no haber o
— Dígame, señor Francesco, soy todo oídos… — Le dijo Tomasso Carusso al tomar asiento en el despacho, el abogado estaba cansado de ir y venir con el caso de Allegra Ricci, quería ya pasar la página y trabajar en otra cosa, pero los Romano eran quienes llenaban sus bolsillos, así que ni modo, si ese era el trabajo, no podía despreciarlo.— Necesito que finiquites el tema de mi divorcio Tomasso, ya ha pasado un año y no pretendo seguir unido a… ¡A esa mujer! — Francesco ni siquiera se permitía mencionarla si podía evitarlo, el solo decir su nombre le hería en lo más profundo, así que se desquitaba con ira visceral.— Señor Romano, sabe que las leyes son muy delicadas en cuanto a esto, ustedes están todavía en un proceso que no ha terminado porque ella no ha sido procesada, no sé hasta donde pueda yo presi
Fiorella supuso que Ginevra necesitaba un aire, una relación clandestina con algún guardaespaldas no le haría daño a nadie y tal vez era incluso beneficiosos para ella, y para el resto de la familia porque no saldría a la luz pública y no habría más escándalos, mientras la joven no decidiera irse de la casa y formar hogar con nadie más Fiorella no tenía corazón para pedirle que se fuera, y menos después de haber vivido tantas desgracias juntas, además, la consideraba parte de la familia, una hija más, una hija con la que no tenía la mejor de las relaciones tal vez, eso sí, pero eso no cambiaba las cosas.Ya se disponía a darse la vuelta y a cerrar la puerta para darle privacidad cuando lo escuchó a él…— Déjame hacer lo que quiero Ginevra, últimamente estás muy esquiva, ¡No juegues conmigo, n
Allegra se levantó y comenzó a aplaudir efusivamente dándole porras al pequeño con una enorme sonrisa en los ojos y una lágrima fugitiva en sus ojos, feliz de ver los primeros pasos de su bebé, y de estar en tan maravillosa compañía justo en ese momento. — ¡Camina mi amor! ¡Ven con mamá! — ella extendió sus brazos llenos de amor para que su pequeñín viniera hacia ella mientras Luca observaba embelesado toda la escena lamentando no ser el padre de Francesco. — Ven con mamá, ven con mamá — Allegra seguía repitiendo con los ojos húmedos de la alegría, no podía creer sentir tanta emoción y bienestar, hacía mucho tiempo que no se sentía tan contenta. El niño tambaleó y Luca lo sujetó con rapidez y lo levantó en alto jugando con él, besándolo y haciéndole cosquillas. — Te luce Luca… — Ella soltó de pronto con cariño. Él se la quedó mirando si comprender la referencia. — Que te ves bien como padre, serias uno muy bueno… — Aclaró rápidamente asintiendo con la cabeza. — No me digas eso,
El corazón le dio un vuelco a Fiorella, la impresión fue tan fuerte que hubo de sentarse en la esquina de la cama para evitar caer al suelo, la cabeza le dio vueltas y le faltó el aire, se sintió terrible, culpable, cómplice y una mala persona por haber tardado tanto en buscar a Allegra como debió desde el principio. Se emocionó por saber que era abuela, las lágrimas comenzaron a surcar sus mejillas y la emoción se instaló en su pecho, pensar que había un pequeño retoño sangre de su sangre, por ahí en alguna parte le daba una nueva razón para vivir, y también para luchar en contra del esbirro de Giorgio romano y de sus estúpidas decisiones, pero tal como había pronosticado el investigador privado estaba a punto de cometer una soberana estupidez. — ¿Dónde están? — Con el temblor característico de los nervios a flor de piel en su voz. —No puedo revelarlo todavía, ella espera unos nuevos documentos, no había querido papeles de identidad hasta ahora, pero en este momento los necesita pa
En la puerta sonó un ruido sordo que sacó a Fiorella de sus profundos pensamientos, la hizo sobresaltarse y mirar hacia todos lados buscando donde esconder el móvil. Lo deslizó bajo una de las almohadas y se levantó para abrir la puerta.—Francesco… que… ¿Qué haces aquí?—Mamá, parece que viste a un fantasma, ¿Te pasa algo?Fiorella lo miró con ojos de madre y de pronto fue como estar viendo a ese pequeño de un añito que apenas si daba sus primeros pasos torpe y tiernamente. Levantó la mano y la llevó hasta la mejilla de su hijo.— ¡Ay hijo! Estaba mirando un viejo álbum de fotos, es que me puse nostálgica…Él la abrazó y besó su frente.—Quería decirte que voy a estar fuera, si me necesitas me escribes, debo atender unos pendientes…